Haz click aquí para copiar la URL
España España · barcelona
Críticas de avanti
<< 1 2 3 4 10 63 >>
Críticas 313
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
22 de octubre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El pájaro de la felicidad es una película dirigida por Pilar Miró en 1993, sobre un guión de Mario Camus, música de Jordi Savall y fotografía de José Luis Alcaine. La belleza compositiva de las imágenes en esta agridulce película nos lleva hasta el mundo interior de la realizadora y su personal modo de ver el mundo introspectivo a través de Carmen (Mercedes Sampietro) bañado en un mar de contrastes y emociones de una delicadeza palmaria inicialmente interrumpida por la dura violencia de algunos descerebrados callejeros. La entereza de Carmen la lleva a recapacitar, a plantearse las cosas, es como si el ruido seco de un inesperado aldabonazo hubiese golpeado, removido su yo más profundo.

La relación familiar no pasa por su mejor momento buscando refugio en el mundo de la restauración artística, situación determinante a la que decide ponerle cota tras algunos enfrentamientos emocionales del entorno familiar en un abarrotado mundo de emociones que necesita distanciarse, poner orden en su vida interior y encontrarse con sus propias emociones con su vida más intima después de la visita a sus progenitores: la madre (Mari Carmen Prendes) y el condescendiente padre (Jordi Torras).

Envuelta por el entorno del intimismo, el color paisajístico de los profundos parajes generosa y sabiamente rodados por Pilar Miró nos lleva hasta la decisión de Carmen a vivir en un lugar aparentemente desértico con despejado horizonte inundándose de los espacios abiertos en una tangible realidad imposible de ignorar aderezada con las ineludibles sorpresas de Eduardo (José Sacristán) y Nani (Aitana Sánchez-Gijón).

Durante la convivencia sin problemas aparentes se genera un acercamiento emocional que hace dudar a Nani ante la seguridad de Carmen, situación que Pilar Miró utiliza como elemento integrador para ambas mujeres desde la sensibilidad correspondida, pero además, la evolución de los acontecimientos cambiará las cosas en las relaciones con Eduardo donde la realidad no exenta de abrumadoras e icónicas imágenes bañadas por el entorno reforzará el mundo interior de Carmen.

La vuelta a su propio yo desde la tranquilidad emocional que inunda el lugar al que las hermosas conjunciones filmadas de ángulo, cuadro, plano fijo y silencios asumidos junto a la dúctil belleza de las escenas que tienen todo el valor de la buena composición y el mejor equilibrio entre atrezzo y personaje se une la intimista música de Savall junto al reconocimiento por su gran aportación artística la fotografía de José Luis Alcaine premiada merecidamente en su momento, completando un metraje preñado de sensibilidad emocional a raudales.
avanti
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
17 de octubre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
The sunshine boys (La pareja chiflada) es una película dirigida por Herbert Ross en 1975, Guión de Neil Simon, música de Harry V. Lojewski y fotografía de David M. Walsh. La extensa trayectoria cinematográfica de Ross dominada por la comedia y los interesantes acercamientos al cine musical y del ballet definió desde sus inicios la trayectoria de una filmografía que incluiría interesantes films como Adiós Mr. Chips (1969), Sueños de un seductor (1972), Nijinsky, una historia verídica (1980) o la brillante The sunshine boys.

Se trata de una comedia…cuasi tragicomedia en la que tenemos la oportunidad de disfrutar con la veteranía de dos grandes intérpretes: Walter Matthau y George Burns como Willy Clark y Al Lewis respectivamente, situación que, de la mano del realizador John Erman saldría a la luz algo más de dos décadas después con las excelentes interpretaciones de Peter Falk y Woody Allen en el remake de en 1996.

El ritmo desde la primera secuencia es ágil ofreciéndonos la agradecida fluidez narrativa e interpretativa en la que podemos apreciar dos formas diferentes de entender sus respectivos roles Willy Clark es quisquilloso convencido de un pasado en el que los traspiés de su socio en la escena le impedía desarrollar sus personajes plenamente impedido por el aparente control de su socio Al un mal sueño que siempre le achacó por sus zancadillas interpretativas que nunca pudo superar junto al permanente rencor mutuo.

Ben Clark es el abnegado sobrino y representante del cascarrabias Willy que ha encontrado la forma de devolver a la escena a dos grandes nombre de la comedia de otros tiempos gracias al especial televisivo en el que se repasaran los grandes sketch que dejaron huella, el problema se presenta en encontrar la fórmula para volver a reunir a ambos humoristas a los que el enfado aun les dura, para lo que cuenta con la ayuda la hija de Al (Carol Arthur) frente a una perspectiva con aspecto poco fiable.

