Haz click aquí para copiar la URL
España España · MADRID
Críticas de Spark
Críticas 1.857
Críticas ordenadas por utilidad
7
21 de mayo de 2021
Sé el primero en valorar esta crítica
En 2005 el palomitero (y videoclipero) Michael Bay se apuntó a una épica de ciencia-ficción (pues estamos ante una cinta que llega casi a las 3 horas de ajetreado metraje) y, como suele sucederle cuando se aleja del género puro de la acción sin argumento sólido (como en la saga de "Dos policías rebeldes" o en largos como "6 en la sombra" (2019)), la jugada le sale mejor que en aquellas cintas más vacías y menos sustanciosas. Le sucede en la interesante y reseñable "Dolor y dinero" (2013) y le sucede aquí en "La isla", donde ofrece un largometraje de intrigas futuristas eficaces y reflexivas... entremezcladas en su ya habitual acción de persecuciones y tiroteos en las que Bay es tan experimentado.

El argumento de Caspian Tredwell-Owen, Alex Kurtzman y Roberto Orci nos conduce por una premisa que, no por ser algo usual en el género futurista (la temática en la que la tecnología del futuro va acercando al ser humano a la supuesta perfección e inmortalidad... mientras que le va erradicando de humanidad y sentimiento es algo que ya hemos vistos en estupendos thrillers sci-fi como "Minority Report" (2002), "Gattaca" (1997), "Blade Runner" (1982) o "Inteligencia Artificial" (2001) entre otros), nos es menos interesante y jugosa: los protagonistas Lincoln 6 Echo (Ewan McGregor) y Jordan 2 Delta (Scarlett Johansson) viven en un futuro post-apocalíptico en el que el mundo esta completamente contaminado, solo una pequeña colonia y la isla a la que aspiran ir todos sus habitantes son los lugares a los que se permite ir a los humanos. Sin embargo Lincoln se cuestiona si realmente hay contaminación en el exterior y si esa colonia es en realidad algo más oscuro.

La trama casi desde el primer minuto nos desvela de forma poco velada de lo que se trata esa instalación y la mentira que viven sus habitantes, pero eso no resta enjundia al relato. Pues las aventuras y desventuras que viven sus protagonistas son curiosas siempre y meditabundas ajustadamente. Estos personajes y sus vivencias se hacen co-partícipes gracias a que tanto Lincoln como Jordan son los elementos que comparten ese mínimo de humanidad y sensibilidad cercano para con el espectador, con ellos experimentamos la convulsión de una sociedad nihilista y egoísta hasta el extremo (personificada en el personaje de Tom Lincoln), materialista y egocéntrica de forma turbadora (el villano de manual pero interpretado con astucia por Sean Bean) e ignorante de forma escogida. La pareja protagónica pasa de desfilar por la llamativa organización de esa colonia o ir descubriendo un mundo del futuro (eso de que las cintas de ciencia ficción nos pinten estos futuros en pleno siglo 21 se lo tienen que hacer mirar. Debería tirar más hacia el año 3000. La saga "Terminator" también nos narra un 2029 en el que realizamos viajes en el tiempo y estamos en guerra con robots AI, y ésta se sitúa en 2019) que les es tan ajeno y claroscuro como intenso y atrayente. Las situaciones están muy medidas y afinadas con gusto, no molestan en ningún punto y atrapan en casi todo momento. El único pero en el desarrollo argumental de "La isla" es que Bay opte por gastar minutos de forma excesiva en las secuencias de acción algo alongadas y redundantes, si no fuera por esto estaríamos hablando de una cinta estandarte del género como lo son los "Minority Report", "E.T" (1982) o "Inteligencia Artificial" las tres de Steven Spielberg, o "La naranja mecánica" (1970) de Stanley Kubrick.

