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España España · Palma (Mallorca)
Críticas de Miquel
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Críticas 1.665
Críticas ordenadas por utilidad
8
30 de octubre de 2005
38 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las mejores obras de Fassbinder, que asume las tareas de director, guionista, director fotográfico, cámara y montaje. Se rodó en Frankfurt, con escaso presupuesto.

La acción tiene lugar en Frankfurt, entre el 24 y 28 de julio de 1978, según precisa la obra. Narra la historia de soledad y desamores de Elvira/Erwin Weishaupt (Volker Spengler), un transexual, que tras ser abandonada por su novio Christoph, busca el amparo y el afecto de sus allegados más próximos, con la ayuda de su compañera de trabajo Zora la pelirroja (Ingrid Caven). A lo largo de la narración el autor presenta varias escenas estremecedoras. El encuentro con un grupo de homosexuales a orillas del Maine, por motivos profesionales (es trabajadora del sexo con hombres), se salda con una agresión múltiple, verbal y física, que inquieta por provenir de un grupo afín, con problemas de integración social comunes o similares. Su novio actual Christoph, que ha vivido a costa del trabajo de Elvira, la abandona subitamente por otra, la humilla con expresiones despiadadas y la deja maltrecha en la calzada. La visita al matadero en el que trabajó durante un tiempo muestra el degüello masivo de reses vivas y su despiece, con un realismo perturbador. Tras ser abandonada por sus padres, vivió acogida en un convento de monjas durante 14 años, que visita para que la hermana Gudrum le narre los recuerdos de su infancia en la institución, pero éstos contienen tanto dolor que provocan el desmayo de la protagonista. La escena en la que Elvira coincide con un suicida en un sótano es de un patetismo desolador. "Si quiere, puede mirar", dice él. Ella responde: "puede hacerlo cuando quiera". La visita principal para Elvira es la que le lleva al despacho de Anton Saitz, su antiguo amante, pero ésta será tan extraña y disparatada como decepcionante.

La música ofrece fragmentos de la 5ª de Mahler, melodías electrónicas, combinaciones atonales y composiciones de otras obras como "Lola", "Lili Marlen", etc. La fotografía desarrolla una narración visual sobrecogedora, de una plasticidad magnífica. Ofrece encuadres claustrofóbicos enmarcados entre paredes en primer plano, una iluminación sombría, contrastes de claroscuros con predominio de los tonos lúgubres y escenarios extraños semiocultos tras potentes focos de luz en primer plano. El guión construye diálogos sobrecargados, con citas de Schopenhauer y Goethe que suenan extrañas e inquietantes, definiciones de suicidio, vida, identidad, etc., que provocan un clima de gran tensión. La interpretación del protagonista, extraordinaria, se apoya en intervenciones muy correctas de los secundarios. La dirección construye una historia coherente, emocionante, lóbrega y estremecedora.

Película rodada en homenaje póstumo al que fuera amante y copañero de trabajo del autor. Es, tal vez, su obra más intimista y más personal. Tras el rodaje abandonó Frankfurt y trasladó su residencia a Berlín.
Miquel
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8
7 de abril de 2006
37 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Louis Malle dirige el film, en el que además interviene como coproductor y coguionista. Rodada en Figeac (Francia), fue nominada un Oscar (película de habla no inglesa). Ganó un BAFTA (película), un Crítics Awards (película), un NBRA (actor reparto) y un NSFCA (actor reparto). Se estrenó el 29-IX-1974.

La acción tiene lugar en un pequeño municipio del suroeste de Francia, entre junio y agosto de 1944. Narra la historia de Lucien Lacombe (Pierre Blaise), un muchacho analfabeto, de 18 años, trabajador de la limpieza, hijo de un miembro de la Resistencia detenido y deportado. El desinterés por el trabajo y deseos de aventura le llevan a solicitar la admisión en la Resistencia, que no obtiene por su escasa edad. Reclutado por los colaboracionistas de la policía, conoce a France Horn (Aurora Clément), hija de un sastre judío, de la que se enamora.

