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Críticas de Lafuente Estefanía
Críticas 1.788
Críticas ordenadas por utilidad
8
13 de diciembre de 2022
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por lo menos en México.
Así al menos se aprecia en esta cinta ambientada en mayo de 1911 cuando el dictador Porfirio Díaz había abandonado ya el poder en favor de Francisco Madero, encumbrado este por las fuerzas revolucionarias que en noviembre del año anterior iniciaron los primeros movimientos armados de la mano de Pascual Orozco, Pancho Villa y Emiliano Zapata.
En este contexto, Grant, un rico hacendado contrata a cuatro "profesionales" norteamericanos que habían luchado ya a las órdenes de Villa. Bajo la dirección de un antiguo oficial ahora instructor militar, Henry Fardan (Marvin), se enrolan Bill Dolworth (Lancaster), experto en explosivos y en asaltar alcobas de esposas desencantadas; Hans Ehrengard (Ryan) un sentimental incapaz de maltratar a un animal, "Hemos matado diez hombres y no hemos pestañeado, pero no somos capaces de matar un caballo herido de muerte"; y al silencioso cazarrecompensas Jake Sharp (Strode), "¿Alguno de ustedes tiene inconveniente en trabajar con un negro?"
Una especie de "Cuatro magníficos", cada uno con su propia especialidad bélica. Incluso la pegadiza música de la banda sonora refuerza esta similitud con la que Elmer Berstenin desarrolla en la película de Sturges (1960)
¿La misión? Rescatar a María Grant (Cardinale), la esposa secuestrada y arrastrada contra su voluntad a territorio mexicano por Jesús Raza (Palance), también antiguo villista ahora dedicado al parecer al bandidaje con un puñado de antiguos revolucionarios.
Un guion bien estructurado y una dinámica dirección ofrece acción continua y brillante análisis de los personajes, especialmente de Henry, Bill y Raza, pues el resto queda un poco en segundo plano.
Excelente ambientación, elección de exteriores, paisajes, fotografía y efectos especiales de ferrocarriles, persecuciones y sobre todo explosiones.
Aunque parece exagerada la expresión del dinamitero que justifica su oficio en la explosión inicial que permitió la formación del universo. Un poco prematuro, hay que tener en cuenta que hasta 1927 no comienza a hablarse del átomo primordial que se expandió en lo que hoy conocemos como big bang, para formar el universo en el que se incluye espacio y tiempo.
Lo mejor sin duda el pesimismo que rezuman los diálogos de la parte final de la cinta, con sus decepciones y desencantos ideológicos. Ahí brilla por unos instantes la animosa Chiquita (Gómez), incapaz de decirle no a ningún hombre, todo corazón, "Una revolucionaria de primera pero que nunca aprenderá a bailar".
Notable película que recuerda bastante a "Los siete magníficos", también con los inevitables ¿bandidos? mexicanos. No se la pierdan.
Lafuente Estefanía
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8
4 de mayo de 2022
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Berlín oriental a finales de los años 60 del pasado siglo. Con una buena carrera por delante, el doctor Werner Teske, en la cinta Franz Walter (Eidinger), se despide de su amada Corina (Heyer) prometiéndose con un simple anillo que se dibuja cada uno en el dedo anular con un rotulador. Luego lo hará de sus padres y de sus amigos futbolistas aficionados ya en el aeropuerto. Marcha a Etiopía con una especie de beca para hacer méritos en su carrera académica. Lo usual en el mundo universitario de la época.
No llega a tomar asiento en el avión. En ese preciso momento lo reclaman, abandona sin más explicaciones la nave y, ya en un despacho, le prometen una cátedra en la universidad. Le ofrecen un coche y un lujoso apartamento. "¡Tiene balcón! ...¡Tiene moqueta!", exclama admirada Corina mientras se balancea en su sillón giratorio.
El padre se escama un poco. Y tiene razón, su hijo Franz ha aceptado a cambio ingresar en el Ministerio de Seguridad. En la temible Stasi de la República "Democrática" Alemana.
