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España España · Shangri-la. Andalucía
Críticas de Maggie Smee
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Críticas 374
Críticas ordenadas por utilidad
7
11 de abril de 2015
37 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
La sensación que me deja tras ver “El capital humano” es de cierta intranquilidad, independientemente de sus buenos valores cinematográficos y de la película en sí. No es que sea de terror o suspense (aunque haya cierta intriga), pero lo que en mí provoca es un pesimismo inquietante. Creo que todos los que estábamos en la sala reconocíamos a cada uno de los personajes que en ella aparecen y que por ejemplo, el tema de las altas finanzas, el que varios desalmados amorales, manejen el mercado para enriquecerse aún más, sumiéndonos al resto en una profunda crisis, también. No solamente esto nos resultaba familiar, si no que nos hemos convertido en conformistas, asumimos que la pérdida de valores y la ambición desmedida nos ha conducido a todo esto. Y que así está el mundo y nada se puede hacer. Al menos esto último no lo pienso, aunque parece ser que muchos piensan que siempre será así, lo cual anula cualquier posibilidad de cambio.
Adaptada de una novela americana, “El capital humano” traslada su acción a Italia (creo que se podría ambientar en cualquier país) y sintetiza todas sus posibilidades en dos horas. Paolo Virzi confesaba que tenía un material tan bueno “que podía haber dado incluso para una serie de HBO”. Es cierto, pero afortunadamente, en vez de prolongarse la acción ha sido dividida por capítulos que dan varios puntos de vista (formato muy de moda) y que aquí, ese formato, ha encajado. Además de estar bien dirigida, ambientada y por supuesto, mejor interpretada. El reparto hace una notable labor, porque son personajes comunes y nada característicos en su apariencia para el gran público. Incluso tampoco hay escenas en las que puedan recrearse en su interpretación. El logro es que inyectan todos sus sentimientos y objetivos en sus apariciones, hay un mundo interior que son capaces de traslucir con la mayor naturalidad, en especial el trío ganador en los David de Donatello, Gifuni, Golino y por supuesto una espléndida Valeria Bruni Tedeschi. No es que tenga debilidad por ella, que la tengo, pero objetivamente creo que es una mujer todo terreno capaz de muchos logros desde la discreción. En este caso su composición del personaje es impecable.
Se sabe de lo que se habla en la película y también se conoce el entorno bastante bien. Su ambientación y su propuesta de interiores es ampulosa y apropiada, no hay “chichinado”, su refinamiento es “real”. Todo en ella está bien, quizás un poco en su contra, lo que cuenta no nos resulta, como hemos dicho anteriormente, ni demasiado novedoso y tampoco aporte nada especial. Y me llama la atención que la academia italiana prefiriera darle el premio a la mejor película a “El capital humano” por encima de “La gran belleza”, que eso es cuestión de gustos, pero aclarar que no es que haya sido descabellado pero sí desproporcionado, al menos para mí. Pero que quede claro que defiendo “El capital humano”, pertenece a esa clase de películas, como “El capital” de Costa- Gavras, que tarde o temprano servirán para ilustrar esta época oscura y vergonzante que estamos padeciendo.
Maggie Smee
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7
15 de diciembre de 2012
32 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Admiro a Costa-Gavras. Nunca he visto de él una mala película. Nos ha dado obras maestras, un montón de excelentes películas y otras quizás no tanto, pero Costa- Gavras es un ejemplo de “juventud”, constancia y coherencia, como otros coetáneos de la cinematografía francesa, como lo fue Rohmer o como sigue siendo el vanguardista Alain Resnais, por ejemplo. Y además, para los tiempos corruptos que corren es un cine necesario. Tal y como ocurre con “El capital”, película que nunca será objeto de culto por el gran público por varios motivos que ahora mencionaremos, pero que se agradece que alguien, con sesera, valor y conocimiento cinematográfico, entre otras virtudes, le haya hincado el diente a un tema tan intrincado, repugnante y oscuro como es el tejemaneje de bancos e inversores, que como alimañas, provocan crisis económicas y se enriquecen a costa de los más pobres con procedimientos nada legítimos. Su protagonista (excelente Gad Elmaleh, como el resto) es un ser sin escrúpulos que ambiciona escalar a lo más alto de la cúspide bursátil, rodeado de otros que tienen sus mismas intenciones pero que lo pretenden utilizar como hombre de paja… Todo en ella es absolutamente