Afortunadamente el progreso argumental de "La isla" es equilibrado, y sus algo accesorias escenas de acción no llegan a hastiar... aunque sí a alargar un relato que no necesitaba ese estiramiento. Por suerte la evolución de estos avatares de produce con suficiente dinamismo y con escenas claves de forma profusa. Los personajes son bastante esquemáticos pero es que sus situaciones no permiten una edificación honda (haber logrado una configuración de personajes así junto a una sucesión de lances sustanciales está al alcance de muy pocos (Nolan, Eastwood, Peter Jackson y muy pocos más), y desde luego no de Tredwell-Owen, Kurtzman y Orci). Y la puesta en escena es atildada y virtuosa (que no singular y memorable. De nuevo, Bay no es Kubrick). Su fotografía es elegante, con un despliegue en su diseño artístico armónico (estupendo el film en la elección de...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Spark
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5
13 de mayo de 2021
Sé el primero en valorar esta crítica
Sexta entrega de la saga de acción combinada con ciencia-ficción que es "Transformers"; una serie de largometrajes tan inocuos como soportables (por los pelos) basados en la serie de juguetes japoneses del mismo nombre. Los cinco anteriores capítulos fueron dirigidos por Michael Bay y supusieron un enorme despliegue de fuegos de artificio más o menos enervados (según la película en cuestión) dentro de una trama dejada e irregular (a pesar de contar con una temática animosa que se pudo mimar con mayor esmero) siempre y en cada una de las entregas. Está sexta parte viene a hacer de secuela-precuela (enlazando en su desenlace con el inicio de "Transformers (2007)) tan de moda en la década de los 2010, y nos muestra la llegada a la Tierra del Autobot del título del film que ya pilotara en las tres primeras partes el personaje de Shia Labeouf. En esta ocasión Bumblebee debe habituarse a su vida en la Tierra mientras que hace una compañera humana inseparable (Charlie interpretada por Hailee Steinfeld)... y a la vez que contiene la amenaza de los temibles Decepticons en la Tierra.

"Bumblebee" da lo que se espera de ella sin legar un virtuosismo decidido y exacto que la haga destacar por encima de la media del género palomitero y la conforme como un largo notable y reseñable. Y la culpa de ello vuelve a ser de nuevo un guión arquetípico y timorato, incapaz de darnos personajes interesantes o singulares o situaciones originales o capacitadas. No es que esperara (ni creo que nadie lo hiciera) un precuela con un libreto como "El padrino, 2ª parte" (1964), pero uno al estilo de "Rogue One" (2016) era bastante más plausible de ejecutar.

Pero no, en "Bumblebee" tenemos a una heroína adolescente cuya situación personal es completamente trillada en este tipo de cine (desde "E.T." (1982) (al que por cierto la cinta hace multitud de imitaciones (me niego a llamarlos homenajes) en muchas escenas... sin traspasar la frescura y diversión de aquellas) hasta "Ready Player One" (2018) pasando por la saga Harry Potter, Percy Jackson, por "Hermosas criaturas" (2013), "Hannah Montana: La película" (2009) y así un largo etcétera) que siempre se libra de las explosiones, los disparos y todo el caos a su alrededor, a secundarios que aparecen o desaparecen según le convengan a las secuencias de acción a pesar de resultar ilógicas sus liberaciones o recuperaciones físicas, a villanos que según le convenga a la escena tópica y revista pueden sobrevivir o no, a unos alienígenas que se comunican (en lugar de un idioma nativo) en perfecto inglés para que los humanos sean capaces de espiar sus planes de la trama. Y, si me tomara un chupito cada vez que sus personajes dicen: Convidado de piedra: "¿Estás bien?" Protagonista: "Sí", acabaría con una borrachera de la leche.

