Un amigo abominable

La película no va más allá de lo que se puede leer en su sinopsis: la protagonista encuentra un Yeti que está huyendo en su azotea e intenta que vuelva a reunirse con su familia mientras toda la ciudad busca al Yeti para darle caza y llevarlo de nuevo al laboratorio.

El viaje resulta en una aventura que alterna acción y sentimientos. Es decir, es un viaje en el que la protagonista no solamente vive una aventura, sino que se encuentra a sí misma. Una historia otras tantas veces contada y como digo, es correcta, no destaca por nada y creo que no será recordada como una de las mejores películas de la casa, pero se puede pasar un rato agradable y entretenido viéndola.

Una película más de animación que me provoca cierta indiferencia. Es una pena porque el monstruito protagonista es una monada y transmite ternura y buen rollo y muchas de las escenas a lo largo de la película suponen un derroche visual y desprenden una magia realmente contagiosa. Pero esta historia, que creo que es una copia bastante gruesa de "E.T. El extraterrestre", mezclada con unas pinceladas de "King Kong" y con un trasfondo pseudofilosófico al estilo de muchas pelis de los estudios Ghibli servidas para hallar la paz y reencontrarse con uno mismo y todo ese tipo de cosas, se deshace a la hora de contar la parte fundamental. Y es que todo el viaje que nos lleva hasta el objetivo final que se nos plantea carece de fuerza y de gancho, por lo que uno se va quedando en cierto modo huérfano de emociones conforme transcurren los minutos y la gracia de la película la vamos encontrando en momentos puntuales entre los cuales se percibe una falta de argamasa que los interconecte para llegarnos de verdad al corazón.

Fíjate tú que Cold Play tiene canciones buenas y emotivas. Ahora bien. No es lo mismo escuchar sus temazos cuando tienes las emociones a flor de piel por circunstancias que te rodean en un momento dado que escucharlos cuando estás a punto de dormirte en la sobremesa. En este último caso escuchar un "Fix You" en momento postprandial después de zamparte un cocido madrileño o una fabada asturiana, te provocará indiferencia más que otra cosa, pero escucharlo mientras ves que tu equipo levanta una Copa de Europa tras haber remontado de manera imposible un partido plagado de emoción y sufrimiento seguramente puede hacer hasta que se te salte una lagrimilla. Pues eso mismo pasa con este "Abominable" y sus temas de violín, que son muy bonitos pero siento que me resbalan aunque su intención sea la de emocionarme. Y ahí es donde está el gran punto flojo de esta y de muchas películas de animación últimamente. Que cuesta que lleguen al corazón por muy bonito que sea lo que estamos viendo. Porque esta historia de la niña y el monstruo en verdad es bonita, cuenta algo muy entrañable y tiene todos los ingredientes para que la sientas bien adentro. Sin embargo, carece de verdadera alma porque no se ha sabido rascar donde de verdad hay que hacerlo.

Hay pasajes que más allá de lo dicho, resultan estúpidamente infantiles. Los villanos no están bien contruídos y su aparición en lugar de dar miedo produce pereza y cada vez que salen en pantalla siento un bajonazo y una cortada de rollo. Los acompañantes de Yi se sienten plasticosos y más propios de un capítulo de "Ladybug" o de uno de "Spidey y su súper equipo" y las caras de la gente están diseñadas con ese estilo que se lleva ahora que sugiere un baño de bótox y silicona. Así que hay una descompensación evidente entre lo grandioso de los paisajes y lo superficial de los personajes. Curiosamente el que se libra de ese mundo de careta de plástico es el yeti protagonista. ¡¡Dios le libre de la cirugía estética!!

Es en resumen una película que quiere más de lo que logra y que falla por no saber manejar elementos de la trama y no saber cómo crear ambientes que de verdad enamoren al espectador. Para los niños seguro que todo eso no tenga importancia, pero no es menos cierto que si se acostumbran a este nivel de historias tampoco tendrán herramientas suficientes para identificar las buenas pelis de verdad de entre todas las pelis del montón. Y es una pena, porque disfrutar de una historia que te llega al corazón es una de las experiencias más fabulosas que hay en la vida.

LO MEJOR:
- El Yeti.
- La magia de muchos paisajes que vemos en pantalla.

LO PEOR:
- No sabe cómo exprimir el potencial de la historia.
- Personajes de carne y hueso de cartón piedra.
- Villanos mal construidos.
- No es capaz de hacer nudos en la garganta ni despertar mariposas.
- Esta historia ya la habíamos visto antes en el cine.

El tándem formado por Jill Culton y Todd Wilderman nos presenta su primera película juntos. En solitario la directora Jill Culton ya nos regaló hace unos años la simpática “Colegas en el bosque” y Tod Wilderman dirigió “Destino Home” sobre unos pequeños extraterrestres. Ahora nos presentan a una criatura adorable, en una nueva película de DreamWorks Animation.

Nos cuenta la historia de Yi, una joven que vive en la alocada ciudad de Shanghai. Vive en su particular mundo, su único objetivo es ganar todo el dinero posible para poder viajar a los lugares donde hace unos años estuvo su padre. Un buen día cuando se esconde en su azotea para aislarse de su agobiante familia, se encontrará con un joven Yeti, recién escapado de un laboratorio. Entre ellos surgirá una química especial.


La joven le pondrá al Yeti el nombre de Everest y junto a sus dos mejores amigos empezarán un viaje para poder devolverlo junto a su familia a las montañas nevadas. La tarea no será nada fácil, porque en todo momento tendrán a un grupo de malhechores pisándoles los talones para hacerse con el Yeti. Entre los lugares que visitan destacan los espacios nevados, los mares de hierbas y la figura del enorme buda esculpido en las montañas.

La película tiene un buen ritmo y unas imágenes espectaculares, está muy bien hecha, sabe tocar muy bien la fibra sensible de los adultos y hace que los más pequeños la disfruten mucho. También tiene su particular toque de corrección política. La principal pose que deja la película es que el ser humano se mueve solo sus ambiciones y es capaz de cualquier cosa por ganar dinero. Los más pequeños de la casa se lo pasarán en grande y a los padres acompañantes no se les hará muy pesada.

Lo mejor: La puesta en escena y la calidad de sus imágenes
Lo peor: Se disfruta al mismo tiempo que se olvida.

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net