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España España · Sevilla
Críticas de Dirover
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Críticas 539
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
4
20 de enero de 2022
14 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es innegable que es realmente complicado que Disney lance un clásico de escasa calidad o que sea una pésima película (hey 'Zafarrancho en el rancho', hey 'Chicken Little', os miro a vosotras), y que el inicio del S. XXI y la propia competencia interna con Pixar le sentó más mal que bien a la compañía, seguida de cierta indefinición tanto a la hora de pasarse definitivamente al 3-D y abandonar la animación tradicional, como también a la hora de abordar nuevas temáticas dentro de unas historias que ya resultaban un tanto genéricas. Sin embargo, en la última década y favorecida por el fenómeno de masas que supuso 'Frozen', la compañía ha incidido más y más en un modelo que parece contentar a gran parte del público y que elevaba el nivel respecto a muchas obras olvidables producidas poco antes de 2013.

Pero ello también ha provocado que Disney se haya obcecado en una serie de tópicos recurrentes que no abandona ni aún conociendo cierto desinterés por parte del público (nada que ver con los Clásicos de la época dorada del estudio o de los 90, que suponían auténticos hits y películas que nadie quería perderse), y ha condenado a su división animada a ser un reclamo más para Disney+ y para tratar de animar la taquilla navideña, obligada casi al ostracismo por la omnipresencia de Marvel, Star Wars, y demás licencias que aparentemente parecen mucho más rentables que el "viejo cine de animación".

Desde 'Frozen' (y exceptuando esa rara avis que fue 'Zootropolis'), los últimos Clásicos Disney son productos que nacen en despachos y mueren como meros reclamos para Disney+, ciñéndose de manera tan cerrada a un molde concreto que da miedo ver la falta de riesgo y la carencia de originalidad de sus últimas películas. Ensalzar el valor de la familia como núcleo de todo, premiar la rebeldía y la osadía de actuar diferente y encontrar nuestra propia voz, y la tendencia realmente molesta de exhibir un "buenismo" exacerbado que da lugar a films donde no existe NINGÚN villano (cuando si por algo son recordados los grandes Clásicos Disney son por sus VILLANOS, de los que emerge parte del merchandising, juegos de mesa incluidos) y donde cada personaje tiene su oportunidad de redención y de aprender una lección vital. Esta tendencia tan peligrosa propia del último lustro genera no solo un decaimiento de la identidad Disney como tal, sino que genera películas sin ningún conflicto fuerte o que se sienta realmente importante (de verdad, SIN VILLANOS y presentando un mundo casi perfecto repleto de gente casi perfecta, ¿cómo esperan que nos importe algo de lo que sucede?), y el ya conservador mensaje de la familia y de seguir nuestra propia voz, aunque lo extrapoles desde la Polinesia con 'Vaiana', a Asia con 'Raya' y ahora a Colombia con 'Encanto'... Comienza a saber excesivamente repetitivo, carente de punch y de emoción, y expone a la productora como unos creadores que llevan ya demasiado tiempo enredados dentro de un molde que ya no da más de sí (llevamos casi UNA DÉCADA con la misma historia, señores). Si a Pixar se le exige muchísimo más si estrenan una medianía, parece que nos hemos acostumbrado a que ese sea el nivel habitual de los nuevos Clásicos Disney. Y es una auténtica pena.

¿Y la peli, qué tal? Pues ni fu ni fa. Quizás para Dreamworks o Blue Sky fuese aceptable, pero para una colección donde va a cohabitar y a ser comparada con 'Pinocho', 'Alicia', 'El rey león', o 'La bella y la bestia'... No hay color.

Por mucho que los creadores se hayan empeñado en crear unos escenarios realmente fascinantes visualmente, con unos grafismos que resultan de lo más impresionante que se ha llegado a crear digitalmente (a pesar de un escueto presupuesto, señal de que en la compañía el dinero lo reservan a sus "primeros platos").

Por mucho que hayan creado una galería de personajes variopintos con momentos bastante divertidos.

Por mucho que se hayan esforzado en crear una BSO donde cada canción pertenece a un género distinto (y de la cual solo se salva el tema al que da voz Sebastián Yatra).

