Desde el nacimiento de un polluelo hasta el amor que surge en medio de una guerra cruenta, la vida es un milagro, o eso parece querer concedernos su director con esta película que es un himno al optimismo frente a la adversidad, al amor frente a la barbarie y sobre todo a la bondad por encima de las dificultades.
En un tono jovial, casi humorístico, disparatado y surrealista, se esconden todo tipo de personajes en un retrato desprovisto de dramatismo pero no de realidad. Todos y cada uno se muestran tal cual son, unos, con sus incomprensibles contradicciones y sus expuestas bajezas; otros, con su inocente nobleza y su capacidad de perdón. Pero todos, los mas nobles y los mas villanos, los mas vivos y hasta los muertos, componen una pieza necesaria de este puzzle que retrata una historia sencilla, o no, en medio de una guerra, la de Bosnia en el 92.
Porque la vida es un milagro, esta historia se ve con la sonrisa encendida y los ojos del corazón.

Elles es una película distinta, hecha en un tempo diferente que se mueve de dentro hacia fuera y, como sucede a veces en la vida, de un modo confuso.
No sigue un modelo de acción lineal sino que avanza y retrocede sin mas explicaciones, dejándote a ratos confundido y sin poder entender, pero que escoge, eso lo vas descubriendo luego, lo mas importante de cada momento, por insignificante que esa acción pueda parecer.
Trastoca el tiempo y lo enlentece hasta la exasperación en escenas personales en las que también usa y abusa de cámaras fijas y primeros planos. Y en otras ocasiones lo acelera (el tiempo) lo desordena, lo vuelve caótico, inestable, torpe, como la protagonista.
Y todo eso para retratar un universo femenino que nace y crece de dentro para afuera en una proliferación de detalles que parecen inconexos, pero a través de los que se traduce el controvertido mundo de las mujeres, su sexualidad, siempre latente e irremediable; el designio de sus relaciones; sus dobles papeles, triples, cuádruples roles: madre, mujer, amante, hija, puta.
Supe que la dirigía una mujer a los diez, quince minutos. Porque sabía lo que tenía que decir, lo que debía mostrar y lo que podía obviar.
Las actrices, diferentes y casi contrapuestas dan cuerpo a personajes reales.
Juliette Binoche, tan espectacular como siempre y cada vez mejor actriz.
Lo demás, como suele ocurrir en las pelis buenas, después de que se encienda la luz.