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Críticas de JoseManuelCampillo
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
6
12 de diciembre de 2013
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La filosofía heracliteana ha proclamado los últimos veinticinco siglos, con la misma contundencia con la que Bárcenas afirma y el PP niega, que todo fluye. La mejor oferta, con la arrogancia del Pijoaparte de Últimas tardes con Teresa, niega el anterior aserto.
Esta cinta cuyo título guarda reminiscencias de El padrino es la historia de una narración discontinua. Su devenir se manifiesta con desigual intensidad. Como la música de Brahms. Y es curioso, porque el director (Tornatore) es bueno, el actor principal (Rush) también, el compositor (Morricone) no lo es menos y la historia tiene el zigzagueo intranquilizador necesario para mantenernos alerta. Si bien la mezcla final no da el resultado esperado. Me recuerda al Barcelona de la época de Núñez, siempre plagado de estrellas y huérfano de títulos.
Como decía, la historia tiene su aquel que diría Rafael, aunque le pasa como a algunos alumnos de primaria: necesita mejorar. Hay algún que otro spoiler que estropea las sorpresas. Tornatore no es Hitchcock. No sabe guardar cosas para sí, hacer que la película sea como las novias de antes. Estas que solo revelaban su mejor secreto al final, la noche que cerraba el día en el que se había pronunciado el eterno sí.
Al terminar de verla nos queda la misma sensación que muchos tenemos a la mitad de nuestra vida, esa de que pudimos ser y no fuimos. Tornatore ha podido hacer una de las mejores películas del año, pero no ha sabido. Le ha faltado ser igual de sutil que en Cinema Paradiso. Ahí nos arrebató. Supo convertir unos ojos que prometían erial en desbordantes afluentes de melancólica felicidad.
Eso sí, en la cinta podemos apreciar la mostración de una idea que Malcolm Gladwell, en su excelente libro de igual título, exprimió como naranja valenciana: la inteligencia intuitiva. La idea de que, a veces, sabemos cosas con absoluta certeza tras una primera impresión. No podríamos dar las causas de por qué lo sabemos, pero así es. Todos los datos, la información, las percepciones que hemos ido acumulando a lo largo de nuestra vida se ponen en funcionamiento en nuestro inconsciente, y antes de que la razón se pronuncie nuestra intuición ya ha dado su veredicto. Los marchantes de arte tienen muy desarrollada y afinada esta percepción. Las personas introspectivas también.
Posdata: Las cuatro calificaciones con las que me he de manejar (en el periódico en el que escribo) para puntuar una película no suelen apresar su justo valor. En este caso tampoco lo hacen. Al calificarla de buena estoy errando. Si lo hiciera de… regular, también. Pero es que los conceptos nunca visten de manera acertada la realidad. Es como cuando una persona dice de otra que es interesante. Realmente es que no sabe qué decir de esa persona. Igual que, retorciendo un poco la idea y el lenguaje, cuando le preguntamos a una chica a las dos de la mañana si quiere subir a ver nuestra colección de sellos.
JoseManuelCampillo
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