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Críticas de BARKER
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Críticas 74
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
20 de mayo de 2024
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las comparaciones casi siempre son odiosas. Me pregunto que hubiese ocurrido de haber sido al revés. ¿Qué hubiese pasado si “El Juego del Calamar” se hubiese estrenado después de “The 8 Show”? ¿Se la hubiese tachado inmediatamente de ser una copia que poco o nada tiene que aportar?

Desde hace un tiempo hasta nuestros días, en Corea del Sur se han ido alzando voces en el panorama cinematográfico y televisivo que han ido construyendo sus relatos alrededor de una premisa muy sencilla: El drama de ser un ciudadano surcoreano.

Corea del Sur es uno de los países desarrollados con mayores tasas de suicidio —sobre todo entre los más jóvenes— debido a una obsesión enfermiza con el éxito y la competitividad. No es de extrañar que en obras como “Parásitos”, “El juego del Calamar”, “Rompenieves” y “The 8 Show”, la muerte y el éxito (ya sea profesional, sentimental o personal) vayan de la mano. La mentalidad surcoreana se basa en eso: Tener éxito o morir.
Estas nuevas voces de artistas —muy interesantes en su mayoría— tienen esa cruda realidad muy presente, han nacido en ella y han tenido que lidiar buena parte de sus vidas con ella. No es de extrañar que sus obras acabasen teniendo el mismo hilo conductor. Por ello me parece injusto que se hagan comparaciones de buenas a primeras afirmando que tal obra es una copia de otra o una versión descafeinada.

Dicho esto, “The 8 Show” es una obra con personalidad propia que refleja una sociedad y un modo de pensamiento aterrador y muy real.

En “El juego del calamar” se partía de la premisa de que todos los jugadores estaban en las mismas condiciones para ganar el gran premio. La única condición era que al final solo podía quedar uno en pie —literalmente— y cualquier desviación (ya fuese por parte de los jugadores o de los organizadores) del curso del juego que atentase contra la premisa de la igualdad de condiciones era severamente castigada. En síntesis, “El juego del Calamar” hablaba de la competitividad voraz en igualdad de condiciones para conseguir el éxito. El fracaso se pagaba con la muerte, los rostros de las castas superiores que controlaban el juego eran visibles (por mucho que se camuflasen con máscaras) y tenían sus propios arcos de personaje.

En “The 8 Show” se parte de una premisa mucho más dolorosamente real. El objetivo del juego vuelve a ser un montante de dinero (es decir: una forma de éxito tangible), pero esta vez no existe igualdad de condiciones. Los ocho jugadores, por medio del azar, acaban siendo anclados en un estrato (o piso, en este caso) y sometidos a las vicisitudes de un público invisible y a la voluntad del vecino del estrato superior. La muerte pone fin al juego, al tiempo y al dinero. La avaricia y lo peor de la naturaleza humana de los concursantes comienza a aflorar para que el tiempo dado por el público invisible (nosotros) sea infinito (de ahí la simbología del número 8).

En síntesis, “The 8 show” habla de una siniestra proporción áurea en la que los estratos más bajos de la sociedad no tendrán nunca una oportunidad real de ascender en el escalafón social y siempre estarán peleándose por las migajas de los pisos superiores. El que nace esclavo muere siendo un esclavo. El que nace pobre muere siendo un pobre. El que nace rico muere aún más rico. La igualdad de condiciones es pura ficción.

“The 8 Show” es una de las series más aterradoras jamás realizadas porque el horror que nos muestra es muy real.
BARKER
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8
5 de mayo de 2024
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El 99´9 % de la población de Youtube está compuesta por auténticos tarados, gamers insulsos, podcasters tediosos y “críticos” de cine/literatura/arte de tercera fila con ínfulas de saber más que los autores que vanaglorian o ponen a caer de un burro. Se hacen llamar creadores de contenido, cuando lo que realmente hacen es destrozar el trabajo ajeno y convertirlo en una chanza.

Kane Parsons —AKA: Kane Pixels— pertenece al 0´1% de la población de Youtube que puede definirse como verdaderos creadores de contenido.
Digo más, Parsons es un diamante en bruto. Un cineasta en potencia que sabe hacer mucho con muy pocos recursos.

A día de hoy, su serie de terror analógico “The Backrooms” es todo un referente con una inmensa legión de seguidores y de imitadores a sus espaldas. Parsosn tenía dieciséis años cuando inició este proyecto y a esa temprana edad demostró tener un pulso narrativo y una capacidad de generar tensión en el espectador que ya le gustaría ostentar a la mayoría de estos cineastas de ahora que presumen de hacer “terror elevado”.
“The Backrooms” fue el ensayo, el terreno donde puso en práctica sus habilidades que fue puliendo a base de ensayo y error llegando a crear algo casi perfecto.