Por fortuna la trama de lances aventureros se desarrolla con agilidad y precisión... en casi todo momento (los dos primeros tercios del film básicamente). Esto hace que en su conjunto "Bumblebee" sea una cinta de aventuras espectaculares bastante entretenida, y que ese último tercio en el que la acción más convencional se alonga sin necesidad ni propósito quede bastante opacado y olvidado. Y, aunque esa irregularidad argumental no se la quite nadie ("Bumblebee" a ratos ofrece una progresión arrojada y resuelta junto a un sentido del humor sarcástico cómplice y espabilado, y a otros ofrece una ristra de clichés sensibleros y acción marrullera), el metraje se deja ver en casi todo momento con comodidad gracias (en menor medida) a un guión que en su totalidad se muestra como un aceptable sostén para su pasatiempo insustancial, y gracias (en mayor medida) a la rigurosa labor de Travis Knight en la dirección (ni se nota la ausencia de sobrevalorado Bay) y a la inspirada animación (este Bumblebee resulta en sus ademanes y expresiones todo un acierto, y la desenvoltura de los Autobots y los Decepticons a la hora de manejar sus cuerpos robóticos resulta notable).

Y es que Knight ofrece una realización y una edición inherente, natural, fluída y prolija (por supuesto en la cinta domina el plano/contraplano pero la composición de los planos medios es siempre primorosa (en especial en los momentos fuera de la acción de combates y persecuciones)). Las actuaciones por su parte son correctas sin más, no resultan cargantes en ningún momento pero tampoco se hacen memorables. Y lo mismo se puede decir de la banda sonora de Darío Marianelli.

En definitiva estamos ante una cinta de recreo mediocre. Ni completamente penosa ni asombrosamente formidable. Curiosamente funciona mejor cuando opta por el compadreo afable del binomio Charlie-Bumblebee y cuando aporta una dulce ironía en esa disfuncional familia... que cuando calca sin gracia a "E.T." y cuando gasta minutos en las batallas y huídas. Se deja ver en líneas generales para todo público que no le haga ascos a la acción sci-fi... pero incluso el público menos exigente puede acabar pidiendo la hora en el último tercio.

Lo mejor: Me quedo con los efecto visuales.
Lo peor: Su último tercio
Spark
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5
8 de mayo de 2021
Sé el primero en valorar esta crítica
Yorgos Lanthimos ofreció en su segunda incursión en el cine hollywoodiense otra intriga con toques metafóricos (en este caso inspirada en el mito griego de Agamenón). El cardiocirujano Steven Murphy (Colin Farrell) tiene una vida acomodada con su mujer (Nicole Kidman) y sus dos hijos (Raffey Cassidy y Sunny Sulij), pero todo su núcleo familiar se ve agitado y en peligro cuando el hijo (Barry Keoghan) de uno de sus pacientes fallecidos en la mesa de operaciones entra en escena.

"El sacrificio de un ciervo sagrado" no cuenta ni con el refinado acabado ni con la abundancia y la diversidad argumental de la obra culmen de este director ("La favorita" (2018)). Su premisa es sin duda curiosa y seductora... y es palpable que pudo dar un producto audiovisual más sobresaliente que lo que se nos ofrece (este suspense intimista que va transformándose en un drama sobrenatural puedo ser un "Los otros" (2001), un "El efecto mariposa" (2004), un "El sexto sentido" (1999), un "Donnie Darko" (2001) o un "El club de la lucha" (1999)... pero se queda tristemente en un "Gothika" (2003), un "Luces rojas" (2012), un "Destino oculto" (2011) o un "Premonition" (2007)), pero en un segundo visionado sus carencias son más papables para el espectador: la trama opta por navegar sin necesidad ni propósito por varias escenas rutinarias que no aportan absolutamente nada al relato, minutos que pudieron emplearse para legar mayores aristas a la trama y una elaboración del misterio más versada y pulida (ojo a ese desenlace negligente y remolón, no hay excusa pues ya vimos en "La favorita" que Lanthimos cuando quiere puede aportar un remate al relato despierto e inspirado).

