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Críticas de Jinete nocturno
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Críticas 184
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
5
12 de agosto de 2009
27 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy inferior a la primera de la saga (lo que es lógico, teniendo en cuenta el peliculón que se sacó de la manga O'Bannon) y mucho más convencional y menos interesante que su continuación a manos del inefable Brian Yuzna (y eso sí que es grave), se queda en un insulso y descafeinado producto de entretenimiento ochentero. Frente al humor inteligente y muy negro de la de O'Bannon, ésta peca de un humor excesivamente blanco, previsible y ramplón –pensado, supongo, para el biempensante padre de familia americano y sus vástagos pubescentes -, que casi te hace plantearte si estás viendo una de Disney. Por otro lado, parece intentar suplir estas carencias tirando un poco más del gore que su precuela. Un gore, eso sí, absolutamente light y cutre-salchichero, donde la sangre es verde (muy creíble) y las vísceras brillan por su ausencia.

Sólo a destacar el toque genial de hacer repetir a los dos actores protagonistas de la primera parte (con idéntico resultado) y el personaje del doctor, que tiene un par de salidas cachondas que, para que negarlo, me hicieron reír bastante.

En definitiva, un extraño intento de convertir el género de zombis en cine familiar de sobremesa. Si tienes catorce años (o edad mental equivalente) o estás algo borracho quizás sea tú película. Si no, me temo que, no es que te vayas a aburrir, pero te va a dejar el regusto del almíbar. Tan decepcionante como esta crítica.
Jinete nocturno
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8
12 de agosto de 2009
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya se sabe que O'Bannon se ganó un lugar de honor en la historia del cine por haber sido el tipo que escribió el portentoso guión de ese pedazo de peliculón llamado Alien. Eso además de convencer a Giger de que se encargara del diseño artístico (criatura y nave alienigena) y de pasarse la mitad del rodaje mirando por encima del hombro de Ridley Scott (con su consiguiente mosqueo), asegurándose de que no cambiase una coma de lo escrito...
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Pero, incluso si Alien no hubiera existido, seguramente sería recordado por esta joya: una de las películas más entretenidas, inteligentes y gamberras que he visto. La película que, ella solita, consiguió resucitar el cine de zombies (ya medio muerto, nunca mejor dicho) y fue responsable del revival ochentero que todos los de mi generación degustamos en nuestra niñez y adolescencia; todo gracias a aportaciones al género tan impagables como la “Trioxina”, a unos zombies que, dotados de una insaciable hambre de ¡Cereeeeeebros!, son bastante más rápidos y cabrones que a los que nos tenía acostumbrado Romero y a su despiadado humor.
Porque el humor y los zombies siempre han ido unidos, ya lo sabemos: la mayoría de películas de zombies mueven a la inmediata e incontenible carcajada... Pero normalmente se debe a su patética factura y sus tristes interpretaciones, no a la intención consciente del director (Para más aclaraciones véase “House of the Dead”… si hay cojones). Lo verdaderamente original de esta película es que es la primera que trata verdaderamente de hacer una comedia con zombies, a caso hecho.
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Y lo consigue con absoluta brillantez... Pero, cuidado, que nadie espere encontrarse con chistes facilones ("Venga, ahora que salgan bailando unos zombies al estilo Michael Jackson, ya verás que risa") o zafios y procaces -No es una película española, os lo recuerdo-, ni siquiera con la histérica carcajada que te provoca Peter Jackson en Braindead con sus monumentales idas de pinza y su festival ultragore: la película, absolutamente contenida, está pensada en serio para ser contada en broma. Su guión, casi tan redondo como el de Alíen e igual de retorcido, es el de una película de Terror puro, y sólo funciona como comedía porque O'Bannon, forzando las situaciones y las interpretaciones hasta el absurdo e impregnadolo todo de un humor sutil, brillantísimo y negro como el sobaco de un grillo -El inolvidable "¡Traigan más ambulancias!"-, así lo quiso. Pero, con unos mínimos cambios y otro estilo narrativo, la película sería “pa cagarse”.
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Más aún, y no digas que no he avisado: su estupendo final, terrible, ominoso e “hijoputa” a más no poder, seguramente conseguirá que se te congele la sonrisa y que tardes un “ratico” en dormirte…

La película, eso sí, deja, es su mayor defecto, un sabor demasiado ochentero. Está claro que en muchos aspectos ha envejecido mal. Pero eso, en especial para los que rondamos la treintena, en un aliciente nostálgico más.