El resto es una película de espías donde lo importante no es qué o a quién se investiga, sino la evolución interior del personaje, la introspección en el pensamiento del espía, los dilemas éticos que empiezan a abrirse camino en su cerebro ...
Dilemas que trata primero de ahogar en el alcohol o con el autismo que provoca la música que le llega a través de los auriculares con los que intenta aislarse. Hasta que no puede más y vomita todo lo que hasta entonces había tragado. Pero ya es tarde para dar marcha atrás como le recordará su antigua profesora "No se puede luchar contra ellos, nadie los puede desafiar".
Todo ello con una magistral ambientación, vestuario, automóviles, clubs de alterne, interior de las casas, celebraciones, calles ... Frialdad ambiental, colores apagados, pardos y grises que recuerdan otras cintas clásicas de espías al otro lado del Telón de Acero. Como la mítica "Cortina rasgada" (Hitchcock, 1966), también aquí con el profesor de física Michael Amstrong (Newman).
Las escasas escenas abiertas suelen ofrecer a media pantalla horizontes planos a base de la superficie de un lago, el mar, el campo de fútbol o una carretera. Para destacar en el centro la presencia de los personajes.
Buen guion y buena dirección. El ritmo es a veces lento, tal vez demasiado centrado en mostrar la honestidad que se va despertando en este espía que surge en el frío, poco a poco, inexorable.
Excelente el análisis de su personalidad que permite el lucimiento de Eidinger en una gran interpretación. También la recreación del mundo de la Stasi, la delgada línea que separa el éxito del fracaso, los peligros de caer en desgracia que arrastran con frecuencia a lo que más se quiere.
Cinta muy dura a la que tal vez sobren algunas escenas, pero con otras grandiosas. Como las dos ocasiones en que los enamorados dibujan en silencio anillos de compromiso en sus dedos.
Recomendable. Sobre todo para conocer lo que pasaba y lo que pasa en estos "paraísos" de la clase obrera.
Lafuente Estefanía
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9
28 de octubre de 2021
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El Martín Fierro" es un poema narrativo modelo del género gauchesco, compuesto en dos partes por el argentino José Hernández. En la primera, "La ida" (1872), Martín Fierro es un gaucho de la pampa al que la injusticia social del contexto histórico lo lleva a un fortín militar de la frontera, del que deserta para convertirse en un fuera de la ley que vive entre los indios donde espera una vida mejor que en la "civilización". En la segunda parte, "La vuelta" (1879), cambia el perfil ideológico del personaje que trata de adaptarse a una sociedad que está evolucionando, ha superado su rebeldía rupturista para pensar ahora en la descendencia. Su carácter solitario, en cualquier caso, es consecuencia de la pampa que habita y de las injusticias que padece.
Sobre un esquema muy similar Herbert Childs compondrá su novela "Martín, el Gaucho" (1953), en la que a su vez está basada la cinta del mismo título que aquí nos ocupa y que tiene ahora como protagonista a otro Martín, Penalosa (Calhoun).
Estamos pues ante un argumento poderoso pero, como vemos, no del todo original. Excelente guion, fresco, sin apenas sombra de literalidad con relación a la novela, desarrollado a través de una dirección que combina con maestría momentos intensamente poéticos con otros de descarnado naturalismo.
Personajes rotundos como Martín que ama la libertad por encima de cualquier otra cosa pero dotado también de un profundo sentido de la justicia, "Mi padre te dio estudios como un privilegio, tus hijos estudiarán por tener derecho", "Busca un líder y si no eres capaz de encontrarlo selo tú" y es que corren malos tiempos para los gauchos proscritos.
O militares recios como el mayor Salinas (Boone), igualmente de criterio recto pero desde la perspectiva del soldado de frontera que desconfía tanto de los políticos, "Hasta los buenos toros dan crías enfermizas", como de los idealistas que castiga por "Malinterpretación voluntaria de la historia".