Aun con cierta desidia y dejadez argumental tangible que aleja a la audiencia durante el metraje de tanto en cuanto, lo que ofrece "El sacrificio de un ciervo sagrado" en su propuesta tiene los mimbres justos para engatusar en aceptable medida en el resto de minutos. El suspense se mantiene en el guión con proporción, los misterios ocultos en la presentación de personajes se van desvelando con gusto (como la relación entre los personajes de Farrell y Keoghan) y el progreso dramático es medrado. Así pues, si bien pudo desarrollar más y mejor lo expuesto, lo impulsa con la necesaria actividad y eficacia.

Pero lo que eleva la experiencia cinematográfica en este caso no es tanto el guión sino la puesta en escena de Lanthimos. El director de Atenas ya daba muestras aquí de la explosión plástica que luego nos regaló en "La favorita": mima al detalle los tiempos a la hora de mantener los planos estáticos abiertos y cerrados, aportando un compás de thriller enigmático a la altura del "Alien, el octavo pasajero" (1979) de Ridley Scott, de "La naranja mecánica" (1970) de Stanley Kubrick o de la "Tesis" (1996) de Alejandro Amenábar, ahí es nada (la diferencia es que aquellos sí contaban con un libreto a la altura de su realización), los encuadres son de una elegancia admirable (destaco varios cenitales para enmarcar), la fotografía minimalista (donde se realzan los blancos asépticos de este mundo acomodado a la par que deshumanizado, y donde se proyectan los rojos descarnizados) tiene un estilo pictórico notable, la cinematografía aporta una calidad soberbia, y las actuaciones están dirigidas con maestría (a excepción de una Nicole Kidman robótica, y no vale que esté así de forma pretendida, pues no se hace humana y resulta hasta irrisoria en sus ademanes)... solo diré que no he visto jamás a Farrell mejor que aquí (y lo digo habiendo visto casi toda su filmografía incluyendo largos en los que se luce con justicia como "Escondidos en Brujas" (2008), "Al encuentro de Mr. Banks" (2013), "El sueño de Casandra" (2007) o "La seducción" (2017)) tan singular en su personalidad a la par que natural y tan cercano en el drama. Y sobre Keoghan diré que simplemente que me parece la mejor interpretación secundaria masculina de 2017 tras la de Sam Rockwell en "Tres anuncios en la afueras" y la de Patrick Stewart en "Logan". Mereció una nominación a mi parecer. El resto del elenco exprime al máximo lo escaso que aporta el guión y cumplen con dignidad.

La banda sonora (siempre aceptable pero nunca reseñable) por su parte se escoge en las situaciones de impacto en el suspense con gran pericia.

Así pues estamos ante una cinta de expectación e interrogantes llevada a escena con pericia. Un film de sucesos extraños donde el simbolismo espiritual acaba venciendo a la objetiva lógica... pero que nunca pule su temática de forma intrincada. Así que su saldo final es un entretenimiento justo, con algunos elementos interesantes pero muchos otros olvidables. Es solo recomendable a los aficionados al género del thriller psicológico (aunque esta cinta no llegue a las cotas enormes de otros largos de su género como "Memento (2000), "Joker" (2019) o "Mulholland Drive" (2001)... aunque tampoco llega a los pasatiempos que resultan "El cabo del miedo" (1991), "Resucitado" (2016), "Señales" (2002) o "El sexto sentido"), y únicamente indispensable para los muy MUY fans del cine de Lathimos o de alguno de sus intérpretes.

Lo mejor: Me quedo con la actuación de Keoghan.
Lo peor: Cierta dejadez del guión.
Spark
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
5 de mayo de 2021
Sé el primero en valorar esta crítica
La visión particular de Walt Disney sobre la leyenda de Robin Hood (trasladada a la gran pantalla en innumerables ocasiones y las que te rondaré morena) es sencilla, modesta, simplificada y superficial. Con esto no digo que "Robin Hood" no de lo que se espera de ella (un entretenimiento festivo para todos los público), sino que no estamos ante una de las obras más ambiciosas de Disney que aportan un tema musical memorable tras otro tema musical memorable, ese simbolismo épico imperecedero, ese drama hondo y honesto, y esas dimensiones argumentales de escudriñada complicidad.

