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Críticas de El Tito Mel
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Críticas 475
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
26 de diciembre de 2021
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Conozco el trabajo de Adam McKay desde antes de ser director de cine. Ya en su época de guionista del Saturday Night Live no me convencía. Luego fue a peor, con esas malísimas películas en las que él y Will Ferrell se empeñaban en sacar de donde no hay una y otra vez (Anchorman 1 y 2, Pasado de vueltas, Hermanos por pelotas, Los otros dos... madre mía, vaya carrerita...).

En 2015 pega un volantazo, se deshace de Ferrell y vuelve a la parodia sociopolítica que ya ejercía en SNL, esta vez en cine. El problema es que, tanto con La gran apuesta como con El vicio del poder, me dio la sensación de que era de esos tíos que se creen más ingeniosos de lo que realmente son. Y a mi esas dos películas no me funcionaron. Eso sí, como superviviente de Hollywood debe ser la leche porque allí tiene en el bolsillo a la crítica, a la Academia de los Oscar y siempre consigue a los mejores actores del mundo para sus corales repartos. Digo yo que algo bueno tendrá que no estoy sabiendo ver. Y, a decir verdad, es productor de Succession, una de las series más inteligentes e incisivas de los últimos años, dos adjetivos en los que McKay cree que va sobrado. Curiosamente es, de todos los trabajos nombrados, el único donde él no ha participado como guionista...

Todo hace pensar que vengo a meterle un viaje a McKay que se ve venir desde Cuenca. Pero no. Tanta mamandurria para venir a decir que, pese a que no me gusta McKay, sí me gusta No mires arriba y la considero su mejor película con diferencia. He leído a mucha gente decir que no es una buena película de catástrofes. Y digo yo, ¿quién ha vendido esta película como tal? Mira que hay veces que los trailers engañan y es obvio que el público no está obligado a conocerse la obra y milagros del autor para saber qué esperar. Pero yo creo que dejan bien clarito de qué palo va esta película. Ergo, si has llegado hasta aquí pensando que esto era algo a lo Independence Day, ve a tu plataforma favorita, escribe en el buscador Roland Emmerich y disponte a disfrutar. Adelante, no habrá reproches.

También he leído a mucha gente decir que la película no da tanta risa. Eso lo comparto más, la película no es para reír a carcajadas. Es para soltar "Jés", esa onomatopeya corta acompañada de un soplido de nariz que viene a ser a la risa lo mismo que un beso en el prepucio es a una felación. Pero aquí sí me vino bien conocer los antecedentes de McKay y fui con las expectativas bajas en este sentido ya que he podido comprobar en numerosas ocasiones que su humor tiene dos vertientes; el que pinta con brocha gorda, donde abundan personajes que sobreutilizan el recurso de "es tan malo que hace gracia", y aquel en el que juega a ser Fincher en El club de la lucha con una riada mareante de mensajes subliminales que parece seguir la filosofía del "tú no pares de echar, que algo entra". En las interacciones entre los protagonistas es donde usa el primer tipo y en la narrativa que imprime por medio del montaje es donde usa el segundo tipo. Conmigo no suele funcionar de ninguna de las dos formas. Pero debo decir que si con alguna de las películas de McKay he podido estar cerca de reírme y de, en general, encontrarla medianamente graciosa, ha sido con esta.

Es por eso por lo que tampoco puedo decir que esta sea una gran película. Bueno, por eso y porque lo que cuenta en 140 minutos lo podría haber contado igual o mejor en 100. En fin, ser eficiente nunca ha sido lo de Adam. Tampoco ser gracioso, ni ingenioso, ni inteligente, por mucho que sí lo crean él y un montón de gente en Hollywood de la que necesita pagar a un asistente que les explique cómo aparentar tener personalidad y buen gusto. Lo de Adam es reunir talento. Ahí lo clava una vez más. DiCaprio, Lawrence, Streep, Rylance, Blanchett... Todos actores maravillosos demostrando por qué llenan una pantalla con su sola presencia, los dos primeros en interpretaciones más dramáticas, el resto en un estilo caricaturesco. También hay actores no tan buenos que funcionan genial, como el Idris Elba de McDonalds, Tyler Perry, o míster estrías Jonah Hill. Aunque según algunos críticos lo único que merece la pena de esta película es Timothee Chalamet. Buen actor, papelazos en The King, Dune, Día de lluvia en Nueva York... Bueno, esta última no, que aquí se arrepintió porque un chaval rubio con toda la cara de Sinatra dijo que había que creer más a su mamá que a los tribu... ejem... a su papá y desde entonces hay que boicotear todo lo que su papá haga, que no se si se refiere al que hace pelis o al que cantaba... Pero bueno la historia del chaval rubio este creo que la explican en Juego de tronos, yo solo se que no recuerdo haber visto a Chalamet en No mires arriba.

Pero, esencialmente, ¿por qué me gusta No mires arriba? Pues porque estoy lo suficientemente asqueado con nuestra involución sociológica como para ponerme de su lado y a la vez soy lo suficientemente consciente como para aceptar que desde su lado también me golpee a mi como parte del problema. Desafortunadamente es también la era de la piel fina, de la gente que se ofende con facilidad, y una película como está, incluso con su muy básico discurso que apenas rasca un poco la mugre superficial, obtendrá mal recibimiento de parte de toda esa gente que no admite que la zarandeen un poco, ni a sus actitudes ni a sus posturas. Es difícil que esta película consiga nada significativo más allá de ser trending topic en Twitter un par de días del mismo modo que durante la pandemia la gente aplaudía a los sanitarios a las 20:00 para luego comportarse como idiotas en su centro de salud la mañana siguiente. La película no contiene valores que la lleven más allá de eso, no aporta nada más allá del retrato. Lo que ocurre es que como retrato resulta una divertida caricatura. Sin relieves, sin sombras, sin virtuosismo ni clase, pero certera como un flechazo. A veces una flecha no tiene que penetrar muy hondo para hacer sangre. Esta hace sangre y yo lo disfruto.

Nota: 7 - 7,5
El Tito Mel
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4
29 de noviembre de 2021
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La saga cinematográfica de James Bond tiene 60 años, 25 películas y lo han interpretado oficialmente seis actores distintos. Pero con el único que han tenido la intención de crear un universo propio, con su particular presentación, nudo y desenlace, con evolución dramática a lo largo de las entregas, es con Craig. Hace 15 años se decidieron por hacer un reboot, lo que entonces todavía no estaba tan de moda como ahora, nos contaron la vida profesional y personal de este hombre desde sus inicios y ahora con esta entrega nos dan el cierre total. No es una trilogía porque son cinco películas, pero la sensación es la misma; la era Craig no ha sido un nuevo cúmulo de entregas a sumar a las ya existentes, es una obra independiente en sí misma, la saga dentro de la saga.

El problema es que, tras un debut sensacional con Casino Royale, candidata a mejor película de Bond de todos los tiempos, la pretenciosa apuesta bajó mucho el listón. Las películas de Craig poco tienen que ver con las de otros Bond. Tienen mucha más carga dramática, más desarrollo del personaje y con ello llegaron los Bond de casi tres horas de duración. Sin embargo, en una perspectiva resultadista, la verdad es que solo Casino Royale mejoró el habitual nivel mediocre de los films bondianos. Sí, han sido distintas, quizá meritorias según se mire, pero no mejores. Se podría decir que los artífices de este nuevo Bond firmaron cheques que su talento no pudo pagar. En cualquier caso, siempre nos quedará Casino Royale.

En lo que concierne a Sin tiempo para morir, tiene todos los vicios y virtudes del Bond de Craig elevados al cubo. Es una película muy descompensada, algo que se nota ya desde el principio donde la escena de entrada dura ya un tercio de lo que solían durar películas completas de Connery o Moore. Lo que no quita que sea un gran comienzo. De hecho, para mi es al final de esa entrada cuando la peli ya empieza a decaer. Y todavía quedan más de dos horas. El segundo capítulo (por llamarlo así) sigue estando bien, sobre todo porque agradecemos la presencia de una Ana de Armas que por desgracia se queda ahí. Otra que nos presentan pero que no se queda ahí es la nueva 007. Pero, a diferencia que con Ana de Armas, no agradeceremos su presencia nunca. Más bien lo contrario, Lashana Lynch es a 007 lo que Poochie era a Rasca y Pica, un personaje mal metido con calzador que no le cae en gracia a nadie. Un error tanto de guion como de casting. Y lo peor es que parece que la intención primigenia era introducirla como la sucesora para próximas entregas (claro, antes de comprobar que a nadie le ha gustado). ¿Si funciona así de mal como personaje secundario, os imagináis una película de 007 basada en ella? Sería algo así como si hiciesen un spinoff de Jar Jar Bings...

Tras ese segundo capítulo empieza lo que para mi ya es el bajón evidente de la película y del que ya nunca se recuperará. La clave es que es a partir de ahí cuando empiezas a darte cuenta de que, aunque haya mucha pretensión en esta entrega, la realidad es que es como un regalo envuelto en una caja enorme pero vacío por dentro. Nos van metiendo momentos emotivos con secundarios a los que realmente nunca se les ha tratado con tanto apego como aquí y no es el único truco barato en busca de la emotividad del espectador, aún habrá tiempo para giritos propios de una telenovela venezolana de sobremesa, todo en un tono bastante alejado de lo que ha sido nunca James Bond. Aunque Craig siempre se ha desmarcado en ese sentido, lo que no sabíamos es que iba a pasar de un extremo a otro, del "James Bond bicharraco" al "James Bond, crónica en rosa".

Y, mientras nos hablan de todo eso, de lo que no disfrutamos en ningún momento es de una película de espías. Que a estas alturas puede que se nos haya olvidado, pero en teoría James Bond debería ser un thriller. Pero la trama de intriga aquí importa cero patatero. Se nota que esa parte no se ha trabajado lo más mínimo, que está introducida con desgana o, mejor dicho, la mayor parte del tiempo brilla por su ausencia. Mención aparte para el villano de Rami Malek, que dicho sea de paso empiezo a pensar que no es tan buen actor como pensamos. Insípido, sin carisma, sin un solo diálogo bueno... Pero lo peor es que da la sensación que en el fondo se la sudaba ese personaje que no está ni bien desarrollado. Casi funciona mejor como villano el Blofeld de Cristoph Waltz a pesar de ser un breve cameo que tampoco va a ninguna parte. Y es que lo de la descompensación antes comentada afecta a todo, porque este Bond dirigido por Cary Joji Fukunaga es probablemente el mejor a nivel visual, ningún otro fue rodado con tanta maestría, pero al mismo tiempo tiene uno de los guiones más flojos.

En esas alcanzamos por fin el desenlace, del film y de la minisaga de Craig. Al menos es un final cerrado y consecuente. Pese a su afán lacrimógeno, no me ha disgustado. Estoy de acuerdo en que, llegados a este punto, esta era la forma más coherente de acabar. Y con ese final se nos hace entender que lo más lógico en este momento es dejar en barbecho la franquicia. Es una pena porque ahí fuera hay un Bond ideal en Henry Cavill, pero me temo que la cosa no está para reinicios a corto plazo ni para nuevas entregas procedimentales como las de antaño. Obviamente, volverá, porque esto es un negocio. Pero creo que en la propia franquicia empiezan a comprender que Bond es un personaje caduco, que el mundo de hoy ya no es su mundo y que si quiere sobrevivir en él no podrá ser Bond tal y como lo conocemos. Así que puede que estemos ante la despedida de algo más que un actor o una etapa. Quizá Bond ya nunca vuelva a tener el sabor original de Bond, lo que hace resonar en mi cabeza la voz de Connery en una de las mejores frases del agente 007: "Las chinas tenéis un sabor distinto, como el pato de Pekín tiene un sabor distinto al caviar ruso, pero las dos cosas me encantan".

Nota: 4
El Tito Mel
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2
28 de noviembre de 2021
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
La buena noticia es que a quien le gustase la primera le gustará esta ya que repite todos y cada uno de los condimentos. El problema es que a quienes eso se nos indigestó seguiremos sintiendo vergüenza ajena de lo que están haciendo con un personaje con tanto potencial, un buen actor como Tom Hardy y un gran presupuesto. Todo desaprovechado salvo para lo que ya dije que era lo mejor de la primera: su magnífica representación visual del simbionte. Sí, el cgi está muy conseguido, pero para todo lo demás me autocitaré sobre lo que ya dije de la primera entrega:

"Tom Hardy tiene potencial para ser un gran Eddie Brock, pero hace la interpretación más ridícula y desafinada de su carrera. En general, el personaje no está bien escrito ni enfocado, han infantilizado un personaje oscuro, y encima no está bien definido. Le pasa como a toda la película, no parece saber por donde tirar. Luego el guión parece escrito por un novato sin experiencia, todo suena tan estúpido... Los diálogos son malísimos, ni una sola línea de guión aporta nada, ni siquiera risas. La historia, sus personajes... todo está tan mal contado y tiene tan poca chicha (ahora descubro que una de las firmantes del guión es la guionista de 50 sombras de Grey y otro el de La quinta ola, lo que explica ciertas cosas)."

En esta secuela no solo se puede reutilizar esa descripción palabra por palabra sino que, para más inri, potencia todo aquello que hacía ridícula a la primera entrega. Debo reconocer que en no pocos momentos me ha dolido verla y es que es tan mala que ofende. Solo pido una cosa: a los guionistas que les han dado el injusto premio de repetir, por favor, que los mantengan alejados de la industria cinematográfica, ya basta con la broma, es hora de que se ganen la vida con algo que se les de mejor que escribir guiones.

Nota: 2
El Tito Mel
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2
27 de noviembre de 2021
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los tres protagonistas son tíos que cada uno por su parte siempre me han parecido más o menos graciosos. El concepto de partida, aunque la excusa de la herencia sea trillada, era atractivo y tenía potencial: mitad road movie por variopintas localizaciones europeas y mitad buddy movie inspirada en Resacón en Las Vegas (los tres protas son perfectamente equivalentes a los tres de Resacón). Sin embargo, quitando algún que otro chiste del personaje de Ernesto Sevilla, la película es mala con ganas.