“The Oldest View” es el siguiente gran paso evolutivo de Kane Parsons no ya como creador de contenido, sino como un cineasta en potencia.

En esta tercera entrega, el fragmento de metraje más amplio, más pulido y mejor estructurado que ha realizado hasta la fecha, ha cogido lo mejor de “The Backrooms” y lo ha elevado a la enésima potencia.

No exagero cuando digo que “The Rolling Giant” es uno de los mejores mediometrajes de terror de este siglo, son 45 minutos de auténtica angustia —en el buen sentido—, una pesadilla lúcida y un ejemplo de auténtica maestría realizada por el que espero acabe siendo uno de los maestros del horror contemporáneos.

Para mí, Kane Parsons ya es un maestro del horror.

Haceos un gran favor y seguid a este prodigio en su canal de Youtube (uno de los pocos que merece la pena seguir)
BARKER
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8
25 de abril de 2024
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los hermanos Caballero han conseguido lo imposible en estos tiempos que corren. Han creado una comedia que hace gracia. Esto no es baladí, el arte de hacer comedia —un arte complejo como pocos —se ha ido perdiendo conforme ha ido pasado el tiempo.

La comedia nace del drama y de las situaciones más tétricas. Esto es algo que los creadores y guionistas de “Muertos S.L” han entendido a la perfección. Si a eso le sumamos que la serie opera como un todo y no como una sucesión de gags chistosos tipo “Camera Café”, que además cuenta con un elenco de actores de primera línea—Carlos Areces y Ascen López se comen la pantalla— y que consigue hacer una sátira muy aguda de los tiempos en los que vivimos, entonces, estamos ante una de las series referencia de este año.

En solo ocho capítulos de menos de media hora de duración cada uno, “Muertos S.L” ha hecho más por la comedia —y más específicamente por la comedia negra— que la inmensa mayoría de series que están tan de moda y acaban siendo meros panfletos sin sentido y sin gracia.

Juro y prometo que acabé el último capítulo llorando de la risa y aplaudiendo. De esta serie destaco para bien todo. Es todo lo que una comedia debe ser, entretenida, dinámica, con un puntillo de mala leche, con personajes variados y complejos— no inclusivos porque si—, con tramas elaboradas e interesantes, con momentos de actuación memorables.

Yo solo espero y pido que renueve para una segunda temporada.

De momento, “Muertos S.L” es sencillamente genial y muy recomendable.

Os moriréis de risa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
BARKER
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3
14 de abril de 2024
27 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hubo un tiempo en el que A24 era capaz de ofrecer, a un público harto de superhéroes y películas panfletarias, un tipo de cine con propuestas interesantes y arriesgadas. Nos dio a conocer una nueva hornada de voces interesantes como Ari Aster, los hermanos Safdie, Alex Garland, Sean Baker o Rose Glass, cuyos proyectos se convirtieron en referentes e influencias directas en otros cineastas posteriores. A24 estaba llamado a ser uno de los últimos bastiones del séptimo arte, uno de esos espacios donde la corrección política y las agendas no tendrían cabida —y de tenerla sería de una forma moderada y siempre al servicio de la historia que se está contando.

Pues bien, empieza a haber señales inequívocas de que ese gran sueño llamado A24 está comenzando a colapsar. No se trata solo de que la mayoría de voces prometedoras que nos presentó tiempo atrás, como Ari Aster, hayan entrado en un círculo vicioso de defecar abortos cinematográficos, como “Beau is Afraid”, y hacernos creer que son obras maestras incomprendidas. Resulta que ahora, y más concretamente desde el inmerecido éxito de “Todo a la vez en todas partes”, A24 se ha convertido en otro sumidero más de la agenda política de turno.

