Miniserie de producción francesa para Netflix de temática, a priori, bastante atractiva y muy a la moda teniendo en cuenta el reciente éxito del largometraje de La Bruja.

Me decidí a verla por diversas recomendaciones y fue una absoluta decepción. Más allá de imágenes perturbadoras bastante efectistas, ritmo atropellado, personajes insufribles y poco desarrollados, y un guión poco original y mal ejecutado.

Cúmulo de despropósitos que lo mejor que tiene es que es miniserie (esperemos).

Sorprendente la apuesta de HBO por un realizador tan propio y con un universo tan personal como el de Álex de la Iglesia. Sorprendente, atrevida, y para mí, visto el conjunto, no decepciona.

Es un destilado de todas las manías, obsesiones y maneras de su omnipotente autor. Sacrifica las pausas en el altar del entretenimiento, apabullante, y esto hace que en alguna ocasión se pierda. Y para el final, fuegos artificiales y desmesura, otro clásico del director. Amarás a Eduard Fernández sobre todas las cosas, ese es el otro punto fuerte de la función que sobresale en un cast de lo más correcto.

Perfecta para amantes de la fantasía oscura con tintes de costumbrismo español, pero perfecta sobre todo para amantes de Álex de la Iglesia.

El cine clásico está lleno de buenos ejemplos de películas de espías, es una figura que siempre nos ha interesado, el héroe anónimo, el farsante definitivo.

Está miniserie sigue los códigos formales de las historias de espías a rajatabla, y más allá de algún pequeño exceso de estilo, resulta tremendamente grato encontrarse con algo tan vintage y tan válido.

Perfecta historia con muy solventes interpretaciones. El final ya lo sabemos, pero eso no importa, lo capital es el camino a él

Emocionante historia que te hace pasar por todos los estados posibles en sus más de dos horas de metraje, pero sobre todo, una historia de personas y de vidas.

Increíbles interpretaciones de sus protagonistas, me los creo en todos y cada uno de los momentos del film, y sufro terriblemente con ellos. También destacar a los secundarios, la mayoría de lujo, que acompañan a esta pareja de solistas como la mejor orquesta.

Gran trabajo de dirección de actores y una puesta en escena muy correcta y aseada. Una historia de esas que siempre queremos que nos cuenten.

Tras leer la exitosa saga de Dolores Redondo y alguna recomendación de gente cercana (que no sé porque seguí) me autoimpuse la tarea de ver esta trilogía de películas para ver si le hacían justicia a la interesante obra original, y la triste realidad es que no, ni de lejos.

La primera película ya habría sido suficiente para amedrentar a cualquiera, la segunda era más correcta al menos, pero la tercera ya pone el último clavo en el ataúd. Lo mejor que se puede decir es que tanta paz lleves como descanso dejas.

A los errores de las anteriores, cast desaprovechado o despistado, confundir tensión con atropellamiento, y a montajes cuanto menos dudosos, se une una dirección de fotografía inexplicable con filtros de colores dignos de Instagram, principalmente rojo y amarillo.

En fin, que lo que me autoimpuse como una simple tarea de entretenimiento, acabo siendo titánica, lo mejor, acabarla, o aún mejor, leer esta o alguna otra de las muchas críticas que hay en la misma línea, y poder ahorrártelo.