Esta película tiene un problema de origen llamado Mario Casas. Este chico no sabe interpretar, no sabe transmitir, es un tarugo de madera. Desconectas de la historia con sólo verle. Añádanle un inicio cuasi teatral, y por lo tanto impostado, una trama que recuerda demasiado a producciones americanas y que cada vez se retuerce más, con las trampas que conlleva. Suerte que por ahí anda José Coronado, que no solo aporta credibilidad sino que se le entiende bien cuando habla. Aprueba justito porque al final te quedas a ver cómo demonios resuelven el lío. Algo es algo.

Impactante y acongojante película británica que se cuece a fuego lento y que correrá incierta suerte en manos que quien no tenga la paciencia necesaria para verla culminar. Retrato en un crescendo sostenido a la par que inapelable de lo que la culpa, la presión de grupo y la vida en un ambiente cerrado pueden hacerle a una persona. Pensarán en ella varias horas después de haberla visto.

Bueno, decir que esto es un "Superman meets Big" no es buscar la originalidad. Una peli de super heroes, y super villanos, que intenta ir por el camino de la comedia pero se queda corta. Hubiera funcionado mejor con más dosis de los hermanos Farrelly o incluso de Judd Apatow. Cuando parece un producto solo hecho para reír de pronto se oscurece y parece Harry Potter. Navega entre dos aguas y eso la lastra. Tampoco es que te haga soltar carcajadas, cuando igual es lo que pretendía, y deja pasar innumerables ocasiones para meter chistes. Mark Strong, necesitas mejores papeles. Un quiero y no puedo.

Esta película es...terrible. La trama familiar es infumable, la acción no es confusa, es lo siguiente, el guión es estúpido y el personaje de la niña es lo más aborrecible de los últimos tiempos. Los topicazos se suceden uno tras otro y a medida que avanza uno solo espera que acabe. Una ensalada de bichos a cual más ridículo y grotesco. Godzilla no se merecía esto. Hasta Megalodón me pareció mejor.

Solo en el tramo final hay algunos chistes que sobresalen. Hasta ahí solo hay comedia amable y bien intencionada sobre dos personas a las que todo les separa: una candidata a la presidencia de los USA y un pajillero muerto de hambr. Más políticamente correcta de lo habitual en Seth Rogen y con solo un poco de humor grueso, se deja ver con soltura pero un poco más de mala leche la hubiera redondeado.