La joven Victoria

Salgo del ver la película y opino que ni fu ni fa. No me ha gustado pero tampoco me ha disgustado. Le falta garra, emoción, mensaje y hasta contenido. Se que es un tópico pero lo mejor es la ambientación, el vestuario y etcéteras de esta índole. Tampoco me convencen las interpretaciones de los dos protagonistas: Victoria se queda muy alejada de la imagen que la historia nos ha dado de ella y Albert me pareció excesivamente afectado.
Cuando escribo esta nota observo que hay muy pocas críticas (solo dos) y las dos muy suavemente razonadas: lo que me lleva a concluir que esta película produce poca satisfacción y levantará poca polémica.

Clásico retrato de la mocedad de la Reina Victoria de Inglaterra hasta su coronación con apenas 18 años y su apasionado romance con el Príncipe Alberto. Impresionante trabajo artístico de ambientación, fotografía y vestuario pero bastante limitada y plana en cuanto a emociones. Los frecuentes cambios de foco buscan las expresiones de los personajes, pero le falta pasión en el conjunto. Tal vez sea debido a que se haya tocado superficialmente la influencia histórica y política de la monarca. Quizá se trate del menor impacto que tiene esta etapa de su vida en comparación con la posterior y larga era victoriana: la sangrienta construcción del gran imperio inglés. Habrá que pensar entonces que el objetivo de la producción es más superficial, más romántico, con una protagonista demasiado bella para tanto rigor histórico.

En 1819 nacía en el palacio de Kensignton una niña, que pasado el tiempo y tras todo tipo de dificultades y confabulaciones, logró llegar al trono de Gran Bretaña, por el fallecimiento de todos aquellos que la precedían en la línea de sucesión. Era Alexandria Victoria, la reina Victoria. Ya desde muy pequeña recibía todo tipo de cuidados, como no poder bajar las escaleras sin ser acompañada por un adulto, tener a una persona que probara su comida antes que ella, por un posible envenenamiento, y otras muchas precauciones.

Una bella y concisa Emily Blunt, en un papel nada fácil, encarna a la Reina en sus años de juventud.
La producción es de una perfección técnica intachable. Tanto ambientación, vestuario, escenarios (paisajes, bosques, palacios) están realmente muy cuidados. La cinta se sitúa dentro de la larga tradición de buen cine británico de reyes y aristócratas. Saben cuidar su historia.
Aquí además, nos la sirven en bandeja de plata, edulcorado y sin aditivos, obviando temas farragosos, lo cual no quita que sea una buena y plausible película. Se centra más en el lado romántico, obviando incursiones políticas y económicas profundas, consiguiendo un tono equilibrado.
Los actores cumplen con nota, tanto principales como secundarios. Me ha llamado la atención Paul Bettany (“El código Da Vinci”), Lord Marbury, el consejero de la reina, que mantiene una cierta ambigüedad respecto a sus intenciones, muy interesante para la tensión dramática.

Queda reflejada también la crisis de las Damas de Cámara, un hecho insólito, o el estreno del Palacio de Buckingham como residencia real.
Dentro de su línea de corrección, se le puede achacar que al principio resulta un pelín confusa para los no iniciados en monarquía británica, por la cantidad de candidatos al trono, pero enseguida se ve clara la lucha de poderes y se entiende mejor el conflicto entre casas y familias.

En definitiva, una película interesante y agradable, con una producción y realización brillantes.

No puedo ser muy imparcial en esta película ya que en ella se dan prácticamente todos los aspectos que me encantan en una producción de época:

- Lo primero, lo muy conseguida que está la ambientación. Te metes de lleno en la trama y en la época.

- Maravillosa banda sonora que le va como anillo al dedo y que hará las delicias de los amantes de la buena música clásica.

- Los decorados son espectaculares. Prácticamente todas las escenas parecen sacadas de un cuadro de época. Un placer para la vista.

- El vestuario es inmejorable. Yo me fijo mucho en los pequeños detalles y en este film se cuida hasta el más mínimo.

- Debido a lo anteriormente dicho, se harán una idea de que la fotografía en este film es bellísima. En ocasiones, casi poética. Qué palacios, qué jardines, qué paisajes...

- La historia de amor se cuenta con un ritmo estupendo, a mis ojos, a peli no decae en ningún momento. Carece de altibajos. Lo cierto es que se me pasó volando el tiempo. Todo muy bien contado.

- El guión bastante bueno. Nada de un lenguaje excesivo, enrevesado o teatral, como pasa con otras pelis del género. Un lenguaje sencillo, directo y efectivo.

- Interpretaciones de nivel, aunque quizá Rupert Friend esté un pelín soso, pero bueno, para mí es perdonable. Se supone que un pretendiente de la reina actuaría de una forma cohibida o distante en aquella época. No obstante el personaje protagonista va mejorando la interpretación a lo largo del film.

En conclusión, una delicia de ver, escuchar y sentir. Para mí, tiene todo lo que necesita una buena película de época. Excelente.

Saludos!!

No me cabe la menor duda de que la reina Victoria de Inglaterra tuvo que ser, incluso en su juventud, una persona bastante más interesante que la que se retrata en esta especie de folletín victoriano que llega a unos niveles de pasteleo e hiperglucemia muy difíciles de soportar por un organismo normal.

Esa adolescente medio lela que pega saltitos todo el tiempo y no deja de soltar gilip...lleces una detrás de otra no puede de ninguna manera ser la misma que unos años después, con su personalidad arrolladora, se convertiría en la monarca más influyente de su país en distintos ámbitos, hasta el punto de dar nombre a toda una época. Y así hablamos de la arquitectura victoriana, la moda victoriana, la moral victoriana, etc. La mema que sale en la película no daría nombre ni a un pedrusco.

Y de las interpretaciones no quiero ni hablar. ¿Qué hace Emily Blunt haciendo de reina? ¿Esa muchacha tiene entidad interpretativa (jo, qué repelente me ha quedao esto) para ese papel? Y ya de Ruperto qué puedo decir. Ese muchacho ya con su sola presencia es capaz de destrozar cualquier obra maestra, con que ya podéis haceros una idea de lo que consigue hacer con este montón de glucosa. La indigestión es de campeonato. Por favor, a no ser que tengáis un estómago a prueba de bomba, absteneos de vivir esta dolorosa experiencia.