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España España · Asturias
Críticas de Choco
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Críticas 163
Críticas ordenadas por utilidad
9
28 de julio de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vi hace años y recuerdo que me pareció buenísima. Luego la volví a ver yo creo que fue el año pasado o por ahí.
Ahora la traigo a la memoria nuevamente con ocasión del ciclo del cine iraní (y otros exotismos) de Maratones diferidos (cruzada egoísta).
Ese tono semi documental tan cotidiano, tan como si estuvieras ahí realmente, tan propio de casi todo el cine iraní que he visto (y posiblemente uno de los principales motivos de que me guste tanto) hace que la identificación con los protagonistas no se produzca de la manera a la que, al menos yo, estoy acostumbrada. En ningún momento una se siente la protagonista, no entras en su alma, ni en sus sentimientos... más bien es como si fueras alguien que está a su lado viendo todo eso. Es un punto de vista no muy frecuente (al menos para mí) que por algún motivo me fascina.
No eres ella y por tanto no sabes cómo se siente más allá de donde puede saberlo un espectador, no entras en su alma ni tienes que comprenderla. Es... como si viajaras. Eso sí, con un asiento muy privilegiado.
Lo que un occidental convertiría en denuncia a dedo, no resulta asi. Es asombroso sobremanera, porque no se para en lo llorón como una historia tan terrible pareciera que pide a gritos, sino que entra en una picaresca que te deja pasmada (que incluso provoca, pese al horror, alguna sonrisa imposible de evitar) que para sí la quisiera el Lazarillo de Tormes.
La forma en cierto modo cotidiana en que viven situaciones que a nosotros nos parecerían espantosas, resulta inaudita para mí, le da credibilidad al máximo y solventa sin subrayados (ya se subraya ello solo) el eterno peligro de la denuncia llorona. Me ha parecido magnífica en ese sentido también.
Excelentes momentos como cuando se unen a los que vienen de una boda (enseñando alguna utilidad del burka que nunca se me había ocurrido), de nuevo mezclando denuncia con una cierta sorna. Qué película!.
Choco
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9
7 de mayo de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Qué peliculón, madre!.
La primera vez me pareció un peliculón y ahora me pareció un peliculón y doblo la apuesta. El final me pareció diez veces más terrible que la otra vez, debido a que anteriormente a partir de determinada escena entré como quien dice, en shock y todas las escenas finales estaban impregnadas de mi propio shock, que me impidió ver con claridad, que no todos los personajes se lo estaban tomando así. Ni todo el entretejido de acuerdos tácitos que se generó después.
Tal vez eso es lo que marcó la diferencia entre peliculón y peliculón y doblo la apuesta. Me parece colosal.
Los actores, grandes, grandes, todos ellos, del primero al último. La dirección, no llamando la atención sobre sí misma, pero sí sobre todo lo que merece la pena (Y cómo se agradece!), excelsa.
La historia, inmensa (ando leyendo la novela, pero estoy empezando y aún no tengo una opinión de ella).
De esas que luego te dan vueltas en la cabeza mucho después de haberla visto.
Choco
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7
23 de marzo de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vista por el maratón de Sean Penn y recorto de paso flecos que me quedaron pendientes de el de Comedia, que esta también entró en comedia.
Anda! Si me acabo de enterar que es de Neil Jordan!. Con lo que me gusta a mí este hombre! (Como cineasta, claro).
La primera vez que la vi, estábamos todos en casa picoteando como locos y claro, estaba mi hermano Jandro, que se ríe siempre con unas carcajadas muy ruidosas, pero increíblemente contagiosas, y menuda juerga que pasamos con ella. Entonces Robert de Niro me pareció el sumun de la comicidad, y toda la película, descacharrante. Y es que no hay nada como ver una comedia con un puñado de gente de buen humor, entre los que se incluya alguien de risa fácil y contagiosa.
Esta vez, no me pareció para tanto, aunque mis buenas carcajadas solté, la verdad. De Niro ya no me pareció tan magistral si nos ponemos objetivos, pero es que a mí De Niro cómico, me hace siempre mucha gracia. Y mira que sobreactúa (aunque la historia lo pide, la verdad), pero me troncho con él.
Aunque las actuaciones cumplen sin destacarse especialmente, la película va muy fluída y la propia trama hace que interese en cualquier caso. La risa viene de los gags del guión más que de las interpretaciones, aunque bueno, el traductor del obispo jajajaja. El guachu guachu que soltaba tenía toda la pinta de ser improvisado e inventado sobre la marcha. El traductor era muy divertido.
