Hay películas que envejecen bien y otras fatal. Esta es de las segundas.

Reconozco que en los 60 puede que hubiera sido lo más, pero ahora es lo menos. Su único punto fuerte son los efectos especiales hechos con maquetas. Increíble la calidad y el derroche de minuciosidad y profesionalidad con que se hicieron. Todo un alarde de artesanía y buen gusto.
Pero, ¿qué ocurre 60 años después? Con los efectos actuales, esto se queda en curiosidad para frikis del cine y de los efectos especiales. No impresiona, aunque valores el buen gusto de las producciones: espectaculares y muy dignas explosiones, escenas de "acción" aceptables y un estupendo espectáculo en "La estrella titilante" - lo mejor del film-.

Es un episodio de la serie estirado estúpidamente hasta los 90 minutos. Historia sosa, tomas insoportablemente largas para llenar los 90 minutos como sea y para presumir del nivel de realismo en los efectos (especialmente al despegar la nave y en los críticos minutos del desenlace). Lo más simpático - aunque también lo que menos tiene que ver con la historia- son los minutos musicales en "La estrella titilante". Se pueden recortar minutos de todas partes, pero entonces ¡nos quedamos sin película!
Se nota el sabor imitando las películas Bond - en aquel momento, lo petaban- y la elegancia que transmite.

Sólo para curiosos de los efectos especiales.

Una gran idea y una potente presentación de la situación son las mejores bazas de esta película.

La atmósfera está muy lograda, sobre todo en los primeros minutos. Además el jugar con situaciones modernas como el uso de Airbnb, la situación apocalíptica de Detroit o la precariedad para encontrar vivienda hacen que te impliques más.

Cuando más oscura empieza a ponerse la película y parece que el terror va a ir in crescendo, la película abandona la inteligencia y el talento para sumirse en el gore y en el rollo pseudo-zombie. La presentación de otro personaje, interpretado por el insufrible Long (me temo que se interpreta a sí mismo) con su cháchara, prepotencia y miserias, le da unos toques de humor. Ahora ya están todos los tópicos del cine zombie, hasta en el lamentable final: sigue los clichés del género zombie y se olvida del todo del pedazo de película que había arrancado hace 90 minutos. (Ver spoiler)

Situaciones inconexas e inexplicables (algunas de importancia para darle algo de verosimilitud a la historia), se salta las leyes de la física, de la biología y del sentido común. (Ver spoiler)

Aún así, es una película que se deja ver con gusto. El 80% de ese gusto, son los primeros 10 minutos del film. Muy buenos.

Entretenido thriller que arranca con un planteamiento interesante y original. Aunque a los pocos minutos estamos viendo una revisión urbana de "El fugitivo".

Está bien hecha, se agradece que los "superpoderes" del héroe sean sus habilidades con los efectos especiales y el disfraz, en vez de los músculos y la pólvora (aunque también los usa).
El guión tiene sus tres giros de rigor y la historia ya la hemos visto mil veces. Nada nuevo. Pero la gran actuación de Brown, que está muy convincente, la interesante caza al hombre, el ritmo global del film y el original planteamiento hacen que la disfrutes - si solo buscas entretenimiento, claro-.

Por contra, es una película que no se sostiene - si eres mínimamente crítico- y que, además, ha envejecido bastante mal.
Si de verdad hay una sospecha en el cuerpo policial X, lo tienes tan fácil como ir al cuerpo policial Y a denunciarlo y así ahorrarte problemas. Claro que entonces, ¡nos quedamos sin persecución!
Tiene el toque ochentero, bien, pero los efectos especiales que pudieron fascinar en el 86 ahora son arcaicos y cutres. Al ser ese uno de sus pilares, no consigue superar muy bien el filtro del tiempo.

Una película que te entretiene y que olvidas enseguida.

Estupenda serie de intriga sobre un padre intentando averiguar quién pudo secuestrar a su hija desaparecida hace años.
Tiene una buena historia y hay suficientes giros en ella para llevarte desde la historia de intriga clásica, a la de obsesión, a la esquizoide (Alarma en el expreso), a la sobrenatural (El sexto sentido), a la de locura (Shutter island), a la traición (Luz de gas) y traerte de vuelta a cualquiera de estos pasos previos varias veces en el vertiginoso último episodio.

Kampwirth lo hace estupendamente, es creíble, comunicativo; un actor sobresaliente. Pütter, lo secunda de forma también remarcable, te convence de todos sus registros. El resto están bien pero no llegan al nivel de ellos dos.

Montaje estupendo y dirección muy buena.
Los efectos especiales son buenos y la fotografía entre lo bucólico, lo épico y lo fantasmagórico es muy buena.

Pasas un estupendo buen-mal rato siguiendo las pesadillas y razonamientos del protagonista. La verdad, no me esperaba este final. Consiguió sorprenderme.

Entretenido thriller con tintes literarios y legales.
Hay una buena idea y un buen guión. ¿Mejorable? Por supuesto, pero el producto se distingue de otros similares por varios motivos:
- Muy bien dirigida. Con muy buen ritmo se nos presenta al personaje, el ambiente y su situación. Hábilmente se presenta el nudo de la historia. Enérgicamente comienza la investigación (elegantemente presentada) y la persecución (muy entretenida).
- Buen guión. Atractivo, interesante, razonablemente creíble. Tres buenos giros en la historia para tenerte algo intrigado y el entretenimiento está asegurado.
¿Se deja algún cabo sin atar? Pues mira, sí. Pero te lo pasas bien y eso ya es decir mucho más de lo que pueden decir otros films.
- Bien interpretada. No es para dar un Oscar a nadie, pero lo hacen bien.
- Es una película honesta. Quiere entretener. No quiere un premio ni que los gafapasta hablen de ella. Se agradece la ausencia de ínfulas intelectuales.

Una grata sorpresa que te sumerge en la trama con rapidez y que, al acabar la película, olvidas con la misma rapidez.