La parte sentimental corre a cargo de una mujer de la buena sociedad, Teresa Chávez (Tierney), ambiente que abandona por seguir a Martín. Es este el punto de inflexión que cambia la forma de ver las cosas del gaucho rebelde, "No levantes la libertad sobre la vida de otras personas". Es el paso de la ida a la vuelta en el poema de José Hernández. Perseguidos por la justicia intentan atravesar los Andes en dirección contraria a como lo hizo el general San Martín para lograr la independencia argentina. No lo lograrán y quedarán los dos, pronto los tres, a merced de las circunstancias.
Preciosos escenarios de la pampa sirven de marco a esta especie de western argentino tan original. Extensas llanuras donde "un hombre puede correr cientos de leguas en línea recta". Y caballos, carreras, persecuciones, caídas espectaculares ... hombres que se suben de pie sobre la grupa para atisbar en la lejanía. Boleadoras gauchas, trenzado de cuerdas, pueblos indígenas, avestruces de la pampa, llamas de los Andes, desiertos, nieves perpetuas ...
Una gran película con formas de western de frontera que nos permite conocer la forma de vida en estos inhóspitos territorios, personajes bien desarrollados, acción continua, momentos de gran intensidad poética, de drama, de tensión, excelente ambientación, paisajes, fotografía, colores apagados.
Numerosos extras que se mueven con soltura en las cabalgadas. Interpretaciones muy destacadas sobre todo en el caso de Calhoun y Boone, con un desenlace final a la altura de la obra.
Película, en suma, muy recomendable.
Lafuente Estefanía
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10
22 de septiembre de 2021
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si, tres dieces es la calificación que para nosotros merece esta cinta.
El primero por los aspectos técnicos. Comienza con un paisaje fordiano en el que "La diligencia" marcha veloz allá a los lejos. La fotografía, muy contrastada y con magníficos juegos de sombras en los rostros, es sencillamente perfecta. Lo mismo que el uso de los planos picados reduciendo el tamaño de los personajes de abajo en contraposición a los que miran desde arriba. Véase la impresionante escena del entierro tomada desde el punto de vista de la habitación del hotel donde se hallan los protagonistas. Las sombras tan alargadas que se proyectan sobre la calle. Por otra parte, la banda sonora acompaña perfectamente en cada momento, ahí está en la escena del entierro que acabamos de citar el ronco sonido del tambor que tañe el niño que encabeza la comitiva.
El segundo de los dieces lo merece el guion de Halsted Welles, sin fisuras, con un complicado conjunto de personajes cuya forma de ser vamos conociendo poco a poco. No son prototipos o estereotipos, son personas normales y corrientes a las que el destino lleva a una situación límite. Todo ello sin contradicciones, con normalidad, con esa aparente sencillez que solo puede alcanzarse a través de la maestría en la dirección.
Nada tiene que ver Dan Evans (Heflin) cuando contempla impotente la escena del asalto de la diligencia ante la mirada reprobadora de sus propios hijos, como luego de su esposa Alice (Dana), con el que toma la decisión de subir al tren con el preso, "Porque tengo que hacerlo y nada más", después de ver que el borracho del pueblo, Alex Doc Potter (Jones) ha pagado con su vida por esa misma causa.
Tampoco tiene nada que ver Ben Wade (Ford) que no duda en disparar a sangre fría sobre uno de sus compinches y sobre el mayoral de la diligencia (el interés individual subordinado al del grupo), con el que poco después decide quedarse arriesgando su vida con la joven de la cantina, Emma Nelson (Farr), una antigua cantante que conoció tiempo atrás que ha venido a parar allí en busca de un clima seco debido a su tisis con sus frecuentes accesos de tos.
Todo es cambiante. También la actitud de la gente del pueblo que duerme rigurosamente la siesta de una a dos de la tarde. Hasta el sheriff, "Si no es un asesinato no voy a avisarle, si solo se trata de un robo no lo despierto". Valentones primero, tímidos y pusilánimes cuando llega la hora de la verdad. Incluido el orondo dueño de la diligencia asaltada, Grayson Butterfield (Emhardt), o el mismo hermano de la víctima.
Por cambiar lo hace hasta la climatología. En medio de una gran sequía que arruina a los rancheros, 200 dólares necesita Dan para alargar la agonía de sus animales seis meses más, y por ellos va a jugarse la vida a la espera de la ansiada lluvia que parece llegar en los fotogramas postreros.