Pues no sé. A mí Demi Moore de joven, casi siempre me parece como sosa. Tiene unos ojinos chiquitinos de un color guapín, pero parece que le lavaran la cara con una lejía tan fuerte, que se le llevó las facciones. No sé. Igual es manía mía, pero la encuentro "desaboría".
La película no es que sea lo nunca visto, pero es... fresca. Y como tal, resulta refrescante. Para pasar un rato agradable, sin más (ni menos).
Choco
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9
18 de marzo de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra que antes me parecía algo pesaduca y que ahora me ha parecido genial. En cuanto a lo que yo sé de su consideración "pública", decir que no comprendo por qué se dice que una película es teatral como un defecto. Como si el autor no hubiera sabido desprenderse de los orígenes algo teatrales de las primeras películas, y en esta se dice que es teatral como una gran virtud.
Personalmente no encuentro el que una película sea teatral como un defecto, ni en esta ni en otras. Me gusta el teatro y aunque las películas teatrales no logran esa increíble magia que da el directo (en el teatro, en los conciertos, y hasta en la misa... el fenómeno de la unión de seres observando algo que por este hecho solamente, tiende a emocionar más y del que no me pongo a hablar a ahora o me desviaré del tema, que tengo mucha costumbre de hacer eso (desviarme del tema)), a veces consiguen una forma de atención especial que no consiguen los formatos de películas más teóricamente apropiados al medio.
Por otra parte, cuando de una película sólo oyes hablar de su novedosísima técnica (para la época) de filmación, de que si los royos de cine duraban diez minutos, de que si los cicloramas y el número de luces y demás detalles que nada tienen que ver con la historia que narran o con la historia que tú al final vas a ver... parecería en principio que me da mala espina. Quiero decir que una novela es buena o mala por la historia que cuenta y/o cómo está contada, no porque el escritor le costara mucho hacerla porque decidió que en vez de escribirla en papel normal, la escribiría en papel secante que se comía la tinta y fabricó él una tinta nunca vista, dificilísima de conseguir, machacando hueso de animales prehistóricos que tuvo que buscar personalmente en unas canteras de Madagascar. Todo eso puede componer una anécdota muy interesante y ser una novela en sí misma, pero al final, lo que cuenta es la historia que narra y cómo te llega. Y hay que reconocer, que de eso se habla muchísimo menos, lo que encuentro una enorme injusticia. O que el relumbrón de la técnica hace que se preste menos atención al hecho de que después de todo se trata de una película y que de lo que se trata al final, es de contar una historia.
He de decir que los cambios que se efectuaron haciendo zoom sobre la espalda de una chaqueta (los demás, no), se ven "raros" en la historia y llaman la atención sobre sí mismos (lo que es lo mismo que decir, que te sacan de la historia y por tanto de la "suspensión de realidad") obligándote a salir y entrar de la histora cada vez que hacen el zoom sobre la chaqueta. Por mucho que él lo quisiera hacer como un todo orgánico como una obra teatral presencial (una obra teatral que, encima, no tiene actos. Es entera una sola pieza). El efecto del zoom sobre la chaqueta hasta que todo se vuelve negro e ir inmediatamente de ese negro a la chaqueta, es el de un fundido a negro, que él quiso evitar. Da una sensación de transición. Como en los fundidos en negro (que realmente es lo que hace el zoom sobre la chaqueta, va al negro) esperas que tras él se de alguna clase de salto temporal o espacial. Pero eso no es lo que sucede. A veces incluso terminan tras el "fundido en negro" chaquetil, llegan a terminar una frase que empezó justo antes del fundido. Es decir: Están en el mismo sitio, haciendo lo mismo. Esto produciría una sensación de desconcierto si no conoces previamente el motivo de ese falso fundido (Como diría abuelito: "Como llamar a uno aparte para no decirle nada"). Uno espera alguna clase de cambio tras él, y al no producirse cambio alguno, te saca de situación.
Si estás al tanto del tema de la duración de los diez minutos, el efecto de ese falso fundido es el artificio. Te das cuenta que ha pasado algo que rompe con la línea argumental y piensas "Acaban de cambiar la cinta", lo cual en el fondo produce el mismo efecto. Te saca de la historia y te llama la atención sobre la técnica sacándote de la trama y rompiendo brevemente la suspensión de realidad.
El resto de los cambios que no se hicieron sobre llaquetas con zoom in, zoom out, me pasaron totalmente desapercibidos, lo que quiere decir que no me sacaron de la trama, que he encontrado maravillosa.
