Nicholas Ray ofrece a Bogart la oportunidad de ejercer de abogado defensor y narrador en un film que aborda en flashback la historia de un joven italoamericano acusado de un asesinato.
Una historia llena de altibajos, escasos momentos dulces que duras penas consiguen evadir al joven de su amarga y difícil existencia. Es la eterna historia de como la pobreza consigue alinear a los hombres, que muchas veces se ven abocados a la desesperación y optan por el camino más fácil: la delincuencia.

Borau alcanza el éxito con este angustioso drama, en donde las pasiones y los celos se entremezclan peligrosamente para culminar en tragedia.
Al igual que en "La escopeta nacional" el film gira en torno al mundo de la caza, en donde personajes de toda índole social se reunen, aislándose de la sociedad, para focalizar todos sus deseos y frustraciones en una cacería.
Sin embargo Borau aplica un punto de vista en las antípodas de la genial comedia de Berlanga: un descarnado drama pasional regado por celos, en donde se ve lo que el ser humano es capáz de hacer por luchar contra la temida soledad.
La película contiene imágenes de gran crudeza que remarcan con violencia el fuerte carácter de los personajes (sobre todo el de Lola Gaos), recordando especialmente la escena de la furtiva caza del lobo.

Buñuel descubre las vergüenzas de una España sumida en la pobreza con este falso documental sobre la extrema pobreza del rural profundo español.
El director aragonés se desplazó a Las Hurdes, un pequeño pueblo extremeño, para rodar las condiciones de vida de sus desangelados habitantes.
El film fue muy criticado, pues Buñuel, en muchos casos, adulteró la realidad para dar una mayor sensación de miseria (como en la escena del asno o la de la cabra) y tanto el gobierno republicano como posteriormente el franquista censuró la obra por considerarla partidista y distante de la realidad.
Adulterado en parte o no, el film critica duramente al gobierno español y a su nefasta política económica, mostrándonos la cruz de la moneda del gobierno republicano.

Bien es cierto que en los sesenta el western es un género de capa caída, muy lejos de los grandes títulos de décadas pasadas, pero sin embargo McLaglen se las ingenia con un divertido y entretenido film, que aun siendo considerado western, engloba multitud de géneros como la aventura, el romance, la acción, y sobre todo la comedia, y todo ello anclado en el carisma de una de las más importantes parejas que ha dado el cine: la conformada por la pelirroja Maureen O´Hara y por el icono del western John Wayne, que realizan una de las interpretaciones más cómicas de su extensa filmografía, legando con ello este delicioso western familiar que ocupará de la mejor forma las lluviosas sobremesas de domingo.

Al otro lado del océano D.W. Griffith sorprendía con su monumental "Intolerancia", un compendio de sucesos narrados en distintas épocas de la historia con el desamor como telón de fondo y vértice de todas ellas. Y he aquí que Dreyer replica en gran manera la genial película de Griffith con otro compendio de historias, esta vez como el mal y el pecado como nexo de las mismas, por otro lado, algo nada inusual dentro de la filmografía del místico director.