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I Am Not a Serial Killer

Thriller. Terror. Drama John Wayne Cleaver es un adolescente obsesionado con los asesinos en serie que, pese a sus tendencias sociópatas, hace todo lo posible para no convertirse en uno de ellos. Cuando el frío pueblo del Midwest americano donde vive se ve acechado por una ola de sangrientas muertes, John decide perseguir al culpable, bajo la amenaza de descubrir que él es mucho peor que su enemigo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 42
Críticas ordenadas por utilidad
29 de abril de 2017
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo que decir que yo sin leer el argumento me quedé loco con la escena de la pesca en el hielo. Me estaba gustando muchísimo la temática pero creo que es mejor hablar en el espoiler de esto.

Es una película que va a gustar, que parecerá interesante pero creo que no llega a ser buena porque es muy agobiante que en un thriller o suspense de este tipo estés casi toda la película sin saber realmente lo que pasa, espoiler otra vez.

Creo que hay películas mucho mejor llevadas en su parte de suspense que esta aunque no deja de ser una muy original y que recordaré durante mucho tiempo, me cayeron muy bien el personaje protagonista y su empeño por no matar y Christopher Lloyd.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
tipar
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8 de mayo de 2017
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena película, que mezcla diversos géneros de forma entretenida y muy interesante en todo momento y con distinguidos toque de humor, a veces negro otras irónicos.
Mantiene la tensión hasta el final, un final que parece que a bastantes espectadores (varios amigos míos entre ellos) no les ha convencido, pero que a mí me ha parecido acorde con la historia, siendo coherente el espíritu del film por ello.
Está muy bien narrada, tomándose su tiempo hasta que vamos conociendo a los diversos personajes, y comenzando a aparecer los elementos terroríficos-¿fantásticos? ya avanzado el metraje.
Muy bien interpretada por la pareja masculina protagonista, mantiene en vilo al espectador gracias a una estupenda banda sonora y a un montaje que consigue te introduzcas completamente en la historia sin abandonarla en ningún momento.
A mi modo de ver, recomendable, al poseer en todo momento intriga, tensión, suspense y resultan muy amena.

http://filmsencajatonta.blogspot.com.es
Constancio
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22 de octubre de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me miro, comparo y las desavenencias me abruman.