creíble así como sus personajes. Costa- Gavras en esta ocasión no pretende emocionarnos, el espectador no encontrará empatía alguna (vamos, el espectador que no tenga ninguna causa abierta por mangar, claro) y todo sigue su curso sin que Costa- Gavras pierda ni su rumbo ni le tiemble el pulso. Sus ambientes son perfectos así como los escenarios elegidos y además ha sabido acertar con un “casting” aprovechándolo con destreza y sabiendo dar un final digno de un film de Polanski, pero con la mayor de las cotidianidades. La película en ningún momento engaña al espectador o da un giro con el mero afán de sorprender. Todo en ella es coherente y hasta transparente, realzando el resultado final. Buenos diálogos y buena utilización del sentido del humor (poco humor, el tema no lo tiene, pero lo hay), todo revestido de una frialdad y también de una objetividad muy intencionada. Y señalar por último el buen trabajo tanto de fotografía como de su banda sonora.
Puede que “El capital” no entre en el grupo de las mejores de su autor, pero sin duda se trata de una buena película infinitamente más lograda e interesante que muchas más promocionadas y engañosas, y por el mero hecho de contarnos cómo nos están quitando la vida las empresas o grupos poderosamente ricos debería ser un enorme éxito… se ve que a ese gran público le importa poco conocer a estos vampiros viscosos. Pues mientras no les importe conocer al enemigo poco remedio se podría aplicar...
Maggie Smee
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5
27 de febrero de 2016
85 de 141 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sinceramente pienso que 2015 es la peor cosecha que se ha visto en lo que llevamos de siglo en las ediciones de los “Oscars”. Bueno, esto puede ser también extensivo a premios de otros países, la calidad media ha bajado. Y eso que, desde no hace mucho, la academia de Hollywood, en el apartado de mejor película del año, pasó de nominar cinco a diez largometrajes, un lote en el que ya entra de todo. Este año, entre sus “sorpresas” figura “La habitación”, que aunque de producción oficialmente irlandesa, es una coproducción con Canadá, donde se ha rodado, y con cierto aire independiente en su fachada. Realmente se trata de un film con buena promoción detrás, respaldada por una “major” potente y que sabiamente han sabido hacer circular. De hecho han contado con Joan Allen y William H. Macy en personajes secundarios.
Hasta hoy, mi único comentario con “spoiler” era el de la película “Perdida”. Con “La habitación” será mi segundo comentario con “spoiler”, pero antes de adentrarme en esa zona peligrosa, sobre todo para quien no haya visto el film, me gustaría quejarme de las críticas profesionales actuales, tanto del mundo escrito como del audiovisual, por no saber hablar de un film sin reventarlo. En el recuerdo quedan los excelentes críticos que prescindían de descuartizar su argumento y eran capaces de hacer un análisis serio. El reventar argumentos se está convirtiendo en algo casi habitual, pero es más indignante en casos, como este, donde se supone que su baza principal es desconocer su argumento y sus giros.
Si no la has visto te sugiero que dejes de leer aquí.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maggie Smee
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3
4 de febrero de 2017
56 de 83 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde que en los Oscars se amplió a diez el número de candidatas que podían competir en el apartado de mejor película del año, la propia industria americana apuesta, astutamente, por toda clase de géneros y producciones, donde dan cabida desde “blockbusters” a ese cine independiente que no conviene dejar marginado, un cine de menor repercusión en taquilla pero, en la mayoría de los casos, es infinitamente más respetable, desde el punto de vista cinematográfico, que muchos de los éxitos de taquilla. Lo que pasa es que, sin comparar títulos, este año han decidido darle el espaldarazo a dos del cine “indi” relegando al olvido a otros que sí lo merecían. Junto a Barry Jenkins por “Moonlight”, que aún no hemos visto, le han otorgado seis nominaciones al film de Kenneth Lonergan, que ya contaba con muchos admiradores del cine profesional junto a críticos de prestigio. Su “Manchester frente al mar”, opta a mejor película, director, actor principal, actriz y actor secundarios además de mejor guión original, que según las apuestas, sería el único Oscar que fijo se podría llevar. Todo esto sirva como dato significativo, pero que en absoluto a mí me ha condicionado. Es más, creo que esta oleada de admiración, al menos en este caso, es desorbitada y totalmente injustificada.