Por mucho que su guion sea aceptablemente entretenido y proponga un ritmo rápido, la historia se empantana dentro de un mismo ecosistema que acaba siendo repetitivo, y de la que solo se pueden destacar un par de momentos emotivos.

Porque por desgracia, ese guion ya lo hemos visto muy recientemente demasiadas veces en Disney, y podemos recitar de corrillo todos sus giros y lugares comunes.

'Frozen' y 'Vaiana' funcionaron, pero todo lo que ha venido después... Es la misma comida con los mismos ingredientes cambiando únicamente los colorantes. Y si únicamente eso es lo que Disney está dispuesto a ofrecernos, prefiero desempolvar mis antiguas cintas de VHS y seguir disfrutando de viejas obras sin tanto buenismo (y con VILLANOS por favor, que ningún niño murió tras la muerte de Mufasa o viendo las ejecuciones perpetradas por el Juez Frollo), sin tanto multiculturalismo inane (la historia se ambienta en Colombia y trata de mostrar la importancia de la familia en Sudamérica, pero la localización se revela absolutamente intrascendente), y con películas donde a pesar de los tópicos y de portar la etiqueta "para todos los públicos", la compañía apostaba por hacer disfrutar a niños y adultos.

·LO MEJOR: Un par de momentos emotivos marca de la casa. Su grado de perfección visual.

·LO PEOR: La historia se encuentra tan manida que aburre y no engancha. Su falta de riesgo.
Dirover
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El viaje de Chihiro
Japón2001
8,1
114.265
Animación
2
3 de enero de 2022
10 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
De antemano sé que hacer una crítica destroyer a una película reverenciada por el público sé que tiene automáticamente efectos adversos, tales como que la crítica se llenará de valoraciones negativas de personas que ni se molestarán en leer mis argumentos, y otros que directamente pensarán que no tengo ni idea de cine (lo cual no puedo confirmar ni desmentir). Pero hay que reconocer que tiene cierto morbo quedarte solo ante el peligro destrozando una peli que despierta fervor entre el público, a la par que genera tristeza y cierto sentimiento de culpabilidad no haber sido capaz de sentir lo mismo (¿es culpa mía, o lo es de la peli?). Previo fusilamiento a dicha crítica, se vienen aquí distintos argumentos de por qué esta no adaptación nipona de la icónica novela de Lewis Carroll no tiene por donde cogerse.

El inicio. Cuando una peli empieza de una forma tan desangelada, sin apenas presentación de personajes, ni tan solo una escena, unos planos que nos permitan ir entrando en materia... Mal vamos. Aún así, pasados los 15 minutos, la cosa empieza a ponerse interesante. De verdad que sí. El problema es que una vez que hemos empezado a entrar en este fantástico universo surgido de una mezcla entre imaginación infantil y una dosis de anfetaminas, nos empezamos a dar cuenta de que absolutamente nada tiene sentido. Y eso no debería ser malo, los sinsentidos son divertidos, pero para que la propuesta llegue a divertir es exigible un mínimo de coherencia. Y aquí absolutamente nada la tiene. Los escritores de distopías y de universos paralelos siempre son defensores de que el mundo que creas debe regirse por unas normas, aunque sean pequeñas y sin necesidad de ser estricto, pero algún tipo de ley por la que se rigen los acontecimientos debe existir siempre.

En este caso, el exceso de libertad creativa y el apabullante despliegue de imaginación sin ningún tipo de ley que la sostenga, provoca un caos narrativo y una sensación de que en cualquier momento puede pasar cualquier cosa, lo cual si en cualquier bien trama bien llevada genera suspense y desasosiego, cuando no existe ningún tipo de coherencia de fondo el efecto es completamente inverso: a la media hora te importa un bledo lo que les ocurra a los personajes. Sabes que no va a tener sentido igualmente, y que Miyazaki en cualquier momento se sacará de la manga una nueva estupidez con la que dejar boquiabierto al personal. Además, da la sensación de que hay tramos/capítulos excesivamente alargados y que no conducen a absolutamente nada (el encuentro con el monstruo pestilente y la forma en la que se resuelve es una muestra de ello), estirando el metraje con situaciones absolutamente irrelevantes.

