En esta película Pedro Almodóvar ha tratado de hablar de dos temas (las madres cuyas hijas son intercambiadas y las fosas comunes de las Guerra Civil). Me parece que no había por dónde hilarlos... Cada uno da para dos historias separadas, cada una con su ritmo. Pero desde luego, no PARALELAS.

Trato, de verdad, de encontrar el punto de unión entre ambas, pero no lo logro. ¿Las bebés fueron "lanzadas a una fosa" en forma de sala de hospital, que provocó que perdieran su identidad y que se produjera la confusión? Y, ¿la importancia de la identidad de la hija que te llevas del hospital a tu casa es comparable a la del muerto a quien quieres dar sepultura?

Buuuf... Muy con pinzas.

- La primera me rechifló. Estaba en un momento existencial de mi vida en el que me encontraba invadida por un pánico irracional a la muerte. Más que a la muerte, me atemorizaba morir joven. Supongo que temía irme sin haber "vivido" suficiente. Y ese miedo me paralizaba. El caso es que "Un hombre soltero" significó mucho para mí. En aquel momento me centré en el sentido que percibí de la muerte. George se tira toda la peli preparando su muerte, como una gran ceremonia. Finalmente, cuando no la espera es cuando ésta le sobreviene. Y se va en paz... Una paz que no había tenido en ningún momento y que solo alcanza al final. Y esa paz es lo que me transmitió. Tal vez "vivir" no vaya de conseguir objetivos, sino fluir en paz. Hasta cuando se pueda...

- La segunda vez me decepcionó. Esta vez la vi acompañada. Había significado tanto para mí en la ocasión anterior que quería compartirlo. Quería reencontrar ese sentido trascendental que me había cautivado y no pude. Se me antojó un poco cursi y vacía. Me seguía seduciendo la belleza estética, pero todo se quedaba en un tema sensorial.

- La tercera vez logré conciliar las dos percepciones anteriores. Me di cuenta esta vez de que George está completamente desconectado de su entorno, sumido en su profunda pena. Conforme transcurre la película, son las sensaciones sensoriales como la contemplación de la belleza las que le hacen reconectar con el mundo y encontrar su paz. Como espectadora, el deleite sensorial lo encontré en la fotografía, en los espacios, en los personajes (a través de las magníficas actuaciones), en la música, en los silencios...

Así pues, me quedo con esta idea: la contemplación de la belleza del mundo como vehículo para conectar con él y vivir fluyendo. Algo difícil de explicar a los demás y de alcanzar si las expectativas son muy altas, como me ocurrió la segunda vez que vi esta peli.