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Argentina Argentina · Ciudad autónoma de Buenos Aires
Críticas de Alesztejn
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Críticas 47
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
F.R. David: Sahara Night (Vídeo musical)
Vídeo musical
Francia1986
--
7
8 de abril de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Videoclip del tema "Sahara night" del cantautor francés FR David. Uno de los tantos buenos hits de los años ochenta. El pegadizo estribillo con el famoso coro de letras “O", junto a la inoxidable base electrónica muy típico del sonido Sinthpop, han convertido a la canción en un gran éxito comercial

Es evidente que el videoclip guarda un gran gusto por las revelaciones que le trae al cantante la noche del desierto africano, evocando imágenes de desolación y soledad. La letra ilustra una profunda conexión con el espíritu y la energía del Sahara, así como el poder transformador que tiene sobre el artista.

La canción fue lanzada como parte del álbum "Reflections" de F.R. David en 1987 y desde entonces se ha convertido en un clásico muy querido. Las imágenes de la noche en medio del desierto dorado terminan convertidas en una fiesta con antorchas y banderas multicolor. Será por eso que el cantante termina su canción coreando en inglés uno de los finales pop más agradables que yo recuerde: "Oh, Sahara nigh, it makes me feel, makes me feel so right".
Alesztejn
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9
1 de marzo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rebeca, una mujer inolvidable (1940) es, a juicio de quien esto escribe, una de las películas más lindas y elaboradas que Alfred Hitchcock haya realizado en su primera etapa en los Estados Unidos. Basado en la novela homónima de Daphne Du Maurier, esta adaptación cinematográfica es en cierta medida una película integradora que puede ser vista como el juego de tres historias simultáneas. Porque Rebeca es una película de recuerdos, es un cuento romántico y es a la vez un film de misterio donde la combinación de las luces, el sonido y la puesta en escena convocan a valorar el fascinante ingenio del maestro Hitchcock.

El novelesco argumento trata acerca de un lord inglés, Maxim de Winter (Laurence Olivier), que enviuda y se vuelve a casar con una joven de menor condición que él (Joan Fontaine). Luego de una breve luna de miel, el matrimonio retorna a Manderley, una lujosa mansión donde el aristocrata vivía con su anterior esposa llamada Rebeca. Pero al poco tiempo de habitar la casa las sombras de Rebeca, muerta en condiciones extrañas, acecharan constantemente la vida de ambos conyugues. Las innumerables referencias de aquella mujer contenidas en todos los sitios de la casona, junto a la devoción que una soberbia ama de llaves llamada Danvers (Judith Anderson) mantiene hacia ella, harán un permanente tormento la residencia en esa casa.

Una historia de esta naturaleza,con un guión fuertemente literario, es para cualquier director de cine un posible desafío. ¿Cómo adaptar una obra literaria sin caer en la pura literatura filmada? Para ello, quiza sea bueno atender una vez más algunas lecciones del director de "Psicosis", "Vertigo" o "La ventana indiscreta".

Para comenzar el film, un flashback inicial y una voz en off nos traslada a un territorio de ensoñación, un lugar de los tiempos pretéritos en donde algo sucedió que afecto a los personajes. Sin embargo, a excepción de ese flashback inicial, el director no volverá a utilizar ese recurso. Opta por narrar los acontecimientos en tiempo presente, contaminado por un pasado que se nombra, se sugiere, pero no se muestra: al igual que la fallecida Rebeca. Al poblar la gótica mansión Manderley, sus habitantes advierten una atmósfera enrarecida, enigmática, donde el aura inmortal de Rebeca lo invade todo.

Si bien la elección de los planos panorámicos dan una idea de la pequeñez de los personajes frente a los misterios y las inmensidades de la mansión (aunque sea solo una maqueta, poco importa), los primeros planos fuertemente iluminados que le siguen son el contraste que sobrecargan las significativas expresiones de sus rostros. Un relato tan plagado de sentimientos y situaciones psicológicas, no hay nada mejor que describirlos por medio de expresivas miradas donde cada uno de esos gestos capten y signifiquen un mundo en si mismos. Un testimonio revelador que da vuelta la trama como un guante, como aquel en el que el señor De Winter confesaba que el no amaba a Rebeca sino que la odiaba, es descripto por medio de un repentino travelling hacia atrás combinado con una música que sigue el juego de miradas como una clase de partitura sonora y visual.


