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España España · Santa Margarida i els Monjos
Críticas de Víctor Baylach
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Críticas 58
Críticas ordenadas por utilidad
8
17 de agosto de 2021
56 de 80 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acompáñenme en esta peculiar historia, donde la buena o mala fortuna rodea a nuestros personajes desde su inicio. Pero, ¿realmente existe la suerte? No para la ciencia del algoritmo, y Otto, algorista en acontecimientos del azar, lo tiene más que claro al verse víctima de un accidente ferroviario, envuelto de cadáveres y al que, por pura potra ha sobrevivido. Pronto no dudará en sospechar que, gracias a unos muy dudosos indicios, ese tren no se accidentó por casualidad y que alguien podría estar detrás de todo. Así que junto a dos excéntricos colegas, Lennart y Emmenthaler, irá en busca de la verdad, cruzando sus caminos con Markus, un militar obligado a regresar a casa para cuidar de su hija adolescente Mathilde, tras perder a su esposa en el trágico accidente.

De nacionalidad danesa, y de la mano de Anders Thomas Jensen “Retfærdighedens ryttere” aka “Riders of Justice”, se presenta sutilmente (aún que de sutil no tenga nada) como una grata sorpresa, con tantos géneros en su menú que cuesta centrarse en uno solo. Diremos entonces que se trata de una historia de venganza, absurda y violenta, repleta de comedia, no negra, negrísima, y de un drama machacante sobre la crudeza de unas vidas rotas.

Su ingenioso e inteligente guion te apega y te adentra rápido en la historia, necesitando ver como se desenvuelve todo y que locas ideas están por mostrar. Llega a estar tan bien equilibrada que en ocasiones resulta desternillante, haciendo que no puedas dejar de reír, para de repente golpearte en el estómago y someterte al drama más crudo, llegando a sentirte mal por tus risas y disculparte con sus protagonistas.

Mads Mikkelsen, a pesar de estar más moderado de lo habitual, ¡que bien estas en las películas de tu nación!, deja Hollywood y enriquécenos con estas historias tan singulares que los daneses no dais. Gracias a la modestia de Mads, el resto del reparto brilla por sí solo, no sobra nada ni nadie y todo el extravagante grupo de personajes están interpretados a la perfección. No podemos pedir más.

Políticamente incorrecta, provocadora y profunda. Demasiado negra para una comedia monótona, demasiado drama para una simple historia de venganza y demasiado compleja e inteligente para no ser recomendada. Una película que a muchos hemos descubierto por casualidad, pero nada es coincidencia, y a pesar de su estreno limitado a pocas salas, la suerte nos ha traído a ella.
Víctor Baylach
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6
14 de junio de 2023
32 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre las miles e incansables series que semana tras semana son estrenadas y con mi poco esfuerzo a seguir las tendencias del momento, atraído por el morbo del género criminal y por sus dos actores protagonistas, Elizabeth Olsen y Jesse Plemons, me animo a ver “Love & Death” mini serie traída de la mano de… ¿HBO?, ¿HBO MAX?, ¿MAX? ¡Que alguien detenga esta locura! Sigo… Una serie de 7 capítulos, dirigida por Lesli Linka Glatter, escrita por David E. Kelley basada en el capítulo “Love & Death In Silicon Prairie, Part I & II” del libro “In the Suburbs” escrito por Jim Atkinson y John Bloom, que a su vez se basa en el crimen real ocurrido el 13 de junio de 1980 en Wylie, Texas, del que se enriquece la serie. Ambientada a finales de los 70s y el primer año de los 80s, viene a contarnos la historia real del crimen a hachazo limpio de Cany Montgomery, una mujer de bien, llena de vitalidad, afable, dulce, buena madre, buena amiga, cristiana como la que más, feligresa de la parroquia local, y esposa de un aburrido matrimonio condenado al fracaso. Allan Gore, marido de la amiga de Candy, Betty Gore, sin saber cómo, se verá envuelto en un lio extramatrimonial con Candy, una inocente relación amorosa que ninguno de los dos podrá imaginar su fatal desenlace.

