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España España · A Coruña
Críticas de Marafarinha
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Críticas 89
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
9
27 de marzo de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sarah, mientras habla por teléfono de manera bastante desesperada acerca de su hija, Kira, es testigo de cómo una mujer se suicida arrojándose a las vías del tren. Puede ver, perpleja, cómo esa chica es idéntica a ella misma. Dejándose llevar por su desesperada situación y su impulsivo carácter, se apropia del bolso que ha dejado abandonado en el andén y desaparece de la escena.

Sarah (una espectacular Tatiana Maslany) suplantará, entonces, su identidad: se convertirá en Beth Childs, una inspectora de policía con una jugosa cantidad en el banco y una vida aparentemente perfecta. Frente a ella, se empezarán a crear un laberinto lleno de mentiras, de intereses contrapuestos y de experimentos humanos, que pondrán a prueba el límite de la razón.

¿Dónde radica la brillantez de "Orphan Black"? Resulta complicado volver a disfrutar de una serie después de que Breaking Bad dejase un listón tan alto, pero creo que estamos ante una dignísima rival que nada tiene que desmerecerle. Tal vez, y es cierto, que podemos hablar de cierta previsibilidad en las acciones y unos cuantos clichés molestos. Pero no radica en un argumento original, que bebe de la Sci-Fi de culto y del cine de acción de mayor calidad, lo que la hace resultar tan sobresaliente. Es, precisamente, en Maslany sobre la que recae todo el mérito.

Hablamos de clones, como puede adivinarse fácilmente. Clones que, por supuesto, es esta única actriz que interpreta y da vida, forma y personalidades diferentes. Sarah, absoluta protagonista y dotada de una personalidad idónea para buscar problemas. Helena, una mujer de preciosa cabellera rubia e intenciones aterradoras. Cosima, brillante científica y puramente tierna. Alison, una energúmena y frívola ama de casa. Juntas, formarán una extraña familia en busca de la verdad que se esconde tras lo que realmente son.

Son precisamente ellas (que no deja de ser tan sólo ella, una única actriz interpretando múltiples roles) lo que otorgan tanta fuerza y grandiosidad a la trama. Porque sí, aunque genéticamente idénticas, cada cuál tiene una personalidad propia, una manera de hablar peculiar y un comportamiento individual y muy distinguido.

Mención especial a los secundarios, importantes e imprescindibles. En especial a Felix, hermano de acogida de Sarah, que se convertirá en el fiel escudero de todas y cada una de estas "hermanas". También a Art, inspector de policía, compañero de la fallecida Beth, que aportará cierto toque de seria comicidad a la trama.

Adictiva, para diversos gustos y con un ritmo inmejorable. Desde luego que Maslany es una digna rival de Cranston.
Marafarinha
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10
25 de marzo de 2016
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
"De tu ventana a la mía" es Arte Mayor, un film imprescindible, prácticamente perfecto, que ha abierto una brecha nueva y demasiado atractiva en el Séptimo Arte como para ser ignorada como tal cosa. Condensa en su sencillez pura la historia de tres mujeres, tres dolores, tres historias, tres ventanas. Cada una pertenece a su tiempo, años difíciles y claves en la historia tan turbia de nuestro país. Paula Ortiz, exhibiendo una sensibilidad pocas veces hallada en el cine, ha creado algo difícil de definir... pero extraordinario.

Los símiles con "Las horas" son inevitables. Y, tal y como ocurre con ella, creo que para degustarla, para disfrutarla, para comprenderla, hay que haber soportado tal angustia, tal dolor, tal límite en el alma. Felices, pues, aquellos que no la lleguen a sentir, aquellos que no la lleguen a entender . Porque, probablemente, no sepan qué es lo que pretende transmitir Paula Ortiz con estos tres crudos y vivos retratos. Posiblemente, jamás puedan asimilar las infinitas realidades que en ellos se condensan.

Violeta, año 1923 en plena dictadura de Primo de Rivera. Recluida en con su padre y asolada por una enfermedad psicológica debido a la muerte de su madre, la vida de la joven transcurre entre tarros de mariposas, flores arrancadas con hermosura y peces enjaulados en el agua.

"Háblame para que no se duerman mis sentidos"

Inés, año 1941. Franquismo. Ir en contra de las ideas establecidas está crudamente penado. El regreso de Paco parece volver a otorgar luz a su vida, pero cuando su marido es encarcelado, las sombras empiezan a asolar de nuevo a una mujer condenada.

"Que me sé tu calor de memoria. Por si un día te vas o te escondes"

Luisa, año 1975. La libertad, después de toda una vida de luto, parece empezar a olerse por las calles. Pero ella siente que nunca ha vivido... pero es algo de lo que tan sólo se da cuenta cuando es diagnosticada de cáncer de mama, y su reloj vital empieza a precipitarse.