Pero si hay algo imperdonable y que provoca que se le vean las costuras a semejante guion son sus personajes, que en cuestión de minutos pueden cambiar de actitud o parecer según la conveniencia del guionista. Podemos pasar de amenaza a ser profundamente amorosos de una escena a otra, de estar acojonado a ser valiente en cuestión de... ¿minutos? Si ni siquiera soy capaz de conectar o de creerme a ningún personaje, y menos aún disfrutar de un universo que brilla por su ausencia de normas y donde todo parece improvisado y sacado de la manga, ¿cómo puedo mantener el interés en una supuesta obra maestra? (por aquello de que mucha gente la cataloga como tal)

Quizás me esté poniendo demasiado exquisito a la hora de criticar una obra que seguramente será consumida principalmente por el público infantil, pero creo que hay que ser igualmente exigente con productos de animación destinados al entretenimiento de toda la familia, y más aún si se les galardona con el Oso de Oro en el Festival de Berlín y los críticos de medio mundo caen rendidos ante sus "encantos". Quizás haya pecado de exceso de expectativas, de exceso de racionalidad, o... Quien sabe.

Sigo buscando respuestas en la nada, que es en lo que se queda esta supuesta maravilla del cine.

·LO MEJOR: La animación es preciosa.

·LO PEOR: La película tiene tan poca coherencia y sentido que te acaba dando igual todo lo que ocurra.
Dirover
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5
24 de diciembre de 2021
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de Mel Gibson es tan embrutecido y pretendidamente descarnado, como plagado de momentos sentimentaloides (casi siempre beneficiados y utilizando una partitura emocionante de fondo). Siguiendo un modelo que Gibson prácticamente precocina en cada uno de sus films, a veces acaba recordándonos que todas sus películas se han preparado con los mismos ingredientes, que si bien no se diferencian ni mucho menos de cualquier producto mainstream que se precie, sí es cierto que el intencionado realismo con el que se trata de impregnar la propuesta cae por su propio peso con secuencias o momentos que es difícil que alguien se crea (por mucho que se haga gala de la etiqueta más mentirosa de todo el cine: el basado en hechos reales), o por ese carácter divino que le atribuye a sus protagonistas, desde el muy particular Desmond Doss que protagoniza este film (y al que caracteriza un Andrew Garfield cuya mayor credibilidad se encuentra bajo su amplia gama de miradas y que hace suyo al personaje), pasando por Randall Wallace o el propio Jesucristo.

Las películas divididas en dos partes demasiado diferenciadas suelen tener un problema recurrente, y es que permiten que se le vean las costuras más fácilmente a los dos actos. El primer tramo de la peli, que cuenta la historia del protagonista desde su infancia hasta que consigue la aceptación del Ejército, es de un academicismo y un formalismo tanto visual como a nivel de guion que asusta. Nada que esté especialmente mal filmado, pero, por desgracia, todo es tan esquemático que abruma no solo por la predecibilidad del asunto, sino por los diálogos tan pésimos con los que está contada la historia. La historia de amor (que prácticamente no llega a tener ningún peso en el devenir del propio personaje y de la película) cuenta con unos diálogos tan pomposos como imposibles de creer (por mucho que se trate de un romance entre dos chicos tímidos de los años 40), los discursitos durante el reclutamiento atufan a una 'Full metal jacket' trasnochadísima, y el empeño en que cada uno de los personajes alcance su redención hace que no me crea a nadie de los presentes. Ni a ese padre maltratador que acaba llorando por sus hijos, ni a esos sargentos chusqueros que pasan de actuar como inquisidores a tener un trato paternofilial, y a ese soldado que hace bullying y al rato es capaz de dar la vida por el chico al que acosaba. Lo intento, pero no me lo creo. Y si tus diálogos parecen escritos por unos guionistas ante su primer trabajo universitario, peor me lo pones.