Me explico;

“Saint Maud”—la ópera prima que Rose Glass nos brindó en el año 2019— era un thriller psicológico que sabía a dónde quería ir y cómo llegar. En conjunto no era una película redonda, pero sin lugar a dudas era espeluznante—para bien—en algunos de sus pasajes y muy interesante en su forma de abordar un trastorno esquizofrénico alimentado por el fanatismo religioso. Su protagonista era una inmensa Morfydd Clark que se comía la pantalla hasta el punto de que era imposible pensar en otra actriz para ese papel.
Dicho de otro modo, el debut de Rose Glass era una cinta con sentido, lógica, cierta originalidad, muy cuidada en todos sus apartados y el hecho de que estuviese protagonizada por un elenco femenino no se percibía como algo que estuviese metido con calzador.
Cinco años después—tiempo más que suficiente para regresar con un proyecto interesante debajo del brazo—, Glass nos presenta un aborto cinematográfico marca A24 contemporáneo titulado “Love Lies Bleeding”.
Al contrario que “Saint Maud”, nos encontramos frente a una película hueca, sin argumento, sin rumbo, efectista y que no ha sabido entender bien las fuentes de las que bebe. Es un cruce muy extraño de géneros que no terminan de estar en comunión, de hecho, uno no termina de saber si está frente a un drama romántico, un thriller criminal o una película de explotación mal estructurada. Hay momentos en los que uno parece estar viendo una comedia negra de los Hermanos Coen y al rato siguiente un thriller neo-noir de Nicolas Winding Refn, pero sin lógica ni sentido. Las escenas que pretenden ser chocantes o perturbadoras no logran el impacto de la primera obra de Glass, y eso ocurre en gran parte porque no están construidas sobre una base argumental sólida, están ahí porque sí, para molar. El elenco de actrices hace lo que puede en medio de este caos —Kristen Stewart sigue en su línea de hacer que más de uno se lave la boca a la hora de hablar mal de su capacidad como artista—, pero su inclusión en este relato obedece más a criterios de corrección política e inclusividad que a otra cosa.

Dicho de otro modo, “Love Lies Bleeding” es el arquetipo de cine imperante de hoy en día, que no va de nada, que es muy chula visualmente hablando, que tira de la nostalgia de otras épocas y que gusta mucho a la industria cinematográfica actual porque incorpora temas relacionados con el empoderamiento femenino, la masculinidad tóxica y la homosexualidad.

Y si esto se tratase de un hecho aislado, no me importaría demasiado, pero A24 lleva un par de años conformándose con ser el tuerto en el reino de los ciegos. A las pruebas me remito: “All Dirt Roads Taste of Salt” es mediocre e inclusive porque si, “Beau Is Afraid” es un aborto cinematográfico, “Earth Mama” es feminismo de tercera fila, “Priscilla” es una mediocridad pretenciosa fruto de una hija del nepotismo imperante, y suma y sigue… y cada vez peor.

En fin, hubo una vez un sueño llamado A24, pero al final todos acabamos despertando.
BARKER
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1
3 de abril de 2024
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Primero de todo, hace falta constatar que este producto audiovisual NO ES UN DOCUMENTAL.

Los documentales parten de la realidad y la plasman tal y como es pudiendo llegar a una zona especulativa. Por poner un ejemplo: En un documental sobre la física de los agujeros negros, además de explicar en que consiste un agujero negro, su naturaleza, matemática y peculiaridades, se puede dar la posibilidad de que los autores/narradores/guionistas "teoricen" sobre que hay más allá del horizonte de sucesos (aquello que no podemos ver o entender de esa anomalía cósmica). Esta especulación es muy válida porque parte de un análisis objetivo y científico de la realidad, cuestión distinta será si dicha especulación acaba siendo cierta o incorrecta.

Alienígenas Ancestrales es material puramente especulativo, ninguna de sus conjeturas parten de una realidad tangible. Ejerce una constante hipótesis de la hipótesis. Por ejemplo: Las pirámides de Egipto fueron construidas por alienígenas porque... es impensable que una civilización humana bien organizada se hubiese puesto de acuerdo para construirlas y... por supuesto... los alienígenas las construyeron por motivos que nos son desconocidos, pero... como vienen del cielo, es muy posible que fuesen... pues... balizas de aterrizaje. Conclusión: ALIENS.

Y en lo personal todo esto me daría absolutamente igual, porque si se tratase de un producto televisivo entretenido o para echar unas risas, ni le dedicaría estas líneas. El problema reside en que, desde su estreno allá por el año 2009, este programa se ha convertido en alimento intelectual para los más necios. Hoy, en el año 2024, hay millones de personas que de verdad creen que las pirámides las levantaron los alienígenas ancestrales y en parte este programa es responsable de ello.

Llegado a este punto, siempre me hago las mismas preguntas: ¿Quien tiene más culpa? ¿Los necios que crearon este producto o los necios que convirtieron su contenido en la nueva forma de narrar la historia?

Sea como fuere, Alienígenas Ancestrales ha devenido en un material altamente tóxico que debería mantenerse fuera del alcance de cualquier mente vulnerable.
BARKER
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