Uno se conoce por dentro, admite su interior más insano, inaceptable y devorador de esas ansias de llevar a cabo pensamientos impuros, endemoniados y satisfactorios para esa parte obscena, maleante y bribona que convive con nosotros; pero por sociedad, por educación, por convivencia, por freno de lo que podría llegar a ser o hacer, la persona se contiene, se modera, se controla y desvía su atención y mira hacia aquellos deseos y estímulos que le hacen crecer, mejorar, postergando al retiro, de esa esencia recóndita que de vez en cuando te lo recuerda, todo aquello que supone descontrol, avidez, ansiedad y destrucción de ese oculto y callado animal que llama, con insistencia, si no se le mantiene en equilibrio calmado y a ralla.
Pensamientos normales ¿cuáles son?, para el caso los que te alejan de ser un psicópata, pero del pensamiento al hecho hay un trecho importante, que marca la diferencia entre serlo o pensarlo, y con esas juega Billy O’Brien, una ambivalencia que cobra nuevo sentido, de curiosidad perversa, al presenciar un acto delictivo ansiado, como testigo, después de tanto imaginarlo.
“El corazón desea lo que desea”, la mente vuela al cielo infinito con sus macabras ideas, sin stop ni barreras, pero “tú controlas tu propio destino”, pues ejecutar es distinto de fantasear con proceder a aliviar el dolor que se sufre por dentro, con esa agresión externa hacia el otro, imprescindible la fina línea que les separa.
Interesante producción irlandesa, divertida, sarcástica y enigmática, que se abre paso entre el inverosímil robo de vidas y su admirador o discípulo, ni siquiera él lo sabe con contundencia; perplejidad que tienta el camino, seductor e inquietante, hacia su objeto observador, analizando y saboreando cada minuto y hallazgo.
Extrañamente sádica y romántica, aguda y enloquecida, inolvidable durante largo espacio de tiempo, quiebra, perturba y enamora de forma hipnótica y tétrica, con escena final exquisita y gratamente degustada; da en el centro de la pesadilla, del martirio, de la ironía, con un guión sabroso y apabullante en sus partes gustativas, todo en una pieza combinado con sagacidad, inteligencia y deshojada morbosidad analista.
El mal se oculta entre nosotros, vive a nuestro lado, cualquiera puede verse invadido por su placentero goce siniestro, ese que devora pidiendo cada vez más y que carcome por dentro.
Un adolescente que se pregunta por quién es, que no teme admitir lo que podría ser, que se esfuerza por frenar sus instintos y huir de sus peculiares ideas, todo en un marco de cuestionada normalidad; un filme independiente y diferente que maneja con arte el thriller, el terror, la negra comedia y el drama de fondo.
Gélida fotografía natural para una dirección silenciosa que, desvelado la némesis de sus entrañas, relega su punto hacia esa estrenada madurez enfrentada a la vejez sólida, en lucha de poder y sentimientos; cuestionada empatía, o ausencia de ella, de un devoto amor nivelado con hambrienta muerte.
El descrédito físico de un cuerpo achacoso, poseído por el alma energética de un demonio/ la rareza de un joven, aprendiz de psicópata, que husmea en si mismo admitiendo lo que encuentra; original, fresca, afilada, fascinante y entretenida, podría haber llegado a ser película de culto, pues tiene cierto aire al rozar puntos devotos, pero no remata con eficacia, su competente obsesión, de atención inquisidora, desvanece su idiosincrásico instinto cediendo en sus perfilados aspectos de base.
Basado en la novela de Dan Walls, ésta debe ser sugestiva y perturbadora pues la cinta, sin llegar a culminar todo su potencial, es estimulante, singular y tentativa.
“I am not a seria killer”, un asesino en serie que motiva a que lo sea, o no, su vecino, con la colaboración involuntaria de ambos; “no es terror, es tristeza”, es descubrimiento de la personalidad que se esconde en el fondo de la copa.

Lo mejor; la sorpresa de su acogida.
Lo peor; su veneración inicial no se confirma de pleno.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
lourdes lulu lou
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13 de noviembre de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"I am not a serial killer"
Una comedia negra no apta para todos los estómagos. El humor aquí tratado no solo es socialmente cuestionable sino que se divierte jugando con el espectador. Tener como protagonista a un adolescente sociópata que se dedica, junto a su familia, a embalsamar cadáveres para que luzcan bien. Es suficiente para crear una loca película de suspense.
En el pueblo pequeño en el que se sitúa la historia, un asesino en serie a empezado a hacer de las suyas, y su protagonista lo investigará tanto para pillarle como para conocerse mejor a él mismo.
En todo el film se respira un aire ochentero (sin estar inspirado en los ochenta) que, junto a el celuloide en el que se ve bien claro que está rodada, le da un toque retro muy a tono con su estilo.
Sus personajes tienen diálogos muy interesantes, están muy bien construidos y además sus intérpretes hacen un gran trabajo.
Un thriller que no para de sorprenderte, que cambia el rumbo de su género de manera repentina sin perder su forma y que te hará reir dudando de si lo que cuenta es para hacerlo.

NOTA: 7
Daesu
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11 de diciembre de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
240/09(09/12/16) Irregular cinta indie del irlandés Billy O'Brien, empieza bien pero a medida que avanza se despeña, provocando el alejamiento del espectador. El guión del propio director junto a Christopher Hyde se basa en la novela homónima de 2009 del escritor de terror y ciencia ficción Dan Wells, siendo esta la primera entrega de una trilogía (“John Wayne Cleaver”), seguida por “Mr. Monster”, y “I Don't Want To Kill You”. Historia que en su propuesta resulta atractiva un chico con dudas sobre su personalidad, se cree un sociópata que potencialmente puede llegar a ser un psicópata, esto sirve para analizar el despertar a la madurez, las complicadas relaciones familiares, el bullying escolar, ello mostrado con buen sentido del humor negro, pero en cuanto la trama discurre por el sendero de la investigación a lo “Terciopelo azul”, por lo de un joven indagando sobre un asesinato en su pequeña comunidad, descendiendo al Infierno que es el patio trasero de nuestra sociedad, pero esta parte, en que se pretende poner en paralelo al asesino en serie con el muchachos, queda atropellada, con momentos chirriantes, confusos, que te dejan gélido.


