Spoilers ‘Capítulo final’:

Es lamentable lo que han hecho con los personajes de Obi Wan y, en especial, Darth Vader. El primero sufre un viaje de “llorón” deprimido a estoico escéptico de la fuerza. El viaje mesiánico de Obi Wan tendría sentido si su arco hubiera estado bien escrito, pero la serie se dedica a arrastrar conceptos e ideas de la manera más ramplona, sin profundizar en nada porque en Disney ya saben que el público es idiota.

La infantilización del personaje de Vader también se hace patente: pasamos de un señor oscuro que al final del Episodio III rehuye a su propia humanidad para convertirse en un despiadado ciborg sediento de ambición y poder que aspira a gobernar la galaxia junto a su maestro (tal y como se nos muestra en la trilogía clásica). Ahora es un niñato engreído (y no lo digo por Christensen, sino por la pobre escritura de guion que lo hace parecer tal) con fuerte resentimiento hacia su maestro, del cual está obsesionado en su persecución como si se tratase de la captura de Moby Dick. Un mítico personaje que es ridiculizado ya completamente en el último capitulo, cuando Obi Wan le hace un Rey y le tira todas las piedras dejándolo como un abuelo inútil.

Finalmente, el personaje de Reva. No entiendo a santo de qué viene este personaje (en realidad si, porque esto es cosa de la Kennedy). El personaje es un sinsentido de pies a cabeza. Quiere vengarse pero ayuda a los malos, quiere actuar haciendo el bien pero lo rehuye (y viceversa). La actuación de Moses Ingram no ayuda, sino todo lo contrario: su interpretación es plana e inexpresiva, carente de cualquier carisma que justifique que tenga en la trama casi el mismo peso que los principales protagonistas.

Al menos, el cierre si lo han hecho bien. Tarde, porque la nave ya se había hundido bajo el magma del planeta Mustafar.