Película de Berlanga que le quedó bastante flojita, y que ni tan siquiera parece de él: más bien una película típica europea de la época, pero peor. Desde poco después del principio ya empieza a aburrir, y se queda en una insípida historia sobre un tío y una muñeca. Hacia el final hay algún brote del Sr. Berlanga, sobre todo en las escenas donde aparecen el gran Manuel Alexandre, Agustín González y algún otro de los de siempre. Genial -a la vez que avergonzante- la imagen que da de los españoles: esos rateros de los que no te puedes fiar. Como le dice Alexandre a Piccoli en las últimas escenas del filme: "los españoles tenemos sentido del honor", a lo que éste último responde "y un cuerno". Lo dicho: lo mejor, las escenas con los españolitos; lo peor: el resto.

De las mejores películas españolas que he tenido la suerte de ver. Todo lo que se lee en las críticas es cierto: la ambientación, la historia, la interpretación, etc. todo genial.
Sólo me voy a permitir comentar, en esta crítica, el último diálogo, muy representativo de lo que fue la guerra, la posguerra, y la dictadura franquista en España.

Digamos que la película, si se le puede llamar así, no tiene por dónde cogerla. Con esa premisa es necesario disponserse a mirarla, pues probablemente la gran mayoría de espectadores quienes la habrán visto y dado mala nota no habrán tenido en cuenta este factor.
Me explico: cuando vas a ver una película de Paco Martínez Soria, no estás esperando ver una obra maestra tipo "El Padrino", sino que lo único que te apetece es reírte un rato de las tonterías que hace el hombre y, en el caso de Martínez Soria, tal vez de la España de la época y de las maneras de la misma. Bien: con Borat pasa lo mismo. Por supuesto que si te interesan las películas con cierta, llamémosle, "presencia", lo mejor que puedes hacer es no verla. Sencillamente porque vas a encontrar todo lo que implica que la película no te guste: escenas de mal gusto, guión limitadito y argumento practicamente nulo. Sin embargo, si lo que tienes en mente es ver una película en la que se utiliza el humor satírico, sarcástico y negro para ridiculizar a la sociedad americana -mediante el precio de "maltratar", eso sí, al pobre pueblo kazajo-, esta es la tuya. Te vas a reír un rato. Te lo vas a pasar bien. Le vas a dar un 7.

"El portero" es, sin lugar a dudas, la típica película que vemos y, al acabar, nos levantamos y nos vamos a hacer cualquier cosa como si nada hubiera pasado. No tiene absolutamente nada que la haga mínimamente especial, ni tan siquiera tenemos la sensación de estar viendo una película mala. Nada. Es una película insulsa y pasable, que olvidamos al día siguiente. No es aburrida, pero tampoco es divertida. Las actuaciones no son malas, pero tampoco son buenas. Es una de las pocas películas en las que, al acabar de verlas, me he quedado absolutamente igual como estaba antes y esto es, a mi parecer, una de las peores sensaciones que una película puede crear en un espectador.

A ver, esta es una película que tienes que verla con pies de plomo. ¿Por qué? Porque debemos tener en cuenta que es de Dario Argento. Honestamente, si la hubiera visto y hubiera sabido que no era de este director, esta crítica no sería positiva. Pero Dario Argento tiene algo entre lo cutre y lo original que atrae. Aunque tampoco es necesario engañarse a uno mismo: la banda sonora es un plagio de cualquier canción de Mike Olfield; hay escenas que rozan lo ridículo; los actores son malos, no son creíbles y sobreactúan. ¿Y aún así, diréis, le da un 7? Sí, porque es una película que desprende un culto al mal gusto que... digamos que... mola. Suena infantil, pero si aún no la habéis visto: fijáos en los asesinatos, en la sangre, en la historia y su genial final. Fijáos en la estética de la película en general: es fresca y a la vez bizarra, con lo cual, cuando la ves, tienes la sensación de ser el espectador de un largometraje cutre y de culto al mismo tiempo.