¡Vamos!, que este "Robin Hood" no es "El rey león" (1994), "La bella y la bestia" (1991), "Blancanieves y los siete enanitos" (1937), "Mulan" (1998), "Peter Pan" (1953) o "Aladdin" (1992) (y mucho menos obras recientes en connivencia con Pixar como "Del revés" (2015), "Buscando a Nemo" (2003), "Wall.E" (2008), "Los increíbles" (2004), "Coco" (2017), etc. a las que no llega ni a la suela de los zapatos), se queda en un "Hércules" (1997), "Enredados" (2010), "101 dálmatas" (1961) o "Brave" (2012).

Ya desde un comienzo, y dados los toscos (pero identificativos, honestos y adorables) trazos que presenta su animación, observamos que este largo no pretende tener la altura de miras y las pretensiones de otros triunfantes trabajos de la factoría del ratón Mickey. Este "Robin Hood" es una obra menor de Disney y no lo oculta ni pretende otra cosa. El argumento (que nos lleva con presteza por su propuesta de ladino y desenfadado zorro protagonista de buen corazón, que trata de ayudar a la gente de su pueblo fastidiando todo lo que puede a los malvados de turno (el príncipe Juan (hermano del desaparecido en combate ("corazón de) león" Rey Ricardo) y el Sheriff de Nottingham (esta vez relegado a villano secundario mientras que en la leyenda clásica siempre fue el principal antagonista de Robin de Locksley)), mientras compensa el ahogamiento abusivo de impuestos robándoles a estos dos villanos y devolviendo el dinero a los pobres ahogados) es conciso. La presentación de personajes es rauda (desde su protagonista hasta su amada Lady Marian pasando por el príncipe infantiloide, el colega fiel o la tierna población tan sufrida) pero acotada sumamente a la aventura de saqueos y rescates, al romance rosa fútil y tópico, y a algún que otro deje de humor físico o pueril (en su mayor parte) muy en la línea de lo que puede aportar un capítulo de Tom y Jerry. Por una parte el metraje agradece su concisión y su dinámico progreso argumental (la cinta no llega a la hora y media de duración) haciendo que el aburrimiento apenas tenga cabida ni en niños ni en adultos, pero por otra su escaso ahondamiento temático aparta a todo espectador (desde los 3 años en adelante) del devenir de estos avatares ciertamente pronosticables y revistos (sobre todo en los largometrajes de Disney hasta aquella fecha).

Lo cierto es que hay un par de secuencias de rescates y persecuciones que pueden hacer desconectar a todo tipo de público dada su previsibilidad y su insustancia aun siendo este "Robin Hood" un relato verdaderamente ágil y breve.

La animación por su parte (y a pesar de su sencillez, de sus reducidos planos y de que hace uso del ahorro reciclando movimientos de largos anteriores (esta economización se hace del todo evidente en la secuencia del baile con movimientos animados tomados de "Blancanieves y los siete enanitos" y principalmente de "El libro de la selva" (1964))) es simpática e inspirada en todo momento... y tierna por minutos (los instantes en lo que observamos como los secundarios personajes pasan penurias se cargan de una dulzura y un afecto que traspasa la pantalla). Y las situaciones de lances de acción y bromas infantiles se llevan a escena con un uso del color inmersivo (ojo al uso del naranja en cierta secuencia de su climax) y con cierta complicidad e ingenio en el libreto (no siempre, y algunas escenas se dejan perder en lo usual y holgazán) dejando la sonrisa en el espectador de forma casi continua... y la risa descarada en varios puntos concretos

Los temas musicales son demasiado usuales y planos como para ser recordados excepto su introducción y sus créditos iniciales y finales (con un tema melódico muy original, pegadizo y festivo). No estamos ante un despliegue continua de gran tema tras gran tema en su banda sonora (como por ejemplo en "El rey león" o "La bella y la bestia") pero las melodías son confortables y acordes con el tono ligero y pasajero del relato.