La película describe la actitud de la población ante la ocuapción nazi, alejada del mítico heroísmo de la versión oficial. El intercambio de colaboración por inmunidad y supervivencia definió el comportamiento ampliamente mayoritario. A Malle le gusta demoler mitos, en este caso el de la heroica resistencia de la población frencesa. La proyección del film levantó en Francia una encendida polémica y protestas públicas que alcanzaron niveles de paroxismo. La película no formula reproches: relata hechos de forma escueta y, en ocasiones, seca y áspera. La historia tiene por protagonista a un muchacho inmaduro, sin criterio propio, que se siente satisfecho con las ventajas que obtiene como colaborador de las SS. No es del todo inocente: es testigo de crímenes abominables y en algunos participa activamente. No desconoce la gravedad de los hechos, lo que convierte el relato en una reflexión sobre la pérdida de la inocencia.

La música, de acompañamiento, utiliza melodías fancesas de la época y jazz, al que Malle era muy aficionado. Se oyen solos de piano, de viento y fragmentos orquestales jazzísticos. La fotografía se beneficia de unos escenarios y un vestuario de época excelentes y de la buena mano de uno de los mayores directores de fotografía, Tonino delli Colli ("El verdugo", 1963). Las imágenes del caballo muerto son impresionantes. El guión elabora una historia trágica, exenta de juicios de valor, que aborda el tema tabú del colaboracionismo. La interpretación corre a cargo de actores y actrices no profesionales. Pierre Blaise inició una carrera prometedora, que truncó un mortal accidente de tráfico. Aurora Clément tuvo una prolongada carrera de éxitos. El secundario Helfer Lawenadler, en el papel de médico, obtuvo 2 premios internacionales merecidos. La dirección construye una pieza que recrea con acierto el ambiente de la Francia ocupada y sometida.

La película constituyó uno de las mayores éxitos del autor y, a la vez, la causa de una acalorada polémica, que le llevó a establecerse en EEUU.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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7
8 de julio de 2005
36 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
La realización de la obra corrió a cargo del experimentado y eficaz director André de Toth, que consiguió elaborar una intriga en clave de terror de gran interés y de notable aceptación por parte del público en los primeros años 50 del siglo pasado. Rodada en tres dimensiones, la versión que prescinde de ellas pierde una parte importante del impacto visual de la versión original. El guión se basa en una historia interesante, ajustada, rica en matices, que el director aprovecha con habilidad y buen oficio. Los efectos de intriga y de terror se dosifican a lo largo de la película de modo que el interés y la zozobra del público se mantienen de principio a fin de la proyección. La interpretación de Vincent Price, Frank Lovejoy y Carolyn Jones son sobresalientes. Por otro lado, la música, la fotografía y la cámara aportan una contribución positiva y relevante a la creación del clima de angustia que envuelve al espectador hasta un desenlace final no previsto y sorprendente. La película constituye un potente clásico del cine de terror, que el paso del tiempo no ha conseguido devaluar.
Miquel
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7
22 de enero de 2008
53 de 71 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de Carlos Saura, escrita por él y Rafael Azcona. Adapta al cine la obra de teatro "Ay, Carmela" (1986), de José Sanchís Sinisterra. Se rueda en exteriores de Madrid (Boadilla del Monte, Talamanca del Jarma y Madrid) y Guadalajara (El Cubillo de Uceda). Nominada a 15 Goya, obtiene 13 (película, director, actriz, actor, guión...). Producida por Andrés Vicente Gómez, se estrena en "première" el 16-III-1990 (Madrid).

La acción tiene lugar en los años de la Guerra Civil, a ambos lados del frente. Carmela (Carmen Maura) y Paulino (Andrés Pajares) son empresarios y actores de una modesta compañía ambulante de teatro y variedades. Sobreviven entreteniendo a las tropas republicanas del frente. Al dirigirse a Valencia en busca de mejor suerte, un error les deja en la zona nacional.

El film suma los géneros de drama, guerra y comedia tragicómica, combinación de humor y tragedia. Carmela, de 39 años, casada por el Juzgado con Paulino, es republicana de firmes convicciones, tiene un gran corazón y su mayor deseo es casarse de blanco por la Iglesia. Paulino se adapta a cualquier circustancia, guiado por su instinto de supervivencia. Gustavete (Gabino Diego), mudo tras un bombardeo, les ayuda en tareas auxiliares.

