Estoy hasta las narices de películas de este tipo. Tramposas, engañosas, misteriosas y decepcionantes a medida que avanzan.

Matizo que el tema y el principio de la historia es de gran interés al menos para mi y la escena de la chica persiguiendo la furgoneta es de esas que te paran el corazón y más si eres padre. Pero bueno, cuando creía que la cosa iba para allá...zasssss, vuelco inesperado y poco inteligente y todo toma un carisma increíble y en cada nueva parada, vuelve a convertirse aún en algo menos creíble hasta que te hace perder el total interés. ¿De qué hablamos en realidad? ¿De un médico que ya no está y al cual se le añora? ¿De su mujer que se ha quedado en el pueblo y a la cual comparan con él? ¿De desapariciones de niños? ¿O de una trama que se esconde detrás de estas desapariciones? Con tantos fuegos abiertos es imposible que el espectador no se acabe quemando por completo.

Algún día tendré que hacer un ejercicio de memoria y recordar cuantas películas habré visto de Jack Black y cuantas me han gustado. Una cosa es evidente, está muy encasillado en la comedia y no lo imagino en otro género, aunque soy un poco masoquista y me encantaría verlo en cualquier otro registro, seguro que me gustaría más. Sus actuaciones son siempre muy similares, llevando todo a la exageración máxima y convirtiendo su trabajo en poco interesante y creíble.

La historia siempre me ha gustado, eso de un tipo con buenas costumbres y bonachón llegue a un país donde es un gigante y se ponga al servicio de los que allí viven y luego vaya a otro lugar donde es un ser muy pequeño, pura aventura pensándolo en frío. Pero luego ves la historia y nada funciona. Desde concebir el guión desde la actualidad y poner a un tipo que no sabe diferenciar un ancla de un timón a pirarse solo en una embarcación a las buenas y sin ningún tipo de preparación, vamos, que ni en una comedia da el pego. La historia romántica de los liliputienses no funciona y la del personaje de Jack Black mucho menos. Hasta la temática del gigantismo no resulta interesante desde mi punto de vista. A Rob Letterman le hubiera venido de miedo a ver ojeado por ejemplo El increíble hombre menguante para ver lo que es panorámica de grandeza y pequeñez en una pantalla.

¿Aburrida? No, no lo es. Entretiene lo suficiente, es floja pero no mala. Eso si, si tenéis otra cosa que hacer, yo lo haría sin dudas.

Tiene un don, tiene un don, tiene un don...y lo sabe. Woody tiene un talento innato para contarnos historias absurdas, naturales, sin grandezas y que nos parezcan no solo muy entretenidas, sino que se nos hace imposible alejarnos de la pantalla mientras las imágenes se suceden.

No hay nada más soñado por la sociedad que el ser un día rico, independiente, permitirte todos los caprichos del mundo y no tener jamás que mirar tu cuenta corriente y es en esa situación donde nos encontramos a una de nuestras protagonistas, Jasmine, nombre nuevo desde su aparición en el mundo VIP. Y de repente por unas circunstancias ajenas a su voluntad o no, se ve despojada por todo aquellas riquezas que la rodean, dejándola con una mano delante y otra detrás como se suele decir. En esto tendrá que tirar de su hermanastra, aquella que siempre ha ido de la parte trasera de un coche a otra entre revolcón y revolcón esperando como agua de mayo que aparezca un príncipe azul y la retire a Bervely Hills a imitar a su hermana entre tiendas de ropa y muebles. Pero la realidad es muy cruel.

Allen nos trae una historia que podría pasar por real, donde el drama, la tristeza, la resignación y el odio se entremezclan con muchas dosis de humor para movernos por estos acontecimientos familiares. Vale, la película es para echarte unas risas y para pensar seriamente la dirección que toma la vida de algunas personas cuando no se toman las decisiones oportunas. Es muy entretenida como casi todas las de Woody, pero ésta tiene algo especial que hace que te llegue. No sé si es el sueño imposible de alcanzar la riqueza o el darte de bruces con la cruda realidad de este mundo.

Lo cierto es que ésta segunda entrega quería aprovechar la buena acogida comercial que tuvo su predecesora, pero no resultó. En primer lugar no estaba Brandon Lee, no había morbo y lo siento mucho, pero Vincent Pérez no me ha gustado nada, su personaje debe estar sobrado de personalidad, de fuerza, de magia y parece Fernando Tejero en aquí no hay quien viva. Horroroso.

No ha funcionado ni como secuela, ni como cine de terror, ni como entretenimiento. Incluso con la figura de Iggy Pop, no intenta separarse de la trama de la primera, allí una pareja de novios, aquí un padre y un hijo. Pésimos flash-backs, que confunden más que lo que explican.

Sinceramente sin los efectos especiales que alegran un poco la vista, ésta película tendría un 1 en mi nota. Advertidos estáis.

Dicen que no hay que tomarse la vida en serio y parte de esta frase tiene mucha razón. Hay que divertirse y pasárselo bien...aunque seas un súper héroe.

Tim Miller nos trae al pitufo gruñón de los héroes, al que le busca las tres patas al gato o el que siempre tiene una pega que poner. Y lleva antifaz de butifarra. Deadpool se atreve a mostraron una cara nueva y divertida, muy divertida, pero sobretodo gamberra de un hombre con súper poderes. Rara vez habíamos visto esto en pantalla, quizás en carne y hueso sí, a distancia me recuerda al personaje de Jim Carrey en Ace Ventura, pero con más mala baba. No hay censura por ningún lado y eso lo agradecemos la verdad, porque la cantidad de chistes y golpes que da durante las casi dos horas, no la habrían enriquecido tanto.

El personaje es un cachondo, con un humor ácido y oscuro a más no poder, donde te golpea más con la lengua que con los puños. Gran culpa de ello lo tiene Ryan Reynolds, quien no sólo se enfunda el traje, sino que lo rellena a la perfección para el disfrute del público, con quien interactúa en momentos puntuales de la película. Me ha gustado ver en pantalla a Morena Baccarin fuera de ese papel que tiene en Homeland y que no la deja sacar el lado sensual y cómico que nos muestra aquí. Y una gran sensación siempre ver dando cates a Gina Carano.

Y un grato recuerdo ver a Leslie Uggams, a la cual le perdí la vista allá por Raíces cuando interpretaba a la hija de Kunta Kinte.