Muy recomendable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jinete nocturno
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10
11 de agosto de 2009
32 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me siento enfermo, tengo escalofríos. Mi camisa está empapada en sudor y estoy ardiendo. Ésta es ya la tercera aspirina que me tomo, pero nada... Siguen sin hacerme efecto… Creo que voy escribir esto y a acostarme… Sí, eso es; eso siempre funciona. Mañana, cuando despierte, todo habrá vuelto a la normalidad; el mundo volverá a presentarse ante mis ojos como de costumbre: gris, vulgar, previsible y taciturno, carente de belleza o magia. Todo estará en orden entonces… Al fin y al cabo, la culpa es mía… Me lo tengo bien merecido, por imbécil, por volver a enfrentarme a esto aún sabiendo que es más de lo que puedo soportar. No importa que sea la cuarta vez…o la décima. Convéncete, es demasiado para ti…
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En efecto, acabo de volver a ver Mulholland Drive. Y las mismas impresiones de la primera vez se han apoderado de mí nuevamente: la misma conmoción, la misma melancolía, el mismo gozoso dolor, la misma abrumadora nostalgia de lo no vivido, la misma nausea... Es una lástima que el lenguaje, ese ente estéril, no sirva para expresar nada verdaderamente útil ni hermoso…
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Si tuviera que juzgar esta película por su belleza, por la desbordante poesía de sus imágenes, por la capacidad de evocación de cada plano, debería considerarla una obra maestra.
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Si tuviera que juzgar esta película por su capacidad de conmover la más profunda fibra de mi alma y de arrancarme las lágrimas a traición desde su aparente frialdad formal, debería considerarla una obra maestra.
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Si tuviera que juzgar esta película por su apabullante perfección narrativa, en la que cada plano posee en sentido preciso y precioso, en donde nada sobra o falta, que se cierra sobre sí misma con la precisión de un teorema matemático, debería definirla como La Obra Maestra.
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Si tuviera que juzgarla como la sublime fábula que es, por atreverse a destripar sin piedad la falacia del Sueño Americano y mostrarnos en toda su cautivadora decadencia el Bulevar de los Sueños Rotos: a los espectros que montados en coches de 200.000 dólares deambulan cotidianamente por Los Angeles en la esperanza de finalmente la muerte los libere del hastío, y a los miles, muchos más, que venden inútilmente su alma tratando de alcanzar semejante pesadilla, debería gritar hasta perder la voz: ¡Obra maestra!
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Si tuviera que juzgar la historia de amor doliente, desesperado y trágico aquí presentada, su puro sabor mahleriano, no encontraría las palabras...
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Y, ¡si solo tuviera que juzgarla por su monumental banda sonora, la más grande de las de Badalamenti!
Pero no. No es sólo eso, sino más. Existe una palabra, una sola que la abarca lo que deseo expresar, aunque débilmente: Sublime.
Cuentan que cuando el maestro de Berlioz escuchó por primera vez la Quinta Sinfonía de Beethoven estalló en lagrimas, y balbuceó: “No es necesario hacer música como ésta”.
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No era necesario hacer una película como ésta, Señor Lynch. Imprescindible quizás, pero no necesario.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jinete nocturno
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9
10 de agosto de 2009
192 de 283 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es muy propio de la condición humana (y así nos va) la idea de que, además de los más guapos (que por descontado), somos los tíos más listos del mundo y que nada puede escapar a nuestro supremo entendimiento: “Si yo, con lo listo que dice siempre que soy mami, no lo entiendo, es que, ¡coño!, no se puede entender”. Ese pensamiento, postulado axiomático que define al gilipollas occidental contemporáneo, tiene además un corolario casi igual de popular y aceptado: “Y si alguien dice que lo entiende… es mentira. ¡Al pilón con él!”

Pues no, mire usted. Existe una cosa llamada inteligencia, otra llamada sensibilidad y una tercera...Quizás la más importante: el sustrato cultural adquirido. Me explico: que yo sea incapaz de valorar un haiku, no significa que sea "una mierda sin sentido", ¿verdad? Más bien, y en eso estaremos todos de acuerdo, viene a significar que tendría que empezar por aprender japonés y empaparme de la cultura japonesa antes de tener pajolera idea de qué tengo entre manos. Sin embargo, con el cine, no pasa tal cosa: todo dios, tras ver cinco películas de superheroes, dos clásicos de Chuck Norris y una de Cine de Barrio cree saberlo todo del medio y se cree capaz de entender y valorar cualquier película. ¿No es fascinante?