El segundo tramo y las batallas en Okinawa levantan el vuelo consiguiendo escenas realmente espectaculares y brutales, en las que más que destacar el gore y la carencia de escrúpulos con la que se resuelven los enfrentamientos, es conveniente reseñar su suciedad. Y es que Gibson parece no darse cuenta, pero su historia funciona mejor cuando se recrea en la suciedad de los escenarios y en la de las propias batallas, en lugar de sermones morales y en las tripas y las vísceras. Al fin y al cabo, una guerra es lo más sucio que hay, y si bien plasmado se encuentra el sinsentido de la misma a lo largo de la película (un soldado que no quiere matar a nadie y que se dedica a salvar tanto a compañeros como a enemigos), en los tramos más sucios y oscuros es cuando su obra gana enteros. El problema de este tramo deviene en esa aspiración de conseguir el momento más épico posible, aunque sea a costa de sacrificar la credibilidad de dichos momentos, y que ni siquiera con el epílogo documental del final es capaz de subsanar.

El resultado final es un espectáculo pirotécnico tan bien filmado como pomposo y a ratos increíble, al que desde luego no se le podrá negar que no le falta ni un solo minuto de entretenimiento y cuyos momentos más tensos funcionan de manera implacable, con una estructura mejorable y unos personajes menos tópicos beneficiados por diálogos sin lugar a dudas mejorables, estaríamos ante un producto que no se conformaría solo con ser correcto. Y es que a pesar de que el resultado final sea aceptable, da la sensación de que las balas de Gibson esta vez han sido disparadas con una escopeta mojada.

·LO MEJOR: Es entretenida de principio a fin. Algunos pasajes tensos.

·LO PEOR: Sus diálogos. Los personajes y alguna situación son imposibles de creer.
Dirover
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8
22 de diciembre de 2021
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Sin tiempo para morir' certifica el fin de muchas cosas, desde esa querencia casi ancestral por ese prototipo de héroe frío, seductor e invencible que resulta irreal y casi imposible de empatizar, pasando por las féminas absolutamente dependientes del héroe para resolver cualquier situación, o unos villanos cuya nacionalidad depende de la situación geopolítica del país de procedencia de la peli. El juguete Bond es producto de otros tiempos anquilosados en valores propios de inicios del S. XX, y su tendencia hacia lo fascistoide y su clasicismo cada vez nos suenan más a rancio. Hay detalles incluso en 'Spectre' de 2015 que a día de hoy nos resuenan extraño, ya que en estos 6 años hemos experimentado una serie de cambios políticos e ideológicos totales. ¿Qué sentido tiene entonces seguir incidiendo en un modelo y un arquetipo que las nuevas generaciones no van a compartir y que incluso a las "acostumbradas" al modelo de personaje que simboliza Bond les va a chirriar cada vez más? La fidelidad al material de Fleming tiene sentido siempre y cuando sus valores sean compartidos por gran parte de la sociedad que impera en un momento determinado teniendo en cuenta que estamos ante una obra de consumo y entretenimiento, y además que hemos vestido más de 20 pelis prácticamente iguales. Craig aportó cambios sustanciales en el personaje que todos aplaudimos y permitió que empatizáramos con él. Y en esta última entrega, a pesar de la evolución del personaje, la sorna, la picaresca y su oscuridad siguen estando presentes. No nos han cambiado ni han transformado a Bond (el arrebato de ira en el desenlace lo ejemplifican), simplemente le han hecho evolucionar como a tantos y tantos personajes (por poner un ejemplo reciente: ¿de verdad el Tony Stark de la primera entrega de 'Iron Man' con sus comentarios machistas y frívolos es el mismo de 'Endgame'?).