La obra propone recordar el pasado de las dos Españas enfrentadas en guerra (1936-39) con la serenidad que proporcionan los años transcurridos, el humor y la tolerancia. La visión de los dos bandos, del contingente italiano, de los tics que comparten los españoles republicanos y nacionales (afición a la bulla colectiva, al alboroto, al tinto...), explican que la convivencia es necesaria y posible. Se condena la guerra, la pena capital, las ejecuciones sumarias, las detenciones sin garantías y en condiciones no acordes con los Convenios de Ginebra, las arbitrariedades del poder no sujeto a control, las represalias por razones ideológicas, los fanatismos de ambos bandos. Se consideran inadecuados e inconvenientes los liderazgos militares (Lister y Franco) y se apuesta por la supremacía del poder civil y la sujeción a éste de la administración militar. La obra invita a la paz y al ejercicio de la democracia. Se hace uso de la voz en "off".

La música, de Alejandro Massó, incluye una partitura original, de 13 cortes, apasionados, festivos y descriptivos. Se añaden canciones populares, como "Suspiros de España", "Mi jaca", "Al Uruguay", "Si supieran". El corte "Ay, Carmela" introduce el film y de él se extrae el tema principal. La fotografía, de José Luis Alcaine, recrea con acertada versatilidad los espacios lóbregos de la escuela-prisión, el clima alegre del teatro republicano, la atmósfera opresiva del palco polaco y la disciplina del patio de butacas de los soldados nacionales. El guión combina humor verbal y visual. La interpretación de Carmen Maura, alejada de sus papeles habituales, demuestra solvencia, naturalidad y entrega.

Película entretenida, reconfortante y grata de ver.
Miquel
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9
18 de marzo de 2006
50 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
Producida por Samuel G. Engel y dirigida por John Ford, toma su título original de una balada popular americana. El argumento, escrito por Sam Hellman, se basa en la obra de Stuart N. Lake "Wyatt Earp, Frontier Marshall". Se rodó en Kayenta (Arizona), Moab y Monument Valley (Utah). Se estrenó el 3-XII-1946.

La acción tiene lugar en Tombstone y alrededores en 1882. Narra la historia legendaria de Wyatt Earp (Henry Fonda), antiguo sheriff de Dodge City, convertido en tratante de ganado junto a sus hermanos Virgil (Tim Holt), Morgan (Ward Bond) y James. El asesinato de éste por unos desconocidos, hace que Wyatt se detenga en la ciudad y acepte el cargo de sheriff, deseoso de descubrir quién asesinó a James y robó las reses que conducían a California. Les ayuda el médico John "Doc" Holliday, desarraigado y enfermo.

La película, que se toma numerosas licencias en relación a la historia real, hace una apasionada descripción del viejo Oeste, salvaje y violento, en tránsito inevitable hacia el progreso, basado en el imperio de la ley, la convivencia en paz, la construcción de la iglesia y la implantación de la escuela. Wyatt Earp es un héroe que lucha contra la violencia, porque sueña un Oeste convertido en un Edén. La película crea una atmósfera de sosiego, esperanza y poesía, que envuelve la epopeya de los que quieren hacer del Oeste una tierra habitable, floreciente y pacífica. No hay en la obra ansias de venganza, sino anhelos de eliminar la violencia. Son escenas destacadas la del baile de Wyatt y Clementina, la visita de Wyatt a la tumba de James, la captura del viejo Clanton, condenado a vivir para conocer la amargura de su fracaso, y la escena romántica y lírica de la despedida.

La música original, de Alfred Newman, subraya el sentido épico y lírico de los héroes que lucharon para transformar el Oeste en un paraíso. La música añadida incluye canciones como "My Darling Clementine", "Sombrero" y "Shall We Gather At The River". La fotografía, de Joe McDonald, acentúa las sombras expresionistas que rodean el rostro de "Doc" Holliday, los contraluces idílicos y las luces crepusculares que evocan el ocaso del Oeste salvaje y el orto de un nuevo Oeste. Los gestos, las miradas y los silencios se convierten en recursos de extraordinaria expresividad en el marco de una narración visual muy poética. El guión hace uso de un formidable sentido de la elipsis, que evita las escenas de dolor, al servicio de la voluntad de acallar las pistolas de la intimidación y la muerte. La interpetación de Fonda es magistral en un papel que trasmite la serenidad propia de los héroes anónimos que luchan por la paz. La dirección de Ford, en una de sus películas más logradas, construye una obra poética, épica y romántica, de singular belleza.

Película culminante del género del Oeste, en la que la simplicidad de las formas exalta la profundidad del contenido.
Miquel
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