El último beso

Siddartha.
Tiene todo para ser una película mala, el tema, los tópicos, la blandura ablandabrevas, la música melosa, los actores tan guapos, la postal, el dinero, la clase media boba y un larguísimo etcétera y, sin embargo te quiero, es la mar de resultona y eficaz y efectiva quizás debido esencialmente al ritmo, esa entente o entelequia, casi musical, adagio ma non troppo, allegro assai, una melodía con un tema principal (un leitmotiv) y sus idas y venidas y sus altos y sus bajos y sus vueltas y revueltas y sus más y sus menos, o una tragedia griega con su coro y su fatum (amor fati) o una comedia clásica de amores reñidos enredados son los más queridos, y porque logra que la parte discursiva chorra pelma siempre sea saboteada o acortada por la broma y la chanza, el drama por la charlotada, el humor por la desgracia y la idiotez por el detalle interpretativo bueno (ella, Giovanna, está inmensa, más que actriz, parece una persona, esa misma o justa persona, que hace que es actriz para que no vean que no, solo para disimular, es ella, la inteligencia, la belleza, la rabia, genial, divertida) y así todo en una danza o juego de contrastes sincopado y vertiginoso en el que todo es un vodevil gigantesco encadenado desatado, una screwball comedy y el sueño de una noche de verano y sé infiel y no mires con quién y salsa rosa.
La historia principal es muy superior a las demás tan flojas, pero, no tan paradójicamente, gracias a ellas la primera crece o descansa de tanto infierno, amor o ajetreo atropello quilombo gatuperio.
Es como una película de Daniel Sánchez Arévalo, Primos por ejemplo, pero menos cargante, menos detenida y autocomplaciente, más pensada para dar gusto a su público sin necesidad de intentar lucirse o de decir frases rimbombantes o de hacer chistes pedantes repelentes.
Es como de una Jennifer Anistono Katherine Heigl amargoseada, para muy bien, por la mirada italiana siempre tan escéptica y dulcemente caótica y suavemente bronca barroca y tan dada a la astracanada hasta cuando se quiere poner más amable o jacarandosa, esperpéntica a pesar de la diabetes y la tonta (el culo en) pompa.
O como una de Woody Allen sin intelectualismo frívolo ni citas cultas ni vaguedades u oquedades, al grano y al turrón y a lo loco y al loro.

¿Cómo puede cambiar todo verdad? Me ha gustado mucho la película, tampoco soy muy exigente con los argumentos: simplemente deben hacerte participar, que para eso sirve la pantalla enorme del cine, para estar casi dentro.

Un verdadero sirope de tentaciones, de personas que no tienen nada que perder y de personas que quieren perderlo todo, de personas que lo tienen todo y de personas que no tienen nada. Que rabia que la fidelidad hoy en día sea una virtud y ya no se hable de lealtad en ningún lado.

Esta película vista por mí en el ciclo off cinema de la 2 me sorprendió mucho y para bien.
Esta historia nos relata la vida de un hombre joven y guapo que pone los cuernos a su mujer con un pibón de 18 años. También narra aparte las historias de los amigos del protagonista.
¿Elegirirá a su mujer embarazada o a la chica de 18 años?
No cuento más porque si no os jorobo la película.
Espléndido Accorsi. Esto sí que es cine y no las españoladas de "Mar adentro" y "Princesas" y los malditos vaqueros gays.
Si la veis pensaréis que es lenta, pero si la terminais podréis reflexionar sobre el final y ya no os lo parecerá.
Calidad: 8. Gran reparto, tiene buenos momentos de risa y de ternura.
Entretenimiento: 7. Le resto 3 puntos porque se puede hacer algo lenta al principio. pero os aseguro que al final no se os lo parecerá.
Saludos a todos.

Me parece que la película utiliza muchísimos estereotipos, que la gente se enamora y se desenamora a un ritmo trepidante y que toma por universal un mundo que casi nadie alcanza... "de pronto te ves con tu esposa, tus dos hijos, perro, una gran casa con jardín y ventanas por las que siempre entra luz..." No sé en Italia, pero aquí es más que difícil que ésa sea la vida de una pareja joven recién casada...
Por lo demás, la película es entretenida, es dulce a la vez que amarga y creo que puede gustar.

De cómo el amor se rompe y se recompone y volvemos a lo conocido y nos acomodamos, aunque algunos más que otros y la vida te lleva por su camino, que crees que eres tú quien lo marca pero que no, que estás equivocado y vuelves a lo que crees que es la felicidad.
En serio: no está mal.