203/19(29/10/16) Interesante estreno del surcoreano Yeon Sang-Ho (realizador y guionista) en un largometraje de acción real, hasta ahora dedicado a la animación manga, de hecho este “Train to Busan” forma parte de un díptico zombi mezclado con ferrocarriles, y es que este mismo año ha estrenado “Seoul Station” (en animación), especie de historia paralela con esta. Esta de personas reales es una grata propuesta de acción trepidante, una vuelta de tuerca más en el universo (ya muy trillado) de los zombis, tiene su fuerte en la susodicha acción adrenalítica, con escenas electrizantes donde masas de “walking dead” se mueven en coreografías bestialmente terroríficas, donde estos “no muertos” se desplazan de modo frenético en cuanto se “convierten”, ello rápidamente en cuanto son mordidos. El relato además pretende reflexionar sobre la depredadora y darwinista naturaleza humana, para ello los protagonistas intentan ser un reflejo de la sociedad, con sus virtudes, altruismo, bondades, solidaridad, frente a sus miserias, como el egoísmo, codicia, maldades, haciendo ver que en muchos casos los más inhumanos no son los zombis, si no los vivos, pero en esta vertiente está irregular, cayendo además en su tramo final en lo almibarado y sensiblero. Tampoco es que aporte algo original al ya muy estrujado subgénero de zombis.

Estamos en Corea del Sur, un gestor de fondos adicto al trabajo, Seok-wu (Gong Yoo), lleva a su joven hija Su-(Kim Su-a) en el tren de alta velocidad KTX a Busan a visitar a su ex mujer. El viaje se vuelve una odisea de supervivencia al explotar una pandemia de origen desconocido que transforma a las personas en zombis.

El film mezcla con tino la acción, el terror, el suspense, la tensión, el gore, los efectivos efectos visuales, con escenas espectaculares, ello sorteado por toques melodramáticos un tanto ajados, lo del padre absorbido por el curro, que no tiene tiempo para sus hijos está ya muy sobado. Aunque son apreciables los momentos de reposo que se toma entre la acción para construir y dar fondo a los personajes, estos quedan en meros clichés planos, que se mueven con un patrón ya predeterminado, discurriendo por lo previsible, sin matices, todo predeterminado, sin cabida a la sorpresa, este anhelo de querer ser un relato serio y de calado social queda regular (siendo benévolo), y es que la cinta adolece de no tener humor alguno, llegando a caer (sobre todo en su edulcorado final) en lo lacrimógeno antidiabético, estos azucarados momentos rompen el ritmo endiablado sumiendo la historia en lo manipulador.

Aquí lo que sobresale es el encerrar en un espacio cerrado, angosto y desplazados a gran velocidad vivos y zombis, teniendo que intentar unos sobrevivir sobre los otros, teniendo los vivos que enfrentarse en galerías estrechas repletas de “no vivos”, donde la tensión se vive y respira, donde la violencia se desata atávicamente, ello sin caer en el go´re gratuito, sucediendo mucho salvajismo fuera de plano.

De agradecer es que no tarden demasiado en entrar en materia, con un preámbulo escaso, sin entretenerse, todo enfocado al enfrentamiento por sobrevivir ante la jauría de zombis, pareciendo por momentos su evolución una carrera contrarreloj agónica por intentar llegar vivos a la siguiente estación. En lo de la situación de encerrar agente en un tren cuasi-jerarquizado se asemeja a otro film surcoreano, “Snowpiercer” (2013), en el modo de comportarse en manadas encolerizadas los zombis se asemeja "Guerra Mundial Z" (2013), y en lo de algunos enfrentamientos en los vagones del toma influencias de la también surcoreana “Oldboy” (2003).

Su crítica a nuestra sociedad, al descuido con que algunos tratan a sus hijos, al culto al dinero, al personalismo egocéntrico de la gente, en lo que es una visión desesperanzadora de la Condición Humana, donde parece que el director y guionista quiere poner en un espejo a los vivos y sus demonios internos frente a los zombis, quiere hacernos ver que en muchos casos no se sabe realmente quien es el monstruo, quien es el depredador, cuando ante situaciones límite sale lo mejor y lo peor de nosotros, nuestros instintos más bajos y oscuros, llegando algunos a pisotear a los demás con tal de sobrevivir. Para esto se apoya en un crisol de personajes que pretenden representar en cierta medida la sociedad moderna, con diferentes estratos sociales, edades, y relaciones: Un padre de clase alta (egoísta) con su hija, con relación complicada entre ellos; Un matrimonio de clase media, con la mujer embarazada; Pareja de hermanas ancianas; Grupo de equipo juvenil de base-ball; Un demente que parece en su locura saber lo que pasa; Y por supuesto el villano (Kim Eui-sang) entre los vivos, representa el individualismo en su peor versión, el cobarde manipulador amoral que domina a las masas hurgando en sus miedos, todo en pos de su supervivencia, aunque esta suponga matar.