Me hubiera encantado, encantado, encantado conseguir la obra teatral en la que se basa este film (espeluznante que esta, a su vez, se base en un hecho real), porque por lo poco que sé sobre esta obra teatral, ésta tiene incluso más matices interesantes que Hitchcock, por vicisitudes del momento histórico y demás, no se pudo permitir el lujo de incluír, aunque lo deja sugerido levemente.
Las interpretaciones del trío protagonista (fundamental siempre, pero más evidente en una pieza de corte teatral) son maravillosas y James Stewart, desde luego se merece su fama. Está soberbio, lo que técnicamente no debe ser fácil con la cámara quieta sobre su rostro como está por periodos tan inusualmente largos. Una cosa es mostrar cara de estupefacción-pensativa, por llamarla de alguna manera y otra cosa mantener esa expresión casi 20 sg sin que se convierta en una mueca de esas que ponen en los culebrones cuando la cámara se está quieta sobre su cara medio minuto. Realmente, toda una lección de interpretación.
El guión es soberbio, con unos secundarios cuidadísimos ya desde la escritura de sus diálogos, chispeantes y vivos, como el personaje que vió la película titulada "algo de algo" o tal vez sólo se titulaba "algo", a la que todo el mundo toma el pelo, de manera a cual más ingeniosa, o la brillantísima discusión con el padre de la víctima, sobre tan peregrinas teorías, donde los dos puntos de vista están expresados de modo que sólo puedo calificar de brillante.
Una películaza que da gusto ver y volveré a visitar, aunque tenga que estrellarme de narices con esa maldita chaqueta (porque ese es otro efecto de ese zoom in; parece que tropezaste y te caíste de narices sobre la chaqueta), unas cuantas veces más.
Choco
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10
8 de marzo de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
De estas películas a las que cualquier comentario le queda pequeño.
Es de esas que, cuando terminan, se quedan pegadas a tí dándole vueltas a todo el asunto de la búsqueda del Creador, de la limitación del tiempo (Como medida de precaución!, casi Bíblico) hasta qué punto los recuerdo forman nuestra identidad (y lo que ésta está ligada a la memoria) y lo que dice esto de la identidad en sí, cuando los recuerdos, si no implantados, sí que amarillean, se trastocan, se iluminan en unas zonas y ensombrecen hasta casi desaparecer en otras. Reflexiones muy inquietantes deriban de mirar en esas direcciones que el film señala, pero no resuelve.
Toca muchos temas, que encuentro de gran calado y lo hace de forma y modo que te inquiete lo suficiente para dejarte dándole vueltas, pero no da las vueltas por tí. Te inquieta y te deja ahí, con ese trozo de cecina dura en la boca al que luego le das vueltas y vueltas y no se acaba de ablandar para que lo puedas tragar y digerir.
La famosa escena del monólogo ante la inminente llegada de la muerte del replicante, que creo que es la más conocida del film, me ha impactado profundamente, igual que al resto del planeta al parecer (por algo será). Maneja también todo ese afán y ese dolor por nuestro carácter perecedero, la imposibilidad de detener el tiempo y el deseo de dejar un legado como forma de inmortalidad. Que en su último aliento no lamente tanto el dejar de existir, como el que se pierdan con él aquella magia de esas puertas de Tanhausen compone un momento intenso y profundamente conmovedor con el que por lo visto, es casi imposible no identificarse. Personalmente me ha proporcionado una de las conjuntivitis más supurantes y difíciles de desarraigar que he tenido en mi vida, tras una tarde viendo ininterrumpidamente la misma escena en español y en VOSE, Para dilucidar cual de las 2 me conmovía más. Al final las víctimas del experimento resultaron mis ojos y una duda que digan lo que digan los puristas del VOSE, quedó sin resolver para mí.
La novela la he encontrado enormemente fría en comparación, y aunque tiene algún personaje común (tratados de modos no sólo diferente, sino a veces opuesto), en realidad no tienen nada que ver, a mi entender.
No sé ni cuántas veces la he visto y es seguro que aún la veré muchas más si Dios no lo remedia. Pese a que si yo estrangulase al Creador, sería antes por su silencio, que me enfurece más (de hecho, no puedo evitar que me saque de quicio. Soy incapaz de ser indiferente a él), que por tan mezquino "mecanismo de seguridad". Aunque sólo sea para recordar que el durísimo trocito de cecina que esta peli ha metido en mi boca desde la primera vez que la ví, sigue ahí, dando vueltas sin digerir.
Choco
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