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España España · Somewhere
Críticas de Edu dSada
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Críticas 55
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
G.E.O. Más allá del límite (Miniserie de TV)
MiniserieDocumental
España2021
7,4
4.979
Documental
8
9 de noviembre de 2021
11 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el caso de GEO, el dicho ese de que “una imagen vale más que mil palabras” se cumple escrupulosamente, sobre todo si las palabras no se escuchan con nitidez porque las ha grabado un equipo de sonido tan poco solvente como el de esta producción. Las pruebas por las que tienen que pasar los aspirantes son tan disuasorias y sorprendentes para la inmensa mayoría de los suscritores de Amazon Prime que no resulta complicado dejar de lado ciertos aspectos técnicos de la docuserie que se podrían haber trabajado un poco más.

Al ya mencionado sonido deficiente se le suman otras carencias como la falta de ritmo. La historia se encasquilla demasiado, más preocupada por destacar la épica de la vida GEO que por crecer narrativamente. Creo que la potencia del material filmado ha provocado un exceso de confianza en los creadores que han optado por la fácil en estos casos, uso abusivo de frases reiterativas y slow motion, en lugar de moldear la trama argumental para que el producto final resultase aún más adictivo y novedoso. También se echa de menos un poco más de calado en las intervenciones de los personajes, tanto de los alumnos como, especialmente, de los instructores, con los que es complicado empatizar. Estas carencias hacen que la llegada al último capítulo de GEO sea más un descanso que no el típico mal trago que supone dar carpetazo a una serie que te ha enganchado.

Pero claro, si tienes horas de grabación de Hércules en pleno tajo, entre restos de león e hidra, a nada que le metas unas tomas desde dron y un poco de música épica libre de derechos, pues es muy complicado que, al común de los mortales, no le salte la tapa de los sesos. Y es que el empedrado de putadas que tiene que recorrer un aspirante a GEO es tan escarpado que, al menos a mí, me ha despertado fuertes sentimientos de admiración, respeto y agradecimiento hacia los “boinas granate”. Si a estos sentimientos le sumas el placer de imaginarse las convulsiones y espumarajos que inducirá la serie a la “crew podemita”, pues mejor me lo pintas para recomendarla.
Edu dSada
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5
5 de noviembre de 2021
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
A los pocos segundos de empezar a ver esta película me ha venido a la cabeza una frase, que después Google completó y puso autoría; “La imitación es la forma más sincera de admiración con la que puede pagar la mediocridad a la grandeza” (Oscar Wilde). Y es que para mí cualquiera que salte al ring a disputarle el título a Tarantino ya tiene mi curiosidad. Exponer el mentón a una lluvia de comparativas y haters es una propuesta con la suficiente carga épica como para no poner reparos a la hora de invertir un par de horas de mi tiempo. Pero claro, cuando te enfrentas al campeón tienes que ir fino y con un plan si quieres, además de tener mi curiosidad, ganar mi atención (guiño, guiño). Al cuadrilátero no te puedes subir con el guion que han perpetrado Jeymes Samuel y Boaz Yakin como no puedes ir a la guerra armado solo con una cuchara. El argumento que proponen estos dos señores gatea durante los 130 minutos del largometraje y, no contentos, lo sabotean con diálogos de cartón piedra pensados para que algún Travis Bickle, Magnum 44 en ristre, repita frente a un espejo en algún rincón del mundo.

Del elenco, al único actor que reconozco como tal es a Idris Elba al que, llegado un punto, no le quedan manos ni piernas para tratar de sostener un filme que se desploma. Al resto, lo mejor que los puede pasar, es que en su casa nunca lleguen a conocer sus escarceos interpretativos.

Y luego viene el premio “Once Caballeros” que se otorga al final de cada temporada al equipo que menos tarjetas ha acumulado y que, generalmente, es el que nadie quiere ganar. En el cine, cuando, por algún tipo de arrebato compasivo, se trata de reflotar una película es común ensalzar la banda sonara y/o la fotografía. En este caso es justo porque ambas me parecen notables aunque aquí, a lo que hemos venido, es a descubrir si al sr. T alguien le podía aguantar doce asaltos y eso, ni de lejos, ha pasado.

Se agradece el intento Jeymes, pero para la próxima vez acuérdate, que, si realmente quieres llevarte el cinturón para casa, a las dieciséis cuerdas solo puedes subirte con la mirada del tigre… o con un buen guion.
Edu dSada
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4
3 de noviembre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seguro que han visto, en esos refritos de vídeos antiguos, imágenes de un delantero fallando un gol cantado delante de la portería rival. La voz del narrador suele encargarse de acentuar el dramatismo del patinazo. Algunas de las ocasiones son tan claras que la carrera del futbolista queda marcada por ese error. Exceso de confianza, demasiadas opciones, falta de temple… cada cagada tiene su motivo, pero lo que está claro es que cuando la gloria se desvanece el aroma de vergüenza que queda flotando en el ambiente es difícil de emplumárselo a otro.

Alguien pensará, ¿todo este preámbulo para decir que Operación Final es un truño de cuidado? Bueno, es que la película tiene más delito que habernos hecho perder dos horas de nuestra vida. Era una historia con posibilidades. Podría haberse tirado por el camino de la acción pura y dura y haber salido un trabajo digno. La opción de la confrontación psicológica entre verdugos y victimas también podría haber alcanzado un buen puerto. Incluso, aunque hubiese seguido con rigor la senda meramente histórica, se hubiera conseguido una cinta respetable. Pero la indecisión y mal gusto de los señores Orton (guionista) y Weitz (director) han parido un producto al que difícilmente se le pueda catalogar como película, en el sentido bueno de la palabra.

