Aunque ni mucho menos nos hallemos ante la opera prima del director oriental Wong Kar-Wai si en en la que vemos una continuidad en cuanto al estilo inaugurado con su primer gran éxito "Chungking Express". Un cine caracterizado por la acción, personajes aislados debido a su complicada personalidad y tintes violentos distribuídos uniformemente. Un tipo de cine deudor de otro referente, no solo en oriente sino a nivel mundial, como es Kitano, capaz de influir a directores americanos que llenan taquillas con cada película como Tarantino o Robert Rodriguez.
El cine de Kar-Wai sigue evolucionando hasta traernos obras maestras como "2046" o "Deseando amar", pero siempre es agradable retroceder en el tiempo para encontrarnos películas, que aunque quizá menos conocidas para el público en general, si constitutivas a la hora de crear un nuevo estilo en el cine oriental que se halla en continua expasión.

Quizá lo más reseñable de este temprano film de Kim Ki Duk no sea el fondo, sino la forma; ya que si bien el argumento no deja de ser más que una sangrienta historia de venganza la manera de ser rodado, en tiempo real y alternando camaras digitales con cinematrográficas, confiere a la película un halo de realismo, que introduce más aun al espectador dentro de la trama. Un experimento, que sin llegar a ser una gran obra, consigue un resultado efectista.

Ateniéndonos a su filmografía silente en su época de Hollywood nos hallamos sin duda ante el mayor éxito de un Lubitsch recién llegado a América, precedido por grandes éxitos en su país natal como "Ana Bolena", "Carmen" o "Sumurun".
El genial director de origen alemán, que destacará por sus excelentes comedias, configura en este caso, un excelente drama en torno a un oscuro secreto, que mantendrá en vilo, a la crónica de la alta sociedad londinense.
En este temprano film ya se pueden intuir características muy definitorias del director a lo largo de su carrera.

La llamada "fiebre del oro" le proporcionó Chaplin la idea perfecta para su nuevo largometraje, en dónde su solitario Charlot se adentraría en Alaska en busca de un nuevo porvenir como buscador de oro, pero lo único que consigue es acabar aislado en una pequeña cabaña rodeado únicamente de frío y nieve. Nace así "La quimera de oro".
Chaplin concibe este film como su film definitivo, aquel por el que sería recordado, legándonos escenas míticas como el bailecillo de los panes, que aunque no fuese más que un simple plagio de una escena del malogrado Roscoe "Fatty" Arbuckle, permanece indisociable a la imagen del vagabundo, o la escena en dónde un hambriento Charlot no tenia más remedio que comerse su propia bota, escena que, unida al perfeccionismo del director con las tomas, le causó algún que otro problema a Chaplin, ya que el regaliz (realmente la bota era de regaliz) tiene propiedades laxantes.
Film, que por lo tanto, afianza la satira social del director y que servirá de precedente a sus grandes obras como: "El gran dictador" o " Tiempos modernos".

Nicholas Ray ofrece a Bogart la oportunidad de ejercer de abogado defensor y narrador en un film que aborda en flashback la historia de un joven italoamericano acusado de un asesinato.
Una historia llena de altibajos, escasos momentos dulces que duras penas consiguen evadir al joven de su amarga y difícil existencia. Es la eterna historia de como la pobreza consigue alinear a los hombres, que muchas veces se ven abocados a la desesperación y optan por el camino más fácil: la delincuencia.