Y el tercer diez lo merece ese desenlace que tan poco parece gustar a los críticos. No tengan la menor duda, Delmer Daves y Halsted Welles están describiendo por primera vez la historia clínica perfecta de un síndrome de Estocolmo, y eso 25 años antes que Janne Olson retuviera a sus rehenes en el famoso asalto al Banco de Crédito de Estocolmo, que luego dará nombre a esta conocida reacción psicológica en la que la víctima de un secuestro o retención en contra de su voluntad, desarrolla una relación de complicidad y un fuerte vínculo afectivo con su retenedor. De hecho, bien pudo llamarse "Síndrome del Tren de las 3:10" al que ahora damos el nombre de la ciudad sueca. No hace falta ser un gran psiquiatra para comprobar la tremenda empatía de Ben hacia los Evans. La primera al despedirse en su propio rancho, "Señora, procuraré devolverle a su marido sin novedad". Los infinitos intentos para convencerlo de que lo deje libre, no tanto por "comprar" su libertad con dinero, que también porque conoce sus necesidades económicas, cuanto por salvarle la vida. Y confía y persevera en sus propuestas tratando de ablandar su voluntad, siempre pensando más en salvar la vida de su captor que en la suya propia. Pero estamos hablando de desenlace y esto corresponde a la zona spoiler.
Tres dieces como tres soles para este "Tren de las 3:10", si señor. No dejen de verlo, lo mismo si son aficionados al western como si lo son al cine en general.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lafuente Estefanía
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3
16 de septiembre de 2021
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueva versión del famoso personaje de McCulley, que desde 1919 en que apareció por primera vez se ha prodigado bastante en la cinematografía.
En esta ocasión presenta algunas novedades. Por ejemplo su protagonista Diego Vega de la Cerda (Delon) es el propio gobernador y, por lo tanto, el Zorro no lucha contra él sino contra el coronel Huerta (Baker) que lo manipula y que tiraniza al pueblo sin piedad. Hay por lo tanto hay un desdoblamiento de personalidad entre el amanerado Gobernador y el Zorro invencible. Tampoco se desarrolla la acción en México sino en un lugar llamado Nuevo Aragón que la trama sitúa en la actual Venezuela, a donde llega el personaje en barco desde Lisboa.
El resto sigue más o menos los parámetros generales de la serie, pero que en esta ocasión resulta excesivamente infantiloide. Ya sabemos que se trata de un héroe de ficción, pero en nuestra opinión se abusa demasiado de la credulidad y de la inocencia del espectador. Lo mismo en las escenas de acción (regularmente grabadas), que en las cómicas donde los "golpes" resultan un tanto de teatro guiñol al estilo de garrotazo y tente tieso, o del perro superlisto, etc.
Correcto el guion, la dirección se ha decantado por la vulgaridad sin mayores preocupaciones. Los personajes responden bastante bien al perfil que se espera de ellos, acaso sobra esa especie de mariscal teutónico, Fritz von Merkel (Rossi-Stuart), de "angelinas" resonancias, que se pasa el rato gritando a sus enemigos "¡Malditen! ¡Malditen!" Gracioso que es.
Interpretaciones corrientes, incluido el gran Delon que bien pudo haber tomado alguna lección de esgrima antes de meterse en la zorrera, o Moustache en el papel del gordinflón sargento García. Eso sí, magnífico vestuario de época, como se aprecia en la escena goyesca de "El pelele".
Alguna alusión a la malaria. En fin, muy poca cosa para dar aire a una cinta de aventuras que aburre bastante pese a que la acción no para ni un minuto. Y es que sobran escenas, como la de esa especie de cofrades de Semana Santa con sus capirotes blancos que asaltan a no sé quien. Las escenas de espadachines, que es la salsa del género, están rodadas con especialistas bastante mediocres, con un enfrentamiento final entre los antagonistas que se hace eterno.
Película floja recomendable para aficionados al personaje o para ver con los niños.
Lafuente Estefanía
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