Contando con otra versión de los mismos hechos, “Candy”, de la mano de HULU, protagonizada por Jessica Biel y traída a nosotros el largo tiempo de hace tan solo unos meses, parece que los estudios han decidido explotar la historia y competir por quien la tiene más larga. Desconozco lo eficacia de “Candy”, pero si puedo asegurar la de “Love & Death”. Dividida en dos partes muy evidentes, a simple vista esto parece más un culebrón que otra cosa, pero a pesar de su sinopsis, no estamos ante ninguna telenovela de media tarde. Sus primeros tres episodios destacan por su presentación y exploración de personajes; conocemos sus comportamientos, sus sentimientos, sus rasgos más característicos y el triste vacío emocional al que llenan con apariencias. Pronto empiezan las miradas y la atracción, y de una manera muy poco dinámica nuestros protagonistas se envuelven en un mar de acaricias llenas de deseo y sonrisas tontas que denotan la carencia de cariño.

Si bien esta primera parte, puede resultar un tanto lenta para cierto número de espectadores, en lo personal me he podido sentir cómodo con ella. La situación es sencilla, los personajes gozan de una buena escritura, y reflejan bien las motivaciones de cada uno para aventurarse al adulterio. Pero a partir de su cuarto capítulo la serie despega y cambia completamente de registro, convirtiéndose en un relato de drama criminal, investigación y thriller judicial. Es indiscutible que sin la escritura de su primera parte, la secuencia del crimen y todo lo consecuente carecerían de efecto en el espectador, puesto que apenas conoceríamos a los personajes y veríamos los hechos con relativa distancia. Como punto a favor, si tienes la suerte de no saber los hechos que ocurrieron antes de ver la serie, ésta logra mantenerte con la incertidumbre constante y dudar, capítulo a capítulo, de la culpabilidad de la acusada, más no de su inocencia.

En un relato como este, los personajes son tan o más importantes que la historia en sí, y Elizabeth Olsen destaca sobremanera. A pesar de encontrarle ciertas expresiones y gesticulaciones que ya he visto de ella en otros proyectos, es innegable que esta actriz está viviendo su mejor momento actoral. Sabe mantener el peso del protagonismo dándole carisma y matices al personaje, adecuándose a las diferentes situaciones emocionales que esta vive. Jesse Plemons, del cual estoy encantado con él desde su interpretación de Todd en la temporada final de “Breaking Bad” y en “El Camino”, al igual que sus destacables papeles en “I’m Thinking of Ending Things” y "T'he Power of the Dog", está más comedido pero adaptándose bien a los rasgos placidos y sosegados de su personaje. Lily Rabe convence como la casi inaguantable Betty Gore, al igual que lo hacen Patrick Fugit, como el marido lejano a la vez que preocupado, y Tom Pelphrey como Don Crowder, abogado de Cady, muy inadvertido en su inicio pero con mucho peso en su segunda mitad.

Como otros aspectos, la ambientación de la serie está muy bien lograda, tanto en la vestimenta, peinados y accesorios, como las casas y todo el vecindario. La serie posee una fotografía poco saturada, con la que gana en realismo y en ambientación de suspense, pero en el apartado musical, si bien es funcional, tampoco hay nada por lo que destacar, más allá de su música setentera. Como apartado final, y por ello menos importante, la escena del crimen en un inicio resulta un poco descafeinada, asestando los los golpes fuera de cámara, haciéndola para todos los públicos. Pero a medida que los detalles van saliendo a la luz, gana en el sentido de lo tétrico, hasta el momento en que, en pleno juicio, se describe el crimen con pelos y señales, repitiendo la escena de los 41 hachazos de manera mucho más gráfica y macabra. Un detalle menor, que a los enfermos que disfrutamos del género nos dejará satisfechos.