Los principales problemas de “Manchester frente al mar” es que muy pretenciosa, pero a niveles exagerados, con fallos casi de principiante, además de ser extremadamente gélida. Su guión está narrado astutamente a base “flash backs”, bien dosificados, pero el único motivo es que si estuviera contando en orden cronológico sería de esos guiones que tendrían menos interés a la hora de ponerlos en imágenes y Lonergan sería acusado de ser un advenedizo, más que del mundo desgarrado de Lars Von Trier, del melodrama de Douglas Sirk, pero sin su encanto, colorido ni su fuerza. A nivel de guión leído supongo que llegaría más que visionándolo, donde la música utilizada juega a mi juicio en contra total. Sirva de ejemplo la concatenación de escenas donde suena el Adagio de Albinoni, concepto de un recién graduado con ínfulas. Su terrible drama en ningún momento nos afecta, más bien nos aburre, lleva a la desidia, con unos personajes en lo que no encuentro empatía en ningún caso, ni los entiendo ni me interesan. Se ha pretendido plasmar un trozo de “realidad” y ha quedado un film frío, que no analítico, dirigido de una manera irrelevante en su conjunto, aunque tenga alguna que otra escena suelta salvable.

El capítulo de los actores es quizás el más respetable, con un buen trabajo de Cassey Affleck pero con un personaje como el de Lee que no ofrece ni avances ni tampoco es poliédrico. El resto se ve que pone su talento, como Michelle Williams, pero a pesar de su nominación nos deja la sensación de estar desaprovechada y ya el hecho de nominar a Lucas Hedges nos parece pasarse del todo. Comentar la breve e interesante aportación de Grechten Mol y el llamativo parecido, sobre todo de perfil, que con el tiempo inesperadamente ha adquirido Matthew Broderick con Boris Izaguirre.

Sus contados fallos de racords son casi imperceptibles, pero los hay. La fotografía como su montaje, meramente sirven al relato, pero sin arroparlo, quizás porque la intención de su director se lo ha impedido, esa intención de realizar un drama descarnado y desnudo, cosa que no ha logrado, por más que haya sido apoyado, como hemos dicho anteriormente, desde varios flancos, por gente que no son cabezas huecas, incluyendo el que entre sus productores se encuentre Matt Damon. Tenía todos los condimentos, pero en este caso, y lo siento de veras, he tenido la sensación de tiempo perdido. No tenían motivo para ejercer labor reflexiva o educativa, pero para colmo no he aprendido nada porque nada me han contado.
Maggie Smee
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6
19 de octubre de 2019
35 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
A sus ochenta y seis años, Costa- Gavras debe ser uno de los últimos grandes directores que a su edad esté activo. Y digo lo de “a su edad” porque habitualmente los estudios no producen a octogenarios, por muy bien que se conserven en todos los aspectos, física y mentalmente, como es el caso sin duda presente, ya que Costa- Gavras está hecho un pincel y está más vivo que muchos jóvenes de veinte años. Y para colmo, a lo largo de su carrera, nunca ha traicionado sus principios y con mayor o menor fortuna, ha hecho un cine digno, pero nunca con escasa fortuna. Concretamente, el 15/12/12, con motivo del estreno de su película “El capital” yo afirmaba: “Admiro a Costa-Gavras. Nunca he visto de él una mala película. Nos ha dado obras maestras, un montón de excelentes películas y otras quizás no tanto, pero Costa- Gavras es un ejemplo de “juventud”, constancia y coherencia, como otros coetáneos de la cinematografía francesa, como lo fue Rohmer o como sigue siendo el vanguardista Alain Resnais, por ejemplo.” Ya Resnais por desgracia ha fallecido y sigo reivindicando la figura de Costa- Gavras, aunque su última aportación estrenada entre nosotros, “Comportarse como adultos”, no sea de lo mejor de fu filmografía.


