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Ahí está el detalle

Comedia La confusión entre el perro "Bobby" y un gángster del mismo nombre desencadena una serie de enredos entre un celoso marido, su nerviosa esposa, una pícara criada, una esposa abandonada con ocho hijos y el singular Cantinflas. (FILMAFFINITY)
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
4 de noviembre de 2012
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un humor más inteligente que el que a simple vista parece, un lío sobre matar para cenar en una dialéctica cuyo plan es jugar con patrones y servidores, celos y órdenes, el perro y el amante, el estafador... una serie de chistes sobre personajes sin remedio, el amor y la dignidad, los ricos y los pobres, un despropósito de engaño con interpretaciones teatrales y una espiral que va creciendo con el dinero como centro del remolino, preguntas a un hermano-marido, "Ahí está el detalle" es una película sincera y agradable en la que cada detalle cuenta.

Una película descarada que sigue una pista sustanciosa y que no se corta un pelo sin dejar de ser simpática hasta en la falsedad de los abrazos y hasta en la imaginación infernal que define unos trucos sobre crímenes y una facilidad de palabra que llega a juicio con mucha chispa, la historia del infeliz criminal que sólo quería cenar es un enredo que llega hasta los mismos jueces.
stikma
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28 de agosto de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Había llegado para quedarse. "Ahí está el detalle" es una película capital dentro de las comedias, aunque fuera solo por el hecho de que es la primera que Mario Moreno explota al máximo en el celuloide a su gran personaje, al que irá asociado siempre a su personaje, el inimitable Cantinflas. La década de los 40 marcaría la explosión de aquel peladito que este gran artista supo recrear esa clase de simpáticos y talentosos haraganes que había observado en sus humildes orígenes.

En la película de Juan Bustillo Oro, este Cantinflas en blanco y negro es todavía un prodigio de la anarquía, un torrente que desafía convencionalismos y normas, viviendo de sus improvisados diálogos y una capacidad única para ejercer su dominio sobre el público. La escena del juicio quedará en la retina del buen aficionado, generando, hoy y siempre, la risa cómplice del espectador.

Aprovechando que el personaje aún no tenía tanta popularidad (de hecho, los títulos de crédito fueron modificados cuando se confirmó el potencial que había alcanzado la creación de Moreno), aquí sí dispone de rivales que pueden aspirar a quitarle el foco. Especialmente, un divertido y bigotudo Joaquín Pardavé, quien explota todos los registros de una especie de Pantuflo Zapatilla latino y con acelerados ataques de celos.

La trama es puramente teatral, jugando con equívocos, confusiones de identidades y falsas bodas. Todo orientado al lucimiento de un fenómeno que iba a marcar un antes y un después, no solamente en México. Ahí está el detalle. Ahí estaba Cantinflas.
El Libanés
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17 de enero de 2007
12 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia agradable, chistosa y entretenida, con un buen elenco que nos hizo reir de principio a fin, por eso Cantinflas trascenderá siempre a lo largo de todas las generaciones.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
vrindavana
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28 de agosto de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
286/26(20/08/28) Envejecida popular comedia mexicana que catapultó con 29 años al estrellato al cómico Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes, conocido artísticamente Mario Moreno Cantinflas, precisamente este último apellido lo cogió de esta película, y con su estilo de humor de frases rápidas entrecortadas y sin sentido creó ‘cantinflear’, en lo que veo como una especie de mezcla entre los hermanos Groucho y Chico, con mucho del vagabundo Charlot en un solo personaje. Film este dirigido por Juan Bustillo Oro, guión propio y de Humberto Gómez Landero, en lo que era la duodécima película en la carrera de Cantinflas, pero primera con protagonismo absoluto, considerada como la mejor de su carrera, creando un rol de encasillamiento del que no se movería durante su prolífica carrera de más de cuatro décadas, con su imagen de vagabundo desarrapado, con los pantalones medio caídos, ese bigotito escaso, siendo el reflejo del hombre llano de la calle, con que el público se identificaba, por su picardía y astucia buenista, siempre con gula. Teniendo (por lo menos en mi caso) un valor nostálgica que la eleva por encima de su calidad, pues el paso de las décadas, 80 años desde su estreno, la han dejado en una comedia de vodevil teatral, marcadamente estáticas en su puesta en escena en interiores y con solo dos escenarios (una casa y un juicio), con personajes de una ingenuidad pueril, con un argumento estrafalario que no hay por dónde cogerlo, con composición de escenas prefabricadas en su simpleza de equívocos desde que sabemos que un perro tiene el mismo nombre que un delincuente, teniendo su clímax en un juicio delirante en su sin sentido.

