Típica película de invasiones alienígenas para adolescentes, esta vez centrada en un instituto. La dirección de Robert Rodríguez hace ver que él no es un director del montón. Sin ser una película de culto sabe hacer trabajos realmente buenos, aunque con el tiempo ha dejado claro que pulió muchos de los defectos que tenía entonces, ese margen de mejora que no todos tienen.
La película trata de un grupo de adolescentes que un buen día van descubriendo que empiezan a suceder cosas extrañas en su instituto. De ahí se puede deducir fácilmente que al espectador que no le gusten estas historias de adolescentes le puede resultar un bodrio considerable. Lo que se puede esperar de una cinta de semejantes características, nada más. El guión está bien tratado, el reparto es conocido (más ahora que en la fecha del estreno de la cinta), y el gran fallo es caer un poco en lo fácil y previsible, y también flojean los efectos especiales, sobre todo en la recta final.

La serie trata de una adolescente llamada Sabrina, que a los 16 años descubre que es bruja. A partir de ahí se inicia una larga carrera de pruebas que darán a su vida cotidiana continuas sorpresas, aventuras, en las que irá descubriendo cosas que le harán crecer como bruja y como persona.
La serie en sí contiene la originalidad justa, a veces incluso algo repetitivos (perdonable por mi parte), unas interpretaciones decentes, un escenario también repetitivo, unos diálogos rayando el aprobado, aunque el hecho de recurrir a la magia le da mucha vida y hace algunas situaciones verdaderamente buenas. Cada cierto tiempo, algún personaje hace una monumental payasada de esas que te (...), pero por lo que diré a continuación, disculpable. Supongo, que porque también está orientada a un público infantil.
Lo que considero importante y no entra dentro de lo dicho anteriormente son los valores que muestra. Codicia, maldad, egoísmo.. están fuera de las enseñanzas que capítulo tras capítulo acaba mostrando a modo de moraleja. Sólo por esto último, y viendo las series con las que están creciendo las generaciones venideras, esta serie merece un aprobado alto.

Primera película digamos “con verdaderas pretensiones internacionales” de Léa Pool, en la que se embarca en una bonita historia sobre las dudas y conflictos de una adolescente homosexual, y de las dificultades por las que le hace atravesar un determinado suceso de trascendental importancia para ella. Muy bien dirigida, con una buena fotografía, música, reparto, interpretaciones, aunque mejorable en primeros planos, por ejemplo.
Lo mejor de la cinta es la historia, sobre la que es mejor contar más bien poco, esta es una de esas películas en la que es mejor dejar al espectador que recorra los caminos de esa buena dirección.
Profundizar un poco en las interpretaciones. Piper Perabo, protagonista, en posiblemente su mejor versión, apasionada, efectiva, seria, expresiva, en fin, lo que requiere el papel. Jessica Paré quizá la más floja del trío protagonista, pero correcta. A Mischa Barton se le notó cierta inexperiencia para estos papeles, más serios, más formales, acostumbrada más a comedias. Pero bien, buen grupo y buena impresión general.
Tiene muchas virtudes, a pesar de que a alguno pueda parecerle una película poco conocida y tal, pero puede sorprenderle. (Como a mí)

Melissa Joan Hart demostró una vez más ser una de las actrices mejor preparadas para protagonizar comedias de adolescentes. En esta ocasión aceptó el papel protagonista no sólo para figurar primera en el reparto, función principal de muchas de sus “rivales”, sino que dio gala de su amplia experiencia para lograr sacar el máximo partido a su papel, otorgando una profundidad, una espontaneidad, una fluidez al alcance de pocos.
La película tiene un argumento bastante corriente, habitual, orientado hacia un tipo de público determinado. Una joven que tras acabar el instituto se plantea dudas a cerca de su futuro inmediato, nada nuevo. Varias situaciones graciosas, las habituales relaciones entre diferentes grupos de adolescentes, las clásicas dudas de los adolescentes, etc, etc. Recordar que la banda sonora cuando salió la película (en Estados Unidos) fue muy elogiada, pero desgraciadamente no podemos decir que conserve ese atractivo. Aún así, no está mal, mirándolo por el lado positivo puede hacer al espectador recordar viejas canciones que tuvieron bastante éxito.
El reparto lo completa Adrian Grenier, haciendo un buen trabajo, encajando perfectamente su perfil y su papel, buena elección. El resto son papeles pequeños, ninguno da la nota por su torpeza interpretativa, no es menester entrar en detalles ni juzgarlos con tan poco visto.
Mencionar también que las escenas muchas veces se suceden con demasiada rapidez, notándose en exceso los tradicionales “cortes” en muchas escenas y durante gran parte de la película. Se hace irremediablemente evidente cuando en un par de ocasiones se suceden escenas de unos segundos de duración con apenas sentido para el resultado final de la historia. Esto no es normal que suceda, ya que se suelen cortar por completo, pero bueno, apuntado a modo de curiosidad para avispados.
Resumiendo, cinta orientada al público adolescente, en la que se hace evidente el paso de los años, pero que se deja ver. La interpretación de Melissa, sin lugar a dudas, lo mejor.

Película sobre una adolescente que en su último año de instituto emprende la aventura de compaginar estudios y su nueva gran afición: Patinar.
Michelle Trachtenberg hace un buen papel principal, puede que sea simpatía personal, no lo niego. (Ver mi nota a Eurotrip) Los secundarios no desentonan, tanto la madre, como “el chico”, como los compañeros de la protagonista, todos ellos en la elección e interpretación acertados.
La historia es bastante decente, para lo que suele ser una película de similares características. Se nota cierta elaboración en el guión, destacando las relaciones entre diferentes personajes, como la relación madre – hija, por ejemplo.
La previsibilidad es un factor evidente, igual que ciertos grados de exageración (no demasiados, todo hay que decirlo), digamos que esperados.
Al fin y al cabo es una cinta de Disney, no engaña a nadie, esos defectos cualquiera con dos dedos de frente los da por evidentes. ¿Los que le ponen un 1? Bueno, igual vieron las cuchillas de los patines y esperaban algo como Kill Bill. A mí no me engañó, más bien al contrario, esperaba bastante menos.
Mejor que las nuevas generaciones vean películas como esta, con sus defectos y virtudes, a que vean productos de Linday Lohan, con su ejército de adolescentes carentes del más mínimo rastro de inteligencia en su cerebro, adoradoras de esa forma de vida que ella representa. O al menos yo así lo prefiero.
Nota: A mí personalmente me entusiasma tanto el patinaje como ponerme delante de la lavadora a ver como da vueltas el tambor.