Destacar la gestación y comportamiento de los zombis, los infectados tras serlo se metamorfosean en escasos segundos, se contorsionan de modo realista, se mueven con celeridad, con un notable trabajo de maquillaje, nada queda de los creados por George A. Romero, que se desplazaban a paso tortuga, lentos y torpes, estos se comportan de modo eléctrico y se mueven en manadas.

163/02(02/11/14) Interesante serie del canal musical MTV del año 2011, ideada por Michael David Cummings “Spider One”, cantante del grupo Power metal 5000, y Curtis Gwin (“Walking Dead”), que se ríen de los productos de terror, una comedia negra que adopta el estilo mockumentary (falso documental) con un equipo de televisión al estilo del programa “Cops” sigue las andanzas de una unidad especial de policías, la UTF, una unidad que combate en la valle californiano de San Fernando al tríptico de monstruos, zombis, vampiros y hombres-lobo. Posee una idea atractiva, un arranque positivo con elementos divertidos, con una puesta en escena sugestiva, con buenos maquillajes, efectos especiales y agilidad narrativa, pero a medida que avanzan los episodios la redundancia y la falta de ingenio es la nota predominante, derivando en cansancio por reiteración en el espectador. La serie no fue renovada para una segunda temporada.

El escenario es el Valle de San Fernando (Ca), se nos dice que un año atrás comenzaron a aparecer en la zona vampiros , hombres-lobo y zombis, sin que se sepa el motivo, para acabar con ellos está la UTF (Undead Task Force), un equipo de un programa de televisión les sigue a todos lados. El jefe del grupo es el capitán Frank Dashell (Bryan Callen), además están el veterano oficial Joe Stubeck (Charlie Sanders), su compañero oficial Billy Pierce (Bryce Johnson), aspirante a actor y mujeriego, la sexy oficial carla Rinaldi (Tania Raymonde), el oficial "John John" Johnson (Texas Battle), y la novata Oficial Kirsten Landry (Caity Lotz), se amontonan un montón de clichés cual caricaturas sin alma alguna.

Es una serie a rebufo de la corriente de la proliferación de series y films de vampiros y zombis, “Walking dead”, “True blood” o “Crepúsculo” son buen ejemplo, además la MTV tiene a la serie “Teen Wolf” sobre un joven Hombre-lobo. Lo mejor de la serie es que no se toma en serio a sí misma, no hay ánimo de profundizar en reflexión moral alguna, solo pretende ser un pasarratos de 20 minutos de usar y tirar, esto que en sus inicios quede como algo fresco y ameno, con diálogos algunos delirantes, tirando de parodiar las series y pelis de polis. La serie no escatima en humor gore, con muertes revestidas de hiperrealidad sanguinolenta, con todo tipo de muertes, disparos, palizas con bates de baseball, acuchillamientos, mordiscos, explosiones, y más, proporcionando una sonrisa de humor negro, mezclando estos momentos con los estrafalarios protagonistas y sus vidas cotidianas. Galería de monstruos que se jerarquizan, los villanos sibilinos, lo vampiros, especie de mafia que se dedica mayormente a la prostitución comerciando con sangre, los zombis son bichos sin alma sedientos de sangre humana pero pudiendo ser dominados mentalmente por los vampiros, y los Hombres-lobo son personas normales con un trastorno debido a la Luna Llena, este síndrome peludo lo ataca la policía con toque de queda cuando la luna está así. La serie se apoya en el ya manido estilo mockumentary, ejemplo “Modern family” o “The Office”, esto hace que la mayoría de las escenas estén filmadas cámara en mano, este es un recurso que a medida que avanza la serie se muestra innecesario y mal utilizado.

La serie agota en pocos capítulos sus armas y divaga en medio de un humor bastante juvenil, tirando de recursos humorísticos de sal gorda, con chistes zafios sexistas, con protagonistas que denotan bastante simpleza de mente, a esto se suma un arco argumental que va a ningún lado emitiendo cierto desbarajuste y caos narrativo. Tampoco ayudan sus mediocres interpretaciones, meros guiñoles, aunque se agradece algunas bellezas sensuales que aparecen, como la sexy Tania Raymonde, presencia turbadora que ya me excitaba en la serie “Lost” con esos ojazos, esos labios y ese esbelto cuerpo.

