Qué tostón. Qué bodrio. Los guays dirán que es una película onírica, con un protagonista que reniega de todo, de su vida, de la humanidad... y que corre a abrazarse a un nihilismo que ni Nietzsche, o que se hace amante de Hegel, Kant o cualquiera de esos.
Yo únicamente corrí a abrazarme a una coca-cola para no dormirme. La peli no tiene ni pies ni cabeza, probablemente el guionista estuviera de vacaciones en Benidorm, y Tarkovsky intentando pescar salmones de río. Los planos generales son plúmbeos, se tiran media hora, y los personajes siguiendo escrupulosamente las marcas en el suelo para que el precioso plano con el espejo quede fetén. Es una tomadura de pelo, especialmente el final, con un protagonista (por cierto, el actor es digno, no tiene nada que ver con él) que busca a una señora para que le haga el amor, y luego prende fuego a una casa, y sus amigos llegan (y sigue el plano general, no penséis que hay alguna interrupción), y se llevan las manos a la cabeza, y llega una ambulancia (los bomberos están ayudando a pescar el salmón), y bajan dos enfermeros, y cogen al prota, luego éste se escapa, y comienza una persecución que ni Benny Hill con una rodilla de metal, y luego lo meten en la ambulancia, y éste sale, y luego entra, y vuelve a salir, y al final la ambulancia sale, y empieza a dar vueltas (el plano sigue, que sí que sí, que sigue ahí), y la ambulancia hace más maniobras que en un parking del Ikea, y una señora (la que se ha beneficiado antes) coge la bici, y la ambulancia que sigue esperando a que el GPS le saque del plano, y la otra con la bici... En fin. Así todo. El plano final cierra un círculo con un arbolito que mide 50 metros... Todo muy poético, sí señor, pero esto no se lo comen ni los cerdos.
¿Por qué le doy un dos? Porque gracias a que "sólo" dura 2 horas y media (a las 3 horas esto sería delito), a que la fotografía es muy buena -en especial el blanco y negro- y que suena Bach de vez en cuando.

Pero me siento orgulloso de decir que tardaré mucho tiempo en volver a tragarme otro bodrio de este caballero.

Avisados están, damas y caballeros.

Pero un hecho extraordinario obliga a entrar en acción a MacGregor (interpretado por un casi irreconocible Gary Cooper) que, apoyado por sus amigos Forsythe y el propio Donald (Richard Cromwell con 25 años), salven el regimiento de su aniquilación con una heroicidad sin precedentes.

Buen film, artesanal, pero con escenas increíbles para ser del año 35, con cabalgadas de cientos de jinetes, explosiones, cazas de jabalíes... La interpretación de Cooper es correcta pero poco profunda, y destacan el sarcástico Franchot Tone haciendo de Forsythe y C. Aubrey Smith, todo un clásico de este género de aventuras.

Esplendorosa fotografía en un grandioso blanco y negro que hacen que estas películas se tengan que degustar hasta con palomitas y con el móvil apagado.