John Cleaver Wayne (Max records) es un joven diagnosticado como sociópata, capaz de reconocerse así como asesino en serie en potencia, motivo por el cual crea conjunto reglas le permiten estado de “normalidad”. Tener un único amigo con quien platicar sobre asesinos en serie, conversar con su terapeuta, el Dr. Neblin (Karl Geary) y ayudar a su madre April (Laura Fraser) en depósito cadáveres actividades le ayudan a mantener al margen sus instintos homicidas. Un día su equilibrio amenazado por llegada de asesino serial caracterizado por extirpar órganos de sus víctimas. John realizará investigación para dar con asesino y poner fin a su ola de terror, aunque para ello, deba romper sus reglas. Tendrá importancia en la historia un vecino anciano del chico, Crowley (Christopher Lloyd).

Cinta que nos habla de lo mencionado arriba y además de la vejez, de su marginalidad, de cómo sienten ellos el amor, asimismo hace una reflexión sobre los sacrificios por amor, y de cómo en casos extremos todos podemos sacar el monstruo que llevamos dentro. Es un thriller que roza lo gore, con dosis de humor oscuro, donde terminaran enfrentándose dos generaciones alejadas, la del adolescente en plena crisis existencial, con sus dilemas morales como pesada mochila (como metáfora subliminal del difícil tránsito a la madurez), y la del anciano, representando el otoño de la vida, el primero tiene como asidero de salvación a su madre y el segundo a su ajada esposa, los dos aman, y entre ellos hay un liviano juego del gato frente al ratón, dos antagonistas turbios enmarcados en un escenario bucólico, un nevado pueblo en plena Navidad.

El relato arranca de modo atractivo en la ágil y fresca presentación del complejo protagonista, su tierna relación con su madre, con su terapeuta, con su amigo, con sus cafres compañeros de clase, desplegando buenas ideas que sugieren podemos estar ante algo destacable, pero paradójicamente cuando descubre en impactante momento al asesino, la trama desbarra hacia lo efectista, adoleciendo de garra, de sugestión, introduciendo a empujones lo sobrenatural que chirría más que el Titanic cuando se parte, con situaciones regularmente hiladas, con desequilibrio, derivando en alejar el espectador (o sea yo), de una historia que deja de engancharte, a lo que no suman son sus diálogos banales y sin fuerza dramática alguna, sin poder extraer un momento perdurable de la cinta, si acaso una hábil sorpresa (la única del film). Y encima está un anticlimático clímax, con un momento sonrojante que demuestra que la sutilidad no es el fuerte del realizador (spoiler).

Max Records (aunque no lo parezca es su nombre real) deja buen sabor de boca en su actuación, dejando traslucir lleva un buen intérprete dentro, luciéndose en su nihilismo del primer tercio, lástima que el trascurso del metraje no le ayude a crecer y se estanque. Christopher Lloyd demuestra que siempre ha sido un gran actor, bordando incluso este sinuoso y difuso rol. Laura Fraser aporta dulzura y naturalidad en su relación con su hijo.

La puesta en escena es buena, con un buen diseño de producción de Jennifer Klide (“Take Shelter”), rodándose íntegramente en el estado de Minnesota, en Virginia, Minneapolis, St. Paul, Golden Valley y Hibbing, reflejando muy bien una pequeña comunidad del medio oeste USA, con sus nevados paisajes, esto filtrado por la fotografía Robbie Ryan (“Fish Tank” o “Philomena”), emitiendo gelidez ambiental, jugando con la luz tenue, con tonalidades grises apagadas, para trasladar al espectador la melancolía ambiental.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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