“Love & Death” es una serie guiada por las decisiones y las acciones de sus protagonistas y no tanto por los acontecimientos que ocurren a su alrededor, y si bien este tipo de productos suelen enriquecerse por una mayor introspección de sus personajes, no es tanto el caso de “Love & Death”, que si bien lo hace y puedes llegar a entender las actuaciones de Candy, hubiera preferido una mayor profundidad en su psicología, sin quedarse en algo tan superficial; aun que con 7 capitulos tampoco podemos pedir mucho más. A su vez, consiste en un relato que hemos podido ver ya en más de una ocasión pero que a pesar de ello y de sus pequeños problemas contiene cierta destreza y agilidad, y junto a un buen elenco, en especial de Olsen, consigue entretenerte y que sea vista con interés, creciendose en su segunda parte y manteniendo la incertidumbre hasta su episodio final.
Víctor Baylach
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4
9 de noviembre de 2021
51 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aún recuerdo el momento en que vi por primera vez el primer adelanto en teaser tráiler de la nueva apuesta de Marvel Studios, “Eternals”. Una película centrada en las aventuras del desconocido grupo de Los Eternos, puesta a manos de Chloé Zhao, recién ganadora del Oscar a mejor película y dirección por "Nomadland". Recuerdo como me impactó la calidad de las imágenes, la belleza de sus planos, la epicidad de su música, la ambientación seria de su mitología y el secretismo misterioso que le rodeaba. "Esta película tiene que ser épica", me decía a mí mismo, y como a un novato me dejé llevar por el hype desmesurado. Con el tiempo, las ganas se fueron suavizando y a pesar que todo lo que veía relacionado con esta película me atraía, después de la insuficiente “Black Widow” y la sobrevalorada “Shang-Chi and the Legend of the Ten Rings”, empecé a tomármelo con calma, y poco antes del estreno las críticas no se posicionaban a su favor, hecho que acabo de deshincharme casi por completo. Así que llegado el día, me encuentro en la sala de cine, con mis palomitas y mi refresco, con un leve hype moderado y con los escudos activados, sin esperar demasiado pero dispuesto a dejarme llevar por esta historia terreno-galáctica.

Tras conquistar el estrellato, Chloé Zhao es puesta en el punto de mira de Marvel Studios, quien dispuesto a dar creatividad a la cineasta (cosa más bien rara tratándose de Disney) entrega el grupo eterno a Zhao, para que los enfoque bajo su propio punto de vista. A raíz de esto, “Eternals” inteta alejarse de toda formula saturada creada por Marvel/Disney, cosa que se agradece, aún que solo a medias, ya que la mala comedia se resiste a dejarse de lado. Visualmente, es imposible no reconocer a la cineasta, pues sin lugar a dudas la fotografía de la película es lo mejor de ella. Zhao consigue unos escenarios de exterior preciosos a los que retrata con bellísimos planos y una buena estética; a ello le sumamos un buen uso del CGI, que no contrasta con los escenarios naturales y que conjuntamente hacen unas imágenes ricas de degustar. Sin tener demasiada experiencia en escenas de acción, Zhao se las ingenia, y bien, para que la acción en la cinta se vea fluida y entretenida, siendo tan épica a momentos como desgarradora en otros.

Pero una película de este calibre no sobrevive por bonitas puestas de sol y una acción bien dirigida, y si en lo visual es perfecta, donde más falla es en su guion. Adentrándonos en un ritmo lento, sin apenas acción, abarcando 7.000 años de historia, “Eternals” tiene mucho que contar, y la falta de acción no es un problema siempre que sepas dar interés a los que quieras narrar. Pero éste es el gran fallo de “Eternals”, se siente demasiado descuidada al querer dar tanta información y sobre explicarse demasiado, hasta el punto que puede llegar a sentirse confusa y desinteresada por el espectador, y si no se mantienes la llama viva… el público se aburre. 157 minutos de película no son ninguna broma, y si ya desde un principio la historia carece de substancia o carisma para enganchar al espectador, la película se sigue a desgana, cada minuto se hace interminable, las sorpresas o giros de guion se sienten vacíos y si se añade una sobresaturación de clichés, la historia se sienta muy poco original.

Se dice que donde caben dos también caben tres, pero en este caso, cantidad no acompaña a calidad, y el exceso de personajes que pretende explorar no juega a su favor. Si bien intenta indagar en la psicología y emociones de sus héroes, haciendo hincapié en el existencialismo como dioses y la naturaleza de la condición humana, como cabe esperar, unos se sobreponen por encima de otros, llegando a desaprovechar personajes con gran potencial, quedándose a medias tintas. De igual modo ocurre con los “desviantes” (antagonistas por derecho propio), los que a medida que avanza la trama, cada vez se siente más forzada su participación, relegándose a una subtrama dedicada a rellenar minutos.