Todos los recursos empleados para volver a recuperar la historia de un rencoroso y un resentido parece estar destinada al fracaso pero una jugarreta del destino hace que las cosas cambien hasta el punto que las diferencias se tambalean a favor de la inesperada situación en la que repentinamente se encuentra Willy después de haber protagonizado el dichoso sketch por el que son recordados, situación que les lleva a un planteamiento en el que tendrán ocasión de darse una nueva oportunidad...
avanti
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
14 de octubre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
The sunshine boys (La pareja chiflada) es una película de John Erman dirigida en 1996, sobre un guión de Neil Simon basado en su propia obra teatral, música de Irwin Fisch y fotografía de Tony Imi. La prolífica carrera de Erman así como sus numerosos reconocimientos es garantía de su creación tanto para la grande como para la pequeña pantalla, destacar además su atracción hacia los remakes entre los cuales Un tranvía llamado deseo (1984) o la serie para televisión El Fantasma y la señora Muir (1968-70), a lo que hemos de añadir, entre otros títulos, el interesante remake que nos ocupa protagonizado por dos grandes de la escena.

La pareja chiflada nos ofrece la magnífica oportunidad de presenciar en este curioso telefilm a dos grandes de la pantalla indistintamente del medio en el que alcanzaron mayor éxito: Al Lewis (Woody Allen) y Willie Clark (Peter Falk) regalándonos dos actuaciones a la altura de sus vidas profesionales. No hay que estar demasiado avezado para identificar al Colombo intrínseco en el gesto y la interpretación de Falk como en cualquiera de los múltiples personajes con los que Woody nos acercó a su particular mundo psicológico.

Ambos actores derrochan con generosidad un amplio abanico de gestos, ademanes, impostaciones y formas enfrentarse a los problemas planteados con el inconfundible sello de cada cual, claro que llegado a este punto deberíamos aclarar que los abanicos interpretativos son comunes a la práctica totalidad actoral: el gesto y la interpretación son indisolubles en todo actor o la actriz desde que existe la interpretación.

La difícil tarea para volver reunir a Al y Willie sobre el escenario recae sobre Nancy Davison (Sarah Jessica Parker) sobrina del quisquilloso Willie y sobre Jeannie (Jennifer Esposito) hija del rencoroso Al que nunca le perdonó a su pareja interpretativa los odiosos tics que lanzaba contra él durante sus actuaciones. El gran problema es que el enfado profesional entre ambos se convierte en un hándicap difícil de superar en el que Nancy pone todo su empeño para convertir en realidad la oportunidad que se les presenta a los legendarios cómicos frente a los reproches comunes.

Tras varios intentos de reconciliación tratando de hacer realidad la ocasión que se les presenta a ambos cómicos para volver al candelero de la fama en el entorno de una reunión de viejas glorias de la comedia representando uno de los números que les consagró en sus ya lejanos días de éxitos. El desarrollo de los acontecimientos nos ofrece la oportunidad de ver en un breve cameo a la gran Whoopi Goldberg. Una inesperada complicación en Willie genialmente filmada, nos pone en bandeja un magnífico giro narrativo, no exento de dramatismo que cambia el rumbo de las cosas.
avanti
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
7 de octubre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Matilda es una película dirigida por Danny DeVito en 1996, guión de Robin Swicord basado en un cuento de Roald Dahl, música de David Newman y fotografía de Stefan Czapskyen. En ocasiones puede suceder que se nace en la familia equivocada, claro que eso no se sabe hasta después de haber crecido unos pocos años entre un padre fullero vendedor de coches usados, una madre cuya única preocupación es ser coqueta y jugar al bingo y un hermano papanatas con todos los merecimientos posibles.

En su pequeña soledad Matilda es hábil, se maneja con soltura, le apasiona la lectura, se preocupa por encontrar lo que en casa no hay: libros. Así las cosas y tras haber descubierto un lugar llamado biblioteca Matilda se esmera en aprender, satisfacer su curiosidad lectora y descubrir otros mundos desde la seguridad que le da la lectura. El buen uso de la elipsis narrativa nos sitúa a nuestra pequeña protagonista en edad escolar, cosa que al parecer los padres no llevan las cuentas pero una venta oportuna a la señora Trunchbull (Pam Ferris) agilizará las cosas para que finalmente nuestra pequeña protagonista consiga lo que más deseaba: ir a la escuela a pesar de que no siempre lo idealizado coincide con la realidad.