Un conjunto de actuaciones magistrales completan esta obra maestra, como la de la contenida actriz Joan Fontaine, cumpliendo un rol austero de esposa fiel y víctima de un amor inicialmente desgraciado o la impresionante interpretación de Judith Anderson en el papel de su vida, como una tradicional ama de llaves inglesa y malvada (cuanto más logrado sea el retrato del malo, más lograda será la película).

“Soy de un temperamento absolutamente visual y si leo una descripción detallada me impaciento, pues pienso que yo sería capaz de mostrar todas esas cosas, y con más rapidez, con una cámara”, comentaba Hitchcock en una entrevista con Truffaut. Así es maestro Alfred!
Alesztejn
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8
25 de febrero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo cierto es que casi nadie tiene en su memoria el videoclip de este temazo que es Goodbye Stranger. Seamos sinceros. La mayoría de los fans de esta canción, éxito y emblema del álbum "Breakfast in America" (1979), la va a asociar siempre con la hermosa portada del disco.
Con esa camarera estilo yanqui que lleva en una mano un jugo de naranja y en la otra la lista del menú americano con el nombre del álbum y la imagen similar a la estatua de la libertad. Con ese fondo que vislumbra una NY hecha con cajas de cereales, envases de aceiteras y vinagreras rodeadas por el celeste del rio Hudson.

Está tapa de disco icónica y maravillosa que en su interior contenía importantísimos hits es la que recordaremos siempre.
La canción tiene esa progresión de voces corales en falsete que son una delicia, combinados con un piano y guitarra que se intensifican a medida que avanza el tema. Fue incluida como parte de la banda sonora de "Magnolia" (1999) y de un capítulo de la fantástica serie "Supernatural" (2013).
Una canción bella y perpetua, un perfecto tándem con " Breakfast in America" o “take a long way home”.
Alesztejn
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La gran noche del pop
Documental
Estados Unidos2024
7,4
1.252
Documental, Intervenciones de: Lionel Richie, Quincy Jones, Bruce Springsteen, Stevie Wonder ...
8
14 de febrero de 2024
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con los detalles y la narración de Lionel Ritchie, La gran noche del pop se luce dando a conocer la trastienda de la grabación de la inolvidable canción “We are the world”. El tema, escrito por Michael Jackson y Lionel Ritchie, que convocó en 1985 a más de 45 estrellas de la música reunidos en una sala para grabar el himno solidario con la intencion de mitigar el hambre en África, más específicamente en Etiopia.

El trabajo audiovisual recientemente estrenado en Netflix, se disfruta por revelar nuevos aspectos y anécdotas algo olvidadas acerca del backstage de aquella larguísima noche. Una maratónica sesión en la que aparece un cartel escrito con marcador por Quincy jones que decía que a partir del momento de entrar a sala y comenzar con la grabación “los egos quedan afuera”.

Bob Geldorf (autor del exitoso "I dont like Mondays") fue el encargado de pregonar un punzante discurso introductorio sobre el hambre en el mundo y sobre las urgentes necesidades de África, palabras recibidas con atención y creando un clima de trabajo y de respeto por todos. El objetivo era grabar en pocas horas una canción solidaria escrita por un muy visiblemente inspirado Michael Jackson y Lionel Richie. Pero para llegar a eso, previamente hay una primera parte que está dedicada a los preparativos, con Quincy Jones enviando cintas de casete a cada uno de los artistas en forma secreta con los fragmentos asignados para cada cantante.

Hay varios detalles fascinantes y curiosos que muestra el documental, como cuando centra su atención en un Bob Dylan algo perdido, claramente fuera de su zona de confort, y luego gracias a la ayuda de Steve Wonder -que se sienta al piano y lo separa del resto- logra superar la falta de inspiración inicial para agregar el inolvidable puente “just you and meee”; o el caso de Bruce Springsteen que se lo ve haciendo un esfuerzo descomunal por llegar a la armonía requerida por más de tener la voz semi destruida luego de su larga gira de presentación del disco "Born in the Usa".

