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Citizenfour

Citizenfour
2014 Estados Unidos
Documental, Intervenciones de: Edward Snowden, Jacob Appelbaum, Julian Assange ...
7,2
6.803
Documental En enero de 2013, Laura Poitras comenzó a recibir correos electrónicos cifrados firmados por un tal "Citizenfour", que le aseguraba tener pruebas de los programas de vigilancia ilegales dirigidos por la NSA en colaboración con otras agencias de inteligencia en todo el mundo. Cinco meses más tarde, junto con los periodistas de The Guardian Glenn Greenwald y Ewen MacAskill voló a Hong Kong para el primero de muchos encuentros con un ... [+]
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Críticas 35
Críticas ordenadas por utilidad
22 de marzo de 2015
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya en sus primeros minutos, Laura Poitras nos avisa de la persecución a la que fue sometida tras el estreno de su primer documental en solitario, centrado en la Guerra de Irak, de cómo fue detenida e interrogada en las fronteras de Estados Unidos, pasando a formar parte de una lista negra secreta de individuos a seguir por el Gobierno. Todo ello después del día en que Estados Unidos cambió para siempre, de la fecha en que los controles aeroportuarios se volvieron más restrictivos y exhaustivos, de que toda una nación viviese constantemente amenazada y necesitase reforzar su seguridad a toda costa.

“Citizenfour”, ganadora del Oscar a mejor film documental, viene a completar la particular trilogía de la directora sobre la América post 11-S, una radiografía acertada del concepto que tiene el país sobre los mecanismos de seguridad del estado para, a priori, evitar posibles ataques terroristas. O al menos, ésta es la excusa. Porque la América que Poitras refleja en esta película hace todo lo posible por garantizar la seguridad nacional, a cualquier precio.

El documental utiliza la figura de Edward Snowden, el hombre que desveló los planes ocultos en materia de vigilancia cibernética por parte de la Agencia de Seguridad Nacional, que fue acusado de espía y de anti patriota por el propio presidente por revelar secretos de estado, para tocar temas tremendamente ambiciosos: hasta qué punto está siendo vigilada la población estadounidense y mundial, hasta qué extremo se nos intervienen conversaciones telefónicas, correos electrónicos o búsquedas en Internet, o si es lícito violar la privacidad del individuo en pos de asegurar la seguridad de todo un pueblo.

Pese a todos estos temas, lo difícil en un documental es mantener el ritmo y el interés del espectador, algo que la realizadora no consigue. Es paradójico que lo que viene a centrar buena parte de su metraje, los ocho días que Poitras y su compañero del diario The Guardian Glenn Greenwald pasaron con Snowden, se convierta en lo más tedioso y pesado de su nuevo trabajo, y que la sensación sea la de que sobra metraje, la de que le falta ir al grano, algo que sí consigue durante sus primeros y últimos veinte minutos. Tan paradójico como el hecho de que aquellos en quienes depositas tu propia seguridad son justamente los que atentan contra tu privacidad. Pero no deja de ser una obra interesante sobre esa gran mentira que es la América demócrata de Obama, la que nació bajo los cimientos del 11-S, la que tiene más razones que nunca para vivir con miedo. No de la amenaza externa, sino de lo que tiene en casa. La mayor dictadura se esconde precisamente en eso que llamamos democracia.

A favor: los interesantes temas que trata
En contra: las entrevistas a Snowden se pueden volver pesadas
kubrick_is_alive
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30 de marzo de 2015
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que el miedo es cosa harto útil lo han sabido siempre los poderosos y los gobernantes. El miedo disciplina, cohíbe, y hábilmente gestionado, cohesiona. El miedo, ya sea ejercido sobre otros o esgrimido como defensa contra otros, es uno de los mejores mecanismos de control social jamás creados. Todas las personas, en algún momento o siempre, sienten miedo, pero en la mayoría de los casos sus temores son individuales; no obstante, hay ocasiones en que esos miedos cobran relevancia colectiva, y aquí hace su aparición el Estado, al que los ciudadanos conferimos la misión –entre otras- de protegernos de tales temores, incluso en el caso de que provengan de nosotros mismos. Pero como la Historia nos demuestra, son muchas las ocasiones en las que el Estado se extralimita en el ejercicio de su poder –tendencia tal vez intrínseca a todo poder-, y la fórmula más recurrente para lograrlo es el miedo, en virtud del cual se justifica todo lo que este acertado e interesante documental nos muestra.

