Siempre es bien recibida una película contra la guerra... y para que sea contra la guerra lo único que tiene que hacer es mostrar cómo es la guerra de verdad, no como en tantas películas espectaculares, carentes de fondo, que gustan especialmente a quien quiere acción y ruido sin mover un dedo.
Esta película muestra lo que es la guerra con crudeza pero sin ensañamiento en lo terrible. Mueve maravillosamente la cámara y los planos, cambiando la perspectiva habitual y metiéndote completamente en la acción y en la historia.
Por no hacer spoiler, pero hay una serie de escenas de una calidad difícilmente repetible, bien en cuanto a su acción, estética, fotografía... o todo junto.
Inevitablemente recuerda a Salvar al soldado Ryan... pero me parece más intimista, más humana aún, no tanto de una guerra, de un hecho histórico concreto. Me recuerda más a la impresionante Sin novedad en el frente.
Circula toda la película con un ritmo incansable, gracias a un guión, también, realista... pese a que algunos se puedan sorprender de algunas cosas: es la guerra, amigos, los errores superan a los aciertos, los que mandan utilizan a los que son mandados, la vida no vale nada. Y esto es más aún si hablamos de la Gran Guerra, un auténtico enfrentamiento de chulos y familias reales -de realeza- que iba a ser la última guerra de la Historia.
Por resumir, pocas veces puedes salir del cine completamente convencido de que has visto una grandiosa película.

Es una de las mejores cosas que se puede decir de una película, que no has dejado de mirar la pantalla casi en ningún momento, que has estado mucho tiempo inclinado hacia delante en la butaca.
En esta película ocurre sobre todo por el excelente ritmo que mantiene si bien, pasando el tiempo, afloja un tanto y marea un poco con muchas vueltas por los mismos territorios. Dejar muchas cosas abiertas en el final me parece un acierto que compensa una resolución un pelín decepcionante.
En la interpretación destaco a Eduard Fernández, siempre tan creíble, y el esforzado trabajo de Penélope Cruz en los momentos angustiosos, aunque empieza un poco floja. Carla Campra da sobradamente la talla pese a su edad.

La película se va desarrollando de manera lenta y un poco sosa, como exponiendo los componentes que darán una resolución final. No sé si es una manera de lanzar un final que unas cuantas secuencias te deja hundido en la butaca, sin saber qué decir ante la fuerza de lo que ocurre, por mucho que pudiera ser predecible.
Detalles técnicos: no sé si la pésima fotografía de la secuencia introductoria lo es así para significar la triste situación de la que parte o es un fallo de la película.

Si alguna duda queda de que Steven Spielberg es capaz en cine de hacerlo todo y hacerlo todo bien, aquí está está película.
Una fábula sobre la habitual huída como personas de una realidad que no nos gusta -y no sabemos o queremos cambiar- hacia otros mundos inventados y a veces demasiado falsos. Las imágenes iniciales ya te absorben y la trama bien hilada no te suelta.
En spoiler, una genialidad de la película.
Un pero: su originalidad se va perdiendo en la última parte y se parece demasiado a muchas espectaculares películas más bien vacías. Será el precio de poder llegar a tanta gente ofrecer un final así.

Conste que he visto esta película porque no tenía otra mejor a mano y que cada vez me cansan más las películas de acción desmesurada. Dicho esto no es de extrañar que me aburriera soberanamente durante gran parte de la película, deseando que llegara el final cuando antes o al menos el final de alguna de sus larguísimas escenas de acción.
Pero si gusta mucho el género es una película a tener en cuenta, bien hecha, con un excelente sonido, toques de humor agudo y originalidad al plantear, una vez vez más, una historia de spiderman