A la historia, como ya he adelantado, se le apagaron las luces al pisar área. La cantidad de caminos por los que podría haber avanzado el argumento ha abrumado al guionista que, a la tercera escena, ya solo espera que alguien de su esquina tire de una vez la toalla. El miedo a equivocarse que tiene el escritor se condensa de cada línea del guion y eso ya no hay director que lo seque. Lo más honrado que podría haber hecho Weitz es haber tirado de dignidad y dejar que otro se bebiese ese cáliz; aunque el estómago y la cuenta no hacen buenas migas con los remilgos idealistas y eso hay que respetarlo.

El resto de la producción ya es un hondar en la herida sin miramientos. Parece más un sabotaje o una venganza grupal que un intento serio de hacer una película. ¿Ejemplos? El protagonista es un George Clooney de Aliexpress totalmente prescindible que podría ser sustituido por un gato de escayola en cada fotograma sin que nadie se diese cuenta. El resto de compinches también son intercambiables por cualquier objeto inanimado que tenga usted a mano. Y luego llegamos a Ben Kingsley y sus contornos. Por contornos me refiero al niñ@ de seis años encargado de maquillar al Eichmann de retirada, así como al creador del guiñol del Eichmann nazi a tiempo completo. Si esto del cine no le sale a cuenta al maestro del látex seguro que encuentra su sitio en algún museo de cera desde el que seguir tomándonos el pelo.

Pero vayamos al turrón. ¿Era necesario contar con Ben Kingsley para esta película? No ha sido ni bueno para él ni para la producción. ¿No era mejor buscar un actor con parecido a Eichmann al que no hubiera que dedicarle cuatro horas de maquillaje cada mañana antes de rodar? ¿Y qué ha ganado sir Kingsley con participar en este proyecto de fin de curso que ha subvencionado la Metro? Un tío con su pegada cinematográfica deforestando su legado como ya hicieron otros infames pirómanos como son Robert De Niro, Morgan Freeman y Tommy Lee Jones.

¿Pero la veo o no la veo? Mi consejo es que si a los que hicieron esta película no les importó una mierda el resultado no veo motivo para que tú malgaste tu tiempo viéndola.
Edu dSada
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Vendetta: La guerra antimafia (Serie de TV)
SerieDocumental
Italia2021
6,3
60
Documental, Intervenciones de: Pino Maniaci, Silvana Saguto
7
3 de noviembre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Historia, cuando realmente puede presumir de serlo, debería tener un color gris, aunque eso no nos facilite las cosas. Y es gris porque las motivaciones, las hazañas y los personajes que se han hecho un hueco en sus páginas también son grises. Sería más cómodo para todos que hubiese una división cromática más férrea que facilitase distinguir lo bueno de lo malo. Pero lo que sucede es que, cuanto más rigurosa es la investigación del historiador, más gris se vuelve su relato y sus protagonistas. Mientras que el exceso de gris es asumible para un historiador, para un escritor puede suponer todo un sabotaje narrativo. Decidir lo que es blanco y lo que va a pintar de negro es un dilema al que tiene que enfrentarse el escritor en cada uno de sus relatos. Permanecer estático en el gris, en una especie de catenaccio literario, que no reporta gloria ni lectores.

Aunque esto no es del todo cierto. Gambino y di Maggio, los guionistas de este documental, optaron por una estrategia diferente para sacar adelante “Vendetta”. Ellos pusieron a disposición del gris todos los medios con los que contaban hasta convertirlo en el protagonista absoluto en cada uno los capítulos de la serie. Y es que el trabajo de estos dos italianos no consiste en elevar a los altares a un friki metido a periodista ni mandar a los infiernos a una jueza antimafia de mirada turbia. Lo que Gambino y di Maggio presentan al espectadores es una orgía de personajes sin color definido en la que la mejor opción es relajarse y disfrutar… y aprender. Aprender y reconocer que nosotros también somos grises como los que nos rodean, por lo que casi nunca es sencillo elegir el camino correcto y, mucho menos, a quién seguir.
Edu dSada
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7
3 de noviembre de 2021
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Ivan Reitman es como esos cocineros que no tienen una estrella Michelín ni han estado cerca de conseguirla. Pero lo mejor de todo es que al bueno de Ivan no le hace falta. Él se ha formado en los fogones del cine de los ochenta, donde había que cocinar a gran escala y con la solvencia suficiente como para que no se amotinase el personal. “Los Cazafantasmas”, “Los gemelos golpean dos veces” o “Poli de guardería” son el camino de losas amarillas que conducen a poder vivir del cine con holgura, eso sí, invisible al reconocimiento del gremio. Lo que viene a ser un artesano del celuloide que sabe rebuscar en la nevera de cualquier piso de mileurista soltero y poner sobre la mesa, la mayor parte de las veces, un plato resultón. Por eso el bueno de Ivan puede sacar adelante una película como “Decisión final”. Sólo un gregario de los fogones puede irse a dormir tranquilo cuando le entrega el montaje final al mismo productor que, unos meses antes, le propuso un guion, carcomido por clichés, del que solo los últimos 20 minutos son aptos para el consumo humano.

El resultado es entretenido a pesar de que buena parte de los actores se dedican a sabotear, con sus interpretaciones, el trabajo del sr. Reitman.
Edu dSada
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