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El enemigo del pueblo

Drama A comienzos del siglo XIX, un científico, el doctor Thomas Stockmann, descubre que el agua de su pueblo está contaminada. Dispuesto a poner en aviso a la comunidad, se encuentra con la oposición de influyentes ciudadanos, entre ellos su propio hermano y alcalde. Éstos están más preocupados por el dinero que costaría desinfectar el agua y la pérdida de clientes en el balneario, que por la salud de la gente. Stockmann será víctima de un ... [+]
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
24 de octubre de 2023
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El balneario. Deprisa, deprisa. Los vikingos. La mayoría nunca tiene la razón, siempre se equivoca, ahora vas y lo cuentas, sufragio universal, gran bicoca.
El dictamen sobre el funcionamiento de la sociedad y el comportamiento de la gente que arroja esta magna cosa es de perogrullo, palmario, las verdades del barquero, certero como en la testa a bocajarro y contrapelo un disparo avieso, golpe seco, obvio, consabido, deglutido, el modo de llegar a él es, con perdón, burdo, los cambios de actitud (moral) de los personajes se dan demasiado rápidos y por motivos (excesivamente subrayados) remarcados didácticamente a la par que ¿demasiado verosímiles?, lo cual se puede ver muy especial perfectamente en el caso de los periodistas (chusma, me sacas de una duda) que pasan de apoyarle a muerte, grandes amigos, a la postura contraria en lo que llega el gerifalte hermano maloso, Caín y Abel, al periódico, dios mío, y les suelta/anuncia cuatro futuras medidas (mafiosas amenazas; impuestos, no mientes a la bicha, aparta de mí, satanás, tú pon la pasta que yo no me lleno los bolsillos, ni por asomo, majo, hermoso, balnearios, carreteras, escuelas, enfermos, ahí que va todo el dinero, carbonero, bochorno) tan previsibles que cualquiera con dos dedos de frente (nos quieren hacer creer que se han caído de un guindo, que no esperaban represalias, que eran inocentes como niños con retraso severo o inmaculadas novicias adolescentes, cuando justo esa profesión se caracteriza por lo contrario, por la degradación constante, putas y la cama, o solo hay que ver a ese respecto la conversación subrepticia que mantienen los dos sobre el posible dinero escondido de la familia del doctor) se las hubiera imaginado (si no esos avisos, otros parecidos) o temido intuido desde un buen principio, que no somos nuevos, antes de todo, por lo que no tiene mucho sentido esa evolución/involución o sorpresa ante los posteriores acontecimientos, ante la mezquina reacción del poder (representado todo él en la figura del alcalde gordo Durning), desde ese punto de vista es absurdo, falso, forzado, tonto, al igual que la mujer o esposa que al principio se la monta o lía gorda parda al marido, se sube por las paredes, no quiere saber nada de las cosas del galeno loco, de su postura quijotesca, y a continuación, sin previa explicación o siquiera conversación (más allá del amor que se da por supuesto o descontado en estos casos como en la mili el valor, mueve montañas, da vista al ciego, agua al sediento y alimento al hambriento), está con él a partir un piñón, lo mismo que las conclusiones irrefutables que de todo ello (de la trama, del transcurso de los acontecimientos) se sacan insisten en la misma tesis inquebrantable de forma cómoda, unívoca, autocomplaciente y machacona, no atienden a las posibles ambigüedades (él, por ejemplo, está en el cargo médico, con un buen sueldo, gracias a su corrupto miserable hermano, parece que puesto a dedo, enchufado) que también las hay o podría haber (incluso en las falencias de los héroes; en verdad, Steve es un lerdo, un completo estúpido que nunca se entera de nada, todo le pilla por sorpresa, siempre se equivoca al calibrar al resto de seres humanos que le rodean, ni los ve ni los siente, ni a su mismo hermano, sangre de su sangre, manda huevos, ni a un perro que le esté ladrando en los morros, está sordo, ciego, como un topo, de sí mismo envenenado, ni una vez acierta, todos le traicionan y él cazando moscas; o en las características cualidades posibles virtudes de los villanos que acaban siendo caricaturescos todos, sobre todo el infecto pueblo de salir corriendo, ni uno decente o bueno, sí, el marinero, la excepción y la malsana regla a modo, puesto por el ayuntamiento), cuestión de mirar, explorar, al pozo bajar, al barro, mancharse la manos, el alma, los huevos.
Claro que todo es tal cual nos lo muestran, la gente es (o se vuelve si somos más generosos, de la potencia al acto solo hay un paso) cobarde a manos llenas, traicionera, deleznable cuando siente que puede perder algún privilegio o peligra, no, dios mío, la soldada, el dinero, el poder es abyecto, cafre, asesino, mentiroso y tal vez por el camino o mientras tanto haya algún despistado que no se entere de la misa la media, que se entretenga, en babia (si es así y no es comedia, poco dura o vive, rápido, deprisa y corriendo al hoyo, devorado por las hienas y los perros, joven), vale, de acuerdo, pero de forma más compleja, retorcida, elaborada, confusa, intrincada, mezclada y kafkiana, no tan ni mucho menos maniquea o clara.
Lo digo (el que esto escribe, quién cojones sea el fulano o menda) yo que lo veo (ve) todo desde fuera, desde la atalaya de mi (su) distancia/clarividencia supina, desde el poder omnímodo y la lucidez cegadora que da o me otorga la suma santa vasta inteligencia y la increíble bella profunda independencia (de criterio, sin amo, dios o rey, a pelo, salvaje, caballo), vuela, vuela, nena.
Me salvo de la quema, estoy fuera de peligro, me tiro/cojo de los pelos, Barón de Münchhausen, azuloscurocasiafroamericana (América, América) oveja, perdida, bala, like a rolling stone, canta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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27 de octubre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de varios años en el dique seco, Steve McQueen volvió al cine protagonizando esta modesta producción de denuncia social que plantea temas muy sugerentes ya que son de plena actualidad.