Incluso a medida que avanza la noche, las cosas se vuelven un poco más complicadas: los ingenieros se enfrentan a un Al Jarreau ya de madrugada cada vez más borracho intentando dignamente cantar su fragmento. Resulta curioso (y a la vez gracioso) ver a todas esas figuras compartiendo espacios con otras de igual tamaño y poder observar como muchos de ellos actuaban casi como fans de los otro. A tal punto fue así que en un momento la sesión incluyó una serie cruzada de firmas de autógrafos entre los propios cantantes sorprendiendo incluso al Sr. Belafonte con una interpretación coral y espontánea de su éxito de mediados de los años 50 "The Banana Boat Song (Day-O)".

Sabían que querían una canción que fuera fácil de cantar y memorable, un himno, y lo lograron. Las primeras líneas del coro repetitivo proclaman: «We are the world, we are the children, we are the ones who make a brighter day, so let's start giving» —«Somos el mundo, somos los niños, somos los que hacemos un día más brillante, así que comienza a dar» Una canción que está prácticamente instalada en la memoria colectiva.

Luego del espectacular Concierto para Bangladesh (1972), convocados por George Harrison para conseguir fondos destinados a combatir la pobreza en África, considerado como el primer concierto benéfico de la historia, y poco antes del Live Aid (1985) organizado en simultaneo en el estadio Wembley y en el Kennedy Stadium de Filadelfia, la plana mayor de las estrellas del rock de los 80 acudieron a la cita promovida por el músico y activista social Harry Belafonte.

Este lindo documental es como entrar en un túnel del tiempo para revivir ese espacio y ese preciso momento que reunió al colectivo de artistas con fines benéficos que se denominó Usa for Africa. (United Support of Artists for Africa).
Alesztejn
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7
31 de enero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“De día estoy aquí, de noche hablo con mi mama, prefiero la noche”, estas son las palabras de Ponette, la protagonista del film que lleva su nombre, estrenado en 1996 y dirigida por el francés Jacques Doillon. Ponnete, con sus 4 años de edad, ha perdido a su madre en un accidente automovilístico. Ello la ha afectado profundamente. En su dolor, la niña no parece comprender demasiado bien que significa la muerte y por eso espera el milagro de resucitar a su querida mama en forma urgente.

En este film, el director se propone retratar el dolor y seguir cada movimiento de su pequeño personaje para revivir a su madre. No pretende para ello hacer un manejo sensiblero o nostálgico del asunto, apelando por ejemplo a imágenes de un pasado feliz. Por el contrario, todo se halla narrado en tiempo presente, sin usos de flashbacks, tomándose el tiempo necesario para dejar actuar y contemplar la alegría o desolación de su personaje. Le alcanza con algunas pinceladas sutiles para alcanzar esta idea. Localiza su escenario ficcional lejos de las grandes urbes, en regiones más bien apartadas fértiles para la introspección y las atmosferas apacibles. Por ejemplo, cuando en plano general toma de espaldas a Ponette en un comprensible llanto frente al inmenso paisaje natural del cielo, árboles y nubes que envuelven a la pequeña en su proceso de duelo.

Doillon también hace hincapié en registrar escenas de la vida infantil que se identifican con el mundo de Ponette, a través de imágenes filmadas en planos cortos, a la altura de los niños, en una proximidad física que reaviva cada gesto de sus rostros y en los mismos espacios que frecuentan los chicos (el comedor, el corral de juegos, las camas marineras, etc).

No obstante, el tono melancólico de este relato también posee momentos alegres con actores secundarios que enriquecen el film y mitigan la angustia del personaje principal. Seres adorables como Matías -su primo de la misma edad- es una de las recompensas que posee la niña frente al padecimiento de haber perdido a su madre. Él no la entiende mucho, pero la acompaña y la consuela regalándole a su prima una de las mejores frases: “estás loca, pero sos buena”.

Cine francés bello y melancólico en donde la actuación de los niños, especialmente de la protagonista Victoire Thivisol, es uno de los hallazgos de su particular belleza y encanto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alesztejn
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