Nueva aproximación al mundo de la corrupción policial y a sus tejemanejes con las bandas de traficantes (drogas, armas, personas y lo que haga falta) habituales de cada gran zona metropolitana de los EEUU.

Pese a su ajustado presupuesto típico de estas producciones de serie b y sin estrellas de renombre en el reparto, salvo el inefable Sean Bean, podemos decir que The Oath sale airosa gracias a un ritmo trepidante, al interés que despiertan esas "hermandades" policiales y a un desparpajo (lo inverosímil resulta hasta divertido) característico de los artículos de consumo rápido.

Si tu intención es ver algo similar a The Wire o The Shield en cuanto a ambientación, guiones elaborados e interpretaciones de gran nivel, obviamente no es tu sitio. Si disfrutas con series de acción sin complejos que dan lo que el amante de este género pide y quiere y que no aspiran a nada más... adelante.

Tiene mérito lo que ha conseguido David Hasselhoff durante estos últimos años en la industria del cine para no caer en el mayor de los olvidos, algo muy habitual en estrellas televisivas de los años 80 y 90.

Gracias a apariciones en comedias alocadas y a papeles autoparódicos, como es el caso, su luz no es que no haya dejado de brillar, sino que incluso nos está haciendo pasar buenos momentos.

No obstante, tampoco vayamos a engañarnos, Objetivo: Hasselhof es simplemente una gamberrada sana que se aprovecha de la presencia de "Michael Knight" y "Mitch Buchannon" para dejarnos unos cuantos gags divertidos dentro de un guión para cubrir el expediente.

La presencia del histriónico Ken Jeong (Resacón en Las Vegas) ayuda sobremanera a que esas carencias narrativas no conviertan una entrañable locura en la típica película de comedia de saldo.

Podríamos decir que ellos dos son básicamente el pilar de la función, el resto de actores y actrices no aportan gran cosa... salvo los fans de Los vigilantes de la playa, estad atentos.

Curiosa cinta coreana donde nos adentran nuevamente en el mundillo de esas mafias que hacen un uso partidista de las nuevas tecnologías en favor de los poderosos. Y aunque es un tema relativamente trillado hemos de decir que en esta ocasión la película da lo que promete: acción, leve intriga, violencia, pequeñas dosis de comedia, drama carcelario y unas gotas de Ciencia - Ficción.

Por ello, y como no aspira a mucho más, podemos pasar por alto algunos diálogos infantiles, actuaciones con tendencia al típico histrionismo de este cine y un guión empeñado en ocasiones en saltarse toda lógica.

Es probable que haga las delicias de los fans de los videojuegos y de los amantes del cine palomitero... sin embargo, para el público más exigente igual no da la talla por lo mencionado anteriormente.

Como si de una carrera contra el reloj se tratara, el ignoto director Olivier Masset-Depasse nos ofrece un breve relato superficial y deslavazado sobre el inicio de las conversaciones de Argel entre ETA y el gobierno de Felipe González "Señor X".

Mezclando algunos personajes reales y otros ficticios, somos testigos del acercamiento del Gobierno francés a la banda armada en su refugio de Iparralde. Su papel es hacer de intermediario entre España y el líder etarra Domingo Iturbe Abasolo "Txomin" a través de un enviado del Ministerio de Justicia galo.

Telefilm descafeinado con un Àlex Brendemühl correcto, una ambientación digna y unos etarras bastante creíbles en comparación con otras películas, aunque hay actores totalmente fuera de lugar, como es el caso de Rubén Ochandiano y Juana Acosta, que interpreta a una Yoyes insulsa y cuya muerte ni siquiera es fielmente representada.

Tampoco se molestan en indagar sobre la tremenda influencia que tuvo la policía francesa en el funcionamiento de los GAL ni en el papel que representaron Vera y Barrionuevo en toda esta trama.

Con un diseño de producción y ambientación impecables, y pese a un guión no del todo redondo ni original, La última muerte es una cinta con las suficientes dosis de suspense, ciencia-ficción (sin alardes) y acción como para no dejar indiferente a nadie, y mucho menos a los amantes del género.

Ayuda mucho al desarrollo de la historia un ritmo in crescendo en el que con la utilización de algunos flash-backs se van uniendo todas las piezas del puzzle, conociendo las historias y motivaciones de los personajes principales y llegando finalmente a un desenlace del todo satisfactorio.

Puede parecer que se trata de la típica película sobre la búsqueda de la justicia y de la venganza, pero el mensaje que en ella se esconde va mucho más allá, podríamos decir que es el eterno debate entre la ética-moral y el progreso. Y tratándose de un país tan católico como México la cuestión no es en absoluto baladí.

Lo mejor: la impecable facturación.
Lo peor: un villano poco convincente.

Nota: 6,5.