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El borracho

Drama Henry Chinaski es un escritor alcohólico y genial que se pasa la vida en los bares. Su preferido es el "Golden Horn", frecuentado por un variopinto grupo de vagabundos, prostitutas y otros desechos de la sociedad. Henry se lleva muy bien con Jim, el barman de día, pero discute frecuentemente con Eddie, el barman de noche, un hombre iracundo y fanfarrón. Un día Henry conoce a Wanda, una mujer todavía bella y tan alcohólica como él. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
13 de marzo de 2009
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película un poco enredada, muy oscura para mi gusto pero de una trascendencia vital envidiable. Cuando uno logra meterse en el rollo, meterse en el pellejo de éste feliz borracho que pasa sus horas entre su cuchitril y el bar preferido, sin más ambiciones que conseguir lo del trago del día, no le queda a uno (por lo menos a mí) más que sentir envidia de esa falta de preocupaciones, de querer "estar bien", de interés por la opinión general, una vida vivida en una sola línea pero muy en su propia línea. Los personajes que dibuja, inverosímiles para los que vivimos llenos de afanes cotidianos, nos involucran en una historia sin muchos giros pero sí interesante de ver.
Buena por el cine diferente, ni más ni menos, sólo diferente de Schroeder
chemivar
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22 de enero de 2012
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor de esta película es Faye Dunaway, desde que aparece solitaria en la barra del bar (de Moe). Tan solo desde un pozo pueden salir palabras que te salven, si vives en él jamás podrás caer en él, si aceptas el pozo porque la vida te lo ha ofrecido, este dará la cara por ti. La cara, las piernas, las noches. Todo. Incluso verás como se ahogan afuera, todos aquellos que confunden al aire con el agua. Notable película sobre todo si la ves en este momento de tu vida en que tú mismo eres un tipo de Barfly... porque todos somos borrachos de algo.
gpiqueras
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30 de noviembre de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Érase un hombre a una botella (y a una máquina de escribir) pegado, un borracho que siempre cae de pie, el perfecto antihéroe de los escritores, con permiso de Boris Vian o Lord Byron. Así se nos presenta a Henri Chinaski (a.k.a. Charles Bukowski) en esta película rodada por el irregular pero siempre eficaz Barbet Schroeder, capaz de codearse con la Nouvelle Vague francesa hasta acabar dirigiendo a Sandra Bullock en uno de sus mejores papeles en una regular cinta.

El film, escrito por el propio Bukowski, quién, además de aparecer en un pequeño cameo, llevaría dos años después la experiencia cinematográfica a su novela Hollywood, retrata de nuevo a su álter ego de forma sobria y cruda. Interpretado por un Mickey Rourke que demuestra saber actuar cuando se lo propone, su actuación aquí es sólo comparable al chico de la moto de La ley de la calle (1983) o al combatiente de wrestling de El luchador (2008). En esta ocasión repta por las calles nocturnas de Los Ángeles, cual mosca delirante y genial, que conoce su condición de perdedor pero la acepta vertiéndola mezclada con alcohol sobre papel. A su lado, una imponente y bastante colgada Faye Dunaway, que no necesita halago de ningún tipo, da vida al quebradero de cabeza del poeta.

Entre la italiana Ordinaria locura (1981) de Marco Ferreri, con Ben Gazzara en la piel del escritor, y, posteriormente, la noruega Factotum (2005) de Bent Hamer con Matt Dillon como protagonista, y pese a que ambas no desmerezcan en absoluto un visionado obligatorio por parte de los más acérrimos admiradores del autor germano-estadounidense, Barfly es el segundo y más significativo intento de llevar al cine las etílicas hazañas de Bukowski, o al menos donde el alma del poeta parece que mejor ha calado.
Gabi Oldman
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24 de abril de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bukoswki. Ese es el primer nombre que te lleva a ver esta película.

Para todos los que hemos tenido el gusto de leer a Bukowski, sabemos que este hombre te permite entrar a un universo narrativo dominado por pasajes que incluyan el alcohol y las mujeres (hay muchas cosas más, muchísimas, pero las que más se repiten son las ya dichas) y esta película no fue la excepción.

Más que la historia de la propia vida de Bukowski, como de alguna manera se anuncia y hasta el mismo Bukoswki lo trata de decir en su novela Hollywood; esta película es un sueño de cómo hubiera querido que sea su vida, y para eso es pues el cine, para implantar sueños propios en la mente de extraños.

Sin embargo, al contrario de la narrativa de Bukoswki, tan concisa y verosímil, que rara vez hace aguas desplomando el mundo creado, esta película no ha podido crear un verdadero universo verosímil o creíble, porque no llega a cuajar del todo bien. El cine es otro tipo de lenguaje que necesita de otras variantes para que se cree el universo y uno pueda "entrar" a la película y desconectarse del mundo real por algunos momentos. En sí, eso logran solamente las buenas películas al igual que la buena literatura; Barfly no es es el caso. Quizá la actuación haya sido el problema, o quizá la dirección, porque la verdad el guión (y no es por defender a Bukoswki) estuvo bastante interesante porque funciona como una historia sin grandes quiebres, puntos de inflexión, sin grandes problemáticas, simple como le gusta a Bukoswki. Pero en su simpleza hay algo ahí detrás escondido que cada uno debe encontrar. Tal vez el formato de cine haya logrado ocultar aún más ese algo que tiene Bukowski, porque el cine requiere de una acción diferente a la que tiene la literatura.
Definitivamente.

Pero bueno, la película gira alrededor de un personaje cínico (que siempre es común en las obras de Bukoswki), un personaje que no le importa nada y no tiene miedo a nadie, odia lo que todos aman, y ama lo que todos odian; un personaje que va buscando en las mujeres y en el alcohol algún consuelo que ni siquiera sabe por qué lo está buscando o si lo está buscando en realidad. Es un hombre cínico que niega al mundo y vive renunciando a la vida para ganar más vida, si es que uno le quiere poner la paradoja al asunto.

Pero hay algo que falla entre lo que se quiere mostrar y lo que finalmente llega al espectador como película. Definitivamente.
qleodenso
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8 de junio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Charles Bukowski nunca fue un buen escritor, hasta él mismo lo decía. Pero sí fue un buen personaje de sus novelas. Borracho, pendenciero, ligón y muy guarro, es decir, el rol ideal para Mickey Rourke, que se creció todavía más hasta el punto que parece increíble que lo que hizo en el film de Schroeder fuese 'solo' una interpretación. Está inmenso, al igual que Faye Dunaway. El resto es puro realismo en garitos y clientes y algunas frases excepcionales, obra del mejor Bukowski. Por cierto, el diálogo de 'Ey Bill, yo siempre viajo con mi radio' (o algo así) se oye todos los días en Radio 3.
Ojka
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