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España España · Barcelona
Críticas de Arcade
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Críticas 13
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
31 de enero de 2010
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Carretera comienza en el que podríamos denominar año cero posterior a un colapso mundial de insospechadas consecuencias y desconocida naturaleza, en la que los pocos supervivientes se enfrentan a un duro y por momentos breve futuro sin recursos y bajo la oscura sombra de la desconfianza, la traición y el canibalismo como únicos medios de subsistencia. No es precisamente un planteamiento en el que quepan frases hechas, respuestas ingeniosas ni pequeños alivios cómicos que permitan recobrar el aliento entre actos. John Hillcoat no se anda con milongas ni medias tintas, y no duda en pone toda la carne en el asador para reconstruir con precisión milimétrica y sordidez extrema un panorama realista sin concesiones amables ni planos esquivos. El film logra transmitir a la audiencia una aterradora y angustiosa desolación existencial engarzando muy bien todos los elementos que lo componen formalmente. Una puesta en escena fría y calculada, interpretaciones austeras y apenas complacientes, caracterizaciones detallistas y una valiente fotografía monocromática del español Javier Aguirresarobe que consigue plasmar con mucha fuerza el ambiente contaminado, nuclear y deprimido de un planeta muerto. Y aunque allí donde otros no llegan, éste podría citarse como ejemplo sobresaliente, en lo que respecta a la trama y el desarrollo narrativo de la historia, lamentablemente, La Carretera se queda francamente corta. Hacia la mitad del metraje persiste una incómoda sensación de que el verdadero motor argumental del film nunca termina de arrancar ni hacerse visible, ahogado por la preocupación del director de mantenerse fiel al tono solemne de su tratamiento, reconduciendo a los dos protagonistas principales reiteradamente al origen de su drama mediante el abuso de flashbacks que poco valen el reclamo de una actriz como Charlize Theron y que anulan las posibilidades de progresión dramática de los personajes. Ambos comienzan su aventura con un nivel tal de ansiedad y tristeza, que parece que no haya forma de sobreponerse ni tan siquiera de empeorar, y las pocas ocasiones en que los vemos activarse e interactuar con el entorno, no son más que pasos en falso sin solución de continuidad que ya en el último tramo de la película, con un conformista e insípido final, puede producir el desinterés del espectador más exigente.

Cada vez sorprende menos que en una industria como la americana cueste tanto encontrar el equilibrio necesario entre los distintos aspectos de un film para que se convierta en una obra perdurable y recordada. La Carretera está varios pasos por delante del cine puramente comercial que nos llega de Hollywood, pero sus pretensiones y su magnífica atmósfera aunque reseñables, no están debidamente compensadas y quedan huérfanas dentro de una historia débil y muy diluida, que no mata, pero tampoco llena.
Arcade
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7
9 de octubre de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La sola asistencia a la proyección de este filme provoca cierta confusión, muy ilustrativa, qué duda cabe, de los cambios que vive el cine en los últimos años: Siendo una película nativa digital, filmada íntegramente en vídeo, y existiendo ya salas con proyectores adecuados, al menos en Barcelona, para ver el film en su versión original hay que hacerlo en una copia en celuloide que además (mal, señores del Renoir Les Corts, mal vamos, y no es la primera…) tenía los rollos mal empalmados produciendo algunos saltos que venían a decir, a voz en grito: Estas viendo la última pelí de Michael Mann sin una de las razones de su producción. Definitivamente, corren tiempos extraños.

El propio director lo viene diciendo con sus últimas películas, concediendo gran importancia a la textura visual, buscando nuevas sensaciones que enriquezcan la narración. Para Mann, la gallina de los huevos de oro es el cine digital, la fórmula que corrompe la visión de la pantalla grande del cine, acortando distancias entre el espectador y la historia, dando cierto carácter de realidad a la ficción. El video provoca eso, sensación de inmediatez y la aparición consciente del operador en la escena (Aunque en vías de extinción, la credibilidad en el cine aun lleva grano), que curiosamente, a mi y supongo que a muchos de mi generación produce cierto desencantamiento y desmitificación de la imagen, y que sin embargo, en este director es una apuesta decidida por la reinvención del lenguaje, que no de las propias narraciones, eliminando algunos corsés y acercando al espectador a una posición que nunca antes había ocupado en el cine clásico, de toda la vida.

Porque Enemigos Públicos, es sobre el papel, una gran historia, pero más clásica y vista que el tebeo, llena de poses, frases y clichés que ya forma parte de la historia del cine con títulos que no hace falta ni mentar. En eso Mann no pretende ganar ninguna batalla, su película homenajea, reconstruye y saborea el cine de gangsters y trapicheos que todos conocemos, ahora aplicadas a la historia del famoso ladrón de bancos John Dillinger en el Chicago, años 30; con su protagonista implacable pero humano, la chica guapa seducida por el poder, y el enfrentamiento face to face entre los necios y torpes representantes del orden y la eficaz organización mafiosa que se sabe y se siente por encima de toda ética y moral. En algunas cuestiones, las que siempre se le han reconocido, el director se mueve como pez en el agua: sobriedad, ambientación, acción y mano firme en la planificación. En otras más comunes, el film se resiente bastante, como su punto final (que más que un punto es una coma).