En definitiva estamos ante un largometraje orientado principalmente a un público infantil (y eso que su temática de impuestos y del abuso económico de la autoridad resulta más comprensible a los adultos que a los niños) que se dejará llevar mejor por estos avatares superficiales pero afables y risueños de amoríos, compadreos y victoria frente al villano de turno. No es lo mejor de Disney (ni lo peor) y no conozco a nadie sea de la generación que sea que tenga a este film como su estandarte memorable de la infancia. Solo recomendable para los niños, para ver en familia junto a ellos y recrearse mínimamente en el visionado, y para los muy interesados en las cintas de animación sean o no infantiles. Pues este "Robin Hood" resulta curioso y eficiente en un primer visionado (aunque luego no aguante más).

A la altura de films animados como "Bee movie" (2007), "Ratónpolis" (2006), "Enredados", "Madagascar" (2005), "101 dálmatas" o "Shrek: Felices para siempre" (2010), pero peor que largos como "Rompe Ralph" (2012), "Buscando a Nemo", "Ice Age" (2002), "Aladdin"... y mejor que "Bolt" (2008), "Cars" (2006), "Shrek Tercero" (2007) o "Ice Age 3" (2009).

Lo mejor: Su tema musical de los créditos. Su desenvoltura en el progreso de la trama. Sus trazos en el diseño de los momentos de ternura pedigüeña.
Lo peor: Que los personajes no pasen del arquetipo ramplón.
Spark
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
4 de mayo de 2021
Sé el primero en valorar esta crítica
El triunvirato de Chris Columbus en la dirección con Mark Radcliffe (aka. el padre de Daniel Radcliffe/Harry Potter) en la producción y John Williams en la música rara vez no nos regala un notable largometraje. Y "Quédate a mi lado" no es una excepción. Admito que mi afición tira más hacia otros géneros que el del drama con leve almíbar, y por ello prefiero revisionar antes los largos de Columbus/Radcliffe o Hughes/ Williams sobre el mago del Colegio Hogwarts o sobre el travieso y navideño Kevin McCallister. Pero objetivamente debo reconocer que "Quédate a mi lado" es una cinta más completa e inspirada que aquellos lances de fantasía detectivesca.

La trama nos conduce por el momento en el que una mujer (Susan Sarandon) debe ceder el testigo a otra (Julia Roberts) a la hora de implicarse como madre. Pues, tras su divorcio Jackie Harrison (Sarandon) debe competir por el cariño de sus hijos con la nueva novia de su padre (Roberts) que acabará siendo una aliada inesperada... y no digo más.

La cinta es un drama afable. Y sí, es de lágrima fácil... pero también de lágrima difícil. Y es que, si bien nos guía por unos personajes meramente esbozados y por unas situaciones bastante previsibles, sabe cuidarse con ciertos detalles sinceros que implican sobremanera (el tema del afecto familiar se trata con gran madurez, cercanía y complicidad (ojo a esos delicados y sutiles momentos padre-novia, madre-hija o madre-hijo), y los personajes se acaban puliendo de forma medrada para no acabar jamás en el garabato sino ir creciendo. Para ejemplo la estilosa evolución de los personajes protagonistas o esa adolescente hostiable que está al borde de resultar cargante e irreal... pero que se mide con precisión para no llegar a ello y resultar identificativa (lo digo porque todos hemos pasado por esa etapa de blancos o negros y recuerdo alguna que otra compi que llevó igual de torpemente el divorcio de sus padres y a las nuevas parejas de ambos)). Así pues en "Quédate a mi lado" hay sensiblería de cliché y sensibilidad honesta a partes iguales. Parte de una base tópica para irse mimando con naturalidad y comprensión (cuando en un film, como espectador, ves reflejados poderosos sentimientos ya experimentados de amor materno, de pareja, etc. es que algo está haciendo bien). Desde luego el guión no es perfecto, tiene varios puntos de excesiva dejadez (como la siempre justificada ausencia EN PANTALLA del padre, el acomodado pero nunca fundamentado estilo de vida por el que deambulan, etc.) o cursilada y es ahí cuando la cinta desciende alejando a la audiencia. Pero por fortuna no son muchos esos puntos y en general podemos hablar de un guión que va limando sus arquetípicos instantes con pericia para que nos interesen de forma progresiva y nos acaben atrapando sin remedio.

