La banda sonora y los ojos, aunque más que los ojos, la visión: distorsionada, rural, esquizofrénica de un José Luis López Vázquez alobado que no por estas cosas deja de tener sentimientos. Basada y realizada estrictamente en hechos reales, consigue que nos adentremos en Galicia. Este film huele a tierra, a tierra húmeda y rica, a vegetación ... pero también a crímenes, uno de ellos muy cruel.
Pero ante todo estamos ante una película española seria, que trata una enfermedad o una rareza de forma natural. Y es que se da una coincidencia: todas las generaciones creen en algo más de lo que ven, no sé si me comprendéis pero eso es lo fantástico. Una leyenda narrada en clave,solo para los que quieren entender.

Si bien la historia de Ray Bradbury es sensacional, Chicho la transforma en un ingenioso guión cuyo diálogo nos hace viajar a varios estados mentales en tan sólo media hora. La incertidumbre, palpable en cada frame, va creciendo y a ella le van surgiendo otras incertidumbres que nos hacen ver a qué nivel está nuestra moral. "El doble" es otra magistral "Historia para no dormir" donde priman todos los elementos que hoy parecen olvidados por los directores de "terror" y "ciencia-ficción".

Rodar, crear, filmar una película sin temor a mostrar, a enseñarnos todo lo físico... no tener miedo es lo que provoca miedo en las demás personas. Lo logró León Klimovsky con esta película que poco tiene que envidiar a los grandes mitos de la Hammer. Lo logró Paul Naschy actuando desde su corazón y desde sus entrañas hasta nuestro corazón y nuestras entrañas. Se podría ser crítico, pero sería injusto con una película que nos deja tantos momentos para la eternidad del cine de terror. Y no hablo de las transformaciones en hombre lobo de Naschy, no. Lo que da miedo en esta película es lo que es invisible en otras, he leído por ahí en otra crítica que esta película tiene magia. Pues sí, magia, duende, alma... ayer vi "It Follows" y podríamos decir que es una película opuesta a esta... pues tiene de todo menos alma. A "La noche de Walpurgis" le sobra alma. Miedo es imaginar que lo que está pasando en la película te puede pasar a ti, conseguir esa realidad transgresora en un país que en esos momentos no lo era -en ese sentido- tiene, si cabe, más valor aún. Difícil de igualar a nivel emocional.

A menudo se tiende a confundir que una película es buena cuando lo que tiene, es una actuación brillante de su protagonista. Aquí se da este caso, ya que Laia Costa da credibilidad a todo lo que se propone, en este caso a una madre primeriza con la sensibilidad y algunos miedos internos a flor de piel. Claro que Laia Costa está bien dirigida, y también Susi Sánchez, quien interpreta a su madre, una mujer más fría y desapegada. La dicotomía que quiere mostrar Alauda Ruiz, es eso, una dicotomía. Se supone que Laia Costa, en un determinado momento, no solo debe cuidar a su bebé sola (ya que su marido va y viene), sino también a su madre cuando cae enferma. El gran problema, falta de experiencia o de talento (esto todavía no se puede saber), es que la película solo sabe contar un cuidado u otro, nunca los dos al unísono, que parecía ser la principal tesitura de la película. De ahí la gran decepción, pues cuando el personaje de Costa debe cuidar a su madre, el bebé ni aparece en pantalla. Cierto es que el dilema está sobre la mesa, pero visualmente no se muestra ese doble cuidado del que se alardea en la sinopsis.

Otra película (más) de la generación z cuyo principal argumento (o uno de los principales, vaya) es la droga (lo vimos en "Cardo" y en "Autodefensa"). Parece que, para la gente joven, solo existe la droga (¿esto es así o simplemente es lo que más vende?). Utiliza recursos parecidos al destape para vender (aunque aquí lo venden como algo transgresor y realista). Da la sensación de que las actrices, especialmente Milena Smit, están en una zona de confort y que, el realismo que quiere transmitir la película tiene que ver con ser estridente, y con no profundizar psicológicamente en nada. De ahí que encontremos gritos y lloros cuasi adolescentes. Difícil empatizar con este tipo de personajes cuyas únicas prioridades son salir de fiesta y drogarse, por mucha fotografía bonita que se utilice. La película, además, pese a no ser especialmente larga, se hace tediosa por el hecho de ofrecer desde el principio los mismos recursos y la misma idea fija (la huida... la cual es perfectamente entendible, pues yo como espectador también quiero huir).

A quien le guste la película y la defienda, dirá que habla de amor, de amistad, del desarrollo de las diferentes relaciones que se ven. Y de una huida (¿por querer progresar?) en todo caso esta huida parece algo impostado (tiene que haber una meta). Es decir, habla de relaciones, como la gran mayoría de películas de la historia del cine. Pero aquí, si hablamos de talento, hay poco que contar: todo lo que cuenta podría resumirse en un videoclip de trap (o de algo que se lleve más, dada la modernidad de estos personajes tan transgresores). Esta es la cruda realidad, películas como esta no pueden representar (o eso espero) a ninguna generación. El arte del cine marginal ya lo vimos (y con más talento) en el cine quinqui de los ochenta.

Una de las escenas cercanas al final en al que salen bailando mientras beben (y demás) y un coche hace trompos representa a la perfección este cine adolescente, que contiene la parte menos divertida de una letra de Camela (sin ser esto una crítica a tan original grupo).