Hay planos que son simplemente horribles y un insulto a la sensibilidad de las cucarachas.
Una película donde lo único que se salva es la actuación de Gianni Garko. Realmente tiene mérito una actuación medianamente seria el contexto de esta producción infame, con actuaciones, coreografías y efectos especiales a los que calificar de deleznables sería echar un piropo.
Además de Garko, la banda sonora también algún que otro segundo de gracia, siempre intentando copiar la identidad de las de Ennio Morricone, pero sin fallar demasiado.
En fin, no merece una palabra más.

Tratándose de una segunda parte, era casi inevitable que no tuviera la importancia argumental de la primera, donde se explica la base de esta historia y se sientan las bases -y el listón- para todas las cuestiones técnicas y artísticas. En todo caso, esta secuela es un deleite del derecho y del revés. Madura, hipnotizante, preciosa, crepuscular, sólida, profunda, colorista, fría por momentos, cálida en otros.... Una cinta en la que no falta de nada, y todo lo que hay apunta muy alto. Es como un banquete en el restaurante de mis sueños. Cuando vea por segunda vez, es posible que la disfrute aún más que en la primera.

Además del celebérrimo sonido y una cierta potencia visual, tiene un toque curioso, original, un planteamiento que uno no se espera, ciertos planos espectaculares y, en definitiva, ideas que uno no esperaba encontrar. Sin embargo, todo eso no basta. Es como un vaso llenado por debajo de la mitad. Supongo que no he sabido captar lo que sea que haya que captar, pero se me hizo insuficiente. No aguantaría ni diez segundos una comparativa con Apocalypse Now! o La Delgada Línea Roja. No me ha quedado ni el mínimo interés por volver a verla.

El director de Interstellar se ha dedicado a coleccionar medallas con esta trilogía.
1- Ha realizado una película seria y sólida con un personaje de cómic, lo cuál requiere una buena dosis de lucidez, madurez y perspectiva.
2- Pero no lo ha hecho una, ni dos, sino tres veces.
3- Y todas ellas con el mismo personaje.

Quizá algún día llegue a realizarse una trilogía igual de buena o incluso mejor, pero no tendrá tanto mérito. La película no pasará a la (mi) historia por sí misma, pero sí lo hará en conjunto con las anteriores. Ninguna de las tres merece más de un 8, pero como trilogía se merece un 9,5.

Centrándonos más en la que nos ocupa y salvando las abismales distancias a favor de los Corleone, a ésta le sucede lo mismo que al Padrino II respecto a la anterior; la película es mejor, pero echamos de menos a un personaje, y no hace falta nombrarlo. Eso, al final, hace que ésta sea igual de buena que El Caballero Oscuro, pero cada una lo consigue a su manera.

En fin, he disfrutado como un cerdo en un mar de porquería. Qué bien me ha sentado esta película, y eso que venía de pasmarme con El Caballero Oscuro....

Este Christopher.... es bueno.......

Planos históricos (como el de la pantalla gigante en la que aparece la chica oriental), una fotografía de referencia y muy reclamada, simbología, banda sonora, argumento serio, atmósfera absolutamente personal y propia, ritmo ideal en la narración, diseño de producción, diversión, madurez....... Todo lo tiene, todo encaja entre sí, y todo destaca.
Verdadera poesía visual. Profundamente lírica. Tremendamente hipnótica. Inolvidable. Sublime.