"Dame un beso como en las películas"

¿Unidas? Sí. De ventana a ventana. De esas miradas que se pierden en el infinito y de la dolorosa respiración. De llorar en silencio, o de llorar tan fuerte que quiebra el alma, que rompe el viento. Hay un hilo de tejer, que teje la vida, y que la rompe. Un hilo blanco que, por momentos, se tiñe del color de la sangre derramada, o la sangre de las horas que se evaporan como una maldición. ¿Y la felicidad? La felicidad no está hecha para ellas. Parece que su vida, su existencia, está maldita, está oscura. Apenas tiene luz.

"De tu ventana a la mía" es una explosión de arte sin precedentes. Una nueva forma de contar historias, de hacer cine, de hacer teatro, de homenajear la poesía, de entender la hermosura de la mujer y de ahondar en sus complejos sentimientos. Es una reflejo voraz del paso del tiempo y de la ignorancia del alma a tal hecho. Es un canto al amor, al amor perdido, o al amor nunca encontramos.

Bebe, Paula Ortiz, de su amor por uno de los dramaturgos más importantes de la literatura: Federico García Lorca. En el film encontramos claras referencias a "La casa de Bernarda Alba", "Yerma", "Bodas de sangre". Infinidad de retazos que la directora refleja con un acierto milimétrico que es imposible de ignorar.

Es hasta doloroso que una película tan extraordinaria, tan poética, hermosa y humana sea tan duramente ignorada en el mundo del Séptimo Arte. Clasificada como "cine de mujer" es, con total certeza, una de las historias más hermosas, dolorosas e inolvidables que he tenido el gusto de disfrutar, doler, oler, sentir, palpitar y vivir.

Imprescindible, única.
Marafarinha
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8
6 de marzo de 2016
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Hacía cuatro años que ninguna película conseguía hacerme llorar. Es cierto que no soy una persona de lágrima especialmente fácil, y mucho menos en el ámbito cinematográfico. La última en lograrlo fue "Amor", en el año 2012, cuya proyección tuve el gusto de disfrutar, y sufrir, en el Teatro Kursaal de Melilla.

Y ahora, contra todo pronóstico, lo ha hecho "Truman". Tal vez lo haya logrado por el simple hecho de que Cesc Gay, el director del film, no ha intentando ahondar en el soporífero llanto fácil. Más bien, todo lo contrario: los toques de despreocupado humor son la guinda especial de esta película, la gran galardonda en los Premio Goya.

"Truman" es un crudo experimento que nos acerca un tema un tanto recurrente: el fallecimiento casi inminente de Julián que (el tan especial Ricardo Darin), víctima de un cáncer sin esperanza de cura, decide abandonar el tratamiento. En esta tesitura, su amigo de la infancia, Tomás (Javier Cámara), viaja desde Canadá para pasar unos días entrañables e intensos junto a él... principalmente porque serán los últimos.

Pero no se trata de un viaje cargado de dramatismo, de desesperanza y de grandes y tediosos diálogos sobre el irse, sobre la muerte y sobre el victimismo (por otro lado, muy justificado sí así fuera). Más bien, se da un enfoque en el que Julián, aunque muerto de miedo y de ganas de vivir, se enfrenta a los trámites tan triviales y anodinos como elegir su ataúd o su lugar de descanso eterno. Y, lo más importante, ¿con quién vivirá Truman, su apreciado perro, cuando él tenga que irse?

Es muy sorprendente el desarrollo de los hechos, con un ingenio despreocupado, toques de humor frescos y vivaces. La interpretación de Ricardo Darin, el brillo apagado de sus ojos, ameniza una trama en la que el reflejo del carácter de Julián, por momentos, hace que el espectador se olvide del tema central del film. Mientras tanto, un hábil y tierno Javier Cámara, es un mero acompañante de lo que sucede, A través de él, con mucha originalidad, vemos el terrible proceso que la rutina de un hombre condenado, donde cada uno de los segundos que transcurren son, literalmente, oro efímero.

Pero no es la fugacidad de la vida lo que expresa Cesc Gay, ni tampoco es una carrera a contrarreloj para hacer las "diez cosas importantes antes de morir". La originalidad radica en que se trata de un reflejo realista de la verdadera verdad: el desencanto de tener que partir de manera tan prematura, la entereza y la naturalidad con la que Julián tiene que afrontar sus últimas semanas de vida.

Sobre todo humana, muy humana. Una figuración muy sana de una realidad terrible que, desgraciadamente, no está tan alejado de la realidad. Un tema tabú que se busca desmitificar. Una vez más, la magia del cine.
Marafarinha
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10
22 de febrero de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Discretamente grandiosa.

Esto llevaba a pensar el tráiler promocional de "La habitación (Room)". En él, la voz en off de un niño llamado Jack describe cómo es su mundo, que se reduce a un puñado de metros cuadrados en un zulo, mal ventilado y sin iluminación. Allí es donde ha nacido y ha crecido junto a su madre, y las esporádicas visitas del señor Nick, que obligan a Jack a esconderse en el armario.