En conjunto, sumado sus defectos y sus méritos me da una interesante producto pasatiempo, que ni molesta ni suma. Fuerza y honor!!!

159/08(10/05/11) Pasable film bélico que aún estando producido acabada la Segunda Guerra Mundial, y más concretamente en la Batalla de Iwo Jima, es un mero producto propagandístico patriotero sin pizca de originalidad, sin pizca de ingenio, con multitud de situaciones mil veces vistas, con multitud de clichés, con personajes estereotipados, resultando muy previsible y con cero escenas a recordar, no es que sea mala es que está hecha con molde. La historia de unos soldados que son instruidos por un duro sargento, Jack Stryker (correcto John Wayne), pero que en realidad es un tipo de gran corazón, que se emborracha en cuanto puede pues su mujer lo ha abandonado es de lo más cansina. La cinta posee sus valores en las imágenes de las dos batallas que aparecen, pero no en las rodadas por el realizador Allan Dwan, si no en imágenes de archivo reales de estas mismas intercaladas en la cinta y que dotan de realismo la pantalla, así como en el hecho que la famosa escena de izado de bandera en el monte Suribachi es representada al final del metraje, es la verdadera bandera y hay tres de los verdaderos componentes de la fotografía, son Ira Hayes, Rene Gagnon y John Bradley, los otros 3 soldados de la estampa, Franklin Sousley, Michael Strank y Harlon Block fallecieron en Iwo Jima. El guión es de lo más inane, intenta conjugar momentos forzadamente dramáticos con pequeñas dosis de humor, pero esto queda descompensado, la dureza del sargento roza la cursilería, es curioso que John Wayne que no quiso alistarse a la contienda nos quiera hacer ver lo héroe que es, me chirría, los diálogos y frases son de lo más ñoños, la historia de amor nos la meten con calzador, no se sostiene por lado alguno, es tópico tras tópico. Es un producto entendible durante la contienda, ahora el tiempo la destrozado, dejándola en una simpática muestra de cine panfletario que no recordaras más que por lo anecdótico de que ya trató con protagonistas reales lo que ya filmó con mucho más éxito de calidad Clint Eastwood décadas más tarde en la magnífica ‘Banderas de nuestros padres’. Fuerza y honor!!!

116/06(07/04/11) Fracasado producto cargado de un romanticismo forzado, impuesto por un guión no apto para diabéticos, y con un punto de partida tan débil como ridículo, un argumento con multitud de lagunas, pero como el único objetivo es enternecerte de modo simplista da igual. Es un ultrameloso film no apto para diabéticos, en el que pretenden empujarte a la lágrima fácil, con actores que dan la impresión de estar fuera de lugar, con una química inexistente entre los protagonistas, con una explicación risible sobre los saltos en el tiempo y lugar del protagonista, es un problema genético, dantesco. La cinta no emociona en momento alguno, es todo tan confuso y tan disparatado que no hay por donde cogerlo, las situaciones se suceden sin ton ni son, los secundarios son pegotes sin vida propia y su final me resulta el sumun de lo azucarado y manipulador. Es un muy decepcionante relato solo apto para los que disfruten de melodramas fantásticos megamanipuladores que naveguen por el ridículo. Fuerza y honor!!!

184/11(17/05/09) Interesante radiografía sobre los inframundos que sobreviven en las grandes ciudades, en este caso en Melbourne, centrándose en una tribu urbana de skinheads, unos desarraigados racistas que odian a muerte a los asiáticos, dentro de la banda se produce un triangulo amoroso que desemboca en un final digno de una tragedia shakespeariana, uno de los vértices es el jefe de esta banda es Hando, un Russell Crowe que realiza un gran trabajo, con un físico imponente, consiguiendo transmitir gran carisma, otro es Gabe (Jacqueline Mckenzie), una muchacha rebelde que busca su lugar en el mundo y el tercero es el mejor amigo de Hando, Davey (Daniel Pollock). La cinta recuerda bastante al film de Stanley Kubrick “La naranja mecánica”, siendo más que evidente en la escena de la toma de la casa del padre de Gabe, además de en la violencia siempre presente y en su forma trepidante de rodar las secuencias de acción. La cinta utiliza clichés masticados para contarnos la historia, sin lugar para la sorpresa, pero es de agradecer su sobriedad y realismo al no caer en la trampa de enseñarnos un final políticamente correcto, es valiente. Recomendable a los que gusten de retratos de problemáticas sociales. Fuerza y honor!!!