Al comienzo de la película, el director de la misma, durante dos minutos y medio, nos advierte de qué vamos a ver y de cómo lo ha hecho. Es un aviso para navegantes que nadie debe tomar a la ligera, muy honesto por su parte, y bastente divertido ("hemos ahorrado mucho en catering, las fotografías no comen").
Toda la imaginación y originalidad de los primeros minutos fascina y arranca sonrisas de ilusión en el espectador, pero desgraciadamente la cosa va yendo a menos y uno pierde el interés en una historia contada con medios sorprendentes pero aburrida, al fin y al cabo.
Se puede defender que es muy original, que es una brillante idea, etc, pero hace falta más que eso para rodar una película. A pesar de todo, la recomendaría mil veces antes que la típica historia yanki de turno. Por lo menos te alucinas el primer cuarto de hora, y ves que queda imaginación en el mundo.

Pues eso. Si la cinta la filmase Haneke, todo el mal rollo, el ambiente insano y lo desasosegante se perdonaba y habría peña celebrando el cine con mayúsculas. Pero como la hace un chileno que no conoce nadie, pues hala, a la mierda, es desagradable y ofende al espectador.

En mi opinión, estamos ante una cinta con dos pilares muy poderosos: un ambiente muy conseguido a base de escenas geométricas y silencios inquietantes, y un reparto muy talentoso que con solo 6 elementos es capaz de llevar la tensión durante casi 100 minutos a puntos muy álgidos. No hace falta ser muy listo para darse cuenta del símil que propone el guión, entre esta familia de cariño turbio y la sociedad clasista actual, donde el abuso de poder con los trabajadores-esclavos está a la orden del día.

Quizá adolece un poco de lentitud en algunos tramos y de incomodidad en otros (*ver zona spoiler). A mí me ha gustado, aunque no la haya dirigido Haneke.

Pues sí, no nos engañemos. Películas tan lamentables como "Identidad" con el sosías de Ray Liotta o "Gothika", la peli que desterró a Halle Berry al mundo de los Razzies, cuentan con mejor argumento que esta película, que empieza normal pero va desvariando a lo largo de una espiral sin final a través de lo violento y lo sórdido. Pero claro, como la firma la hijísima (que lo del cine no es genético tampoco, como el resto de las profesiones) pues hasta la gente de Sitges se pasma (enchufismo?).
No aportará nada al espectador que lleve viendo thrillers un par de años, en serio, todo lo que presumiblemente invente ya está inventado, y es más, se vuelve a rodar cada lustro. Apenas hay un par de cosas salvables, a saber: una fotografía exquisita (ahí coincido con otras críticas de compañeros), Julia Ormond (qué pena que la peli sea una medianía, tú siempre estás a la altura) y la facilidad para crear mal rollo a medida que avanza el metraje (yo lo considero algo a resaltar porque creo que la peli se lo propone y lo consigue).

No apta para gente aprehensiva. Hay mucho lunático por minuto. El mundo no es así, sólo en las pelis de La Familia Lynch. Por eso estoy empezando a aburrirme de ellos.

Meto el DVD en el reproductor y me preparo para una película que, por lo menos, será una lección de historia interesante y estimulante. La cosa empieza y la verdad es que lo hace de manera clara: cuatro personajes, un espacio acotado (muy teatral) y corrientes políticas fluctuando.
Se nos muestra quién es la protagonista. El personaje femenino está a medio camino entre sus compañeros masculinos secuestradores, bastante radicales y duros, y el secuestrado, moralmente destrazado y sin un ápice de esperanza desde el cuarto de hora de película. La cosa sigue pero la película se estanca, no acaba de funcionar. Creo que se debe primero a que el hecho de que todo pase en el piso donde se encierra al secuestrado limita las posibles evoluciones del guión, y segundo a que el director ha decidido incorporar una especie de sueños o flashbacks o yo que sé al desarrollo del film, no sé si para profundizar más en su protagonista o para tentar al espectador cansado a apagar el televisor.
La película acaba, acaba como ya se sabía y como cualquier espectador sin idea de historia pero ávido suponía casi desde el principio. No me ha cambiado la vida pero eso sí, noto que tengo algo de angustia, así que abro las ventanas de casa y salgo al balcón.

Estamos ante un documento artístico de verdad. Hergoz trabajó muchos años con el fin de llegar a vislumbrar la invisible barrera entre el hombre y la Naturaleza. No sólo la encontró y la documentó, sino que con este film ha ido mucho más allá demostrando que es necesario para el ser humano no cruzar dicha frontera. La película combina testimonios de los amigos del personaje con grabaciones del sujeto objeto de la misma, T. Treadwell, y esta combinación provoca algunos momentos cómicos, algunos más entrañables y otros impregnados de un dramatismo que cala al espectador. Lo que en ningún momento pretende Hergoz es juzgar a su extraño protagonista, sólo lo utiliza para mostrarnos por qué el hombre no vive en la Naturaleza salvaje como el resto de los animales, y cómo jamás podrá llegar a comprender la irracionalidad de la misma. Quizá ese sea el punto más fuertes de la peli.