Haciendo leña del árbol caído, la comedia sigue lastrando y desentona con el tono serio y dramático de la cinta, si bien está más mesurada que en otros proyectos del estudio, sigue sintiéndose forzada y muy fuera de lugar, sin llegar a producirme ninguna leve sonrisilla en toda la película. La música de Ramin Djawadi, aún que correcta, se limita a acompañar a las acciones de nuestros protagonistas sin pena ni gloria y sin llegar a sentirse épica ni destacarse en ningún momento. Y el reparto estelar e inclusivo que pone rostros a los héroes de esta aventura es más que correcto pero, al igual que su banda sonora, nada destaca por encima la línea.

Una mezcla del cine de autor y el cine más comercial, donde ninguno ayuda al otro. Una película ambiciosa, cargada de renombre y puesta en las manos de una prometedora directora que, en esta ocasión, no consigue alzar el vuelo. Visualmente preciosa y con una correcta acción y un buen CGI, pero a su vez, con un reparto desaprovechado, un tono demasiado disperso y un guion sobresaturado que quiere abarcar demasiado e intenta transmitir unas emociones y sentimientos que no consiguen llegar a buen puerto, donde todo se siente a medio cocer. Un resultado fallido que con gran decepción siento como un jarro de agua fría.
Víctor Baylach
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7
4 de octubre de 2021
39 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Oh Esposas de Jesús! consagradas en la orden religiosa de la iglesia católica, enclaustradas y reglamentadas por el celibato, la obediencia, la pobreza, la castidad y el aislamiento, donde todo pequeño atisbo del menor pecado será castigado con el terrible dolor de la penitencia que permite, bajo el arrepentimiento, el acercamiento al mismísimo Dios. Pero la llamada del pecado es tentada por el cuerpo carnal que encierra las almas bondadosas y puras de las más nobles monjas, y bajo la mirada de Jesús, deberán afrontar, armadas con la plegaria, el terrible llamamiento de la perversidad. ¿O quizá no?

Paul Verhoeven, creador del más célebre y sensual cruce de piernas de Sharon Stone en “Basic Instinct” con el que hizo sudar tanto al regordete interrogador John Coreli, y a tantísimos hombres y, porque no decirlo, mujeres, que vieron la escena del interrogatorio. Pero Verhoeven es mucho más que un cruce de piernas, y tras algunos aciertos y otros desaciertos, el cineasta pre-estrena en la Sección Oficial del muy honorable Festival de Cannes su última apuesta, “Benedetta”. Basándose en la novela “Immodest Acts: The Life of a Lesbian Nun in Renaissance Italy” de Judith C. Brwon donde relata la historia real de Benedetta Carlini, monja del s.XVII enclaustrada en el convento de Pescia, de la Toscana. La hermana Carlini, asegura ser capaz de hacer milagros desde que era joven mediante visiones brindadas por el mismo Jesús. Aunado a las llamadas de su mesías, Benedetta explorará la sexualidad junto a su más devota compañera de convento, la hermana Bartolomea.

Llevado por las críticas y el argumento, creyendo, bajo mi inocente mirada, que Verhoeven solo nos trasladaría al convento de Pescia para abrazarnos en una historia de amor y erotismo con el que romper los prejuicios de tantos siglos atrás, que por desgracia aún nos acompañan; pero al poco de comenzar la película me doy cuenta: no podía estar más equivocado. “Benedetta” no solo viene, a través de una fuerte carga erótica, para romper las barreras de los prejuicios de lo que es moral y lo que no, sino que llega para a incitar el don del pecado, y no solo el pecado carnal de la lujuria, sino el que incita la mentira y el poder de la liberación.

A sus 82 años, un despreocupado Verhoeven, ya no se va andar con tapujos, así que desvergonzadamente nos entrega una gamberrada religiosa, provocativa e incorrecta, sin la menor intención de censura y con unas ideas e imágenes tan atrevidas como profanadoras que hacen de la película un relato tan serio como descarado.