La historia no hay por dónde cogerla en su red de equívocos, celos, infidelidades, engaños, suplantación de personalidades, asunción de paternidades múltiples que el dueño de la casa acoge de modo inverosímil, siendo el acabose el mencionado juicio del tramo final. Juicio que se basa en hechos reales que involucran al criminal mexicano Álvaro Chapa, inspiró la forma de hablar de Cantinflas para esta película, además Bustillo Oro lo basó en gran parte en su experiencia como abogado pro bono en la Cárcel de Belén. Pero lo bueno es ver a un ‘Cantinflas’ efervescente en su freidura de la improvisación, teniendo mucha gracia su verborrea alambicada enfrentada a la docta y culta de Joaquín Pardavé (con ese bigote de manubio más falso que el de Groucho Marx).

El desarrollo es solo una excusa para que Cantinflas desborde su vena caótica-cómica, teniendo diálogos divertidos con su novia, con Cayetano, siendo en este aspecto de ententes desternillantes los tramos con su supuesto ejército de hijos (fumadores, bebedores, glotones,...). Siendo en realidad la película un conjunto de viñetas (como también lo eran los films de los Marx), donde se dan cita el absurdo, el surrealismo, los enredos, los dobles sentidos, y sobre todo el espíritu de supervivencia, sin es posible viviendo sin trabajar, pero siempre en un tono de comedia blanda. Quedando en la superficie una tímida crítica a la burguesía, a su hedonismo y mundo de las falsas apariencias.

Teniendo Cantinflas todo su zenit en un juicio estrambótico, donde los propios abogados no pueden aguantarse la risa con los dislates aturullados que salen por su boca, todo un akelarre a la lengua castellana. No intentes buscarle sentido a nada, pues es el ‘reino de lo absurdo’, simplemente disfruta de un Cantinflas en pleno estado de gracia en medio de una película inocentona.
TOM REGAN
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22 de octubre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cayetano Lastre, un hombre rico, vive en su lujosa casa junto a su esposa Dolores. A Cayetano últimamente no le van bien sus negocios, en realidad le van tan mal que su única tabla de salvación es que su mujer pueda heredar la fortuna de su padre que ha muerto hace poco, pero para que el testamento se pueda abrir se necesita la presencia del hermano de Dolores, Leonardo, quien desde hace varios años se encuentra en paradero desconocido. Dolores por su parte está siendo chantajeada por un antiguo amante, en la actualidad convertido en un reputado gangster, que la amenaza con entregarle al muy celoso de su marido las cartas de amor que en su día le escribió. Así las cosas entra en acción Cantinflas, novio de Paz, la criada de la casa, y entonces, como es de suponer, comienzan los enredos.

Mario Moreno Reyes, a partir de esta película ya sería conocido por su apodo, había interpretado con anterioridad tres filmes junto al cómico Manuel Medel, con poco éxito. En este su primer largometraje en solitario se catapultaría a la fama lo que haría junto a su personaje, Cantinflas, ese 'peladito' vago, caradura y bebedor tan entrañable. 'Ahí está el detalle' fue el vehículo perfecto para lograr esa notoriedad que le acompañaría siempre. Y es que esta cinta es una comedia con un muy buen guion y bien dirigida; a pesar de su claro aspecto teatral, toda rodada en interiores y tan solo en dos localizaciones, la mansión de los Lastre, y la sala de juicios. Los enredos sucesivos, su agilidad, sus diálogos, sus disparatadas situaciones y lo pintoresco de sus personajes, no solo el de Cantinflas, hacen que el espectador no se pueda distraer de lo que sucede en pantalla ni tan siquiera un instante, y todo ello sin parar de sonreír cuando no de reír abiertamente. Comedia de humor blanco, como fue siempre el de Cantinflas, pero no exenta de ironía y de cierta crítica a la clase social más alta y a su hipocresía.
Juan Ignacio
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