La película en todo momento deja la sensación de ser un capítulo de cierre de temporada. Sus 165 eléctricos minutos dan para cerrar todas las tramas que se habían quedado abiertas y establecer conexiones con los 4 films anteriores a velocidad de la luz, sin descanso, y a pesar de que se nota que el guion tiene demasiados cabos que terminar de atar se atreve a explorar algunos mcguffins que sirvan de excusa para hacer avanzar la trama. El problema de cuando un guion pretende abarcar tanto campo de juego es que para que encaje todo adecuadamente dentro de una duración comercialmente aceptable (y 165 minutos en teoría ya no lo son) debe marcar un ritmo sin descanso dejando la sensación de atropello en muchos de sus tramos, o de falta de desarrollo en ciertas subtramas. Afortunadamente, la peli se ve beneficiada por el ritmo absolutamente frenético y sin descanso que se impone desde el primer momento (los títulos de crédito no se inician hasta pasada la media hora de metraje en los que pasa absolutamente de todo) y la intensidad no decae en ningún momento, pero se producen diversas situaciones a lo largo de la historia que directamente carecen de sentido lógico (spoiler). Intuyo que fruto de las diversas reescrituras que sufrió el film (a pesar de que digan que el desenlace siempre estuvo en la mente los productores) ha habido situaciones y comportamientos de los personajes que no han quedado bien pulidos del todo, y eso se nota bastante en la sensación final.

Y sí, te miro a ti directamente, Rami Malek. Porque su Safin acaba siendo un personaje completamente tópico con frases del tipo "somos iguales James, los dos exterminamos a la gente, pero yo soy más listo que tú", así como la actitud forzada de psicópata que actúa raro porque sí... En pleno 2021 después de miles de blockbusters a nuestras espaldas... Da mucha pereza volver a esto. Ni el personaje está fatalmente escrito, y la finalidad de sus numerosos objetivos ni se entiende ni queda claro en ningún momento. Tampoco el personaje de Lashana Lynch termina de ser encajado correctamente dentro de la aventura, ni despierta nuestra simpatía en ese duelo de protagonismo con Bond tan sorprendentemente mal escrito. Acaba siendo una secundaria sin el menor peso en la trama, y es una pena después de todo lo que se había leído sobre su personaje. Si su personaje fuese eliminado de la trama nadie notaría nada, y si sus minutos de metraje hubiesen sido ocupados por el que da vida Ana de Armas la obra ganaría muchísimos enteros. Divertida, espontánea, resolutiva... Debería haber sido la gran acompañante de Bond en esta obra y es la gran beneficiada de la inclusión de Phoebe Waller-Bridge en el guion. La gran acompañante es una Lea Seydoux magnética cuya interpretación sube enteros con un personaje que evoluciona y mejora por completo a la sosa chica Bond que vimos en 'Spectre' y que aquí es alguien completamente distinto. Jeffrey Wright y Christoph Waltz dan la sensación de que pasaban por allí y que únicamente ejercen como excusas para cerrar sus personajes, alguno con más acierto que el otro, pero aún así se esperaba algo más. Y ese tal Daniel Craig... Tiene el mérito de que en 'Casino Royale' vimos un Bond diferente de los demás, de que en 'Skyfall' exploró nuevas vertientes del personaje, y aquí aún tiene la oportunidad de enseñarnos nuevas aristas de la mejor encarnación del espía británico habida en 25 películas. Lo que lleva haciendo Craig con 007 durante 16 años es digno de aplauso.

La labor de Fukunaga tras la dimisión de Boyle por diferencias creativas es más que correcta, creando una serie de escenas bastante espectaculares visualmente y al que se beneficia de la partitura de Zimmer, aunque algunas escenas de acción resultan algo repetitivas (mucho muerto a base de tiro en la cabeza). A pesar de sus errores, este fin de ciclo es una obra apasionante, sin tiempo para el respiro, cargada de sorpresas y llena de emotividad. Este Bond es casi imposible de mejorar. Disfruten del viaje.

· LO MEJOR: La velocidad de la trama y su emotividad.