Cuenta la historia de un médico rural que denuncia la contaminación de las aguas que bañan el balneario de la ciudad, su principal foco económico. La reparación de los canales de riego sería muy costosa y llevaría años, a parte de la mala publicidad que acompaña al caso, que perjudicaría notablemente los intereses económicos de la ciudad, lo que lleva a sus dirigentes a impedir que la noticia trascienda. Un greñudo y barbudo McQueen interpreta al médico en cuestión que debe enfrentarse a su hermano encarnado por Charles Durning, dueño y alcalde de la ciudad.

La búsqueda y defensa de uno de los principios más fundamentales como es el de la verdad, choca frontalmente con los intereses económicos que son siempre muy poderosos. Se debate sobre el error de creer que la mayoría siempre tiene la razón. Sobre lo duro que resulta aceptar la verdad y los riesgos que conlleva tratar de silenciarla por medio de la demagogia, el más peligroso enemigo de la democracia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Harold Angel
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27 de enero de 2021
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George Schaefer es otro de los directores que no merecen caer en el olvido. De su obra yo sólo conozco el espléndido suspense policíaco "Péndulo" y la presente, y ambas películas merecen ser conocidas y revisitadas. En este caso nos encontramos con una muy buena adaptación de la obra de Ibsen, ambientada en la época de forma eficiente y creíble por Eugene Lourie, aquí director artístico, un hombre polifacético en el cine que también dirigió varios films de "cine de monstruos" del Hollywood clásico, y cuenta con unos actores principales y secundarios metidos hasta el cuello en sus papeles, encabezados por el gran Steve McQueen y una de las actrices habituales de Ingmar Bergman, como Bibi Andersson.
Todo al servicio de un contenido que habla de las eternas controversias entre la verdad y lo "políticamente correcto" según soplan los vientos, de si la mayoría lleva siempre razón o puede comportarse como una masa manipulada y descerebrada, sobre si deben primar la seguridad y la salud pública o debe primar la "economía", por lo que esta película de 1978, basada en una obra de 1882, sigue siendo rabiosamente actual y se sigue sin parpadear. Es un cine raro ya por aquellos años, pero que ahora ya no se hace para nada. Parece que la tendencia actual es evitar todo lo que sea pensar. Mayor motivo aún para descubrir o revisitar aquello que ya no se hace.
Daniel
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24 de noviembre de 2022
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es increíble cómo esta película de 1978, pero basada en una obra de Henrik Ibsen de 1883, puede resultar un espejo perfecto de la situación política actual. Así, ese fenómeno perverso que es la post verdad ya existía en el siglo XIX, aunque hoy parezca sino de nuestros tiempos. Muy actual resulta también que la distorsión de los hechos incómodos se cebe en en una denuncia ecologista legítima (como ocurre actualmente con el cambio climático), de manos del siempre fuerte del capitalismo salvaje. O que un político sin escrúpulos sacralice sin pudor alguno los conceptos de democracia y pueblo; o que los medios de comunicación sean la voz de un oscuro amo... Todo ello con un texto sencillo pero profundo (adaptación de Arthur Miller del texto de Ibsen) donde Steve MacQueen realiza un trabajo prodigioso, comedido y muy lejano de sus roles habituales. A esa interpretación hay que sumar la de un siempre espléndido Charles Durning y del resto del reparto. Mi conclusión es que defender argumentos prístinos, aunque resulte peligroso frente a la ceguera general, siempre merece la pena. Eso si deseamos con franqueza un verdadero futuro.
Joanarcos
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