Pero el alma indiscutible del largo es su reparto. Son ellos los que más elevan sus papeles y los sucesos que viven. Julia Roberts es Julia Roberts y aun no se la conoce una actuación horrenda, con estar natural a la par que cautivante le basta para imprimir ese guiño innato con el que conecta con la audiencia. Y Sarandon es una actriz excelente. Pero es que ambas tienen unos caramelos de personajes con los trabajar (como ya dije, de lágrima fácil y difícil) que poseen esa autenticidad y afecto intrínsecos en dosis ingentes y se mueven a través de unos avatares cargados de turbaciones e impactos. ¡Y vaya si lo aprovechan ambas con oficio! (junto a "Pena de muerte" (1995) y "El cliente" (1995) me decanto por este gran papal de la actriz de Nueva York. Y de Roberts me sigo quedando con "La boda de mi mejor amigo" (1997), pero aquí se luce como en "Erin Brokovich" (2000) o "Notting Hill" (1999)). Pero los niños actores no les van a la zaga (y tal vez se deba a que no tienen que actuar demasiado gracias a unos minutos genuínos).

Columbus por su parte opta en su octava película por una realización y edición conservadora pero siempre diestra (ojo porque tenemos encadenados, cenitales, paneos, etc. de forma completamente orgánica). Mientras que la puesta en escena es de un bucolismo a ratos irreal pero preciosista, y a otros inherente y distinguido (con un juego de ocres y de claroscuros muy inspirado). La banda sonora de Williams es siempre apropiada (e incluso enarbolada, para muestra la escena del personaje de Sarandon en cierto inquietante lugar médico) y los temas musicales escogidos ya son sencillamente icónicos (el tema de Marvin Gaye siempre irá asociado a este relato, y sus escena de baile tan bien coreografiada y tan bien actuada se ha convertido en emblemática y en uno de los mejores momentos musicales dentro del cine fuera de este género).

Y así estamos ante un film notable, imperfecto pero identificativo y muy emotivo (preparen la caja de clínex a no ser que sean completamente intolerantes al drama considerado. Pues "Quédate a mi lado" llega a traspasar géneros para todo aquel que guste más de otros o que no sea de lágrima fácil (me incluyo, pocos films me hacen llorar de emoción, pero este lo logra gracias a la enorme labor interpretativa). Es recomendable a todo tipo de público (en mi caso la ví a los ocho años y me encantó, la revisioné en la veintena y no me dijo demasiado, y ahora la he vuelto a ver a los 34 años y no solo se me han pasado volando las casi dos horas, he vuelto a soltar la lagrimita) e indispensable para los fans de Roberts o Sarandon y los seguidores de Chris Columbus (director de "Solo en casa" (1990), "Harry Potter y la piedra Filosofal" (2001), "Señora Doubtfire" (1993), "Solo en casa 2" (1992), "Rent" (2005), "Harry Potter y la cámara secreta" (2002) todos ellos films reseñables. También ha tenido tropiezos pero esos se los perdonaremos).

Lo mejor: Las actuaciones de Sarandon y Roberts y su resuelta interacción. El cuidado a la hora de tratar la potencia emotiva con cercanía y honradez.
Lo peor: Que el guión pudo lustrar de forma más orgánica y realista las peripecias más usuales de sus personajes.
Spark
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow