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España España · VALLADOLID
Críticas de DAVID FARIÑA
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Críticas 30
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
3 de septiembre de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Podemos decir que la modelo Andrée Heuschling fue una de las inspiraciones de Renoir. Ahora bien, a qué Renoir nos estamos refiriendo; al pintor Pierre Auguste Renoir o a uno de sus hijos el célebre director de cine Jean Renoir. Pues bien, debo decir que fue la inspiración de ambos o mejor dicho fue la última inspiración del pintor Pierre Auguste en sus últimos años y la primera de un joven Jean que por entonces aún no había encontrado su gran ambición cinematográfica aunque ya le llamaba la atención.

Andrée Heuschling fue sin duda la modelo que despertó las últimas pasiones artísticas en el periodo último de vida del pintor, triste por el fallecimiento de su esposa, postrado en una silla de ruedas con una alta incapacidad para poder andar y también con la piel de las manos totalmente hinchada, con quemazones que posteriormente a la conclusión de una de sus obras o de una de las sesiones en las que retrataba a la modelo tenían que ser tratadas por sus médicos y cuidadoras.

Y es que para el maestro pintor, el cuerpo femenino en general tenía una particularidad especial que daba auténtica viveza a sus cuadros los cuales muchas veces estaban llenos de matices impresionistas en los que resaltaba el color y la fuerza del paisaje. Pero a su vez también era un gran admirador de las pinturas renacentistas y concretamente de las obras expuestas en el Louvre de Tiziano o incluso de las pinturas barrocas.

Pero sin duda, la desnudez en cuerpo y alma de la mujer, la entrega y la pasión de ella, la suavidad de su piel e incluso el propio olor corporal mezclado con la fragancia de las flores silvestres del campo hacia que diera la sensación que sus cuadros cobrasen vida. Es más, el pintor ya en sus últimos años decía que el cuerpo femenino retratado en sus obras era puro arte como la pintura y éste lo encontró en la joven modelo Andrée Heuschling que con estilo y entrega sirvió al pintor para que pudiese hacer sus últimas obras a pesar de su delicada salud.

Pero si hemos dicho que esta joven fue la última inspiración artística del maestro o del genio Auguste Renoir como ustedes lo quieran llamar. También, aunque no sea el eje central de la película fue la inspiración o la primera gran ayuda que tuvo Jean Renoir cuando se inició en el mundo del cine. Y gracias a ella y seguramente por lo enamorado que estaban en esa época ambos, Renoir hijo descubrió su pasión por el séptimo arte pues curiosamente la joven Andrée Heuschling una vez fallecido el padre y regresado el hijo de la Gran Guerra en la que fue herido inculcó al joven Jean para que se adentrase en el mundo del cine y se olvidase de lo que realmente hasta entonces le había despertado la atención que era ser aviador y defender el ejército y su patria.

Y es que sin duda fue ella la que en los últimos años del maestro impresionista ayudó con su pose, entrega y voluntad a las últimas obras del pintor francés Auguste Renoir en la que podemos destacar “La Baigneuse” pero a su vez fue también la primera esposa y actriz del periodo mudo cinematográfico de las primeras películas de su marido Jean Renoir, en la que ella aparecía en los rótulos con el nombre artístico Catherine Hessling pero que posteriormente y con la llegada del sonido y su separación conyugal con Jean quedaría en el olvido.

Por último, no me voy ahora a detener a explayarme en la extensa obra de Pierre Auguste Renoir aunque a lo mejor podría destacar a “Moulin de la Galette” 1876 y sobre todo a una de sus obras maestras como es "Le déjeuner des canotiers (el almuerzo de los barqueros)", 1880-81 siendo la luz y las personas que aparecen con actitud relajada y viajando de forma placentera y alegre por el río Sena los principales protagonista. Y tampoco voy a hacerlo en su hijo Jean pero de éste sí que destacaría dos películas por un lado “La gran ilusión” de 1937 que lo que intenta es promover un mensaje de paz ya en la época del Tercer Reich y en los albores de lo que un par de años después sería la Segunda Guerra Mundial. Y por otro lado, la que a mí particularmente me parece su obra maestra y una de las obras cumbres de la cinematografía mundial como fue “La regla del juego” 1939 en la que se nos retrata el desmoronamiento de los valores humanistas.

En síntesis, dos grandes maestros o dos grandes genios el padre y pintor Pierre Auguste Renoir y el hijo y director Jean Renoir la única pena es que por la gran diferencia de edad entre el padre y el hijo, éste pudo disfrutar de la sabiduría artística de su padre mientras que el maestro pintor no llegó para ver los comienzos cinematográficos de su hijo gracias a Andrée Heuschling la musa que con cariño se entregó a ambos.
DAVID FARIÑA
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5
31 de marzo de 2013
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando uno se dispone a visionar una película interpretada por Sylvester Stallone debe ser consciente que no va a ver nada del otro mundo y que tan sólo si se entretiene puede darse por contento. Digo esto, porque más o menos todas las películas de este musculoso “actor” siguen el mismo patrón; desde sus casi primeras allá por los años 80 y que tanto éxito tuvieron como las famosas sagas de Acorralado (Rambo) en las cuales interpretaba a un ex-combatiente de la guerra de Vietnam que era capaz de aniquilar con su ametralladora a más de trescientos enemigos en plena selva sin apenas inmutarse a pesar de no sentir las piernas. O también, el homenaje que realizó al mundo del boxeo dando vida a Rocky Balboa siendo para mí y sobre todo la primera la mejor pues luego, a partir de la tercera entrega perdió dicha saga su gancho.

En todas estas películas como otras suyas tienen como cometido principal la violencia y los golpes a base de talonario aunque hablando de este asunto, podemos distinguir por un lado, la violencia indirecta que es la que se veía en sus películas de los años 80 y que de alguna manera el público de entonces deseaba que el pobre y perseguido héroe de dichas hazañas se salvase y diese al traste con su último modelo de ametralladora a todos aquellos que quisiesen herirle. Y, por otro lado, están las películas de ahora que en realidad es una violencia mucho más extrema en la que el protagonista o héroe es mucho más frío, que no tiene piedad y que habitualmente siempre actúa de una manera deliberada e imponiendo su justicia a base de meter una bala en la cabeza a todo aquel que no responda a sus preguntas.

Sin embargo, si nos atenemos a lo visto en esta película de Walter Hill debo decir que tiene todos los ingredientes necesarios para hacer un aceptable combinado y dentro de ese popurrí no puede faltar por supuesto lo que habitualmente vemos en este tipo de historias como la guapa chica muchas veces hija de nuestro flamante héroe que en numerosas ocasiones y a lo largo de diferentes films con cierta semejanza a este ha sido secuestrada, peor violada o ya asesinada. O claro está, el compañero fiel que desaparece del mapa enseguida por causas muy parecidas; y por supuesto, todo ese campo que nos muestran también de la policía corrupta, de los matones súper musculados que quieren acabar con él o el mundo del sexo, drogas, alcohol y violencia que le rodea.

Por tanto, es una película para pasar noventa minutos de una manera entretenida y a la cual no la puedo pedir peras al olmo ya que esto sería lo mismo que decir que Sylvester Stallone es un buen actor y salvo su interpretación de “Rocky I en 1976 y su gran parada a Pelé en “Evasión o Victoria” de John Huston en 1981 no ha destacado por casi nada más. Eso sí, algo especial tiene para que hablemos de él.
DAVID FARIÑA
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3
18 de marzo de 2013
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué es lo peor que puede pasar cuando uno va al cine? Estar mirando casi todo el tiempo el reloj y deseando que termine. Digo esto no porque esta versión teatral y muy arriesgada de Anna Karenina dirigida por Joe Wright sea mala. A veces, cuando esto ocurre se encuentra una cierta gracia sino porque se trata de una película muy aburrida que no me ha despertado pasión alguna a pesar de conocer ya la historia.

¡Ay! Si Leon Tolstoy hubiese visto esta adaptación, un poco frenesí, un poco alocada pero sin ningún ápice de sentimientos, sufrimientos e ilusiones entre sus personajes.

¡Ay! Si los que dirigieron las dos primeras versiones cinematográficas haya por 1935 y luego en el 48 con las inolvidables Greta Garbo también conocida como la DIVA y posteriormente Vivien Leigh en los papeles de Anna Karenina levantasen cabeza.

¡Qué grandes actrices! Ellas se metían en el papel principal y con su fuerza y viveza daban una auténtica personalidad y templanza al personaje. Nos hacían sentir, emocionarnos, sufrir, amar y sobre todo daba la sensación de ser la auténtica Anna Karenina.

Sin embargo, esta nueva versión se queda en agua de borraja, no transmite nada, uno no siente tristeza al finalizar la película a pesar de la trágica historia de amor, romanticismo, odio, rencor, o quizás adulterio que existe.

Las escenas de amor, de felicidad, de alegría, de tristeza, de locura, de enfermedad, de pasión de la propia Anna Karenina interpretada por Keira Knigthley se ven pero no se sienten quizás sea porque toda la película en sí salvo pequeños detalles es muy floja o tal vez porque igualmente el resto de las interpretaciones dejen bastante que desear.

Sí, ya sé que ustedes me dirán pero si esta película tenía cuatro nominaciones a los Oscar por tanto, no debe ser tan mala. Viéndolo así, tal vez tengan razón pero observen que éstas fueron premios de menor calibre: Mejor fotografía, mejor banda sonora, mejor dirección artística y mejor vestuario (qué ganó) cosa normal por otra parte ya que éste con una buena partitura musical es de lo poco que se salva.

Pero se darán cuenta que esta película no fue nominada en una categoría que tal vez si se hubiese planteado la historia de otro modo a lo mejor hubiese triunfado estoy hablando del guión adaptado pero éste ha fallado al igual que todo el conjunto en sí pues no hay cosa peor que querer “emocionarte” con un personaje o varios personajes y estar deseando que desaparezcan, simplemente porque en realidad esta película artísticamente hablando funciona sin ton ni son.
DAVID FARIÑA
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9
8 de febrero de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué tendrá de especial Tarantino para que sus películas gusten tanto entre el público a pesar de su afamada violencia?

¿Será porque sabe perfectamente conjuntar una historia realmente entretenida con un gran elenco de actores y actrices que hacen una excelente interpretación?

La cosa es que "Django desencadenado" tiene un cierto paralelismo con "Lincoln" de Steven Spielberg aunque solamente sea en la época en que transcurre. Pero mientras que la de Spielberg se centra más en el devenir político de un momento muy importante ya no solamente en la vida de los americanos sino en los propios cambios de la sociedad humanitaria al lograr el decimosexto presidente de los EEUU Abraham Lincoln abolir la esclavitud gracias al apoyo de votos de la mayoría durante el proceso de la Decimotercera Enmienda dando lugar a una nueva etapa de la vida; Tarantino nos muestra su historia, desarrollada dos años antes de la Guerra de la Secesión pero en este caso, nos la presenta como una autentica y salvaje película del oeste y concretamente es un homenaje al Spaghetti western cuya época dorada se vivió allá por los años 60 y 70 con películas tan intensas como emocionantes entre las cuales no podemos olvidar la famosa trilogía de Clint Eastwood (“Por un puñado de dólares”, “La muerte tenía un precio” y “El bueno, el feo y el malo”)

Y es que Tarantino logra hacer una película del oeste con todos los ingredientes necesarios para que su historia eso sí, la primera parte mejor que la segunda atraigan al espectador durante las casi tres horas de metraje.

Y todo ello lo logra gracias a una excelente música y fotografía acompañada claro está de todos los diversos factores que forman la acción desde la interpretación de Jaime Foxx como el esclavo negro (Djiango) que pasará de ser un mártir al pistolero más rápido del condado al estilo Billy el niño, héroe y salvador de su amada Broomhilda (Kerry Washington) esclava y presa del despiadado y maléfico Calvin Candie, terrateniente y dueño de una plantación interpretado por Leonardo Di Caprio sin olvidarnos por supuesto, del famoso contrabandista y cazador de fugitivos alemán interpretado por Christoph Waltz y salvador por otra parte de Django y, por otro lado, (y perdonen la expresión) del leal pero a su vez "cabrón" esclavo Stephen interpretado de manera soberbia por Samuel L. Jackson.

En síntesis, podemos decir que en ciertas ocasiones sobre todo en las escenas más duras a Tarantino se le va un poco la olla no dejando prácticamente títere con cabeza pero en otros momentos, sabe mezclar estas escenas tan duras con otras muy cómicas llenas eso sí de una cierta ironía y cinismo que da lugar a la risa del espectador aunque a la escena siguiente a lo mejor tenga que agachar la cabeza. Pero esto es lo que hay y Tarantino es lo que sabe hacer, conexionar de forma magistral humor y violencia aunque no ha sido el único director que ha sabido hacer esto pues ahí tenemos por ejemplo a Sam Peckinpah y su famoso Grupo Salvaje.
DAVID FARIÑA
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9
7 de diciembre de 2012
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es evidente que lo que se nos narra en esta historia no es real simplemente porque nadie se cree que un chico sea capaz de sobrevivir en un bote salvavidas pequeño 277 días como consecuencia de un naufragio acompañado de un tigre de Bengala.

También es evidente que se trata de un cuento, en este caso indio y que a pesar que la historia no es real, en ella podemos encontrar una cierta verdad aunque sea solo por la situación límite con la que se encuentra nuestro joven protagonista para hacer frente a las adversidades más despiadadas que le presenta la naturaleza.

Podemos decir, que la película narrada en primera persona por el joven protagonista que va contando a un periodista lo sucedido en su época de juventud, está dividida en dos partes aunque al principio no tiene nada que ver lo que acontece en casi la primera mitad con lo vivido por nuestro joven protagonista en la segunda parte; una vivencia ya pasada, tan fantástica como milagrosa.

Así pues, y aludiendo a lo sucedido en la primera parte podemos reseñar que aquí se nos cuenta a modo general, la infancia y adolescencia del joven Pi, llamado así como tributo al número infinito PI pero también se nos cuenta la relación con sus padres, con sus compañeros de clase, las dudas sobre su propia fe o religiosidad y por supuesto su amor por el mundo de la naturaleza, siempre en contacto con ella desde el mismo momento que su padre es propietario de un zoológico.

La segunda parte de la película comienza con un viaje que tanto sus padres, él y otros (animales del zoo incluidos como si se tratara del Arca de Noé) deben emprender desde la India hasta Canadá con el objetivo de descubrir un nuevo mundo al estilo de Cristóbal Colón (como diría Pi) pero en realidad la historia más asombrosa comienza cuando acontece un naufragio en medio del Océano Pacífico y nuestro joven protagonista es el único que se salva en una balsa al principio acompañado de varios animales pero luego solo y haciendo frente a un salvaje tigre.

Así pues, nuestro joven tendrá que valerse por sí mismo y, por tanto, tendrá que aprender a cazar, a pescar a enfrentarse a las situaciones más inverosímiles que le presente la naturaleza y sobre todo tendrá que aprender a dominar sus miedos ante el mar y a superar las adversidades que se le podrán presentar al convivir con un tigre, el cual y llegado el momento y gracias a la astucia de nuestro joven héroe se convertirá en un momento de la historia en un gatito dócil aunque luego cada cual tomará su rumbo.

Es decir, nuestro gran protagonista en realidad es un Robinson Crusoe marítimo que vivió una hazaña fabulosa, que en su gran viaje llegó a una isla afrodisiaca con toques mágicos y de encanto y que vivió una experiencia la cual va contando al periodista, él cual a veces se queda perplejo por lo sucedido.

Se trata por tanto, de una película bella por sus imágenes, enigmática por su encanto y sensible por su ternura pero que a la vez nos hace reflexionar sobre lo ocurrido en este espectáculo marítimo visual tan increíble como imaginario.
DAVID FARIÑA
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