Dividido en tres partes bien diferenciadas que sirven como introducción, nudo y desenlace, el objetivo del filme es denunciar el espionaje masivo y constante al que, en virtud de las leyes contra el terrorismo (he aquí el enemigo, el miedo encarnado), las agencias de seguridad estadounidenses someten a los ciudadanos propios y ajenos. Adicionalmente, hay también una estimulante reflexión en torno a los medios a través de los cuales se ejerce ese espionaje, pues paradójicamente, nuestra creciente necesidad de intercomunicarnos, unida a nuestra también creciente necesidad de consumo, constituyen el canal por el que penetran los espías. Siempre que una compañía intenta vendernos un nuevo móvil, una nueva conexión a internet, o que un banco nos tienta con una nueva y mejoradísima tarjeta de crédito, usan como argumento la enorme libertad que el uso de tales productos nos va a proporcionar, y he aquí la paradoja tecnológica que revela el documental: cuanto más uso hacemos de esa libertad, más presos estamos, mayor es el control.

El nudo del documental es la entrevista con Snowden, pero más allá de los datos concretos que de ella se derivan a mí me ha resultado más interesante observar algunos momentos, reveladores de lo que se denuncia. En este sentido destacan la tortuosa toma de contacto, encriptaciones de por medio; el enclaustramiento constante de Snowden; el episodio del teléfono y de la alarma de incendios; las primeras noticias que recibe de su novia; los cambios de apariencia y atuendo para escapar, etc. Todas esas acciones, por sí solas, son mucho más elocuentes que las diversas explicaciones y vericuetos acerca de las herramientas informáticas por medio de las cuales nos espían, y encuentran su perfecta conclusión en esa secuencia final, paradigma de todo lo que encierra el filme. Por tanto, aunque formalmente no haya nada aparentemente llamativo o brillante, sí lo es la decisión de exponer de la forma ya mencionada la tesis central, que nos queda mucho más clara gracias a esas imágenes.

Una última reflexión, a riesgo de hacerme pesado. El documental, por razones obvias, no puede establecer las pertinentes comparaciones históricas, limitándose a contextualizar lo que denuncia en el marco de la “guerra contra el terror” posterior al 11 de septiembre. Pero lo cierto es que guerras han habido muchas, al igual que enemigos y miedos, ya fueran, según la época, los bárbaros, los judíos, los herejes, las brujas, los comunistas, etc. Y siempre desde el poder, para protegernos contra tales enemigos y amenazas, se ha practicado el abuso, el espionaje, el control de la información. Lo que ocurre ahora es que los medios empleados han cambiado, se han sofisticado, pero en esencia no hay nada realmente nuevo. Pensar que el espionaje, incluso en el marco de las democracias, puede ser limitado eficazmente por las leyes, es caer en la ingenuidad, dada la naturaleza del mismo y la lógica a la que sirve, que es la del poder. Como escribió Vázquez Montalbán en su prólogo al excelente ensayo “La novela de espías y los espías de novela” de Juan Antonio de Blas, “El fin justifica el espionaje”. Pese a todo, merece la pena ver este documental, aunque solo sea para hacernos más conscientes de hasta qué punto, y tal como sentenciaba de Blas, “desde los satélites […] hasta la caja de ahorros, ¡nos espían!”.
Quatermain80
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3 de abril de 2015
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quería saber que motivos habían impulsado a la Academia a premiar este documental cuando yo creo que todos sabían que la 'Sal de la Tierra', que he visto y me parece lo mejor que han proyectado en las salas españolas en los últimos meses, o 'Virunga' eran incomparablemente mejores, así que me decidí a verla.
Me la esperaba peor, pero no tanto, no entiendo la crítica que comenta que Laura Poitras ha creado un thriller con los recursos mínimos, no existe tal thriller. La primera hora de cinta es el rato más aburrido que he pasado en un cine en toda mi vida, toda la cinta se centra en el hecho de que los americanos nos expían a todos y ya no hay libertad, pero en ningún momento se cita para que emplean esa información, no te ofrecen casos ni ejemplos, sólo de que maneras pueden obtener la información de tu vida privada.
Que sí. que sí, que las acciones de las compañías de inteligencias americanas y de demás países socios son inmorales y represoras, eso ya lo sabemos todos los que somos capaces de abrir los ojos un poquito. Pero eso ya sucedía antes de que captasen toda nuestra información, antes del los últimos avances tecnológicos USA ya había financiado la contra nicaragüense, había derrotado el gobierno democrático de Sukarno y había ordenado el bloqueo contra Cuba. Cambian los medios, el fin es el mismo, perpetuar su sistema económico elitista y de clases... Pero para eso no me tienes que tirar dos horas en frente de una pantalla, sin historias más allá de la del señor Snowden (un tipo muy loable y admirado por mi parte, todo sea dicho, con unos principios envidiables y valentía, ya veremos como es el biopic que están haciendo de él) y la del periodista de The Guardian.
No sé, yo hecho en falta algo de sustancia, y algo menos de paranoia, lo del teléfono y lo de cubrirse la cara me parece excesivo, se narra un hecho histórico de un personaje épico (y patriota, por mucho que diga que no el miserable de Obama), el fondo promete mucho, pero la forma se queda en lo más superficial, en la historia que todos conocemos.
Javiercillo97
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26 de marzo de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Citizenfour es un documental dirigido por Laura Poitras, candidato al Oscar a Mejor documental, que nos muestra el proceso por el cual se consiguió revelar uno de los mayores escándalos mundiales y vulneración de los derechos humanos de los últimos años. El espionaje global que Estados Unidos sigue practicando indiscriminadamente. Cuesta creer que un documental así haya salido a la luz sin problemas y haya encontrado tal filón en Estados Unidos como para ganar numerosos premios y ser candidato al Oscar con lo perjudicial que es para su gobierno.