Absorta, ilusionada y llena de alegría por convertirse en alumna, sus primeras impresiones no dejan de sorprenderle ante una directora indolente en el sentido más estricto y áspero de la expresión, pudiendo ver cómo se las gasta ante las actitudes sociales y de convivencia del pequeño alumnado; pero no todo ha de ser malo: la señorita Honey ( Embeth Davidtz) es la profesora de Matilda, es amable, le gusta su oficio y trata de crear en todo momento el ambiente idóneo para que sus clases sean alegres, educativas y participativas por medio del interés colectivo pero…solo cuando la cascarrabias no está presente en las clases.

La evolución de los acontecimientos se dispara en todas direcciones: el señor y la señora Wormwood (Danny DeVito y Rhea Perlman) están cada vez más comprometidos con la sordidez del negocio familiar, hasta el punto que deberán tomar una determinación en cuanto la ubicación del negocio, Matilda se alía con la señorita Honey para tratar de solucionar una situación injusta que la relaciona con el pasado relacionado con Trunchbull y un asunto familiar, al mismo tiempo la situación en el colegio se hace cada vez más insostenible para la irascible directora que finalmente deberá tomar irremediablemente la decisión que cambiará las cosas para el futuro de Matilda, de la señorita Honey y de los Wormwood. Con esta hermosa película, DeVito nos regala un precioso metraje sobre la bondad de la enseñanza y de la comprensión humana frete a la intransigencia y la miseria impuesta.
avanti
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
5 de octubre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Miracle Worker (El milagro de Ana Sullivan) es una película dirigida por Arthur Penn en 1962, guión de William Gibson sobre su propia obra de teatro, música de Laurence Rosenthal y fotografía de Ernesto Caparros. El dúo interpretativo Anne Bancroff como Annie Sullivan y Patty Duke como Helen Keller es probablemente uno de los más impresionantes jamás realizado en el cine dramático. Ambas actrices merecieron sendos reconocimientos por sus interpretaciones en esta noble e inspiradora historia de coraje, esperanza, incomprensión, marginación y evolución de dos mujeres enfrentadas al entendimiento convirtiéndose con toda probabilidad en una de las más hermosas obras del séptimo arte.

Arthur Penn nos pone en situación recuperando los primeros años de la joven Helen agravada por el pesimismo ancestral del miedo y la desolación parental de Kate Keller (Inga Swenson) y Arthur Keller (Victor Jory) asumido frente a una hija crecida en el silencio y la oscuridad más profunda asumido por el entorno familiar donde nada se opone a sus caprichos, nadie le limita sus acciones, el salvajismo actitudinal de Kate no deja de crecer, de revelarse en el entorno familiar creyendo desde la ignorancia que consentir es educar y calmar los desbordados comportamiento de una joven llena de descontrolada rebeldía que requiere ayuda especializada.

Asumidos los numerosos problemas los Keller deciden finalmente poner a prueba a la educadora Annie Sullivan siendo bienvenida entre la habitual conducta consentida a la pequeña Patty, con lo que no contaba nuestra pequeña rebelde era con la templanza de Anne frente a los actos de rebeldía convirtiéndose bajo estrictas normas en su profesora a tiempo completo durante un periodo pactado enfrentándose a los actos incontrolados, encontronazos no exentos de resentimiento desmedido, reposición de actitudes, destrozo, rabia, impotencia, desolación que se une a la repetición hasta el cansancio de acciones encaminadas a domesticar la descontrolada actitud de la joven alumna, no obstante Anne está convencida que en Helen subsiste una inteligencia emocional clamando ayuda.

Para conseguir sus objetivos Anne se comunica mediantes el lenguaje de signos, del tacto y de los gestos faciales para los actos cotidianos y las enseñanzas de las primeras palabras, las emociones y los estados de ánimo en cada una de las acciones, en cada situación transcribiendo las sensaciones que se van acumulando en la nueva forma de interiorizar y de sentir la vida que Helen Keller tiene a su alcance quedando atrás quejas vacías de contenido, reconocimiento del problema y aceptación de una situación que finalmente es rescatada de la ignorancia, del pesimismo ancestral y del abandono emocional de una joven cuyo único deseo siempre fue el de comunicarse, ser alguien, saber, evolucionar rompiendo las barreras de la incomprensión.
avanti
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 10 63 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow