Dentro del amplio trabajo de Mamoru Oshii se encuentra esta perla, "Ghost in the Shell".

Ambientada en una sociedad distópica, esta película más que centrarse en una trama policial lo hace en algunas cuestiones filosóficas, ya que el guión hace especial énfasis en las reflexiones de los dos personajes principales. Con un concepto de ser humano bastante desdibujado (producto del avance tecnológico), las conversaciones y puntos de vista que chocan y de a momentos también contrastan intentan brindar luz acerca de la interrogante sobre la naturaleza o esencia del alma (ghost), y qué significa ser humano.

Tomando como recursos una banda sonora genial, una ambientación muy bien lograda y fuertes dosis de violencia, la obra utiliza una estética que por demás se encuentra centrada en lo ciber-punk, todo lo cual sirve para acercarnos su mensaje acerca de a dónde se dirige la continua evolución de la raza humana.
Aparece también en escena, el problema pertinente al hecho de que la inteligencia artificial creada por ella pueda generar una suerte de autoconciencia, generando nuevas interrogantes plasmadas en esta película mediante continuas referencias al existencialismo espiritual y por otro lado un creciente miedo a no poder controlar las nuevas posibilidades que surgen.

Obra maestra.

De eso trata Magnolia.

Historias que se unen mediante un hilo conductor (invisible) poderoso: las propias falencias.

Vorágine dramática, efectos especiales que producen náuseas... pizcas de escenas semi eróticas enmarcadas en una producción muy sobrevalorada por la crítica en general.

Otro punto en contra es la trillada sumatoria de clichés respecto al ballet, parece un índice o catálogo detallado de los mismos.

"Cisne Negro" explota en demasía el recurso de generar compasión en el espectador, más que un intento de película es un intento por manipular las emociones de quien la visiona, solo salva la película una actuación digna de la protagonista (Portman) que equilibria la desagradable actuación de Cassel, alguien que ya resulta desagradable por si mismo.

4

Porque una sinfónica jamás tocará como una filarmónica, de igual modo sin saber quien fue Beethoven no podrás hacer una película sobre Beethoven.

Si Agnieszka Holland hubiese realizado esta película sobre el perro, le hubiese quedado mejor.

Beethoven aún sordo, llegó a ser Beethoven. Me parece que para retratarlo de esta forma, habría que haberlo entendido un poco mejor, no es cuestión de colocar a un Ed Harris alcoholizado y furibundo tocar el piano como si estuviese golpeando la mesa como si no le llegara la cena del viernes a su hambriento estómago.

Ahora entiendo que puntuar con 1, le puede traer la paz a un muerto.

Te amamos, Beethoven.

Esperando que algo suceda, algo me cautive.

Algo sucedió. Quien la miraba conmigo me despertó, y por suerte con un café negro bien cargado, le puse azúcar y seguí comiendo tostadas. Era una tarde fría y comenzaba la semana, pero ya iba casi una hora de película y la película no lo había hecho.

Quedaba otra hora en la cual esperé ansiosamente que se profundizara en la atrapante obra del escultor francés, o tal vez en su personaje, en su historia, en su personalidad; pero sólo se terminó de profundizar mi aburrimiento.

Esperé una película interesante acerca de uno de los escultores más admirados por mí, la sigo esperando.


Le dedico un perdurable y cuanto menos sólido TRES