En fin, últimamente me debato en una contínua duda metafísica en mi relación con el cine clásico.
Estoy revisando muchas de las películas que en mi adolescencia y primera juventud me impactaron y me hicieron amar el cine y dedicarme a este bello arte de forma profesional.
Pero con la revisión están llegando muchas decepciones, y esta es una de ellas.
Buena idea para el guión que desgraciadamente no tiene una continuidad en el propio guión definitivo y menos aún en la resolución.
¿Por qué había esa tendencia a hacer las películas poco creíbles? ¿Quién determinaba que un actor tenía que tirarse al suelo como un payaso de circo cuando persigue a unos niños y por el guión no los puede pillar?
¿Nadie se daba cuenta de lo ridículo que resulta?
Puedo entender la falta de medios técnicos, algo obvio en la época de la que hablamos, pero eso no justifica que se caiga en la pantomima con caídas absurdas, puñetazos al aire e interpretaciones "increíbles", como la de Robert Mitchum en esta película.

Por supuesto no voy a generalizar y me centro en esta película, hay muchas otras que siguen teniendo la misma magia que cuando era más joven y hoy en día me dejan un gran sabor de boca.

Eso sí, cada día estoy más convencido de que el cine actual en muchos casos supera al cine clásico porque simplemente hace que me crea la historia, y eso para mí es de lo que se trata.

¿Qué pasaría si obligaran a devolver el dinero si está satisfecho con el producto?
Como en un supermercado. Vas, ves esta película y pides que te devuelvan el dinero por estafa. Creo que así se acabaría con esta cultura de subvenciones a directores que usan el cine como vehículo de sus paranoias.

A los 30 minutos, te preguntas cómo es posible que haya pasado ya 1/3 de la película y aún no te hayan contado nada interesante.

Terrible, horripilante, desastrosa, sin sentido. Podría poner muchos adjetivos a esta película, todos malos para describirla.
Obviamente, cuando hablo del título de la crítica no me refiero a todas las películas, hay excepciones como Celda 211, las películas de Amenábar, y algunas otras que no me voy a poner a nombrar. Curiosamente, muchas de ellas, películas de hace ya años.
¿Cómo puede un director repetir lo mismo en todas sus películas? Sexo, sexo y sexo. Sin contenido, tan sólo vale con ver un pecho, magreos, culos....
Secuencias larguísimas que no aportan nada al guión en el que las protagonistas muestran sus encantos.
¿Cómo es posible que después de tantos años y fracasos este señor pueda seguir haciendo cine?
¿En su mente hay algo más que sueños onanistas?
¿Por qué el cine español está lleno de "actores" a los que no se les entiende?
Otra cosa es la presencia de la protagonista, que aunque muchas veces no se le entiende, trae un aire de frescura al cine español.
Casi lo mejor es una escena donde la protagonista pone la música a tope y no se oye al "actor" Dani Martín, sólo se le ve mover la boca. Podría haber sido toda la película así. Entenderlo lo vamos a entender igual y de esta forma nuestros oídos no sufrirían su voz, dicción y manera de decir.

Consejo: no perdáis el tiempo viendo esto que no merece la pena, y mucho menos paguéis por ello.

Se queda en un intento meritorio de tocar un tema tan importante y cotidáneo como es la muerte y lo que viene después. Está claro que se ha asesorado bien sobre el tema, la clínica en Suiza bien pudiera estar llevada por la famosa doctora Kubler Ross, especialista en estos temas.
Pero la película se queda en un quiero y no puedo. Los actores están bien, las secuencias de acción, principalmente la primera es fantástica pero cuando intenta ahondar en esa realidad intangible que tanto nos perturba no logra penetrar de lleno. Se pierde en unas historias individuales a las que intenta dar un hilo común de forma artificiosa y artificial para tener un final feliz. Algo que no es muy normal en Clint Eastwood, maestro del celuloíde.

Demostración pragmática y meridiana de la falsedad de la crisis del cine español.
Harto de oír las quejas de la cinematografía de este país, apuntando al cine americano como demonio de dos colas y al doblaje como bestia inmunda, que conjuntamente provocan el declive del cine español y son los máximos culpables de la falta de público en las salas donde se proyectan películas españolas, llega esta magnífica película que demuestra que el problema no está en el cine americano y en el doblaje.
Que cuando se hace bien cine la gente va a verlo, sea de donde sea. Que todos deseamos que salgan más películas españolas así, con un guión trabajado, coherente y que nos cuente algo nuevo, no el típico que nos sabemos de memoria de tetas, culos, o guerra civil española. Que el tema es muy cansino.
Que hay grandes actores en este país a los que se les entiende, aunque a veces parezca que es imposible, dado que en la gran mayoría del cine español prima no saber hablar para que te den un papel. Cuanto menos se te entienda mejor, chaval, porque así eres más natural.
Que hay un trabajo de directoras de casting en este caso fantástico, donde cada personaje encaja perfectamente.
Que si hay dinero, y ese dinero se invierte bien, se pueden hacer escenas y planos complicados, cuidados en fotografía, maquillaje, sonido, etcétera.
Y no querría terminar sin una mención especial al grandísimo trabajo de Luis Tosar. Chapó.

Así que no me vendan más lo de la crisis. Cuando se hacen las cosas bien, el público vamos a verlo. Si nos dan bazofia, pues va a ser que no.

Debo confesarlo, soy actor, llevo más de 20 años viviendo de esta profesión y en mi vida había visto el trabajo de esta actriz. ¡Bendito descubrimiento!
Tendría que hacer memoria para recordar una lección de interpretación tan maravillosa como la que nos deja Kristin en esta película. Sé lo difícil que es marcar y transmitir los sentimientos en el cine. Cualquier gesto algo exagerado queda como grotesco y la mirada impertérrita solo sirve para momentos muy concretos. Un parpadeo se convierte en una emoción. Y Kristin desarrolla un repertorio de miradas, gestos y sonrisas, todas en su justa medida, que transmiten a la perfección todos los estados de ánimo del personaje.
Elsa Zylberstein está también estupenda, como todo el elenco en general.
Sé que muchos dirán que no se puede apreciar al estar doblada, pero siento no comulgar con ese criterio. Aparte del teatro, televisión y cine he dedicado casi toda mi carrera al doblaje.
Cierto es que en muchos casos se estropea alguna película, pero también es cierto que en otros muchos, y no os imagináis cuantos, se mejora al original.
Y sí es verdad que viendo la película me apetecía muchísimo escuchar a esta actriz con su voz original.
Pero todo esto sería otro tema que no viene al caso.

Bueno, ¿y la película? se preguntarán algunos. He leído algunas críticas negativas, sobre todo con el final previsible. Bien, de acuerdo, el final es previsible, pero no creo que en ningún momento el director pretenda que no lo sea. No busca un efecto sorpresa, simplemente lo usa como un elemento para cerrar la historia.
Una historia trágica con la que es fácil empatizar, todos hemos pasado por momentos de extrema dureza en nuestras vidas, no es necesario haber estado en la cárcel o que se nos haya muerto un hijo. Basta con que no te hayan admitido en un trabajo, que hayas tenido la muerte de un ser querido, que te hayas visto alejado de tu familia por cualquier motivo, en fin, un cúmulo de vivencias que el director nos muestra.
Gracias por haber hecho esta película y por haberme hecho descubrir a Kristin Scott.