· LO PEOR: La escritura del villano y de ciertas situaciones.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Dirover
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8
16 de diciembre de 2021
59 de 109 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es increíble a la par que difícil de entender como una maquinaria tan aparentemente bien engrasada como Marvel ha tardado tres películas en encontrar el tono adecuado para su personaje estrella, con una última entrega que inesperadamente ha sido capaz de enmendar una saga completamente desfallecida (con una 'Homecoming' aburrida y sin punch alguno y una 'Far from home' que directamente daba vergüenza). 'No way home' no solo mejora a sus predecesoras y es la mejor película del trepamuros desde que un tal Sam Raimi andaba detrás de las cámaras. Ni siquiera es la mejor película del MCU desde 'Endgame'. Es una demostración de hasta donde puede llegar el estudio cuando tiene un guion ambicioso y que arriesga de verdad, de que las alianzas entre productoras siempre deberían servir para beneficiar al espectador (el pacto entre Marvel y Sony sigue siendo un lujo), y también de hasta donde el cine de superhéroes puede seguir expandiendo sus fronteras. Multiversos, metaversos y sonetos aparte.

Desde 'Homecoming' Marvel enfocó a Peter Parker como un secundario cómico dentro de una maquinaria en la que convivía con películas más ambiciosas y "épicas", y donde el humor adolescente se adueñó de la función y de unas tramas insulsas que no interesaron a nadie. Es un placer comprobar como al fin han conseguido hacer las cosas bien, arriesgando con una historia que nos hace relamernos desde la primera escena hasta la última, y que se encuentra plagada de sorpresas y de más de un giro que pocos se verán venir. Desde el minuto 1 han tirado la casa por la ventana y se han lanzado con todo, con la excusa de viajar a la nostalgia tanto para poder mejorar el actual presente cinematográfico de Spider-Man como su más que interesante futuro. Y todo ello gracias a un guion sumamente atinado que no da respiro alguno en más de 2 horas que vuelan entre apariciones, peleas y momentos que harán las delicias de todo fan y de casi cualquier aficionado al cine que se precie. Un guion que por primera vez se encarga de definir y entablar relaciones entre los personajes que no resultan superficiales (la amistad entre Parker y Ned por primera vez se siente real, así como la relación con su tía), así como intenta dotar a cada uno de los numerosos villanos que atraviesan el film de un arco propio. Es difícil que con tantos personajes en el tintero todos salgan bien parados, siendo algunas subtramas un tanto mejorables (Jon Favreau y un par de villanos no salen del todo bien parados), pero aún así los guionistas lo han apañado todo lo mejor posible para que todos los personajes tengan más de un momento de gloria (Octopus y Duende Verde están para el aplauso). Incluso Strange tiene algún que otro momento dramático realmente bueno (con un Cumberbatch superlativo que cada vez disfruta más del personaje). Villanos que se acaban adueñando del alma de la película, que por un momento se convierten en una especie de pandilla freak que nos sacará alguna carcajada con interacciones tan divertidas como sorprendentes. Y es que si en algo gana 'No way home' es en la utilización tan hábil e inteligente de sus numerosos chistes, ya que si bien las anteriores eran bromas infantiles (cuando no directamente estúpidas) aquí cada broma parece que está insertada en el momento adecuado para que funcione a la perfección.

Sin lugar a dudas, una de las películas más disfrutables del año, en la que al fin se ha dotado al personaje de la épica y el carácter que necesitaba. El propio Tom Holland mejora sus prestaciones como Peter Parker dotándole de nuevos y oscuros matices al personaje, con la pérdida de la inocencia como telón de fondo, y sintiéndose protagonista de su propia historia, ya que si bien Stephen Strange es un pilar de la misma, la sensación es que en las anteriores Parker parecía estar tutorizado y encorsetado por Tony Stark y Nick Fury, y en este caso, a pesar de que "el mago" cobre una relevancia infinita comparada con los anteriores, la película en todo momento se siente como una obra de Spider-Man. Prometieron hacer la película más grande del superhéroe y probablemente lo hayan conseguido, convirtiéndose en un ¿final de trayecto? en el que casi todas las piezas funcionan a la perfección, con una película que sorprende, emociona y hace reír a partes iguales, y un final que bueno... Es mejor que lo descubra uno mismo y evalúe como se siente. La versión Endgame a gran escala que tanto necesitaba el trepamuros dentro de un entramado tan complejo e interdependiente como es el MCU.

·LO MEJOR: Te sorprenderá, te emocionará y te hará reír. Las interacciones entre los numerosos personajes.

·LO PEOR: A algunos personajes y varias subtramas les falta desarrollo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Dirover
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