De esto te das cuenta rápido al ver lo mal hecha que está (mención especial a ese abuso de cgi barato y de cromas cutres -la peli va de un viaje por Europa, pero los que la han hecho no han salido de su barrio para rodarla-), pero la sigues viendo porque siempre esperas que el viaje en interrail ofrezca algo del muchísimo juego que podría dar. Pero no. Y por supuesto acaba de la misma forma previsible que te lo ves venir. Lo peor es que me da pena porque creo que el concepto tenía potencial para haber sacado una comedia mucho mejor.

2,5
El Tito Mel
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7
18 de noviembre de 2021
3 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiene cosas muy buenas esta película y potencial de haberse convertido en un clásico moderno del cine de acción. Pero también tiene cosas que le impiden volar demasiado alto. Lo primero que m gusta es que es un proyecto que se nota que está hecho por fans del cine de acción de la edad de oro de este, los 80 y 90, la época del Chuache, Stallone, Harrison Ford, Willis, etc...

Hay muchos guiños que huelen a eso y además han utilizado a las dos estrellas de cine de acción moderno que más pueden asemejarse a la personalidad de un héroe de acción noventero: The Rock y Ryan Reynolds. El primero es más un Chuache o Stallone, el segundo es más un Ford o Willis donde el tono de comicidad interiorizada que ya tenían esos dos con Reynolds se destapa en una verborrea en su ya consolidado estilo burlón que a menudo rompe la cuarta pared. Es obvio que el gran reclamo de esta peli es juntar a esas dos superestrellas del género con personalidades muy marcadas. Y funciona a la perfección.

Mientras la veía se me venían a la cabeza Tango y Cash (1989), donde Stallone y Kurt Russell parodiaban todos los tics del género. También El tesoro del amazonas (2003) donde ya estaba The Rock (en su primer papel fuera de la saga La momia) junto a Sean William Scott y Rosario Dawson. Y ya a nivel de tono y estilo también me ha recordado un poco a El último gran héroe (1993). Yo me crie siendo fan de ese cine de acción y cualquier película que pueda acercarse a esas referencias ya me tiene ganado.

La película es un desborde constante de acción y de comedia, el ritmo es frenético y constantemente están pasando cosas mientras nos llevan de Roma a Bali, de Bali a Rusia, de Rusia a España, Sudamérica, etc... Hay persecuciones en coche, hay coreografías de lucha, hay motines carcelarios, hay torturas, hay helicópteros, hay tesoros, hay nazis... Y muchísimo cachondeo y buen rollo. Si has leído hasta aquí pensarás que la peli lo tiene todo para ser un clásico instantáneo. Y eso que no he mencionado a Gal Gadot (aunque a mi me gusta más la inspectora Ritu Arya).

Lo que aleja a esta peli de tocar techo es que el aspecto artesanal. Técnicamente está muy bien, pese a que hay mucho recurso de cromas la película no se ve cutre en las escenas más espectaculares. Pero sí es cierto que tampoco hay un trabajo artístico que destaque. Su director, Rawson Marshall Thurber, siempre me ha parecido un tío de talento limitado en cuanto a narrativa visual. No tengo claro que tome las mejores decisiones estéticas habitualmente en sus filmes, lo que genera que muchas escenas le queden algo antinaturales a nivel visual. He visto casi todas sus películas porque casi todas tienen elementos que de partida me resultan atrayentes, pero siempre me acaba dejando la sensación de que se quedan por debajo de las expectativas por una dirección mediocre. En otros aspectos artísticos le pasa un poco lo mismo a la peli, no están todo lo aprovechados que podrían. Me refiero a la fotografía, la banda sonora, etc... En general se peca de soluciones asépticas, no da la sensación de que se hayan trabajado mucho esos aspectos.

Muchos dirán que tampoco se le puede exigir en materia artesanal a un film de acción. Y quizá esa opinión es lo que ha venido bajando el nivel del cine de acción desde hace casi 20 años con sus soluciones rápidas y fáciles que eliminan los recursos creativos que necesitaban antaño los directores. Ya no hablo de gente como Spielberg o Cameron, es que te ibas a un Frankenheimer, a un Donner, a un McTiernan, a un Walter Hill, a un Besson, a un Carpenter, a un Tony Scott, o incluso gente que ha llegado a ser denostada como Bay, Emmerich, Fuqua, Hyams... Y la diferencia es brutal. Algunos de esos siguen en activo. Yo estoy seguro de que esta peli con alguno de esos al mando y siendo un proyecto de estreno solo en cines en lugar de Netflix (donde parece que hay menos reparos en aplicar soluciones estéticas facilonas), estoy convencido de que sería un clásico instantáneo. A pesar de ello, tiene lo suficiente para estar en el grupo de comedias de acción más disfrutables de los últimos 20 años.

Nota: 7 - 7,5
El Tito Mel
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