La película comienza con la directora del documental, con dificultades gubernamentales debido a sus anteriores trabajos, también “incómodos” para el gobierno de USA, recibiendo unos misteriosos mensajes de correo electrónicos cifrados. La misteriosa fuente habla de revelar grandes secretos de Estados Unidos y de sus escuchas ilegales. Firmando como Citezenfour, la fuente aceptar reunirse con Laura Poitras y dos prestigiosos periodistas de investigación del mismo corte informativo. La fuente resulta ser Edward Snowden, el informático y analista de sistemas que destapo al mundo el pasado 2013 todos los detalles del espionaje de todas las fuentes de información, teléfonos, internet, móvil, redes sociales, que la NSA (Agencia de Seguridad de Estados Unidos) había establecido indiscriminadamente, saltándose su propia constitución y leyes, contra el mundo entero.

El documental se basa en estos encuentros grabados, reflejando no solo la veracidad de la información, sino el miedo y la paranoia que sufren sus protagonistas, sabedores a ciencia cierta de que en cualquier momento pueden derrumbar la puerta y detenerlos: “Si tienes el teléfono (de la habitación del hotel) enchufado te pueden escuchar, todos tienen un microordenador dentro que lo permite”.

Tanto los defectos como las virtudes de este multipremiado documental proceden de su misma característica. Ante todo, estamos ante un documental periodístico, con poco tratamiento cinematográfico, con tomas con fallos técnicos y de poca planificación, sin diferenciar técnicamente de cualquier making-of. No estamos ante un documental estilizado, estamos ante un documental objetivo y puramente informativo cuya gran fuerza es su poderosa información. Ser testigo de situaciones y testimonios francamente potentes que deberían cambiar nuestro punto de vista hacia el mundo en el que vivimos.

También es muy interesante el tratamiento que le da a su protagonista, Edward Snowden. Un hombre que arriesgo su vida, su familia, acepto ser refugiado internacional, poder ser acusado de traición en su país y posiblemente no poder volver a él jamás o dejar atrás a sus seres queridos y a su pareja, solo por el deber de decir la verdad. Como el mimo dice, “a mí me gustaba internet antes de saber esto, quiero que me lo devuelvan, que me devuelvan mi libertad, por eso lo hago”. Pero no estamos ante un documental sobre un héroe, en todo momento vemos a Snowden como un hombre normal, con miedo y dudas pero con muchísima inteligencia y conocimiento de su situación.

En definitiva, un documental revelador, más que un objeto cinematográfico, un documento fílmico esencial para entender el hecho más importante de la situación actual mundial, la falta de libertad.

Más en: cinealacarbonara.blogspot.com
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Twitter: @Cinealcarbonara
wilder marx
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27 de febrero de 2015
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
La academia cada año me sorprende con alguna nominación y ganador. Este año me ha sorprendido con la nominación a mejor película de “El francotirador” de Clint Eastwood que desde luego no se merecía (dejando fuera películas como Interstellar, Nightcrawler o Perdida), y por otro lado, el sorpreson ha sido “Citizenfour” como ganadora al oscar al mejor documental.

Lo siento, pero Citizenfour no se merece ganar el oscar, casi ni se merecía estar nominada no digamos ya ganarlo, sobre todo cuando la comparamos con las otras: “The Salt of the Earth” o “Virunga” son mucho mejores. Parece como si quisieran compensar la nominación de “El francotirador” haciendo ganadora a “The citizenfour” que políticamente se encuentra en el otro espectro.

Citizenfour se hace pesado, no tiene ritmo, el principio y el final son prescindibles y aunque la entrevista de Snowden desde luego no tiene precio y es altamente recomendable, (impresiona cuando se tapa para usar un portátil) no basta para que sea “el mejor documental del año”. No deja de ser una buena entrevista filmada. Quizás Edward Snowden merezca ser el personaje del año pero Citizenfour no es ni de lejos el documental del año.
sulfuman
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