Iciar Bollain, como casi siempre, no defrauda. En esta ocasión nos trae una fresca comedia que refleja la cotidianidad actual de muchas personas. Es una mirada con tintes de comedia sobre nuestro estilo de vida actual. Una reflexión acerca de cómo llenamos nuestro día a día con tareas, relaciones, rutinas y supuestas obligaciones, que nos hacen olvidarnos de vivir.
Altamente recomendable.

Los defectos que he encontrado vienen en la parte "spoiler".

Buena muestra de cine costumbrista italiano. Fiel reflejo de la forma de ser de nuestros vecinos transalpinos. Derroche de emociones, a veces rayando el histrionismo, pero agradable de ver.
Si se quiere conocer bien cómo son los italianos, no hay más que echar un vistazo a lo que se nos muestra durante 2 horas en esta cinta. Una montaña rusa de sentimientos, de intensidad en las emociones, de importantes y bellas ciudades con sus desconchadas paredes y sus monumentos eternos. Y de gentes guapas, a la vez que intensas y frágiles.
Asistimos sin despegarnos del asiento al devenir de un grupo de amigos desde los 80 a la actualidad. Por momentos nos cautiva lo que presenciamos. Nos vemos reflejados en ellos, no sólo por las similitudes con la España de estas últimas 4 décadas, sino porque la película habla de cuestiones universales, del amor, la amistad, la vida y sus cambios.
Sin embargo, el film satura o empacha a veces. Parece más una miniserie concentrada. Y ciertos personajes son demasiado inconstantes, no están muy bien definidos, no se sabe muy bien cómo son, y eso hace que no nos sintamos muy identificados con ellos (me refiero a Gemma y a Giullio). Otros, sin embargo, sí son dignos de empatía porque durante toda la película se aprecia qué sienten y qué hay dentro de ellos (como Riccardo y sobre todo Paolo).
Una historia bastante agradable de ver que no aspira a cine con mayúsculas.
Muy a destacar, eso sí, el tema principal y en general toda la banda sonora.

Fui a verla sin saber mucho de ella. Y me conquistó.
Me conquistó su ritmo, su intensidad in crescendo, sus interpretaciones (sobre todo la de un sensacional Mario Casas, que se merece, como mínimo, su nominación a los Goya). Me conquistó también el manejo de la imagen: desde plano-secuencias largos (introducidos en momentos necesarios) hasta primerísimos planos con mirada a la cámara en los que el protagonista parece que nos interpela a nosotros como espectadores.
Pero no es una película dirigida a muy cinéfilos o a amantes de la perfección técnica. Lo bueno de "No matarás" es que todos los recursos que emplea están usados como elementos necesarios en función de la historia y del momento en que transcurre.
Es una cinta altamente recomendable para los que gusten de ser sorprendidos con situaciones intemporales contadas con intensidad y con ojos realistas y actuales.

Diálogos: inteligentes y acertados en bastantes momentos.
Tema principal de la banda sonora: muy agradable y uno de los aciertos de la película.
Planteamiento de la historia: interesante.
Escenas en las que sale Bonnie (el perrito): estupendamente rodadas, teniendo en cuenta la dificultad que siempre supone trabajar con animales)

Interpretación del actor protagonista: muy mediocre, destroza con su vaciedad el principal soporte del guión y priva al espectador de poder haber disfrutado de un personaje rico en matices (que cualquier intérprete con sensibilidad y ganas de hacer bien su trabajo habría aprovechado).

En resumen: en mi opinión, una película que podría haber sido "Nuestro último verano en Escocia" a la española, pero que se carga la pésima actuación de Ernesto Alterio.

Entré al cine para ver esta película sin demasiado interés. No tenía una gran campaña de marketing detrás y tampoco le ha beneficiado la situación generada por la pandemia. Además, Ben Affleck nunca ha sido "santo de mi devoción".

Sin embargo, la historia que se iba desarrollando en la pantalla desde el minuto uno era una historia creíble, sin artificios, actual (y eterna, como la vida misma). Los personajes son reales, las situaciones comprensibles. Asistimos a una narración que no es una narración, es la vida misma. No hay falso edulcorante ni un guión prefabricado o artificial. De hecho, no sabemos qué va a suceder. Simplemente, acompañamos al protagonista en lo que le acontece y casi le préstamos nuestro hombro, tambien. Sufrimos con él y nos alegramos con él.
Al menos a mí me sucedió así. Me pellizcó el corazón.

Y he de decir que Ben Affleck está sensacional. Cualquiera podría decir que una buena interpretación es la que se trasluce de la exteriorización de las emociones. Pero para mi una gran interpretación es la que se consigue con la contención. En cada escena, sabemos exactamente qué está sintiendo el protagonista. Y no hace falta que mediante gestos evidentes el actor nos lo haga entender. Es tan intenso y tan palpable lo que siente el personaje, que precisamente por esa contención es más creíble aún. Al menos, es mi opinión.

Por tanto, me quito el sombrero ante la sobria y adecuada actuación de Affleck.
Recomiendo encarecidamente esta película sencilla pero intensa.