Así que, y en todos los sentidos ¡Menudo cachondeo!. Barajando cartas tan dispares como la sangre, el amor, la traición, el erotismo, la mentira, el sacrilegio, la vida, el poder y la muerte, harán que aquellos aferrados a la religión la vean (si es que se atreven) como una blasfemia con la que tirarse los pelos de la cabeza, pero que yo, sin más religión que el “vive y deja vivir”, me lo he pasado en grande, hasta sentir la llamada del pecado y, en consecuencia, la liberación.
Víctor Baylach
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9
8 de julio de 2020
31 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para allá en 2017, Netflix, aún sin saberlo, pegó un fuerte golpe en la mesa al ofrecernos su primera producción alemana. La cadena de streaming confió en la visionaria mente de Baran bo Odar, director alemán con una carrera iniciada en la producción de comerciales, videos musicales y cortometrajes. Fue en 2010, con “The Last Silence” que debutó cinematográficamente en el festival de Cine de Locarno y le valió un reconocimiento por la revista Variety como a un director a tener en cuenta. Varias películas y años después, junto a su mujer y productora Jantje Friese cocrean “Dark”, una serie de 26 capítulos de suspense y ciencia ficción tan atrevida como compleja. Situada en el pequeño pueblo ficticio de Winden, sigue las secuelas de la desaparición de un niño que expone los secretos y las conexiones ocultas de cuatro familias a la vez que lentamente se desentraña una siniestra conspiración de viajes en el tiempo que abarca tres generaciones. Explorando así, las implicaciones del tiempo y sus efectos sobre la naturaleza humana.

Debido a su similitud en la sinopsis, rápida y erróneamente, fue comparada con “Stranger Things”. Mientras que el pequeño grupo de Hawkin se caracteriza por aferrarse a múltiples referencias ochenteras para atrapar a un público nostálgico, una comedia atractiva para todos los gustos, y un suspense que decae por temporadas al no saber mantener su esencia, “Dark”, se desapega y se adentra en terreno audaz, con una ambientación oscura e imponente y un guión más complejo, maduro e intrigante, consiguiendo así mantenerse por sí misma y adquirir sello propio, haciendo que su rival tenga más por lo que envidiar que por indiferenciar.

Con un inicio sencillo, “Dark” evoluciona con energía y ritmo hacia un complejo enredo de tramas y subtramas, que poseen una cantidad importante de personajes y que exigen la atención y la máxima concentración del espectador. Formada por tres temporadas (o mejor dicho tres ciclos) en la que cada una se innova con nuevos elementos que hacen más grande este laberinto narrativo, convirtiéndose en todo un desafío entender el enrevesado entramado. Un guión que exige el máximo de sí mismo, estudiado a nivel milimétrico para ofrecer grandes giros y paradojas espacio-temporales que consiguen cuestionarte la naturaleza del tiempo, con el que llegas a incluso a dudar de aspectos tan sencillos como el propio origen de la historia y te plantea enigmáticas cuestiones como: ¿el principio es el final y el final es el principio?

Dada la alta exigencia del guión, la hipnótica serie, posee una narrativa visual que juega a nuestro favor al ir a una con el espectador. Se beneficia de imágenes aclaratorias para ayudar al público a entender las tramas y sus diferentes conexiones; mayoritariamente acompañadas de un componente musical que será inevitable no relacionar con la serie.

Si bien tanta dificultad podría jugar en su contra, tanto su organización y su corta duración, le permiten no decaer en ningún momento y mantenerse tanto en su esencia como en un ritmo creciente, sin llegar a cansar ni a desganar. Consiguiendo un mayor interés a cada capítulo, hasta llegar a su retorcida temporada final y su sensacional autoconclusión.

Como puntos a parte, cabe mencionar la gran elección del casting, repleto de actrices y actores de gran semejanza en apariencia física y rasgos faciales para las versiones más jóvenes y/o adultas de unos mismos personajes. A su vez, se debe destacar la aportación y el rico conocimiento de simbología, referencias y secretos que enriquecen la serie, abarcando desde diferentes mitologías, religiones o incluso pinturas. A este último, se le añade la importancia de los colores y sus distintos significados, teniendo el amarillo un mayor protagonismo, continuado, en menor medida, por el rojo y el azul.

Definitivamente,”Dark” ha sido una maravillosa sorpresa para los amantes de los enigmas temporales y la ciencia ficción moderna. A pesar de su sutil comienzo, cada temporada ha sabido crecer y recolectar un número mayor de público, aumentando así su presupuesto y su calidad argumental. Una clara demostración de orden y estructura narrativa, que no cojea ni en el más mínimo detalle, y que promete ser todo un desafío para su espectador. Si estás dispuesto a adentrarte en los misterios de “Dark”, uno sale gratamente recompensado.
Víctor Baylach
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