Me parece increíble que haya usuarios de Filmaffinity que hablen aquí de una película sobre niños hambrientos. Yo, en toda la película, no los veo más que comer y comer. No, si se ve que hambre tienen. ¡Pero cómo jalan, los críos! Se pegan unos festines que a mí me pondrían el colesterol por encima de los 300.

Bueno, bueno… El caso es que a la película no le sobran sólo helados y pizzas. Le sobra metraje. Willem Dafoe está inconmensurable, y también Bria Vinaite, de quien se habla poco aquí. Pero, a partir de la primera hora, la película no hace sino repetirse como los helados y las pizzas. Con hora y media habría mejorado muchísimo.

Menos mal que nos depara un final maravilloso. La escena que cierra la película es, en sí misma, una obra de arte. Ni digo más, ni abro sección de spoiler. Pero un final así hace más fácil la digestión de tantos triglicéridos.

La verdad es que todo lo que quiero decir de esta película es spoiler. Ya se ha dicho todo lo bueno. Es una magnífica película. Sobre la interpretación de Cary Grant y de Ingrid Bergman nadie duda: están en su mejor momento. Le hubiera dado, sin dudarlo un 9, de no ser porque... (ver spoiler)

Cuando una película se presenta como un producto «para niños», se supone que su único objetivo debería ser entretener a los pequeños, hacer reír a los mayores, y ofrecer unos minutos de diversión sencilla, a la altura de la imaginación infantil.

Zootrópolis entretiene, hace reír, y divierte. Pero, además, es un alegato político, una apología de lo políticamente correcto y un misil americano en forma de gominola contra Donald Trump. No digo que no sea lícito arremeter en una película contra lo que consideras pernicioso. Digo que, si lo haces, debes advertirlo, y no infiltrarlo como mensaje subliminal en una película para niños que no están capacitados aún para la crítica.

Porque Zootrópolis es una versión politizada de «La dama y el vagabundo»: habla de la islamofobia, de la crisis de los refugiados y de la brutalidad policial. Habla del fundamentalismo y transmite intencionadamente el mensaje de que éste no es una consecuencia de la fe islámica, sino de los calculados intereses de los poderosos. Repito que es lícito defender estas tesis, pero cuando se introducen de soslayo en una película infantil estamos hablando de otra cosa. ¿Ingeniería social? ¿Pensamiento único? Llámenlo X. Pero no me gusta.

Blancanieves no votaba. Hoy, Disney ya no es para todos los públicos.

Lo único que he sentido al terminar de ver la película es una nostalgia casi infinita por Tyrone Power y Henry Fonda ("Tierra de audaces").

Sólo puedo destacar la actuación de Casey Affleck, extraordinaria. Pero, en lo demás, la película es larga, aburrida, innecesariamente introspectiva cuando se trata de narrar una leyenda. En cuanto a la fotografía, sí, es buena, pero rara es la película actual en que no lo es. Tenemos medios que están a años luz de lo que hubiera soñado John Ford.

Buenas interpretaciones y excelente fotografía valen de muy poco cuando falta un guión que atrape o un director a quien, de verdad, le guste el western.

¿Qué decir que no esté ya dicho de esta maravillosa película? Por enésima vez, he disfrutado viéndola, y, por enésima vez, he terminado maldiciendo ese final, esos "últimos cino minutos" de que habla Decadence... No están a la altura de la película. Son simplones, facilones, incluso increíbles en una película que tiene como uno de sus más grandes valores la credibilidad y el realismo a la hora de retratar los personajes. Por lo demás, sin duda, una de las mejores películas jamás rodadas.