Tenía que llegar un film inspirado en las terribles historias que hace pocos años salieron a la luz en el país austriaco (recordemos la terrible historia de Natasha Kampush, en cautiverio más de ocho años; y a Elizabeth Fritzl, secuestrada en el sótano de su casa por su propio padre), pero creo que lo ha hecho de una manera tan humana y tan real, escapando del drama fácil y anclándose a una nueva forma de ver el mundo: los inocentes y maravillosos ojos de un niño.

Jack es un niño feliz en sus cuatro paredes junto a su madre. Ve el cielo a través de un tragaluz en el techo, saluda a su mesa, sus sillas, su planta, su pileta, al retrete, al armario. Hace collares con cáscaras de huevos y, de vez en cuando, él y su madre hacen un pastel. También ve la televisión, pero ésta, cree, no es real. Lo único real es su habitación, dónde se siente protegido y aislado del "mundo".

Esta idealización de su realidad es gracias a su madre. Brie Larson deja atrás la comedia y se convierte en Joy, una joven que lleva encerrada siete años, secuestrada cuando tan sólo tenía diecinueve. Para proteger a Jack, haciendo un alarde de fortaleza desmesurada, idea e inventa un mundo inocente y libre de maldad para él. Para su hijo, todo aquello es la realidad que conoce... y eso le permite mantenerse feliz.

La crudeza de este retrato se impone a la belleza de su guion, con una explosión de ingenio desbordante. El film es una historia dura, de las más duras que pueden verse en la gran pantalla y, sin embargo, el toque dulce produce escalofríos. El impacto de esta contraposición es brutal y casi traumático, como un experimento. Además, el espectador lo es a través de los ojos de Jack, pero siendo consciente de la verdad que tal mundo se esconde. Es inimaginable de sentir todo lo que "Room" guarda en su pequeño interior.

Fascinante film, que remueve el interior de mil formas distintas. De palpable ansiedad y de visible hermosura. Una experiencia cinematográfica sin precedentes que, sin lugar a dudas, ha dado la vuelta al séptimo arte.

Magia pura.
Marafarinha
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8
21 de febrero de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si tuviera que calificar únicamente el papel de Marian Álvarez no dudaría en poner diez estrellas, u once. La actriz que protagoniza el cartel de "La herida", una dolorosa y sangrante apuesta de Fernando Franco que, en el 2013, presumió de numerosos premios nacionales e internacionales.

El tema central del film es la mente de Ana, una mujer de veintiocho años que trabaja como técnica de ambulancia. Aparentemente envuelta en una vida normal, vive con su madre y tiene un novio con el que lleva saliendo dos años. Además, tiene largas conversaciones vía chat que llenan las horas de soledad en su cuarto, donde parece sentirse muy cómoda. Pero no, Ana no es una persona como las demás. Ana no es capaz de controlarse, porque sus impulsos y su mente son más fuertes que ella. Y la vida, con sus problemas, hasta el más siempre, la superan, la enfurecen y la hieren. Y ella traduce el dolor de su alma en heridas y quemaduras en su piel.

Todo se precipita cuando Alejando, su novio, después de una acalorada discusión, desaparece de su vida. Ana se ve prisionera de su propia locura, y su vida sufre un declive peligroso. El mundo de la noche, el alcohol y las drogas, en contraposición a la necesaria e impuesta soledad de las horas en su habitación. Ana se va aislando más y más en su mundo, se regodea en su dolor. Los momentos de felicidad llegan poco a poco, pero se derrumban en segundos, como quién cambia una máscara. Su mente y su carácter son volátiles como una llama: es cálida, pero puede quemar sin piedad.

"La herida" es el crudo retrato de una mujer con un Trastorno Límite de la Personalidad, una enfermedad psicológica con un tratamiento muy difícil y que hace que las personas que lo padecen tengan problemas para controlarse en los ámbitos de relaciones interpersonales. La actriz, que no lograba encontrar ningún papel, hace alarde de sus maravillosa alma interpretativa al acercarnos una historia muy difícil y muy dura, en cuyo personaje recae el absoluto peso de la trama con grandiosidad.

Sin embargo, Marian Álvarez no es suficiente para inundar la película que, a pesar de todas sus virtudes y de ser una pequeña joya a valorar del cine español, le falta atar cabos y le falta fuerza. Ya que los personajes secundarios se muestran muy mudos y muy lejanos, tal vez porque así los siente Ana, pero el espectador puede echar en falta saber cómo se sientes, qué ocurre con ellos, cómo viven las personas de su entorno su enfermedad.

Recomendable, aunque difícil de ver. Muestra una realidad muy cruda: la de estar encadenado a la maldición de la mente.
Marafarinha
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