No puedo con este hombre: ni me lo creo, ni me transmite nada ni me resulta simpático. Y en esta película resulta especialmente irritante, con una gesticulación facial excesiva y fuera de lugar. Y esa entonación, absolutamente plana, monocooooorde, que no consigue transmitir un ápice de emoción, me saca de quicio! Leticia Dolera e incluso Héctor Alterio están flojeras, flojeras... pero es que el guión no ayuda en absoluto. A ratos calco descarado de Amelie, a ratos dando la sensación de que los actores improvisan sus diálogos, la película se me hizo más larga que un día sin pan.

Absolutamente sobrecogedora. No recuerdo haber visto jamás una película que me haya mantenido el corazón en un puño durante tanto tiempo seguido. La historia es terrible, pero imprescindible para comprobar hasta dónde es capaz de llegar la manipulación humana, que por desgracia es, en muchos aspectos, el motor del mundo. El amor mal entendido es algo horroroso, la indiferencia es mil veces preferible, sin duda alguna.

Ésta sería mi conclusión final, tras más de hora y media de tontería supina. ¿Qué le pasa a esta señora en la boca durante tooooodo el metraje?¿Por qué me da la continua sensación de que en algún momento la piñata postiza se le va a salir del sitio (y ese al menos habría sido un momento humorístico destacable)?¿Por qué no deja de reír con cara de cretina integral en todas y cada una de las absurdas situaciones que se plantean, sean (pretendidamente) cómicas o serias? Por azares de la vida (léase sobremesa de domingo sin ganas ni para darle al mando a distancia) nos la hemos tragado ya dos o tres veces, y cada vez me da más grima: me da grima esta señora (¿es tan buena actriz..? Oye, está bien saberlo, en vista de esto jamás lo hubiese dicho); me da grima la niñata protagonista, pseudo feminista liberada; me da grima Martin Short, más pasado de vueltas que si se hubiese tragado media docena de tripis, y hasta me da grima el hermano pequeño de Makaulay, con sus escasos 15 minutos en pantalla.

No recuerdo haber visto una película tan absurda en toda mi vida.
A Nicole Kidman le han hecho algo terrible en la cara y ya no es capaz de transmitir nada; lo único que hace (tooodo el tiempo) es poner cara de susto, con los morros hacia delante y los ojos fuera de las órbitas: un horror.
Los efectos especiales... vaya por Dios; hay películas de serie B que los tienen más logrados, menos cantosos. Los de este pestiñazo hacen daño a la vista y causan mucha vergüenza ajena.
Y el guión? Ah, pero... había de eso? He llegado a la conclusión de que lo que vemos a lo largo de casi tres interminables horazas es un recorta-pega de documentales de National Geographic, anuncios de Marlboro (el Hugh Jackman se harta de enseñar pechote a caballo) y pseudo remakes (en el peor sentido de la palabra) de grandes clásicos como Memorias de África (hay momentos plagio descarados a más no poder).
Un asquito sin pies ni cabeza. Una cosa soporífera que al menos, eso sí, consiguió que nos echásemos unas buenas risas en los momentos más delirantes, en plan: "No, hombre, no; no puede ser, están de coña...!"

Esta podría ser la primera pregunta que se te viene a la cabeza cuando ves esta película, que no se sostiene por ningún lado. La vi por primera vez cuando tenía 16 años y creía recordar que me gustó bastante, por eso me ha sorprendido desagradablemente al segundo visionado. Pretenciosa en sus disertaciones sobre lo que supuestamente es el amor, que se queda a medio camino entre el topicazo más risible y el manual del buen polvo. Una sandez de historia, por la que Marlon Brando pasea su descomunal presencia (más que nada por su tamaño corporal), sin que se le acabe de ver mínimamente creíble.