Parece que en esta ocasión, lo que más le ha importado a su director y también guionista, ha sido plasmar la etapa en Grecia en 2015 durante el gobierno de Tsipras en el que estaba Yanis Varoufakis como ministro de finanzas, y que posteriormente escribió la novela en la que se basa el film. Todo gira entorno a mandatarios europeos, hombres grises sin compasión que sirven a la Comunidad Europea, donde hay una única mujer, Christine (Josiane Pinson), la presidenta, que parece tener algo de sentimiento y sentido común, en una institución impersonal que no tolerará que nadie les intente ofrecer ningún plan si no sacan tajada, una verdad tan habitual como terrorífica.


Por lo que he visto por encima de comentarios de críticos se supone que profesionales, algunos achacan que la película es tediosa, por ejemplo. Es como si te metes a ver “Nixon” de Oliver Stone y esperas que te divierta, que hay que ser idiota. Otros afirman que utiliza un tono didáctico sin talento, menuda cretinez, o que es casi propagandística. Pues no, señores, y a ver quien es el valiente o la valiente que se hubiera atrevido a realizar una película tan ingrata como difícil, logrando, al menos que cumpla como legado histórico y que no te duerma al cuarto de hora.


Y esto es lo que parece, como apuntábamos antes, era la intención del film: lo ha despojado de “suspense” aunque en algunos momentos haya tensión, sobre todo para quien desconozca la historia que se cuenta. Aquí se narra y analiza unos hechos políticos y sociales que poco importan al “gran público” pero plagados de dignidad y coherencia, no como héroes de un cine de Hollywood, si no de ciudadanos comprometidos, con sus dudas y temores, pero teniendo como tabla de salvación una ideología incorruptible.


Alexandre Desplat logra una estupenda banda sonora que cubre momentos muy dispares, aunque haya un tema por ahí suelto que parezca inspirado en el Morricone de “Investigación sobre un ciudadano libre de toda sospecha”. La fotografía de Giorgos Arvanitis también alterna diferentes climas con bastante soltura, sobre todo las referentes a las convenciones internacionales.


Su reparto, la mayoría desconocido, son actores que podrían asemejarse a los políticos en la vida real, y que la mayoría destaca, no ya porque puedan resultar atractivos, saltándose los aburridos cánones estéticos imperantes, si no porque saben imprimir aplomo a sus personajes, sobre todo Christos Loulis o Alexandros Bourdoumis.
En la producción vemos que figura Alexandre o Michèle Ray- Gavras. Supongo que sino se hubiera tirado de familiares y amigos, además de todo tipo de ayuda auxilio casi, hubiera sido imposible llevarla a cabo.


Tanto que hablan muchos de cine necesario, considero que “Comportarse como adultos” lo es, aunque sea un film nada grato de ver si se busca solamente entretenimiento, pero cuanto menos es interesante. Antes de pasar al “spoiler” me gustaría recordar unas palabras de Malkovich cuando promocionaba “El cielo protector” de Bertolucci, en las que decía que prefería un fracaso con Bertolucci antes que éxito con un director vulgar. No creemos que “Comportarse como adultos” sea un fracaso, pero al menos me alegra ver en el cine una obra, quizás menor, de un gran director, que una basura bien plastificada de un pelagatos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maggie Smee
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