Dicho esto, y sin muchos más argumentos que lo justifiquen, la gran apuesta del film es la revisitación de estos escenarios cinematográficos clásicos, ahora filmados en un moderno código digital que busca una nueva realidad fuera del maravilloso cartón-piedra del cine industrial y que hasta ahora, no parecía propio de historias de época.
Arcade
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6
24 de abril de 2009
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
A ver. Vi esta película en un AVE. Tenia dos opciones: morirme de asco mirando a una señora comer de forma indecente un chicle o ver la película. (leer lo di por imposible por la misma vomitiva razón)

El planteamiento es el de instituto, cierto. Es una película tonta, cierto. Pero no es una película como las demás. Es decidiamente divertida, políticamente incorrecta y está llena de giros argumentales que la convierten en una inteligente parodia del resto de filmes que son de la misma clase. Probablemente me dió más de lo que esperaba en mi viaje en tren. Pero también es cierto que me partí de risa todo el rato. Ya es difícil que eso pase cuando uno no está acompañado riendo los chistes.

La señora a mi lado, se me incomodó. Encima.
Arcade
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5
29 de marzo de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es demasiado irregular en sus planteamientos, con una primera parte que puede resultar un poco lenta, por no decir vista y que rememora incluso de forma explícita películas bélicas como La Chaqueta Metálica, Apocalypse Now y la más reciente Tres Reyes con la que tiene bastantes puntos comunes. Mendes quiere construir un relato en primera persona usando como en sus películas anteriores el recurso de la voz en off que apela directamente a un oyente imaginario y que en esta ocasión intenta dar cierto empaque reflexivo a una narración por lo demás de lo más convencional y hasta cierto punto, plana. Después del visionado del film es difícil saber exactamente que pretendía contarnos el director, porque si bien había que mostrar la paradoja de la inactividad de los soldados en el desierto, quizás habría que haber dotado de mayor relieve a los personajes, que sin embargo resultan tan pobres como la acción, y una cosa es que sea una película sobre lo poco que pasaba en el desierto, y otra, que la película en sí no tenga elementos interesantes que poner en juego y hagan creíble lo absurdo de la situación que viven los soldados. No obstante, resulta inteligente la crítica soterrada que se hace al aparato militar estadounidense, por su falta de valores y sobre todo, por ser casi la única vía de supervivencia para minorías con pocos recursos como puedan ser los hispanos, delincuentes o personas sin formación.

Conforme avanza el metraje, la película remonta el vuelo con algunas escenas muy interesantes como la del protagonista sentado junto a varios cadáveres calcinados que sin embargo nunca llegan a conmover ni empatizar directamente con el espectador por la deliberada frialdad del discurso fílmico, lo que perjudica unas interpretaciones que si bien son correctas no están a la altura de los trabajos anteriores del director. El intento final de buscar el lado humano de los soldados entre tanta irracionalidad resulta en parte fallido sobretodo en lo que se refiere al protagonista, cuyo dibujo a lo largo de la película ha sido muy difuso, dando una de cal y otra de arena, sin que hayamos finalmente entendido qué pasa por su cabeza.

Jarhead es una película de buena factura, aunque incomoda de afrontar. Si bien se sitúa por encima de la media del panorama actual, está muy por debajo de los trabajos de su director, cuyos geniales rasgos autoriales parecen haberse desvanecido. Intentar mostrar que pasa cuando no pasa nada no era tarea fácil, pero al menos tendría que haber tratado que los vacíos en la acción fueran ocupados con un discurso narrativo más profundo y un mejor desarrollo de los personajes que hubiera hecho comprender el sinsentido de la contienda bélica.
Arcade
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9
29 de marzo de 2009
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La absorbente historia está contada en dos bloques claramente diferenciados en planificación y desarrollo, aunque intercalados entre saltos de tiempos precisos y nada confusos. Por un lado la genial historia de amor presentada en apenas dos escenas de forma magistral que se desarrolla por los cauces propios de un film reflexivo que me recordó mucho en su planificación y uso de cámara al hombro a la labor del director mejicano Alejandro Gómez Iñarritu en 21 gramos, y también a algunos pasajes de la serie documental Lonely Planet –con los honores que para el género eso conlleva–, sobre todo por el gusto por una fotografía sobrexpuesta de tonos rojizos que dan un marcado carácter pasional a la película. La historia de amor desemboca casi sin notarlo en un thriller de formas exóticas pero de muy claros planteamientos a pesar del gran número de personajes e intereses en juego, que en más de una ocasión me dejó con la boca abierta al conseguir transmitir una sensación de acongoja y tensión pocas veces vista y que también acusa influencias de El Caso Bourne, sobre todo en las escenas de tonos azules que se desarrollan en urbes europeas (con especial atención al montaje de resultados esquizofrénicos en la Estación de Londres).

El guión de El Jardinero Fiel conjuga de forma extraordinaria registros cinematográficos muy diversos extrayendo de cada uno de ellos lo mejor, y abriéndose como un ramillete que parte de la más sencilla historia de amor y te lleva por diferentes caminos sentimentales y racionales hasta completar un puzzle de grandes dimensiones éticas y políticas que en ocasiones exigirá más que atención por parte del espectador. La atípica pero sana –por equilibrada, pacífica y sensual– historia de amor entre el diplomático y la “solidaria” explica en el inicio del film la excepción a la enorme brecha entre los intereses económicos y los humanitarios en que desembocan los acontecimientos y para los que parece no haber reconciliación.

Creo que este film tiene grandes hallazgos visuales y argumentales así como una definición de personajes y trama muy competente fruto de una dirección muy eficaz. Quizás el discurso que subyace respecto a la injusticia social en África si bien es acertado a veces cae en la reiteración y en alguna escena como la de la niña en el avión se vuelve tremendamente sentimental. Aún así, ésta podía haber sido una película comercial al máximo sin pretensiones de ningún tipo más allá de las recaudaciones en las salas, y el buen hacer de su director la han convertido en una obra de autor magníficamente rodada con la que es muy fácil identificarse y hacerse después un nudo en la garganta.
Arcade
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