Esta reflexión (ligeramente cabrona, lo sé) viene a cuento de que me jode comprobar cómo un peliculón tan audaz, complejo y fascinante como ésta se queda tan abajo por culpa de unos cuantos “enteraos” que dicen que “no se entiende” o que “es una tomadura de pelo”… Y no solamente lo digo por gente de aquí, ¡qué va!: los hay que se dicen “críticos de cine”, con todas las letras, y que te sueltan las mismas… ¡Animalicos!

Porque, los que así piensan, ¿se habrán percatado de la continua presencia de “cosas raras y fuera de sitio”: cortinas, teléfonos sonando, luces parpadeantes y diálogos aparentemente absurdos? ¿Se creerán estos que Lynch deja caer estas cosas aquí y allá para rellenar plano y por aquello del “estilo Lynch”?

A continuación, para los hombres de poca fe, destripo la película.
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Jinete nocturno
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6
10 de agosto de 2009
20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, me gusta.
Lo sé. Mi psiquiatra ya está trabajando en ello. Me ha dicho que seis meses de psicoterapia, electroshock y 200 mg diarios de Haloperidol bastarán. Volveré entonces y borraré el comentario…Si aún recuerdo mi pass.
Sí, ya sé que Yuzna no es precisamente Coppola y que su filmografía, hecha con cuatro duros y con guiones improvisados sobre servilletas del McDonald (de donde roba el kétchup que usa como sangre falsa), es pura “Serie B” (eso con suerte, las buenas). Pero, oye, hay que reconocerle que tiene un “algo”. Para empezar, el tipo, fuera bromas, en lo puramente técnico, es un director competente; quizás no sea capaz de rodar un plano-secuencia a lo Tarantino, pero sabe dejar la cámara donde toca y extraer interpretaciones fumables de sus actores (lo que es notable, teniendo en cuenta que normalmente los saca de debajo de algún viaducto).
Pero, sobre todo, lo que realmente lo salva de la quema y le da su punto de encanto, son sus obsesiones, sus eternos temas: la redención a través del dolor, la mutilación como fuente de autoconocimiento, la destrucción y degeneración física como consecuencia inevitable de la degeneración moral. Sí: enfermizo, grotesco, insano y bizarro y un poco Cronenberg. Ya os dije que me gustaba.
Vamos a la película:
Supongo que a alguien del estudio debió ocurrírsele que se podía estrujar un poco más la teta haciendo una tercera parte de “El Regreso de los Muertos Vivientes”, así que buscó un director de “género” más o menos competente y reconocido. El problema es que contrató a Yuzna y éste, como de costumbre, ignorando completamente el encargo, hizo lo previsible: utilizó los zombies (muy inteligentemente) como escusa para volver a masturbarse tras la cámara.
Y es que, ya te aviso: si lo que buscas es otra gamberrada con mucho humor socarrón y un poco de gore salchichero con la que echarte unas risas… Ésta no es tu película. Esto es una peli de Yuzna (por y para frikis), que, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, utiliza la famosa “2,4,5-Trioxina” -único nexo con las anteriores partes-, para narrarnos lo que realmente le apetece: una historia de amor morbosa, necrófila y con su punto deliciosamente masoquista entre un niñato y su antropófaga novia muerta que, dicho sea de paso, está para comérsela–un chiste muy triste, lo sé-. Y todo narrado con absoluta seriedad: como si fuera Romeo y Julieta versión caníbal. Porque... Hay humor, sí, pero es humor al estilo Yuzna: sutilísimo y muy negro, soterrado y casi imperceptible (spoiler)
El resultado, ya te lo imaginarás, es irregular y no acaba de funcionar: demasiado “de zombis” para colar como melodrama y demasiado pretenciosa como para ser “una de zombis”. Sin embargo, aunque sólo sea por la originalidad (muy de agradecer), su regusto morboso y por un par de escenas que pasarán a la historia del erotismo enfermizo (spoiler), merece un visionado… o dos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jinete nocturno
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