Galante y audaz

Es de noche, con agilidad Billy se sube de pie a la grupa del caballo y trepa hasta la ventana de la oficina del sheriff que duerme plácidamente. Lo saca de la cama para que libere de la cárcel a su amigo mejicano Pedro Coyote. Se lo agradecerá con un par de baladitas cantadas acompañado de la guitarra y advirtiéndole del peligro en un tiroteo con la frase del título. No sé cual de las dos cosas es peor, si las canciones o que te llamen "Señor Billy el Niño".
Vaya por delante el pésimo doblaje de la copia que hemos visto, que da a Taylor un todo de sobreactuación repelente. Lo mismo sucede con los diálogos, largos y solapándose unos a otros como una ametralladora de palabras que no deja entender bien lo que dicen. También reconocemos los medios tan limitados que usan con decorados de postal y escenarios que hacen unos fondos muy teatralizados, o las cabalgadas moviendo burdamente por detrás el decorado.
Tampoco ayuda a levantar el interés de la cinta la poca consistencia de los personajes. El tema es de sobra conocido, pues el título no engaña, pero estimamos que aunque solo fuera por los nombres de los protagonistas se podía haber sacado algo más de jugo a la obra. Como dice uno de ellos "Nunca he visto tantos ases en una baraja". Hace falta algo más que el reparto por notable que este sea, aunque no era papel para Taylor el de hacer del jovencísimo Billy. Con todo hay alguna escena bien hecha como la estampida nocturna del comienzo, así como debemos reconocer el ritmo trepidante que se mantiene a lo largo del metraje.
Hay una escena veterinaria frotando con linimento la pierna de un caballo que cojea.
Dentro de todos los Billys que ha dado el celuloide, creemos que este es de los más flojos. Solo regular.

Directo, básico, explosivo, oscuro, sangriento, emocionante, intenso, espectacular, comedido, apabullante, sucio, dinámico, energético, contundente, épica, familiar, inteligente, frío, austero, salvaje, emocional y ajustado western clásico que consigue presentar y desarrollar una trama de suspense y emociones fuertes.

Nos encontramos ante la típico western de serie B, en el que sus responsables consiguen realizar una trama de acción y suspense en la que dos estrafalarios agentes del orden, harán lo posible por impartir justicia y reducir la delincuencia en la ciudad.

La premisa ofrece numerosas posibilidades para jugar con la emoción, ofreciendo un relato de misterio atractivo y magnético que suscita y mantiene el interés del espectador en todo momento. La revolución llegó al western y fue con estos delincuentes de ley: Robert Taylor y Brian Donlevy que seguro enamoraron a Quentin Tarantino.

Billy el niño, queda como un ejercicio de suspense y acción que cumple con el objetivo que se espera de ella, entretener y dejar diversas lecturas de interés, sobre: la amistad, el amor y el valor.

Cruel paso del tiempo para esta obra. El doblaje de 1990 es patético, sobreactuado, de serie B mala. Salvo los escenarios en Monument Valley, en donde hay de repente una nevada que muestra la parte de arriba blanca, casi al final de la película. Los actores no me llenan, aunque Robert Taylor sea un clásico, pero no a la altura de Wayne, Mitchum, Stewart, etc… Es la segunda peli que veo de Brian Donlevy e igual te hace de resistencia checa que de vaquero, la misma cara y la misma pose.

Este Billy el NIño es muy blando y hay unas composiciones de guión que no se entienden. Que se alíe desde el principio con el malo, que en plena estampida se reencuentre con su amigo del alma, que vaya ahora sí con el bueno, que se enamore de la hermana del jefe, que se convierta en un vaquero decente, y el final surrealista… ¿Por qué le mete su amigo en la cárcel? Luego se deja matar de forma tan ingenua… Qué mala película.