El conjuro: El diablo me obligó a hacerlo

No es que sea la peor de las 3 (o 8 o 15… no sé muy bien cómo va esto ya), es que es la versión gualtrapa de las anteriores. Un Expediente Warren de garrafón, que carece de las virtudes de sus antecesoras, con una historia mal contada, sustos que no asustan y aburrida en general.

Resulta que a Ed le pega un infarto, cosa lógica, con el curro que tiene este hombre, y eso a Lorraine le preocupa, claro. Hasta ahí todo comprensible. De hecho, si te crees el amor incondicional de esta pareja y que el contexto es terrorífico, es porque puedes verlo en los ojos Vera Farmiga, la única capaz de mantener la atención del aficionado a la franquicia. Pero Vera no puede sola, y todo lo demás no funciona como debería.


De Chaves me gustó más La llorona, que mira que era poquita cosa, pero por lo menos en esa no intentaba asustar tirando cereales de colorinchis al suelo. Porque si el demonio te estropea al niño, o te llena las paredes de desgarrones, pues sí es preocupante, porque ambas cosas parecen complicadas de reparar... pero mira tú lo de los cereales, se pasa la escoba y listo, no tiene más.

Continuando con las crónicas de casos reales investigados por la pareja Warren, aquí nos presentan un caso de posesión demoníaca provocado por alguien y forzando a un joven a cometer un crimen. Algo que el universo de Los Warren tenía que presentar y se deriva de lo visto en las demás películas. Sigue la misma fórmula de las demás películas y mantiene el ritmo de la franquicia, aunque aquí se siente un poco más suavizada y no tan aterradora. Pero la pareja compuesta por Patrick y Vera se roban toda la película y el guion es bastante decente. Lo bueno es que este capítulo se inclina más a lo relacionado con los ritos satánicos y las maldiciones provocadas por estos. La película en realidad funciona bien y es una secuela aceptable que sigue manteniendo el interés en conocer los casos que Los Warren han investigado durante toda su vida. Este es un caso que gano cierta notoriedad por llevar el caso de posesión demoniaca a juicio como posible detonador de un acto criminal. Esta película es otro vistazo a otro evento que hizo que la fama de Los Warren fuera ascendiendo más y aunque algunos encuentren esta secuela algo cuestionable, la verdad sigue siendo fascinante conocer estas historias que tomaron lugar en el mundo real. Mi calificación final para esta película es un 9/10.

No siempre bien acaba... Genial la secuencia inicial, con reminiscencias del Exorcista, algunos elementos visuales realmente buenos, pero irregular y tediosa, cae en picado desde su ecuador al final.
La floja narrativa no nos acaba de enganchar, volviéndose aburrida en algunas partes.
Los actores estupendos en las entregas anteriores, ahora se me antojan mediocres y sus diálogos bastante pobres.
Unos Warren elevados a la categoría de héroes, rozando la cursilería. La peor, sin duda.

Valga esta crítica para toda la saga Warren (que también entrarían las monjas, annabelles y llorona; impensable hace unos pocos años poder ver sagas de un tirón y en orden) y es de lo mejorcito del género del terror.

Expediente Warren funciona por los Warren, por sus actores, entrañables y convincentes y por el tono y el Credo de la película.

Hacer reír y asustar es de lo más difícil. (Llorar no tanto: érase una ciega que se le murió la madre, la única que la quería, y el padre le pegaba cuando llegaba a casa borracho y el novio, el novio... pues también es un borracho y le roba sus muñecas a la pobrecita invidente, etc.)

Lo que me atrae de la saga Warren es su conexión de lo oculto, lo demoníaco con la fe del cristianismo.
No son monstruos sacados de una chistera, sino demonios que sólo con Dios se les puede vencer.
Subyace toda una visión teológica, un Credo olvidado en las pelis de diablos (y en nuestra sociedad secularizada).

En otras pelis también sale Satanás, pero se le vence a base de argucias y testosterona, no de padresnuestros y aguasbenditas (el gran modelo fue "El Exorcista", por supuesto).

Y es que ese aire a matrimonio meapilas, ella tan puritana con esos manguitos y faldones (y aun así tan apetecible), él tan atento como fiel; sus relaciones de cooperación sin estridencias con párrocos y curas; su domino del latín para un exorcismo clásico (el que siempre usó el famoso exorcista Gabriele Amorth)... me encantan.

(La peli española del grupo Hepta podría haber cogido perfectamente este tono (lo fundó el jesuita padre Pilón) y hubiera triunfado, y no el tono grasioset que con más pena que gloria arrastra "Fenómenas".)

Es posible que estemos ante la mejor pareja del cine de los últimos años, lo cual es también un poco triste según cómo lo mires.

Tenemos aquí la entrega número... (el que sea) de esta franquicia que, sorprendentemente, se mantiene después de once años. Se anuncia nueva película para 2024 y yo me alegro por Vera Farmiga y Patrick Wilson. Solo por ellos.

El matrimonio Warren es que es romántico. Vamos, que te gusta verlos, pero a ellos como pareja, como hombre y mujer enamorados y entregados el uno al otro. El detalle de las pastillas es buenísimo; es un gesto de verdadero y auténtico amor.

La historia paranormal se centra esta vez en pactos demoniacos. El satanismo es una cosa muy chunga, la verdad. A mí por lo menos me lo parece. Sin embargo, el satanismo de «Obligado por el demonio» no genera ningún sobresalto o inquietud. En teoría deberías sentir el Mal, con mayúsculas, pero nada de nada. Visiones, gente nerviosa y maldiciones cuyo origen hay que descubrir para salvarse y salvar a los demás.

Ahora bien, ese origen se desvelará muy blando, sin atractivo ni empaque, y es lo que más se requiere para una buena película de terror.

Es que no aprenden, en serio.